Friday, September 29, 2017

Los pasos suenan


Los pasos suenan

Cual llamadas viejas,

Leves esperanzas

En viejas puertas

Teñidas de orín.

Se abren, se cierran,

Te alejan de mí

Que nada espera.

Se caen, se levantan

Cerraduras ciegas

Ni Alicia en sueños

Pasar pudiera,



Las hojas vuelan

Con alas invisibles,

con el viento juegan

Y cansadas, molidas,

Casi rotas, vieja,

A la tierra regresan.



Polvo, comida.

Nueva vida, arena,

Leves caricias

De la madre tierra.



Los pasos se van,

..........se alejan.

Tuesday, September 26, 2017

Una simple mirada….


Una simple mirada….

Capítulo I. Camino al trabajo, el encuentro fugaz.

Todo empezó con una simple mirada en el metro. Le faltaban dos estaciones para llegar a su destino cuando vio, más bien sintió o noto, con un cierto cosquilleo, una mirada fija en ella. Sonrió para sí misma. Estaba acostumbrada a que los hombres la mirasen, no estaba nada mal y su cutis perfecto, sus grandes ojos, su melena rubia de bote  y su aire un tanto aniñado la hacían objeto de la atención masculina allí donde fuera.

Un cierto repelús le entro por la espalda. No le gusto. Se volvió lentamente, acomodando la posición del cuerpo al amarre en la columna y lo vio a  unos tres metros de ella…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de vino peleón en al mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y rotas….le dio asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…volvió los ojos levemente hacia el tipo y noto que le estaba mirando la mejilla izquierda, con una fijación compulsivo, hipnotizado, con si ella allí tuviera un tesoro o ….no apartaba la vista ni un segundo de su cara…

Inconscientemente llevo su mano a la cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. No noto nada en especial o ¿sí?..., le pareció sentir bajo la piel de los dedos como si la piel estuviese arrugada, dura., correosa. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del vagón de forma inútil. Empezó a preocuparse por su maquillaje, por su piel, por su rostro. Tenía que verse rápidamente.

El metro paro en la estación en la que bajo de borrachín. Respiro un tanto aliviada.
Se cerraron las puertas y arranco de nuevo. Su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la tapaba con la mano derecha de forma inconsciente…

Ya en su destino, Iglesias,  fue a la primera cafetería que vio abierta y entro en el servicio, no sin antes pedir un café con leche en la barra. Entro y se fue directa al espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco crema, sin granos, sin tachas, unos ojos que se sabia esplendidos…pero, ojo, no había como una manchita, ligera si, como una decoloración en esa mejilla…se saco del bolso y se aplico unos pocos polvos… ¡perfecto!...al tajo….

Capítulo II. En el trabajo, las miradas, el jefe.

Hizo su entrada en la oficina tratando de aparentar una seguridad que no tenía. Taconeando fuerte, oscilando los brazos con fuerza, sonriendo de forma un tanto forzada y saludando con un tono más alto de lo habitual.

Sus compañeras se quedaban mirándola como un tanto sorprendidas lo que ella interpretaba como que le miraban el manchón de la cara, que no se lo había tapado de forma adecuada con el maquillaje.

Se sentó en su puesto de trabajo, una simple mesa con ordenador en una sala grande, amplio, luminoso. La separación entre puestos de trabajo era por unas mamparas bajas, muy escasitas…cada vez que levanta la cabeza las miraba hablar como si al criticasen, como si comentasen lo que ella notaba en su rostro.

Incluso su jefe, cuando la reunión de todos los días, se notaba diferente, insatisfecho, mirándola con insistencia que era ya de mal educación, de una forma que la hizo sentirse incomoda, avergonzada. Al salir una pequeña reunión de chicas la estaba esperando para deshacerse de forma fulminante….no podía mas, se fue al cuarto de baño y allí, se limpio la cara, se la froto todo lo que pudo y trato de recomponer su maquillaje, Para tapar el manchón se aplico un poco más de la cuenta y además usando, por si las moscas, el del tono más oscuro, el de los días de invierno cuando la tez pálida la hacia parecer un vampiro sediento de sangre. No le gustaba como quedaba, aun por debajo de los polvos y coloraciones se notaba aquella especie de gran peca, le daba la impresión que se estaba inflamando….

La mañana le transcurrió lenta y plomiza, pesada, no se podio concentrar ante tanta cháchara sobre ella, las críticas de todas, las miradas con un cierto  disimulo; noto el odio de todas su compañeras de trabajo, odio y envidia  y ahora con un deje de desprecio por la de la “cara manchada”, como le aprecia oír de forma lejana y confusa.
Capítulo III. En casa, un final poco digno.

Ya en casa cerró puertas y ventanas. El encuentro con la casera fue la gota que derramo el agua del vaso. No la saludo siquiera (nunca lo hacía, sin embargo) pero, esa vez, se la quedo mirando el gran grano de forma insidiosa como diciéndola ya ves monilla a todos nos sale una verruga de vez en cuando, ex guapa de cara, monstruo de feria….

Respiro varias ves de forma profunda y concentrada, se quito la chaqueta que tiro sobre el sofá, justo encima del bolso. Entro en el dormitorio y se puso la ropa de estar por casa, un simple camisón blanco y semi transparente. Se recogió el pelo en un moño trasero y….al tajo.

Se aplico la loción desmaquíllante, la fuerte, al que no usaba porque le ponía la piel rojo y le salían un granitos pequeñitos y feos. Se restregó una y otra vez la zona  del manchón, una y otra vez… de forma compulsiva y feroz….una y otra vez…

Cuando quedaba más o menos conforme volvía a  notar aquella sombra que se hinchaba a ojos vistas y se ennegrecía por momentos, por segundos…..vuelta a restregar y restregar.

No conforme decidió usar métodos más expeditivos y se animo con la lejía, solo unas gotas…al principio…incluso probo con unas gotas de amoniaco…al principio un a gotas….cuando parecía que se había librado del problema volvía a aparecer reflejado en su gran espejo-lupa, como una deformidad asquerosa y sucia, una verdugón negro y deforme con pinta de gusano que reptaba por debajo de su epidermis.

Empezó a desesperarse, no podía ser, no podía estar pasándole aquello a ella, o,  algo habría que hacer…
Epilogo. Metro y encuentro.


Ya solo le faltaba una estacion para llegar a su destino cuando vio, más bien sintió o noto, con un cierto cosquilleo, una mirada fija en el. Sonrió para sí mismo. Estaba acostumbrado a que los hombres y mujeres lo mirasen, no estaba nada mal y su cutis perfecto, sus grandes ojos, su corte moderno de pelo y su aire un tanto aniñado le hacían objeto de la atención allá donde fuera. Por no decir de su calzoncillo Calvin klein que asomaban por encima del pantalón vaquero “Pepe jeans”y su camiseta sin mangas de Quicksilver

Esta vez no le gusto. Se volvió lentamente y lo vio a  unos tres metros de él…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de vino peleón en la mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y rotas….le dio asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…noto que le estaba mirando la mejilla izquierda, con una fijación compulsiva, hipnotizado….no apartaba la vista ni un segundo de su cara…

Inconscientemente llevo su mano a la cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. Le pareció sentir bajo la piel de los dedos como si la piel estuviese arrugada, dura, correosa. No podía ser, tenía el cutis perfecto. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del vagón de forma inútil. Empezó a preocuparse por su piel, por su rostro.

El metro paro en la estación en la que bajo por una puerta diferente a la del  borrachín. Respiro un tanto aliviado ante el aire de la calle.

Pero su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la iba tapando con la mano derecha de forma inconsciente…

Ya en su destino, el gimnasio,  entro en el servicio, y se fue directo al espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco crema, sin granos, sin tachas…pero, ojo, ¿no había como una manchita, ligera si, como una decoloración en esa mejilla?…


Sunday, September 24, 2017

Te presiento.

TE PRESIENTO.

Ya…..?

Porque no……?

Porque…..
Siento miedo.

Otros países
                   Me llaman
Otras sombras
                      Me tiran
 Otros viajes
                   Me alejan
Otros recuerdos…
                          Si…..?
                                    Ya….?
                                               No…..?

Te presiento
……como una burla.
Te busco
……como el sustento.
Te anhelo
……como una esperanza.
No te encuentro,
Lanzo al aire
Un último deseo.
No.
Ya no.
Otro momento
                     Pasa,
Otras historias
                    Pasan,
Otro cuento
                 Pasa,
Ya
Ya no

Estoy escribiendo
Otra historia,
                   Es la última,
Otro destino,
                    Es el último,
Otro recuerdo,
                         Que se olvida.

Ya…
Ya no…..

Friday, September 15, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 14.


XIV. Lo reconozco, soy muy paranoico, aprensivo quizás fuera la palabra más exacta. A quien le diga que lo primero que hago al llegar a un sitio nuevo de vacaciones es, después de buscar la primera hamburguesería o pizzería que se encuentre, es tener los datos y la ubicación del servicio de urgencias bien anotados en la cartera, un papel al lado del teléfono y en un imán en la nevera. Normalmente ya se lo pregunto al encargado de darnos las llaves del apartamento (véase capítulo IV) y, si puedo y me dejan, paso por allí dando un paseo para, por si hay que ir, saber bien el camino. A continuación, el teléfono del servicio de médico de asistencia a domicilio y servicio de urgencias.

Con todo ello no estoy tan tranquilo, no, creo en la ley de Murphy y sé que cuanto haga será poco e inútil. Todo se trastocara en el ultimo y necesario momento y todo saldrá mal para que pueda decir en voz alta: “ya os lo dije”.

No es por mí, entender, a mí que me parta un rayo. Lo que piensa la fámula y mi sonriente familia de tres críos que deben de pensar que estoy medio loco, pero la verdad es que si no tienes la información estas perdido y, si la tienes, también.

Todo empieza normalmente al segundo día. Uno de los niños se empieza a quejar de la tripa y termina vomitando por encima mía al atenderlo. Toda la comida del día anterior mezclada con la cena, no sé cuantos helados y granitos de arena aderezando todo y dándole un colorido especial. Rápidamente saco el botiquín (¡sí! llevo el botiquín a todos los lados, es el del coche pero un poco más grande). En el botiquín no hay nada para eso que está pasando pero tener el botiquín en una mano mientras con la otra, pringosa y llena de vomito,  le coges la mano y lo animas, da…como confianza. La mujer, curada de mil espantos, rápidamente le encasqueta el acuarios a sorbos, le da una pastilla de no sé qué, (si, lo sé, primperan) lo tapa bien con una simple sabana y nos manda a todos a la playa. Sin darme tiempo a replicar ya me dice que es el cambio de agua o que tragò agua de la playa sucia y nada más, que no piense en otras cosas y que me ocupe de los otros críos. Lo malo es que los tres pasaran por lo mismo y, Murphy al canto, en diferentes días.

Al cuarto día esta la picadura, dolorosísima debe de ser, de las medusa o de la que nosotros llamábamos faneca brava, eran otros tiempos y otros lugares, otras aventuras no tan libres. ¡Claro! A la niña que no sabe qué hacer mientras llora y pretende que le arranquemos el pie de su sitio. Con ella en brazos, salgo corriendo a urgencias de la cruz roja de la playa, corro como un loco con el sudor llenando el cuerpo para llegar y tener que guardar cola. Urgencias y cola. ¡Sí! Poco tiempo después una chica muy agradable pregunta que tiene y la atiende pronto, se me hace eterno el tiempo con ella quejándose en mis brazos y sus gruesos lagrimones corriendo por sus mejillas y mis brazos ya doloridos. El corte, el amoniaco,…..en fin, yo no miro, no sea que termine desmayándome como me paso cuando la niña tenía dos añitos y al que tuvieron que atender de verdad fue a mí.

¡Ah, Las colitis de verano!. Es como la leyenda de las serpientes pero, en este caso, real y vivida como nunca. Un día os levantáis y a pelearse por el baño, todos  a una como en Fuenteovejuna. Tu, el pardiño, el ultimo como siempre. Es como una bola de nieve que cuanto más vas al baño, mas necesitas ir  y el tiempo se acorta. ¡Pero es que sois cinco, cinco! ¡Las mujeres y los niños primero! Y tú, que no eres ni mujer ni niño, pues, que se le va hacer, la desgracia en verso. ¿La paella del día anterior que comisteis todos? ¿Las almejitas que estaban bien de precio? ¿Los helados del que paso por la playa a voz en grito?....

Y en esas épocas tan oportunas no hablemos o de la varicela o el sarampión o la rubeola, que de todo hay y ha pasado.  Cada año uno cae con algo de ello, cosas normales, ya lo sé. Las cogerían tanto en casa como en la playa, ya lo sé. ¿Pero todos los años lo mismo en el mismo sitio y en las iguales vacaciones? Un año uno es el sarampión; al año siguiente la niña con la varicela; al otro la rubeola, al otro……

Y llega lo tuyo. Playa y cólico nefrítico son sinónimos de acción y sufrimiento. Una molestia en el lado izquierdo, sin connotaciones políticas ¿Eh? Pasa a dolor inesperado al tiempo que se notas unas problemillas al mear (perdón) y se termina con el parto masculino que termina en urgencias, camilla sudada y con mal olor del anterior que la uso, los tres críos en traje de baño esperando con chanclas y arena, la mujer gritando que me atiendan de una puta vez, que al menos me quiten el dolor mientras las enfermeras le dan un valium, a ella que esta histérica viendo como me retuerzo de dolor,  y atienden, de verdad urgentes, a los heridos del ultimo accidente ¡Qué casualidad! …de trafico… Y encima aguantar al doctor que siempre dicen lo mismo. Vayas a donde vayas, dicen lo mismo, como si estudiaran en la misma escuela o leyeran los mismos libros: “¡Beba más agua como minino dos litros de agua al día!”

Eso sí, después de los dolores, del sufrimiento de película gore cuando te buscan la vena para ponerte la vía, siempre es la enfermera más fea y sádica, cuando te calma el dolor, la tensión se normaliza ¡que paraísos, que felicidad momentánea! En ese momento, porque recuerdas que estas casado que sino…, le ofrecerías matrimonio a la enfermera fea y sádica que, de pronto, ya no es ni tan fea ni tan sádica. Al poco con unas buscapinas en el bolsillo y la cara de felicidad de un tonto regresas al apartamento….

Wednesday, September 13, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 13.


XIII.- Mis viejecitos..

Con ello, quien no lo ha sufrido porque, si, los viejecitos también van a la playa y, casualmente se ponen durante esos quince días a tu lado. Normalmente es un grupo muy animado, todos juntos al empezar la mañana y al caer la tarde. Hablan sin parar y cuando se les acaban las historias de sus vidas comunes empiezan con chistes a cual más irreverente y verde. Mil anécdotas de embarazos, de cólicos, de los problemas de la menopausia, de los cuentos de la vecina, de las herencias que no fueron o de los problemas que dejo una tierra. De próstatas y riñones con mas que piedras, canteras inagotables de dolores y visitas a urgencias. De las ristras de medicación por la mañana, por el mediodía, por la tarde, la ultima de la noche, antes de acostarse y de las que dejan a mano por si las moscas.

Empiezan, con el desayuno y el primer saludo,  con los sufrimientos y el no dormir de la noche pasada; alguno con la cena que le sentó mal. Siguen con sus achaques que se les van produciendo como en una competición a ver quién es el más enfermo. Terminan con el consejo, siempre los mismos, sobre que tomar y que no tomar y es que la medicina avanza que es una barbaridad. Es el famoso frente de juventudes, el que te informa de los milagros del Prozac, de la maravilla durmiente del Tranquilmazin, las fases liosas del Sintrom para aquello de la viscosidad sanguínea y evitar los riesgos de trombos, la nueva insulina que es una maravilla y que permite comer mucho más y con menores riesgos, el Trombocid para darse todas la noches, una maravilla como deja descansadas las piernas y es que el calor es una penosidad añadida, la Buscapina para cólicos de cualquier tipo , el Valium mágico y misterioso, y un largo etcétera. Terminas siendo un experto en enfermedades y en medicinas y solo en diez u once días que es lo que suelen durar a tu lado. Aprendes como hacer del servicio de urgencias tu segunda casa y como debes llevarles, de vez en cuando, algunos bombones a las enfermeras que son un encanto.

Dejan, cuando se van, un vacio inmenso y unos oídos más descansados aun. Lo notas en el silencio del comedor del hotel, en las maquinas que casi funcionan solas...y, al tiempo, los echas de menos pues te recuerdan tus barrios de niño, tus familiares lejanos, tus padres que aun viven y a los que debes ir a visitar…se van dejando una falta de ternura inmensa a pesar de todo.

Empezábamos por la mañana en el desayuno que es una continua queja de achaques mientras cogen y devoran del buffet del hotel tostadas, panecillos, frutas…como decía una viejecita al lado de nuestra es mesa, "comed que es gratis, ya esta pagado". Cuanto más, mejor. Allí sentados te enteras de a quien se le escapo el que, quien no pudo dormir mientras no tomo el no sé que, de quien durmió sentada, de quien le dio el ataque del riñón derecho y quien padece  y, de pronto, al unisonó, todos sacan unas cajitas que contienen la mezcla de pastillas ordenadas por día y toma. Claro, las ves, y te dices que casi desayunan ya con las decenas de pastillas que toman. Unas cajas alargadas, curiosas y ordenadas me imagino para esos días de asueto. Me asusta pensar que, algún día, sean así mis cajas de medicinas.

Tal como entraron se van, unos de vuelta a las habitaciones para preparase, otros los menos ya en dirección playa no sea que pierdan el sitio de siempre, el de al lado  nuestro para nuevas lecciones de vejez y aguante.

Son encantadores, son nuestra gente.

Monday, September 11, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 12.


XII.- Anatomía en las playas.

Hay algo que todos estaremos de acuerdo y más hoy en día, con las modas actuales, o  eso espero pues es uno de esos comentarios casi generalizados a todas horas en las playas, sobre todo en esos primeros días en que llegamos blanquitos, muy blanquitos, somos la leche de un paquete de cafés oscuros que se mueven y pasean luciendo palmito y color. ¡Sí! Lo habéis adivinado, son las impresionantes lecciones de anatomía de ambos sexos que recorren nuestras costas como si tal cosa ¡y vaya cosas!.... ¡lo que se ve y se presiente!...que raya, en muchas ocasiones, en el mal gusto.

Queda en un segundo lugar, las tremendas lecciones de medicina y geriatría que se sufren y se viven en las playas pero eso, es otra historia, otro capitulo para los anales de este blog inofensivo y olvidado.

La primera es evidente por los ojos desencajados, fuera de sus orbitas, de los jóvenes y no tan jóvenes ante los exiguos bikinis  y grandes top-less que se amontonan en nuestro lado para desgracia de la pobre mujer que con sus cuarenta y tantos se empieza a comparar con las chicas del entorno y no para de traumatizarse una y otra vez, olvidando sus dos o tres embarazos  y demás… La verdad es que hay trajes de baño que miden menos que los billetes con que se pagaron resaltando, además, aquello de trajes que valen de forma proporcionalmente indirecta a su tamaño. Hablando en plata, que cuantos más pequeños son más caros cuestan.

Y hay de todo, como en botica. Desde pechos gordos  y sebáceos que se desparraman como medusas fundidas en las arenas, pechos diminutos casi de niñas núbiles, pechos colgantes por fuerza de la gravedad universal, pechos enhiestos amenazando a todo quinqué con sacarle un ojo de la cara, pechos con pezones que se levantan en un canto de luna sin saber del tiempo que no suele ser generoso, pechos que se erizan al contacto con el agua fría formando una nebulosa de estrellas que brillan de forma atrayente y subjetiva. Con ellos las mil formas de los ombligos (para dentro, para fuera, extendidos, minúsculos….); las piernas algunas tan largas como kilómetros del desierto o un día sin pan, brazos esbeltos y de mármol, colgaduras fofas y vacías marcadas por el carnet de identidad,  etc., etc., un largo etc... Y con ellos los patizambos, los paticortos, los musculados…y esos bikinis que nadie sabe cómo, será magia potagia, no se caen de la caderas de su poseedora en un equilibrio que bordea las leyes de la física.
Y restos de operaciones que se exhiben como  heridas de guerra, casi con orgullo, aunque nosotros, los normales, desviemos la cara ante su presentación en frente nuestro. Cicatrices que hacen que alguna película gore se quede corta.

Y tatuajes de mil tipo y color, en miles de sitios inhóspitos que no sabemos cómo es posible hacérselos ¡ahí! Justamente ahí. Y, como en el chiste de la manzana… ¿Qué no sabéis el chiste de la manzana?...Bueno: “lo peor de comer una manzana no es encontrar un gusano…es encontrar medio gusano”. Pues así. Pasa un/a joven por tu lado y observas medio tatuaje en salva se la parte, la otra mitad se mete de forma alucinante bajo el bikini y tu imaginación va camino de lo que habrá escondido….

No hay más solución posible que estudiarlas como una lección de fisiología animada y en movimiento...algunos,  para ello, se dota de instrumentos de laboratorio secreto como esas gafas reflectantes y negras que dejan ver pero no dejan que te vean la dirección de los ojos. ¡Ja, ja, ja! Son normalmente ya experimentados cuarentones y calvetes, de tripa cervecera,  que no se dan cuenta que si no se ven los ojos si se ve la dirección de sus miradas. Dan pena, dan lastima y, muchas veces, no se dan cuenta de las miradas lastimosas de sus mujeres que están al lado…

¿Para qué ir a clase a estudiar biología? Esta toda y a la vista en nuestras playas. Podemos seguir músculos y huesos. Muchos músculos y muchos huesitos. Mucha foca y mucho palillito de pasar hambre. De todo, como en botica.

La mayoría de las mujeres, las normalitas,  miran con envidia y casi se tapan con sus toallas, sus pareos y sus sombrillas cuando pasan esas jóvenes, o no tan jóvenes, con su naturalidad al aire que, por cierto, no existe y hace un calor que “te cagas”. Eso de los cuarenta y poco a la sombra es un decir, no hay sombra que valga. El gesto un poco hosco al ver al marido como mira y mira y mira muchas veces detrás de unas gafas negras pensando en que no se cómo mira y mira, total, todas tenemos lo mismo y en los mismos sitios…Y pensando en que ella algún día fue así y no esa tripita del último embarazo que ya no se quita, esos pechos caídos y que la parte superior del bikini no es capaz de levantar un mínimo vital. Esa papada que no es suya, no es suya, nunca la tuvo. Esa piel de naranja que la hace tan fea. Esas colgaduras  en los brazos. Esas varices  que, precisamente y con mala leche, están en las zonas más visibles. Ni el gimnasio, al que se apunto veinte veces y fue veinte veces, es capaz de solucionar un poco ya los estragos del tiempo. Y la delgadez no arregla nada tampoco, si vas delgada vas llena de arrugas como una pasa seca y desabrida, hasta con mal humor; si vas gorda pues vas… ¡ayayay!

Y el otro lado del espectáculo son los hombres jóvenes  con esos diminutos bañadores que muestran unas tabletas de chocolate producto de muchas horas de gimnasio y de pasar mucha, pero que mucha hambre. ¿Y porque se ponen esos taparrabos? Porque llamarlos bañadores parece mucho, Casi nos dan ganas, al resto de pobres mortales ante nuestra tripita, de sacar la hoja de parra y taparnos de alguna forma adicional para evitar posibles y negativas comparaciones.

Y están los hombre de barriguita cervecera, que son los peores, luciendo un palmito que no tienen y unos músculos que tampoco tienen salvo ese bíceps derecho, el de levantar la jarra o la litrona con asiduidad. Eso sí, llevan unos diminutos taparrabos, mínimos y ajustaditos, total, ellos no se pueden ver por más que lo intenten…el ridículo si lo hacen que te cagas pero ellos a lo suyo.

Y claro, los niños, benditos críos, señalan y cuchichean. Y se pasean distraídos, como si nada, viendo algo por aquí, otra cosa por allá…cuchicheando entre ellos y ellas, comentando y comentando y aprendiendo más de lo que debieran, o no, quien sabe, en estos tiempos. La primera fase son las “tetas” y las “tetonas” (tanto críos como crías)….le siguen lo de los culos gordos y llamativos ante los tangas malditos…pasan al pito y los guevos ante los bañadores que enseñan más que tapan…

Lecciones de anatomía de la forma más natural imposible en los incomparables parajes de las playas hispanas, en la arena dorada y limpia, con el arrullo del mar océano que nos envuelve como en una perfecta sinfonía polifónica… miramos con envidia a una juventud casi perfecta, anatómicamente hablando, claro, limpia y sana mientras nosotros nos refugiamos en nuestros años, en nuestro sobrepeso ligero, en nuestras arrugas, los achaques de la edad, en acordarnos de que algún día fuimos  así o mejores aun, en que vivimos y el sol calienta por igual a todos…

Saturday, September 09, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 11.


XI.- Los problemas de la “caca”

Seguro que no os habéis fijado y sin embargo  sufrido más de una vez. Esto lo sabemos muy bien por experiencia sobre todo las sufridores madres, cuando al terminar el agotador día, nos sentamos en el sofá, los niños ya están dormidos, y nos ponemos a ver la  tele o hacer punto o leer un libro o a dormitar simplemente, que como un principio general que nos viene a la cabeza es: cuanto más lejos estés de un wáter más probabilidades hay de que tu hijo te pida cacas.

Por ejemplo, a la salida del colegio. Hace buen tiempo, coges al crio después de saludar la profesora, encantadora ella, y después de los besos de rigor  coges la mochila, le das el bocata y empezáis a caminar. Todo va bien, todo perfecto. El crio va comiendo con ganas, enfurruñado primero, tiene mucha hambre, el silencio es casi opresivo. Conforme su estomago se va llenando el cabreo va desapareciendo y ya comienza a hablar. Que si patatin, que si patatan. Pequeñas tonterías, pequeñas cosas. Te cruzas con otras madres con sus niños, tatas que llevan a otros, y algún padre más que viene, son escasitos en número. El niño acaba el bocata, le das la botella del agua y se da un largo trago de agua mineral y se pone con las galletas de chocolate, las de siempre, las que le encantan, las “príncipe”, no es publicidad pero tiene que ser esas y no otras. Está hablando de los castigados de ese día, él no, él, en la mesa de los juegos con los que se portaban bien. Estáis a medio camino de casa, ante el enésimo semáforo, rojo como siempre. El niño te da la galleta, se lleva la mano al vientre y dice “que se caga”. Por un lado volver al cole es absurdo, pero también falta otro tanto para llegar a casa; el autobús imposible, no quedan muchas opciones y piensas que como se te cague en la calle pues, a ver… “cuanto más lejos estés de un wáter más probabilidades hay de que tu hijo te pida cacas.”

Otro ejemplo, salida de fin de semana. Todo preparado, el coche abajo esperando, los críos yendo al servicio, lavándose los dientes y en marcha. Un día primaveral en el que vais a pasar un día juntos, fuera de la ciudad y de la contaminación y de los ruidos. Un pequeño cambio en la rutina diaria que se agradece. El coche arranca con su sonido suave, como un gato a gusto bajo los rayos de sol. Avanzáis entre cuatro carriles y siempre hay algún loco saltando de un lado a otro. Lentamente os acercarías a la salida y entráis en la autovía. Lo primero es que hay que parar por la gasolina, qué más da. El bolsillo se resiente pues los precios actuales son una barbaridad. Ya en marcha de nuevo, los críos detrás, se portan bien, están emocionados por pasar un día fuera y comer fuera, también. La ciudad queda atrás. El niño te llama cogiéndose las tripas con sus dos manos y poniendo cara de oveja degollada te dice “que se caga”. Miras con cierta locura que no hay salidas de la autovía por donde estáis, todo está desierto. Le preguntas que por qué no lo hizo en casa, es mejor no preguntar. Le dices después por qué no lo dijo en la gasolinera, “no tenía” será su respuesta; es mejor no preguntar. Le dices al conductor, con cierta resignación,  que hay que parar y si es en una estación de servicio, lo primero que encuentre,  mejor que mejor…. “cuanto más lejos estés de un wáter más probabilidades hay de que tu hijo te pida cacas.”


Otro, son tantas las posibilidades. Vacaciones de verano. Día de playa total, a quien no le habrá pasado… Todo puesto en la arena rubia, las toallas tendidas, la sombrilla bien clavada, la bolsa cerrada. El sol pega fuerte. La crema protectora ya extendida por unos cuerpos casi morenos. Los niños corriendo por la arena, jugando haciendo castillos, salpicando, rompiendo olas o saltándolas. El agua, a tus pies, te ofrece la relajación del baño, dejarse mecer por las olas y acariciar por la brisa suave y fresca. Avanzas y metes los pies en el “guuuaaaayyy”, con un repelús por el contraste de temperatura que es agradable. Avanzas, te vas mojando las muñecas, el cuello, la cabeza. Ya  vas a darte la zambullida final cuando viene a lomos del viento, casi rompiendo tu oreja, “¡Maaamaaaa, que me cago!”. Miras con ojos de loca en todas las direcciones y ves como todo el mundo está enterado y os miran como diciendo otra al bote (la solución maligna a espaldas de todos ya está fuera de nuestro alcance). Te quedas como la mujer de Lot, una estatua no de sal pues en el agua duraría poco entera y de una pieza. Sales del agua con prisa viendo al crio haciendo fuerza para “no cagarse” y a la cría retorciéndose de risa por su hermano y señalándolo con el dedito. Te pones las chanclas, le pones las chanclas, lo agarras por un brazo de forma más brusca de lo debido y a buscar los servicios de un chiringuito que, por casualidad, está lejos, lejísimo…“cuanto más lejos estés de un wáter más probabilidades hay de que tu hijo te pida cacas.”

Tiene un añadido, una desesperante y kafkiana continuación: “cuanto más lejos estés de un wáter más probabilidades hay de que tu hijo te pida cacas…y cuando lo encuentras esta siempre ocupado”

Pero esa es otra historia….

Thursday, September 07, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 10.


X:- Paseo veraniego por la montaña.

¿Te gusta pasear por el campo o por la montaña? Lo entenderás o, quizás, ya te habrá pasado y más de una vez. ¿Quién no ha pensando en hacer una escapada por la montaña con los suyos en un día de verano?...Es verano y el paseo por la montaña es apetecible. Pero no el pasar un día en el campo,  paseo y bocadillos y bebida, no, hacer un buen recorrido, uno de esos circuitos marcados que hacen de la marcha toda una experiencia. No entiendes la inicial reticencia de la mujer, la vagancia del chico, el gesto de asco de la chica: que si mucho calor, que si polvo, que si bichos por el camino, que si los mosquitos….Convences a los tuyos, mas mal que bien, preparas todo y…el día señalado los metes a disgusto, ¡que caras ponen! en el coche y en marcha.

Las quejas se oyen todo el camino. Las de los tres, porque tu ni mu. Conduces y ya esta.

Estas haciendo el circuito circular de los siete picos, en Navacerrada. Vas tú con tu pareja y los dos niños que ya están un tanto fogueados en estas lides. Es verano, no hace mucho calor y vais bien preparados: buen calzado para andar por el monte, camisas holgadas y cómodas, buenos calcetines de algodón, pantalones y unas mochilas pequeñas y cómodas para la mujer y tú. Antes de salir la crema protectora y unos gorros.

El camino es fácil, está bien señalizado y empezáis. Los arboles os rodean dando una calidez inesperada. Hay otros grupos que van a distintos ritmos que vosotros. Los hay mucho más rápidos y, también, otros mucho más lentos.

Buen ritmo, acompasado. Las cantimploras suenan un poco con un vaivén que dice que el ritmo es vivo, bueno. Paso a paso se va lontano. Apenas hay desniveles, hay sonrisas y animo.

Los pinos se cierran sobre vuestras cabezas,  se van haciendo cada vez más espesos a nuestros lados. Subiendo llegamos a “El mirador de la Reina”. El camino es el correcto y llegamos a la que creemos es la calzada romana. Hay historia en las piedras que pisamos, hay cuentos y leyendas. Paramos a beber y comer algo. Hay un ambiente bueno y animoso. Hay espíritu, energía renovada.

Decidimos volver sin hacer todo el circuito circular. Damos la vuelta y Javi se encuentra un poco mal. No parece nada importante pero mejor prevenir que curar. Hay un pequeño desvió que parece va en dirección derecha a la estación. Lo cogemos aun en contra  de la oposición de la mujer que prefiere lo largo conocido a lo corto sin conocer. La animo y le digo que no se preocupe que por ese atajo en menos de media hora estamos en la cafetería y bien.

Como no puede ser más, si coges un atajo siempre, siempre, es ancho y bien marcado para desaparecer a los trescientos metros. No hay para adelante y, cuando te das la vuelta, te encuentra en que todo está igual, no hay vereda marcada, no hay senda, por no haber ni notas las pisadas vuestras. El camino esta duro por el calor y no hay huella, solo polvo. (Es la primera regla)

Decides sortear arboles en dirección a la que piensas que es la correcta. Vais cada vez con más problemas y…aparece  un afloramiento rocoso. Más problemas, son risco y hay que ayudarse de la mano. La mujer se pone de uñas y empieza a cabrearse. El crio se queja. (Segunda regla: por un atajo pasados lo trescientos metros se pone peor. Tercera regla: poniéndose peor aparece el cabreo y peleas en el grupo)

Pasa la media hora y la hora entera, estáis cansados y, de pronto, como en la luz, aparece una señal en los arboles: los puntos amarillos que llevabais siguiendo desde el principio, antes del atajo. La fuente esta allí, ¡habéis vuelto al sitio de origen! Incluso para tu desesperación, ves la vereda que te marco la idea brillante del atajo. (La famosa cuarta regla: vayas por donde vayas llegaras a donde no quieres volver). La mujer te la clava en todo lo alto y se pone en la dirección correcta sin decir ni mú, la larga pero la adecuada, los críos la siguen con una sonrisita en los labios y tú los sigues como puedes un par de metros mas atrás. Parece que el malestar de Javi ha desaparecido como por arte de magia, las muecas de disgusto también desaparecen y,  al cabo de una hora escasa estáis en la cafetería.

Te sientes mal, habéis perdido mucho tiempo y el cansancio Ha hecho mella en los dos críos que cuando te miran se sonríen sin disimulo y es que: “Por definición, un atajo es el camino más largo entre dos puntos.”

No solo eso, los atajos desaparecen cuando los has tomado, se hacen impracticable; cuanto más avances peor serán, los cabreos en el grupo serán el pan de cada minuto y siempre, solo si tienes suerte, acabas donde empezaste.

Monday, September 04, 2017

Problemas en la playa. capitulo 9.


IX.- ¿Hablamos de verano?...

¡Sí!

Verano es calor, es sudor por todo el cuerpo, es un nudo en la garganta que se constriñe como el cauce de un rio estival y es sed, esa sed espesa, caliente y pastosa que te hace buscar como sea una gota de agua. Pero Murphy en verano, maldito sea, también funciona como un preciso reloj suizo y cuando hay sed, o no hay donde beber o no  llevas algo de dinero para tomarte una caña en el chiringuito de la esquina o estas sin camiseta y sandalias y no te van a dejar entrar así en algún sitio o el kiosco de bebidas y chuches está cerrado.

¡Es Murphy!

Y, claro, lo que nos queda es que hay que buscar una fuente pública, que no púdica. Y eso, una fuente pública que como ya debéis saber, ya sois mayorcitos, nada tiene que ver con una mujer pública (u hombre público que tiene un significado altamente diferente al caso de la mujer). En ambos casos nada tiene que ver con el agua que apetece, necesitas, quieres, anhelas, deseas, añoras, ansias, buscas, sueñas, codicias, aspiras, pretendes, persigues, ambicionas, suspiras por un traguito de agua fresca de pozo en mena de mármol…si por ti fuera, hasta pedirías de rodillas una limosnita de agua por el amor de Dios.

Recuerdas haberlas visto pero no donde. Sabes que las hay a millares, pero no por donde, al menos no por el sitio en el que estas. Pasas al lado de ellas un día sí y otro también. Ahora, que las necesitas, no aparecen tan fácilmente.

¡Es Murphy en verano!

Y la buscas con un raquítico ahínco, el que te deja la bajada de tensión debido al fuerte calor y la chicharrera que está cayendo desde arriba. Sera uno de esos días en que el asfalto se derrite como en aquel gran episodio de “Historias para no dormir de Chicho Serrador” y los pajaritos, los pobres, se caen muertos de los nidos.

Con el tiempo que pasas buscándola, mirando a todos lados, olfateando con ansias mil el rastro imposible de la humedad,  la saliva se hace arena en la boca, esta casi ni se mueve con los goznes maxilares oxidados y hasta el aliento te sabe mal o huele peor, tragar es un suplicio y el estomago esta reseco y vacio y áspero y llenos de gases y ruiditos.

Buscas y, al final, (playa de bandera azul, paseo marítimo de precios astronómicos y comisiones varias más allá del dos por ciento, plaza principal del pueblo, parque lleno de arboles o jardín austero o medio asolanado), es obligatoria, la encuentras allá en la lejanía. Te aflora una sonrisa, ya te deleitas, de forma anticipada, pensando en beber, casi notas el frescor del agua en la garganta, avanzas más rápido que nunca…y la encuentras rodeada de cientos de críos jugando a los globitos de agua, toda una batalla campal en la que la fuente es el centro de la acción, son varios equipos enfrentados casi a muerte…pero tú quieres beber y pedirles con educación que te dejen un segundo no es la solución pues, normalmente, puede empeorar el problema planteado que es el de echar un traguito de agua.

¿Pero hay un problema? Se planteara algún lector despistado.

¡Sí! Aparece el problema y las distintas opciones.

La primera posibilidad que se ocurre a toda persona normal es buscar otra fuente que, ya lo sabes de antemano, o no tiene agua o tendrá otras decenas de niños diferentes o iguales jugando a las batallitas de globos de agua con lo que el problemas no solo no estará resuelto sino que vuelve al punto de partida.

La segunda, es la más equivocada, es pedir educadamente, con un poquito de por favor, un segundo para beber… ¿Cómo? ¿Qué porque es la más equivocada?... ¿Pero quién es el ingenuo que pregunta eso?...es que, de inmediato, te conviertes en la victima ideal  para toda la pandilla, se produce una alianza mágica entre toda la panda, enemigos de siempre de todo el veraneo,  y aparte de fusilarte primero (imagínate delante de un pelotón de treinta niños con sus globos preparado y todos a una contra tu cuerpo y no sabiendo, además, cuales son de agua, cuales son de arena, cual es una piedra…), te perseguirán corriendo después por toda la zona que dominan y no te dejaran ni  a sol ni a sombra ¡tirándote globitos de agua…o de arena, que son los peores! La mezcla resultante sobre tu cuerpo o tu ropa es asquerosa. Tu moral por los suelos.

¿No habrá una tercera?, sí, claro que hay otra(s) opción, normalmente hay mas, pero bueno, puedes tratar de hacerte el invisible, colarte de rondón con media sonrisa en los labios, esquivarlos con todo el tino posible, pero, a la hora de ir a beber, recuerda que es Murphy siempre, algo pasara que serás el centro de la atención y eso significa que todos, todos, iniciaran la batalla contra el enemigo principal: TU.

¿Una cuarta?...ya te he dicho que si, que es posible, hay múltiple posibilidades, lo dice la filosofía clásica pero nosotros sabemos, tu también, que solo hay un final y no demasiado digno para esta historia. Puedes entrar en la guerra para disimuladamente acercarte a beber. Le coges unos globos a uno de los equipo y al ataque pero…por arte de magia, es magia, es verano, en una fuente publica de agua en un paseo marítimos, son jóvenes de sangre caliente y ganas de pelea, todos (hasta los enemigos acérrimos de toda la vida) se ponen de acuerdo en una alianza contra natura, todos los equipos de pronto se unen en una alianza inusual y todos contra ti que aun no has llegado al pitorro. No llegaras nunca. La moral por los suelos y la sed que te abrasa la garganta.

Solo querías beber un poco de agua y terminas como el rosario de la aurora, mojado, lleno de arena, mojada por supuesto, y en medio de un grupo de jovencitos que te gritan y jalean  como demonios…y, cuidadito, no se te ocurra defenderte, es peor, hazme caso, es mucho peor pues en vez de “luchar” con unos críos terminas escapando de la furia de sus madres que aparecen como por arte de birlibirloque. Previamente hay una discusión violenta, hay que  escuchar bastante epítetos nada agradables sobre tu persona, más de un insulto procaz y escandaloso, posibles zarandeos nada decorosos, rotura de camisa si la llevas; tú te callas, agachas la cabeza y las orejas, estas alucinado viendo como la situación escapa de tu control, no sabes ya dónde meterte o que hacer y maldices el momento en que decidiste beber…y que no se te ocurra tocar a uno de ellos, acabas en comisaria esposado con un denuncia por pederastia y abusador de críos pequeños…y querer escapar corriendo tampoco es la solución al problema…no…tampoco…

¿No hay solución entonces? Dirá el pesimista y el optimista y el realista (que es no más que un optimista o pesimista bien informado).

¡Sí! La hay pero no creo que sea del gusto de nadie. Rebuscada y cobarde como las buenas resoluciones, eso dice. Te escondes, miras pero que no te miren. No muy lejos pero nada demasiado cerca. Nunca dentro del barrullo, eso  nunca, es lo peor y lo más peligroso. El objetivo, tu objetivo, es ese globo hinchado de agua, rebosante de agua que cae y no explota. Siempre hay más de uno, alguno caerá cerca de tu escondrijo. Alguno podrás coger con disimulo o a la máxima velocidad posible. Eso dice la estadística, Murphy dice otra cosa. Veremos dijo el ciego que nunca vio. Lo coges, lo abres, suelen estar flojamente cerrados y, con cuidado, con fervor, hasta con miedo, bebes su agua….según tu necesidad esperas por otro o te vas. Lo habrás conseguido… ¡Aleluya! ¡Aleluya! o habrás conseguido que todos, digo todos y los que se unan a la fiesta, te persigan encarnizadamente con sus armas dispuestas a todo…

Saturday, September 02, 2017

Problemas en la playa, capitulo 8.


VIII.- ¡Aaaahhhh! Trucos en el coche con dos fieras detrás debidamente sentado y con el cinturón de seguridad puesto.

No intento ser un experto ni nada por el estilo. Cosas hemos intentado y alguna conseguido, otras en el fracaso más absoluto. Los críos son todos diferente y sus pautas del comportamiento, por mucho que lo nieguen los sicólogos infantiles y pediatras,  son totalmente  aleatorias. Lo que vale para uno no vale para el hermano o el amigo. Cada uno es un mundo único y diferente. Es el complejo de “El otro” o “La otra”.

Son consejos a padres primerizo, en eso de los viajes con los niños, más de uno,  en el asiento trasero. Que lo intenten, mal no les va hacer, todos lo hemos hecho y aun sobrevivimos, gracias a Dios.

1.- Canciones infantiles.

¿Por qué?: Es lo más socorrido junto con un casete de siempre. Bueno, ahora se llevan los cedes y, mas moderno  aun, las pantallitas de televisión con Dvd incluido, que son una maravilla. ¡Quien las hubiera tenido en nuestros tiempos!

¿Problemas?: terminan con la garganta seca y se acaba pronto el repertorio. Si hay que aprender algo nuevo se cansan más rápido. Si hay niño hay que desecharlo pronto pues parece ser que lo asimilan menos.

¿Resultado?: Puede durar, en buena armonía, una media hora antes del consabido “Me aburro” o el siguiente “¿Falta mucho?” y empieza por el “Esa es de mariquitas”….

Alternativa: Martillazo en la cabeza, no muy fuerte. Te pueden acusar de agresión a un menor pero…

2.- Adivinanzas.

¿Por qué?: fácil y cómoda, puede dirigir el juego  el mismo conductor haciendo descansar al copiloto un poco, que falta le hará.

¿Problemas?: hay que pensar, por eso hay que ponerlas muy, pero que muy sencillas, muy fáciles, repetidas las más de las veces. El otro es si hay chica en el grupo que como son más rápidas enseguida empiezan a ganar y, claro, problemas con el chico que amenaza con sopapos,  con el consabido que hace trampas y todo eso.

¿Resultado?: Máximo media hora de distracción antes de la tormenta trasera que acaba, como no, con el grito de fiera del conductor y termina con los consabidos “Me aburro”, “¿falta mucho?”, “quiero mear”….

Alternativa: Dejarlo en la cuneta llorando, sorbiéndose los mocos, diciendo que se quedara calladito. Te acusaran de abandono de menor pero por unas horas mientras no te cogen…

3.- Al veo-veo….

¿Por qué?: el de siempre, de toda la vida, no falla. No funciona por desgracia, estos niños de ahora van a otro ritmo y a otras historias.

¿Problemas?: aburre a los quince minutos y, encima, les crea ciertos traumas que hacen que, al final, todo sea peor.

Resultado: Medio hora escasa antes de que te pidan “pipi” o “caca” o que tienen que dormir, cosa que no harán nunca, por supuesto.

Alternativa: Una buena dosis de tranquilizante, que los dejen fritos por unas horas. Lo malo es lograr la dosis adecuada, si no aciertas pues tiene a unos críos dormidos por una semana con todos los problemas consiguientes. La acusación será de drogar a unos menores pero mientras tanto….

4.- Color de coche enfrente.

¿Por qué?: fácil, hay que prestar atención, nuevo, siguen la carretera, están en el coche, hay movimientos, hay tensión.

¿Problemas?: El convencer a los críos de participar, ayuda algún tipo de premio final cuando se pare o se llegue a destino; que el premio no sea muy chorras o demasiado alto pues si no se mal acostumbran.

Resultado: Depende pero no mucho más de media hora. Suele terminarse cuando alguno empiece a acusar al otro de hacer trampas que será el momento adecuado para cerrar el juego y pasar a otra cosas pues suele haber baile de brazos en esa zona trasera del coche y algún llanto si no estamos ojo avizor.

Alternativa: La madre atrás con ellos, en el medio. Lo malo es que en vez de bregar con dos ahora bregaras con tres y uno de los cuales es un mayor lo que complica y agrava mucho la situación….

5.- Palabras encadenadas.

¿Por qué?: fácil y educativo. No funciona en estos tiempos modernos y modelnos. Una pena, están sobre aviso.

¿Problemas?: Normalmente con chicos que son los que no quieren jugar nunca y si son menores que la niña pues peor. Empieza como acaba con algún fallo y “Para, que quiero hacer pipi”.

Resultado: Pues eso, escasos quince minutos de gloria, muy escasos.

Alternativa: Ver punto 1…

6.- Comer puentes.

¿Por qué?: Nuevo y fácil, hay que poner la imaginación al uso y que la carretera tenga eso, puentes. Los de metal y rojos no se deben comer pues son de gusanos y sientan mal, el resto pues eso sabores de gambas, un cocido, bocata de calmares, etc.…

¿Problemas?: Que parece una tontería pero si se meten en el ajo es bastante entretenido,  novedoso y poco competitivo. Nos funciono bien en un par de viajes, una delicia solo que acabamos llenos y sin apetito.

Resultado: un atracón de puentes en la carretera o, al revés, que no aparezca alguno en tiempo y se aburan con el famoso “¿Cuándo llegamos?”…..

Alternativa final: paras el coche, coges tu maleta y, diciendo adiós con la mano, te vas en el primer coche que te para…ya sabes, abandono y todo eso pero mientras no te cogen….