Monday, April 28, 2014

Mara y su estética.


Mara y su estética.

De un tiempo a esta parte, como el 90% de los adolescentes, Mara no está contenta  o conforme con su cuerpo, todo le parece feo o sucio o sin formas. Sus pechos planos, su vientre flácido y fofo, sus tobillos demasiado grandes, el pelo áspero y sin brillo, su voz de pito, sus muslos muy gruesos. Nada de sí misma le gusta y reacciona preguntando una y otra vez nuestro parecer sobre su aspecto salvo a su hermano, por supuesto.

Como no está contenta ya empieza a pensar en cambiarlo con milagros de cremas, champús y operaciones futuras; piensa en clínicas de estética y peluquerías milagrosas que la dejen como nueva, mejor dicho, que la dejen como a ella le gustaría verse. Lo malo, entre nosotras, es que no sabe cómo le gustaría de verdad verse.

Le decimos que lo deje como esta, que la naturaleza hará lo que deba hacer y que ira echando formas de mujer poco  a poco, que todas hemos pasado por el cambio de voz, que todas hemos sufrido con las hormona locas y los granos de acné en la cara. Que los pechos crecen y las caderas se redondean. Que, en suma, una se hace mujer poco a poco. Que deje al tiempo, que aun es muy niña.

Pero, el pasado domingo, por la mañana, después del desayuno,  me exigió un pequeño retoque a lo que me negué, le dije que con trece años, no. Mas adelante ya lo haríamos ya le enseñaría hacerlo bien. Se fue enfurruñada y enfadada. Se metió en su habitación y solo salió, después de mucho insistir, para comer y eso, solo cuando la amenace con la paga o el MP4.

Se fue, poco después de comer,  a la ducha,  (¡que olía mal!, dijo) se hecho más de una hora con el agua caliente, haciendo no sé el que. Sé que el pelo se lo pasa una y otra vez con el champú, después el acondicionador y termina con una mascarilla par dar brillo. Termina con toda mi provisión de mejunjes para la ducha, los míos. Horas encerrada en el cuarto de baño mientras su hermano se las pasa canutas para mear y perdón por la expresión, pero es la realidad.

El, lunes,  le costó ir a clase, le costó levantarse, la tuve que llamar yo por dos veces una vez que oí el despertador sonar sin desmayo,  pero su constancia de no hacerle caso fue superior, gano al despertador pero conmigo no pudo. Al cole medio dormida, medio desayunada  y sin ganas.

Por la tarde, al llegar, la noté rara. Era cierto el cansancio en el rostro, en las ojeras, en su forma de moverse. Estaba cansada, normal, ya era un poco tarde. Pero algo mas tenia, no sabía bien el  que. Ella se estaba poniendo nerviosa ante mi inspección sin palabras, sin preguntas.  Yo solo la miraba, mis ojos iban una y otra vez a ella. Algo se me escapaba y la volvía a mirar y remirar. Me estaba poniendo nerviosa y un poco histérica.

Una luz se encendió en mi cerebro cuando lo comprendí, un segundo fugaz, cuando me fije en sus cejas como la forma de una hoja de sierra para madera. Le faltaban pelos y no estaban uniformes. ¡Eso era! Como dientes de sierra y, además, desiguales; una más alta que la otra y, encima de distinto grosor. Un desastre, una pena.

La ducha…el tiempo de la ducha…mi negación a depilarle las cejas hasta más  adelante. ¡Qué desastre se había hecho! ¡Que tortura debió de ser para ella la operación y mucho peor el resultado!

Le reñí, una vez más. Me tiene amargada por las ansias tan grandes de crecer, de hacerse mayor de lo que es. Ya le tengo dicho que me espere, en cada momento la ayudare, le enseñare lo que hay que enseñar pero no antes y, tampoco, demasiado tarde. Ese lunes ya fue tarde, operación de renuevo.

Le reñí, un día más, otra vez, pero siento que fue culpa mía. La madre a la hija/niña, que quiere ser mujer, que quiere acomodar su físico a las pautas de la época. El domingo no la entendí, el lunes   me tiré de los pelos.

Aquí estamos, en un descanso, le estoy igualando las cejas a base de disminuir aun mas su grosor, le estoy quitando los dientes de sierra y perfilándoselas lo mejor posible después de la escabechina. Un poco de color después y quedara de cine pero, la próxima vez, tendré que seguir su juego, no negarme, y lo siento, me gustaría que siguiera siendo mi niñita.

Saturday, April 26, 2014

Mara y la suerte.


Mara y la suerte.

Unos nacen con estrella otros con problemas. Es nuestro sino, la ley de probabilidades que juega con y contra nosotros.

Así a Mara, el MP4 se le ha ido la señal de los auriculares. Hemos ido a cambiarlo y, ¡suerte!, le han dado otro mejor por menos precio. Una maravilla de la tecnología moderna y una bella estética. Le encanto y….a las dos horas funcionando se le ha bloqueado. Vuelta al a tienda, no hay otro igual, a esperar o tique regalo para esperar o comprar otra cosa. Se ha puesto triste. Le ofrecieron,  yo pagaría la diferencia, otros dos pero no le gustaron uno por el color y el otro porque era... ¿Raro? En fin sin MP4 y con dinero para gastar ¿Qué miedo!

Así, también, el juego para PC, los sims2, se instala pero cuando no quieres jugar da un error extraño. Contactado el servicio técnico pues que es incompatible nuestra tarjeta grafica o no sé bien qué. Ponerlo bien para el juego 50 euros adicionales. ¿Se acabar esto algún día? Mara quiere que lo reparemos rápidamente, quiere jugar ya, como sea. Desesperada. Dos apararetejos eléctricos, los dos problemas de una u otra forma. Los libros, en cambio nunca dan problemas y son generosos con el lector. Mejor un buen libro que un juego de ordenador, fue el consejo tardío y fuera de sitio de un dependiente del Corte Ingles, al que no hice caso, por supuesto.

El resto, las cosas no electrónicas, perfectas. Las cosas de Mara al cambio. Una para la tercera, dicen que en esa va la vencida; en la otra, pues apoquinar que es gerundio.

A su hermano, en cambio, todo miel sobre hojuelas. Todo a la primera y las cosas a pesar del maltrato que les inflige, y es mucho, de verdad,  le duran y duran u duran.

La electrónica no es la mío, se entiende, lo entiendo pero el azar si me liga en sus sino y desvaríos. Hay personas que atraen cosas, de forma positiva o negativa. Del mismo modo que hay gente que hace daño o bien con su mirada. O con la imposición de manos. Hay miles de casos, alguno he vivido en primera persona. Y si hay gente que atrae las tormentas, las hay que las repelen. Mara es adicta al cambio en objetos eléctricos, lo seguirá toda la vida, es su sino y destino. Las cosas le costaran un poco más que a los demás pero puede disfrutar de la vida y triunfara si se lo propone. Dios propone el hombre dispone.

Pero estas cosas la carga o demo, disfrazado de modernidad,  nos mete en un mundo más virtual que real y en una lucha por poseer cuanto más. Al final todo queda en la tierra, dejaremos todo para que se pudra y no como los viejos Faraones que se enterraban con los regalos más preciados y, alguno, con los sirvientes más queridos. ¡Qué putada! Que seas bueno en tu trabajo y, por eso mismo, por el aprecio de tu señor, te lleve con él a la sepultura en vida, para que le sigas sirviendo más allá de la muerte. Un buen corte de mangas merecía ese tipo, Caronte y toda la ralea.

Thursday, April 24, 2014

María Eugenia Palafox Portocarrero y KirkPatrick, condesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo.


María Eugenia Palafox Portocarrero y KirkPatrick, condesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo (Granada, 5 de mayo de 1826 - Madrid, 11 de julio de 1920) fue emperatriz consorte como esposa de Napoleón III.

Estudio en Francia y tuvo una corta y estancia en Inglaterra.

El 12 de abril de 1849, en una recepción en el Palacio del Elíseo conoció a Napoleón III, al futuro emperador, con quien se casó el 30 de enero de 1853.

El 16 de marzo de 1856, Eugenia dio a luz a su único hijo, Luis Napoleón, que recibió el título de Príncipe Imperial. Gracias a su belleza y elegancia, Eugenia contribuyó de forma destacada al encanto que desprendía el régimen imperial. Su forma de vestir era alabada e imitada en toda Europa, la moda neoclásica, estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI. Fue la persona con más condecoraciones de toda Francia, con 20 condecoraciones y títulos nobiliarios.

Eugenia era una mujer educada e inteligente. Tomo parte activa en la política del Segundo Imperio. Católica, se opuso a la política de su marido en lo tocante a Italia. Desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones: durante las campañas de Italia en 1859; durante una visita de su marido a Argelia en 1865 y en los últimos momentos del Segundo Imperio, ya en 1870.

La emperatriz Eugenia secundó las desafortunadas intervenciones exteriores del imperio: La derrotada Invasión francesa de México que costó la vida al emperador Maximiliano I de México.  La guerra contra Prusia, que concluyó al año siguiente con la derrota de Sedán.

En 1869 la emperatriz Eugenia asistió a la inauguración del canal de Suez. Apoyó las investigaciones de Louis Pasteur, que acabarían en la vacuna contra la rabia.

Tras la caída del Segundo Imperio Francés, la familia se exilió a Inglaterra. A la muerte del emperador en 1873, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz. Su único hijo pereció en Sudáfrica (1879) a manos de los zulúes.

Relacionada genealógicamente con la Casa de Alba, se alojó ocasionalmente en el Palacio de Liria de Madrid, en su Quinta de Carabanchel y en el Palacio de Dueñas de Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Alba, como un retrato suyo pintado por Winterhalter y otro de Goya, La marquesa de Lazán. Durante sus estancias en España, eran frecuentes sus visitas a la reina consorte Victoria Eugenia de Battenberg, de quien era madrina de bautismo y muy amiga.

La ex emperatriz murió en el Palacio de Liria de Madrid, como consecuencia de un ataque de uremia.

Su cuerpo fue trasladado en tren a París y fue enterrada en la cripta imperial de la Abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra), al lado de su esposo y de su hijo.

Se cuenta que el encuentro entre Eugenia y el futuro Napoleón III no fue casual. Se conocieron gracias a la madre de ella, quien deseaba un buen partido y se preocupó por exhibirla en los actos sociales para que conociesen a los caballeros adecuados.

Eugenia, convertida ya en emperatriz, ordenó a algunos arquitectos y jardineros de su corte la remodelación del castillo de Arteaga, un edificio de sus ancestros en la provincia de Vizcaya (España) y también restauró el castillo de Belmonte (Cuenca) propiedad de los marqueses de Villena. Bajo su auspicio se cultivó en una finca de Baños de Rioja (La Rioja), de la cual era propietaria, una viña que todavía existe con el nombre de La Emperatriz.

Gracias a ella se hizo muy popular el veraneo en Biarritz cuando en 1854 construyó el Palacio en la playa hoy día conocido como Hotel du Palais.

La elegancia legendaria de la Emperatriz influyó mucho en el mundo de la moda. Llamado así por la Emperatriz, el sombrero Eugénie es un estilo de sombrero de mujer inclinado y con la caída sobre un ojo; el borde se dobla bruscamente a ambos lados en el estilo de un adorno de equitación, a menudo con una larga pluma de avestruz. El sombrero fue popularizado por la estrella de cine Greta Garbo y en la década de 1930 eran histéricamente populares.

Monday, April 21, 2014

Siguiendo al hombre entre la multitud.


Siguiendo al hombre entre la multitud.

(A Poe, un maestro, un sabio).

Estaba sentada en la terraza de la cafetería, mirando sin ver, tomando un café sin sabor, cuando, de forma súbita, me fijo de forma obsesiva en un viandante. Era un hombre  normal como podían ser millones de hombres, ni alto, ni bajo, ni gordo, ni delgado, ni joven, ni viejo. Todo en el era algo como indefinible, hasta si me dejáis, diría que borroso. Vestía un tanto formal, como cientos de comerciales que buscan un potencial cliente a quien endilgarle el último piso, (Una ganga oiga, si no se decide me los sacan de la manos en dos o tres horas, no lo piense mas), el ultimo vehículo (dirección asistida, ABS, un GPS de regalo, aire acondicionado de fabrica, cinco airbags y todo incluido en el precio. No hay nada en el mercado comparable), o el ultimo seguro (por ser usted en las condiciones de este seguro de entierros le incluimos los dos hijos que tiene y hasta que cumplan 35 años totalmente gratis). Su pelo grisáceo y ralo en un cabeza quizás demasiado grande.

Eran sus ojos lo que más me llamaron la atención, como dos lentejas profundas y negras. La boca un simple corte rojo en la carne. Y sus gestos, la cara era como una sucesión de ¡mascaras! ¡Sí! Caretas que expresaban lo que sentía en unos momentos.

Lo vi entre el grupo de japoneses de visita y en orden en el centro de la ciudad y él en medio de ellos con la falsa careta de la satisfacción. No, no la falsa, la careta de olerlos, de mirarlos, de imbuirse en su esencia. Cuando se fueron, al darse cuenta de su soledad, su careta fue la de la desolación, un segundo para el cambio, un instante. Se puso frenético y comenzó a andar a largas zancadas.

Pague el café y lo seguí. ¡Jamás hubiera hecho aquello! Me llevo por calles estrechas y sucias, por avenidas abiertas con viejos arboles que arrojaban sobre las aceras sombras funestas, giró mil veces en las plazas redondas siempre buscando un grupo de personas en donde meterse en medio. No hablaba pero, entre esos grupos, la máscara de la felicidad doliente se instauraba en su rostro. En medio de todos los olía, los miraba con una cierta lujuria, como si comiera de ellos.

Cuando quedaba solo era el abatimiento total, como si le acometiese el miedo, agorafobia lo llamarían algunos, y se ponía a andar rápido, mecánicamente, arbitrariamente por las aceras en busca de otro grupo. Nunca vi a nadie tropezar con él, nunca un codazo, un roce, un choque, en el último instante se apartaban de su lado, presintiendo su malignidad. Y así de grupo en grupo cayo la tarde y vino la noche. Las calles se vaciaron de gente. La máscara de él era la estupefacción, la duda, el miedo, el vacio, el terror a las noches de insomnio; un conjunto terrible de sentimientos encontrados y criminales que se encendían en sus ojos, todos a la vista en el mismo momento.

Me acerque a él, me puse en frente. Me miro sin ver, sus ojos pasaron a través de mi cuerpo, un gesto de empezar a oler y una mueca instantánea de disgusto:

-A usted todavía no, no, no, todavía no, todavía no, no, no, es mucho……-y se alejo con sus grandes zancadas rumbo a Dios sabe dónde.

Me quede clavado en este sitio, donde estoy ahora, tratando inútilmente de no entender lo que me dijo, de olvidar sus palabras, de volver al principio, en  la cafetería,  tomando café en la terraza y no ver la hombrecillo que camina entre la multitud.

Friday, April 18, 2014

¡Como puede cambiar el día por una nimiedad!


¡Como puede cambiar el día por una nimiedad!

Te levantas lleno de cansancio, los ojos apenas se abran, la pereza, pensando en ir al trabajo, te llena y te bloquea hasta el pensamiento.

Hechas un poco de agua fría a la cara tratando de espabilarte, de volver a tu, a animarte. Hasta te cuentas, como hace tiempo que no haces, un mal chiste ala espejo del baño.

Preparas el café para ti y tu mujer. Para ella le pones los cereales integrales que le gustan. Par ti eliges dos magdalenas y cuatro galletas, también integrales.

Mientras el microondas calienta los dos cafés con leche secas la loza del fregadero, de la noche del día anterior.

Pones las tazas en la mesa con el azucarero y las cucharillas.

Te das la vuelta, ella ha llegado, esta allí, no parece que se haya recién levantado. Te da un beso, mas largo que de costumbre, al tiempo que te abraza con fuerza contenida. Te llenas de cariño. No entiendes esa efusión, a esa hora, en ese momento.

Te separas y la miras con una media sonrisa, feliz. Te sientes a gusto ahora, con ella, mas despierto, más pleno.

Saca un paquete, pequeño, que tenia escondido tras la espalda. La miras sorprendido. Coges el paquete, lo abres, un libro: El cuento numero trece de Setterfield.

Oyes, de forma lejana, casi en la esquina del llanto, como te dice que sabe que lo deseabas y  no resistió la tentación de regalártelo, que espera que te guste, que lo disfrutes.

No la dejas seguir hablando, la besas en la boca muy fuerte, muy, muy fuerte. Le das las gracias, te ha conmovido el detalle, no sabes que decir. Le dices, casi un susurro, “Te quiero, gracias”.

 

Y sales al día a romper moldes sabiendo que hay quien se acuerda de ti, quien es capaz de hacerte, aun, un regalo y que al volver hay una persona querida esperándote.

 

Wednesday, April 16, 2014

En la arena de la playa...


En la arena de la playa

Huesos en blanco pastizal

La luna roja refleja

Cansancio. Su carne abierta

Como un  volcán solitario.

Monday, April 14, 2014

Grandes mujeres: Benazir Bhutto


Benazir Bhutto (Karachi, 1953 - Rawalpindi, 2007)

Política paquistaní. Luchó contra el régimen militar de su país y se convirtió en la primera mujer dirigente del mundo musulmán, al ser elegida primera ministra de la República de Pakistán en 1988.
Hija de Zulfikar Alí Bhutto, presidente de Pakistán destituido en 1977 y condenado a muerte y ejecutado, Benazir estudió Ciencias Políticas en Harvard y Oxford. Su vocación política creció tras la destitución de su padre y en 1979 regresó a Pakistán para luchar por la restauración de la democracia. Permaneció detenida hasta que en 1984 fue obligada a abandonar el país y exiliarse en Londres, desde donde dirigió el Partido Popular de Pakistán (PPP) hasta que 1988 pudo regresar.

Organizó el Movimiento para la Restauración de la Democracia y desarrolló una política de movilización de masas enfrentada al dictador. Su personalidad cobró una dimensión internacional. Tras la muerte del general Zía en un misterioso accidente de avión, obtuvo un triunfo relativo en las elecciones con el Partido Popular, pero suficiente para ser elegida primera ministra.
Contó con la oposición de los partidos religiosos, que no admitieron que una mujer estuviese al frente del Gobierno y que acabaron con su mandato. Contrajo matrimonio n 1988, con Asif Alí Zardari. Dos años más tarde fue destituida, acusada de corrupción, despotismo e ineficacia política.

En las elecciones de 1990 obtuvo el triunfo la coalición Alianza Democrática Islámica (IJI) y Nawaz Sharif se convirtió en primer ministro. Ghulam Ishaq Khnan fue elegido nuevo presidente. En 1993, Benazir Bhutto fue reelegida para ocupar el cargo de primera ministra de la República de Pakistán.
Destituida en 1996 y condenada a prisión por corrupción en 1998, sentencia que fue anulada, se autoexilió en los Emiratos Árabes Unidos. Tras su regreso a Pakistán, en octubre de 2007, fue asesinada de un disparo durante un mitin ese mismo año.

Friday, April 11, 2014

Mara, las llaves.


Mara, las llaves.

No creo en el destino ciego, que no poseemos libertad, que todo esta predestinado. Creo en nuestra libertad, que el Dios de nuestras creencias se auto limitó en nuestra capacidad de libertad y de equivocarnos.

No creo en el destino.

Pero ese sábado todo se fue engarzando como una cadena de oro en un artífice a la vieja usanza, un Cartier, por ejemplo.

El partido de baloncesto de Javi, lo primero, que hizo que se fuera muy pronto y que Ed, como no, lo fuera a llevar y, ya que estaba allí se quedara ver el partido para traerlo a  casa al finalizar y tomarse una coca cola antes.

La compra de la casa, con la nevera vacía y toda la  despensa gastada pues tendría que salir a hacer la compra en el mercado de San Andrés, a poco de casa. Allí me fui, Salí sin pensar en nada mas, le di dos vueltas a la llave en la cerradura. El día era soleado y un poco frio. El segundo eslabón se cerraba.

Se completa el desaguisado con la llamada de Carol a Mara, a media mañana, para que la acompañara a comprar un pantalón. Así que Carol fue a nuestra casa, Mara le abrió la puerta y, poco después, salieron las dos juntas. Se unía el cerco.

Todo organizado, el engarce perfecto.

Me encontraron, algo más tarde,  en el puesto de la fruta. Mara avergonzada pidiéndome las llaves pues se las había dejado dentro. Les di las mías y allá se fueron.

Me volvieron a encontrar en el puesto de los embutidos y quesos. No podían abrir la puerta pues….las llaves de Mara estaba en la puerta por el otro lado, las dejó allí cuando abrió a Carol y allí quedaron para nuestra desgracia.

Fuimos las tres terminada de pronto la compra, probé y probé, le di golpes a la puerta, intente mover la llave con un alambre, con unas…., nada, la llave, desde fuera, le faltaban sus buenos tres o cuatro milímetros por entrar y no abría. Le rogué a la puerta, le di patadas, nada. Las niñas desde la distancia asistían atónitas a mi espectáculo.

Es una puerta de seguridad, se supone reforzada por estructura metálica.

Imposible de abrir fácilmente.

A buscar un cerrajero.

Hay miles en la publicidad con un número de teléfono pero los deseche. El cerrajero del barrio, mejor. Allá nos fuimos a buscarlo. Y hasta hubo suerte, estaba. Amable y educado, precio especial para el barrio, 40 euros. ¡Qué remedio! ¡Qué palo!¡Vaya precio especial de barrio!

Vio la puerta, analizo la situación, tocó y tocó. Metió el pie en la esquina de abajo izquierda y abrió un pelín, lo suficiente para meter una placa delgada de algún plástico o metal que llevaba en el maletín y que sacó como un mago de feria. No funcionó por dos veces. Hizo lo mismo cambiando de placa, otras dos veces, no funciono. Cambio de placa por tercera vez….y la puerta, tras el ábrete sésamo de rigor, se abrió.

Las llaves estaban en la cerradura, por dentro, y mis 40 euros en el bolsillo del cerrajero, Mara acongojada, yo sin saber bien si reír o llorar.

Un sábado por la mañana, un cerrajero, una cadena de acontecimientos… ¡mientras todo sea así!....me doy con un canto en los dientes.

 

Wednesday, April 09, 2014

Lo vi venir a lo lejos.


Lo vi venir a lo lejos. Solo un hombre, un  pobre hombre incomprendido y zarandeado por la vida, destrozado por la búsqueda y la esperanza, que siempre es lo único que le queda, de encontrarla.

Serian las dos de la madrugada en la Dehesa. Allí estábamos toda la panda. Los cinco de siempre nada más que con nuestras botellas de vodka y la coca cola como una simple excusa; algún petardo en el bolsillo pues el resto ya estaba fumado y bien fumado. Las sombras de los árboles del parque y la noche en si nos creaban el ambiente necesario de complicidad y dejadez. Estábamos en las sombras, éramos sombras. Decíamos tonterías, y nos reíamos de más tonterías.

Maduro, en los cincuenta y tantos o algo más, bien vestido con su camisa azul de manga corta, pantalón vaquero y unos zapatos del montón. Más bien grueso, de buenas espalda y llena su cara de arrugas que le daban un toque hasta distinguido, del abuelo que todos quisiéramos tener algún día.

Primero pasó por el grupo de los gitanos. Se rieron de él y hasta le tiraron alguna piedra. El, lo vi con una mezcla de asombro y de compasión, aguanto estoico y terco pero ante la inutilidad se fue. Lo vi vernos y acelerando el paso se nos acerco. Estábamos muy achispados y el último petardo había dejado medio groggys a todos menos a mí que me encontraba más lucido y triste que nunca.

Lo vi como daba cada paso hacia nosotros, como el suelo se adaptaba a su pisada, como las manos se balanceaban mientras apretaba de forma convulsa un móvil en una y unas llaves, las de su casa, en la otra, como medio sonreía pensando que nosotros podríamos ser el grupo que buscaba. Llego y nos fue mirando  a la cara uno a uno, la decepción se le marco e iba a darse la vuelta para seguir en su búsqueda de lo que fuera cuando le pregunte que quería, si era de la policía, que buscaba…simplemente dijo que “Buenas noches, estoy buscando a mi nieta de quince años que no sabemos dónde está, se fue de casa y todavía no ha vuelto;  pensé que podría estar por este sitio, se que viene, a otras horas, por supuesto, por aquí con sus amigos del colegio pero…ya veo que no, no molesto…perdonen”

Me levante y le abrace por el hombro, se encogió de miedo ante el gesto. Me saque el pañuelo del bolsillo y le seque un pequeño rastro de sangre sobre la ceja producido por alguna piedra que le había acertado.

“No se preocupe abuelo, si la vemos le diremos que se regrese a su casa. Que usted la está esperando con miedo por ella y lo que le pueda pasar. Que desean que vuelva. Váyase tranquilo que nosotros hasta el alba no nos vamos de aquí…”

Y con una sonrisa, hizo el gesto mágico de juntar las manos un solo segundo y bajar un poco la cabeza. Me emociono. Me dio las gracias y dándome la espalda, se encamino a su casa, arrastrando levemente los pies,  donde le esperaría su mujer o sus hijos, siempre preocupados, siempre esperándole.

Se llama Anselmo, es el portero del edificio donde sobrevivo, lo conozco un poco de verlo todos los días trajinando o limpiando o peleándose con los carteros comerciales o haciendo recados a las viejecitas del edificio. Todos los viernes hace lo mismo, después de la cena sale en busca de la niña que se escapo de casa después de una gran bronca con su madre y no volvió, no saben donde esta o que es de ella. Todo sucedió hace ya la friolera de tres años pero él no cesa, siempre sale a la misma hora, todos los viernes del año; siempre hace el mismo recorrido, siempre las mismas preguntas, de la calle de Francos a la Dehesa, de ahí a los jardines de Don Quijote….A veces lo tratan mal, una pena.

Cando le veáis en su trabajo es una persona normal, atento y amable, pero con un herida que siempre sangra en el corazón, una herida de las que no se ven.

Monday, April 07, 2014

Se retiro el mar de la playa


Se retiro el mar de la playa.

En la arena dejo señales

Escritas para ojos que vieran.

 

Señales, palabras, presencias,

Los pájaros las pisotean.

El viento las barre y borra.

 

No importa. Allí estuvieron. Allí

En el silencio desmenuzado.

Al mar que va en huida, puentes de plata.

 

Los pies del niño juegan barriendo

Finísimas perlas, rastros amargos

Que, un día, serán presagios

De heridas en carne viva

O el espectáculo grotesco

De cortar las alas a un ángel.

 

SE fue el mar, dejo siniestras

Marcas, como cuchilladas

En la piel, como deshechos.

 

Un rastro de espuma persigue

Los sueños de pies húmedos

Y, sin alas, nadas con arrecifes

Coralinos y delfines

De lomos plateados. Renuncian

Al tiempo, la noche te envuelve

Con su capa de frescor y lujuria.

 

Tiemblas de frío. Tiemblas cobarde.

Las  señales son borradas

En el lento caminar de tu paso

Y al paso de la sombra de negro...

Saturday, April 05, 2014

Grandes mujeres: Rosalind Franklin. (Londres el 25 de julio de 1920, Londres 1958)


Rosalind Franklin. (Londres el 25 de julio de 1920, Londres 1958)

La biofísica inglesa Rosalind Franklin, autora de la Fotografía 51 en la que obtenía una imagen del ADN mediante técnicas de rayos X, que será recordada por la comunidad científica como figura clave para la ciencia del siglo XX.

Rosalind Franklin habría logrado llegar a las mismas conclusiones pero nunca supo que una filtración de su trabajo había contribuido a desvelar el secreto de la vida, filtración de la que aprovecharon Watson, Crick y Wilkins y consiguieron el Nobel en 1962 olvidándose de la aportación de Rosalind.

Destacó, además,  en  investigaciones relacionadas con las microestructuras del carbón y el grafito y muy relevantes sus trabajos sobre la estructura de los virus.

Tal fue la contribución a la ciencia de Rosalind Franklin que son varias las instituciones y premios a los que da nombre, como la universidad Rosalind Franklin University o los premios Royal Society Rosalind Franklin Award and Lecture, que premian la labor de la mujer en la ciencia.

Para la comunidad feminista la labor realizada por la investigadora, abriendo camino a la presencia de la mujer en la comunidad científica.

Después de escuchar a Einstein en una conferencias decide graduarse en Químicas por la Universidad de Cambridge. Los años de Universidad de Rosalind Franklin estuvieron marcados por la Segunda Guerra Mundial.

Cuando acabó sus estudios pasó tres años en París en el Laboratoire de Services Chimiques de L'Etat, donde aprende y desarrolla técnicas innovadoras para su futuro, las de difracción de rayos X, también llamada «cristalografía de rayos X». En 1951 pasa a trabajar en Juan Randall en Cambridge. Fue allí donde su trayectoria se cruzó con la Maurice Wilkins, que no estába dispuesto a que Rosalin fuese su competencia. Rosalind Franklin pulverizó los argumentos de todos sus colegas. En 1952 consigue con el difractómetro de rayos X, fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa Foto 51, la columna vertebral del ADN. A espaldas de Rosalind, Wilkins le enseña a Watson las fotos decisivas que ésta ha obtenido del ADN y cuyos resultados aún no ha publicado.

Su misógino jefe fue capaz tacharla de «conflictiva» y «poco femenina», discriminada incluso,  pero no dudó un momento en robarle su trabajo sobre el cual orientó y logró armar un informe con la información genética y los resultados de Rosalind.

Rosalind Franklin falleció a los 37 años víctima de un cáncer de ovario en Londres.

Thursday, April 03, 2014

Mara y la broma del sabado.


Mara y la broma del sábado.

La forma de hablar por el móvil con la amiguita me dio mala espina. Era una conversación casi sin sentido pero con risas un tanto histéricas, terminando por meterse en su cuarto y cerrar la puerta para seguir hablando. Después de eso, la petición de salir, que había quedado con las niñas de su clase.

¡Qué mala espina me dio todo!

Sábado tarde, la deje salir hasta las ocho y media, no más.

La deje salir, y, que Dios me perdones, la seguí. No estaba bien conmigo misma ni con lo que iba hacer pero…la seguí.

Se reunió en la esquina de la plaza, al lado del MacDonalds, con tres niñas, ya conocidas, de su clase y repetidoras también como ella. ¡Vaya grupito!.

Hablaron, gritaron, dieron saltitos de nervios e hicieron un sorteo. Cada una se quedo con un papel que, mas tarde, según supe, era una prueba.

Las deje, preocupada, eso si, pero allí las deje, juntitas y revueltas como gallinas en su gallinero.
Me fui a XXXXXX a ver de un abrigo de invierno para Mara, lo va a necesitar. Realmente es lo único que va a necesitar cuando venga el frío pero no están de moda y eso es un gran problema. Allí rebuscando me encuentro con que entran las cuatro niñas de forma un tanto histérica, tocando todo, hablando sin parar y sin mirar a nada concreto. Mara, la más nerviosa de todas, agarró un pantalón, una blusa y se fue al probador de la tienda. Las amigas se distanciaron de ella y se quedaron en la entrada. Mara entro en el probador, yo, detrás de una columna sorprendida y curiosa. ¿Probarse un pantalón y una blusa? Además, ¿ella sola, sin sus amigas?

La mayor de ellas, entro al rato, le dijo algo y rápidamente se metió en el probador enfrente de la misma. Una chica del comercio, jovencita, seguramente en prácticas, entro a coger ropa de los probadores.

Mara la llamo:

-¡Oiga! Por favor.

-¡Si! ¿En que la puedo ayudar?- Le dijo amablemente la chica. Llevaba un letrero en el lado derecho del pecho que ponía “Silvia”

Mara espero un poco y poniendo la voz más seria que pudo le espeto:

-¡Eh! Es que aquí no hay papel higiénico. ¿Me lo puedes traer?

La chica se quedo sorprendida, sin palabras. Le entro una duda y se lleno de asco.

-Peroooooo, es que esto no es el aseo, son los probadores ¿Qué ha hecho usted ahí dentro, por el amor de Dios?

-Pues necesito papel higiénico para limpiarme ¿me lo trae? ¿Por fa?

La chica salio despavorida llamando a seguridad y a la encargada, momento que Mara aprovecho para pasar al otro probador con la ropa y en bragas.

Al rato, vinieron la encargada que sin mediar palabra aparto la cortina…. ¡no había nadie!...miro con duda y dureza a la chica pero no dijo nada. Recorrió el pasilla de arriba abajo dos veces pero, al verlo tan ocupados bufó y se fue dándole un golpecito en el hombro a Silvia.

Yo, avergonzada, me fui muy despacito y pensando como abroncar a Mara en casa y que castigo inútil había que ponerle. Inútil porque, después, su padre se encargaría de que quedase en aguas de borraja y yo tendría que explicar como me enteraba de estas cosas.

Tuesday, April 01, 2014

Míralo. (Soledad V)


Míralo. (Soledad V)

¡Míralo!  Acurrucado al lado de la cama, esta temblando, encogido y abrazando sus piernas como. Tiene miedo y llora. Sabe que no debe llorar, es peor, la última vez tuvo que ir al hospital. No debe llorar pero no puede contener sus lágrimas sobre todo en estos días viendo a tantos niños con sus regalos, felices de estar en casa, con golosinas, jugando en los parques. Los ve por televisión, no le dejan salir de casa. Los ve por la calle tras los cristales de su ventana. Preferiría estar en el colegio, allí está a salvo; tiene que estudiar, si, pero no le disgusta; tiene que bregar con los niños duros, pero no se está mal, hay reglas y si las cumples todo va como la seda. En casa, no. En casa si no es malo, es peor. Si no lloras, malo; si lloras, peor, como la última vez.  Si callas malo, te vienen a buscar enfadados; si hablas, peor, como la última vez. Llora ahora que está solo, pero pronto volverán y no es capaz de saber que va a pasar, solo sabe que el pagara el plato y algún día será algo más que una paliza.

Añora el tiempo, ¡que poco duró!, que estuvo con la abuela.  La abuela olía a lavanda y menta. Tenía las manos callosas y grandes, pero dulces y suaves cuando le bañaba y le aplicaba pomada por el cuerpo dolorido. A él no le importaba que la abuela lo apretase en su regazo y le cantase, ni que llorase un poco con sus ojos tristes cuando lo arropaba en la cama, ni que lo besase con cariño…

Esta llorando, queda poco tiempo para que vuelva de la compra, tiene que esforzarse por contener el llanto y permanecer invisible, es lo mejor, invisible para todos y para ella. Más tarde vendrá él del trabajo, vendrá cabreado como todos los días, furioso con la vida, con los jefes, con los compañeros,  con el presidente, con la botella y el, debe ser invisible, camuflarse con el papel de la pared, con los colores de la colcha de la cama pues está solo, está solo, el más solitario del mundo y solo quisiera estar con su abuela y poder llorar….