Me vino, de pronto, el recuerdo de un largo paseo por la tierra de Salamanca, llena de sonido, de colores, de pasado, de buena comida y de buena compañia: por las tierras de Ciudad Rodrigo y Alba de Tormes, alla, en Salamanca.

Fueron tres dias sin Internet, sin trabajo, sin diarios de penitencia. Quedaron como retazos de pensamientos e ideas que bullen y pasan a la bitacora de a bordo como, hace muchos años, hacian los pilotos en los navios a las Americas o a las Indias.

Tres dias sin la rutina diaria y sin echarla de menos. Viendo, notando, como la comunicacion en esos siglos de pocos medios, mucho trabajo, poco tiempo y mucha ruta para andar, existia. Y existia de una forma no tan primitiva, en algunos casos muy elaborada, llena de matices, singular y llena de signos, mas bien simbolos, que hoy se nos escapan en la rutinaria y dinamica vida que llevamos.

Esos simbolos estan por todos lados, señales de un lenguaje desconocido para los ciudadanos (de ciudad). Simbolos que hablan de Dios, de las cosechas, de los animales, de las mujeres paridoras, de amores, de sacrificios, de esperanza. Esperanza siempre, en esas sonrisas luminosas de los cuadros y estatuas, de las ceramicas cultas y de los cacharros de ceramica popular, de la madera trabajada hasta hacerla luz, de los alimentos inventados haciendo arte, de la esperanza de una muralla que los defendiera, de un caudillo, siempre cruel, que los liderara.

Y sim bolos son esos puentes deliciosos sobre el Tormes o el Agueda: puentes romanos, medievales...puentes para patear escuchando la sinfonia del agua que corre a nuestros pies rumbo a la mar que es su morir, o el estruendo de cantata al romper las barreras que roban el agua para el viejo molino. Puentes sobre el agua...enamorada de la piedra y el tiempo.

Y simbolos son esos nidos de cigueña, ya fuera de pligro de extincion por la sabia madre naturaleza, en esos campanarios de viejas iglesias, en los alto de las ruinas de los viejos torreones derruidos, en las torretas electricas. Donde habia un nido, hoy hay tres o cuatro o cinco; felizmente recuperados para el lugar.

Y simbolo es el vino de esa tierra rojoa.

Y simbolo es esa carne hecha jamon, chorizo, lomo, farinato, chanfaina, morcon, etc..

Y simbolo es toda esa bella y acogedora gente castellana.