Wednesday, December 31, 2014

Feliz 2015.

Desde este mundo virtual Mara y yo, os deseamos un gran 2015, lleno de aventuras, amores, paz y felicidad y que aparezca ningún cabrón que nos lo joda....ya sabéis, un poco de ruda en el dintel de la puerta de casa arregla mucha cosas malas, hacedlo, funciona, como les funciono durante siglos a mis antepasados celtas.

Tuesday, December 30, 2014

Mara y mis reflexiones entre dos vacunas.


Mara y mis reflexiones entre dos vacunas.

Después del gran susto con la vacuna contra el papiloma… ¡médicos y análisis!

En los dos primeros días, Ed, su padre, preocupado, acompaño a la niña al colegio, ida y vuelta, ante la vergüenza de ella ante sus amigos y compañeros y, siempre según ella, el pitorreo generalizado de la escuela.

Pronto se organizaron las chicas para evitar tal desdoro y, a partir del tercer día,  una de las compañeras, Carol, venía a casa a buscarla en el coche de su padre. La vuelta en coche, de nuevo con el padre de Carol o con Tania y su madre que hacían un pequeño rodeo. Ed, se sintió mal cuando se lo dijeron pero acató la organización como alma en pena, con dolor inútil.

Entre clase y clase, día tras día, pues medico y análisis de sangre y orina, ecografía abdominal, tac.

Los resultados fueron: “TODO ESTA BIEN”, no hay anda anormal que implicase el desvanecimiento de Mara.

Por un lado todo bien, una preocupación que se iba. Pero queda, en mi corazón y en el cerebelo, una duda, un resquemor. Me consuelo pensando en que todo fue una impresión momentánea de los pinchazos, nada más que eso. En el fondo, muy en ese baúl lleno de telarañas hay pensamientos muy negros, muy malos, llenos de desesperanza y dudas.

Mara, como siempre, sacando pecho: “Ya veis, no es nada, tanta preocupación para nada, tanta vergüenza con los colegas para nada y vosotros siempre dando la tabarra, que si por aquí, que si patatan”.

Yo, callo. Ed, calla.

Ante todo esto y visto como paso la segunda dosis y la anormalidad a la que hemos vuelto pues retornamos a nuestras rutinas. Ya no se habla del asunto, lo obviamos, volvemos a hablar de música, de los sucesos del día, del baloncesto y las lecturas y las futuras notas que se acercan….

En la noche, arropada en las sabanas, acurrucada, con el calor de Ed, me preocupo por Mar, siento dudas, tengo miedo. Se abre el baúl de los espectros y con el mi miedo que acecha como cristales de hielo azul. No duermo, aun no.

He tenido suerte estos días. Rebuscando en las librerías he leído el capítulo primero de una novelita francesa que me engancho, apenas cuatro páginas, y no he podido resistir la tentación de comprarlo. Es lo que he hecho. Se titula “La elegancia del erizo”. Es una maravilla. Para sonreír, para pensar, para llorar. He reído, he pensado, y he llorado como una magdalena bíblica, no de las del horno y el desayuna.

Sunday, December 28, 2014

En pálida ausencia, de ti,


Camino entre las tumbas
olvidadas, llenas de
baterías descargadas.



El ruido te ahonda
en lagos profundos
de inútil depresión.




En pálida ausencia, de ti,
en espejos reflejada.
Luz plateada, lunática,
en los dolores del nacer.

 

Wednesday, December 24, 2014

Feliz navidad.

De parte de Mara y mía....
feliz Navidad en compañía de todos los vuestros.
Paz y esperanza y amor...

Monday, December 22, 2014

Mara y la carta a los Reyes Magos/Majos.


Mara y la carta a los Reyes Magos/Majos.

Yo lo entiendo, tiene catorce años, afirma su personalidad, lucha contra todo el mundo imperfecto que le rodea que es lo mismo que luchar consigo misma y sus carencias y sus deseos y sus creencias o su falta de creencias.

¿Por qué este rodeo? Por la dichosa carta a los Reyes Magos. Se negó a escribirla, ya era muy mayor para esas cosas…pero si no hay carta, no puede haber regalos. Se avino a escribirla pero no ha echarla al correo, como todos los años. Escribirla si, pero poniéndola en la nevera como terreno común. Los Reyes, si quisieran verla pues lo tenían fácil, que se descolgasen por la chimenea de la cocina echasen un vistazo y ya esta o que la robasen, total, tanto daba. Acordamos así, que remedio. La niña se pierde y la adolescente se cabrea y protesta y echa humo.

¿Qué pidió? Empezó con problemas, solo sabía que quería una depiladora electrica, el resto está en dudas. Añadió, mas tarde, una película que no existe (Street Dance 2), aun no está editada en video.

Y día tras día la duda asoma y la come. Al final este es su listado, calentito, muy calentito, de hoy mismo. Eso si a los “Queridos Reyes Majos”, hasta la sepultura genio y figura y terca como una mula.

“QUERIDOS REYES MAJOS”

-Una depiladora eléctrica, de las buenas.
-Una plancha para el pelo, de las buenas.
-Lo ultimo de la Pastori.

-Un DVD romántico.

-Una colonia de Tous o Dolce&Gabanna. Frasco  grande.

-Un reloj de pulsera bonito y de marca.

-Unas deportivas de marca.

-Un cheque compra para ropa de 60 euros como mínimo.

-Algo de dinero.

-Alguna sorpresita, bonita y moderna.

Allí está la carta. Ed se rio de verdad leyéndola tras los múltiples problemas planteados y las negociaciones habidas y perdidas por ambos lados; discusión incruenta por lo menos.

“Sigue siendo la niña que era en un cuerpo y una edad que no es la suya, lo peor vendrá el año que viene, ya verás. Quiere hacerse la mayor ¡que pena!”-me dijo en voz bajita sin que ella lo oyera.

“Lo que quieras-le respondí un poco seria de mas- pero no es la lista de una niña de catorce años. La depiladora es una tontería, si no tiene nada de pelos, nada de nada. Las colonias veremos pero no creo que sean para su edad, ya iré a una perfumería y las oleremos pero no se….el reloj vale quiere cambiar el de Kitty que considera que es muy de niña y, sin embargo, a mi me encanta. Y eso de cheques de compra y dinero es cutre y feo para una carta de reyes...no sé, no me gusta la carta, tiene algo que me rechina…”

“Tú siempre queriendo ver cosas donde no las hay. Los críos crecen a nuestro pesar, es el desarrollo, no la paremos”

Así quedo todo, hay que ponerse en marcha. ¡Reyes, en marcha!

Saturday, December 20, 2014

Velatorio.


Velatorio.
Nadie lloraba tanto en el velatorio del abuelo como la mujer de la esquina. Ni la abuela que, incansable,  iba atendiendo a todo el mundo, de una habitación a otra, al salón y de allí a  la cocina. Ni las mujeres, “las lloronas profesionales” que estaban para eso, llorar y llorar y llorar. Ni sus hijas, mis tías, ni las nietas lograban hacerse oír tanto. Bueno a las lloronas las llaman “plañideras”.

El abuelo lucia esplendido en su ataúd abierto, sobre la cama del dormitorio con sus cuatro grandes cirios encendidos en las esquinas. Recién afeitado, lavado y vestido por las vecinas. Su traje negro de los domingos y la corbata, también negra, le resaltaban su tez cerúlea y un tanto azulada que se le había alisado como por encanto; sobre los parpados cerrados le habían puesto unas medallas de santos. Su pelo entre canoso y grisáceo era el de siempre, muy corto, a lo militar. Una cruz de madera en la pared, se inclinaba levemente sobre su rostro placido y sereno y era como si el Cristo lo mirara dulcemente en su agonía, como un amigo de toda la vida. La tapa del ataúd la habían puesto  al lado de la ventana, vertical y apoyada en la cómoda donde guardaban la ropa de vestir. Al otro de la cama se veía, tapado por una sabana vieja y blanca, el ataúd de la abuela, similar en todo al otro, y, colgada de un gancho, su mortaja.

La gente del pueblo, ante la atenta mirada de la  abuela que iba como pasando lista, llegaba, visitaba al difunto, le rezaba o hacia que le rezaba y se iban al cuarto correspondiente, al de las mujeres donde estaban mis tías que lloraban y se mesaban los cabellos o al salón, el de los hombres, con sus aguardientes, sus cigarros y sus chiste guarros. Solo unos pocos, de la familia, le besaban en la frente.

Mis recuerdos son de entrar en una casa con una atmosfera muy cargada, a humo de tabaco y velas y maderas quemadas en la cocina. El aire estaba impregnado de una lentitud extraña, como si todo se hiciera a ritmo muy lento, pausado, terriblemente desfasado de las voces y los ruidos; me recordó, de pronto, a un disco puesto una velocidad más baja de la adecuada o a una película, como pasaba a veces en el cine del barrio, que se trababa y avanzaba a trompicones. Había cuchillos en las voces histéricas más que dolor. Y vi como la gente negaba la muerte, estaban allí no por el difunto sino para decirse a sí mismo que estaban vivos, que a ellos no le había tocado la negra; hoy el abuelo, mañana… ¿mañana?  Y por eso ese toque picante que era sexual tanto en las mujeres como en los hombres. Para negar la muerte se cuentan chiste verdes, se mira de otra forma a las mujeres prometiendo placeres y descendencia. Porque de siempre los niños nacen nueve meses después de las bodas y de los funerales. Ley de vida, el miedo nos atraviesa y esa noche follamos como locos olvidando temores infantiles, creyendo que así hacemos huir a la Parca sin saber que el amor es como morir un poco cada día.

Me llevaron, a mí, el nieto mayor, a ver al abuelo. No quería verlo, quería recordarlo como realmente era, como lo tenía en la cabeza. Esa montaña de hombre fuerte y duro con su portentosa  voz. Con su caminar recio y sin pausa por los montes, dando órdenes a los hombres, haciendo los trabajos más duros e imposibles, enfrentándose a pecho descubierto al matón del grupo que se ponía farruco y que agachaba, de forma inevitable,  la mirada ante el poderío físico  y la generosidad de la bota de aguardiente que, siempre, sacaba a tiempo para todos.

No era mi abuelo, lo dije en voz alta. El hombre que estaba dentro del ataúd no era mi abuelo. Mi abuelo era mucho más grande, mas alto, tan ancho como un armario ropero, lleno de miles arrugas sabias, de sonrisas bonachonas y cansinas, sobre todo con unas manos grandes como palas de cavar en las que las venas azulada sobresalían como pistones: no era mi abuelo. Aquel de allí tenía unas manos planas, leves, como vacías por dentro. Se parecía más a una cascara vacía, a un globo en forma de persona al que se inflo demasiado. Se lo dije a mi padre que me sonrió tristemente. Se lo dije a mi tío mayor que me dio un cachete en la cabeza y me dejo por imposible. Incluso se lo dije a mi abuela que lloro un momento en silencio antes de abrazarme muy fuerte y volver a ponerse en marcha con aquel dinamismo y vitalidad que siempre tuvo, olía a vainilla y soledad, a noches futuras al calor de la lumbre, a añoranzas y deseos.

Me llevaron, no recuerdo quien, al salón con los machos. Yo no entendía ese beber con ansia, ese fumar de forma compulsiva, esos chistes que sabían que eran feos y guarros y que no era capaz de entender, esas miradas a la otra habitación procaz y poco sutil.

Sobre todas la voces destacaba un llanto tremebundo que, poco a poco, fue absorbiendo el rastro de ruidos y voces y frases y dolores. Me quede con aquel ruido atronador, el resto dejo de tener sentido para mí. Seguí el rastro que dejaba en el aire de la casa que me llevo a la otra sala, a una esquina casi en las sombras, a una mujer invisible salvo por sus alaridos. Me quede cerca de sus pies descalzos. La mire largo rato aunque sabía que era de mala educación. Si no fuera por sus alaridos no sabría que allí estaba esa señora toda de negro, con su compulso pecho subiendo y bajando como un fuelle a presión. El velo le caía sobre la cara como una tela de araña. Me sorprendía que solo yo estuviese preocupada por la señora, como si solo yo la oyese, como si yo fuese el único capaz de sentir sus lloros y gritos.

Un engranaje empezó a dar vueltas en mi cerebro y hacer ruido, como un grillo melómano siguiendo con un ritmo prefijado. Los pensamientos se unían y se enlazaban como cometas en una batalla aérea. A la idea del abuelo que no era se unía la de esa señora con velo y llanto mientras los espectadores de la función éramos el resto de personas que estábamos en aquella casa. Todos éramos como actores de un mal drama, tanto mi padre como yo, mi abuela, mi madre, todos estábamos interpretando algo burlesco o prohibido y, por mi edad, no me  habían dicho la verdad pensando en que no me enteraría de las cosas. Quedaba como atacar esa situación, no podía preguntar de forma abierta, no sabía cómo darle la vuelta a la tortilla, frase tan de mi padre. Tenía que hacerme el inocente, pero no con mis padres, ellos pronto verían el brillo de mis ojos, entenderían que detrás de las preguntas habría algo mas pues por algo me conocían y demasiado bien. No con mis tíos que solo bromeaban y me tomaban por el pito del sereno. No con mis primos demasiado inocentes como para aceptar la burda trampa que estábamos viviendo. Lo decidí con un fuerte dolor de cabeza y toda un tribu de africanos de la selva exuberante de Trazan empezó  a  golpear los tam-tam en el medio de mi confuso cerebro.

Me acerque, arrastrando los pies, a la abuela con el cierto miedo que me daba y con la valentía de mis pocos años y le pregunté, señalándola con mi mano derecha,  quién era aquella mujer, porque lloraba tanto si no era de la familia, si era una desconocida. Le pregunte medio balbuceando porque estaba allí donde no debería estar. La abuela me miro desde su metro cuarenta y poco y cogiéndome del brazo, haciéndome inclinar sobre ella,  me susurro al oído que era una pobre mujer, vecina de la aldea,  a la que su hijo la había echado de casa y no tendiendo a donde ir pues se había metido en el velatorio a llorar su desconsuelo y hacer tiempo mientras comía algo y estaba acompañada.

Wednesday, December 17, 2014

Dolor indolente y febril,


Dolor indolente y febril,
invitado que, molesto,
revuelve tus entrañas. No
te deja descansar, planea
sombras de duda. Te sigue
como un amigo forzado
que responde cuando quiere:

Para siempre.....

Para siempre......

Monday, December 15, 2014

Quien resistirá sus gemidos?


Quien resistirá sus gemidos?
Su amante perdido en la fosa
tras el rito. El hijo perdido
largo tiempo atrás y el olvido,
ya dolor, que no llega nunca.

Saturday, December 13, 2014

En pálida ausencia de ti


En pálida ausencia de ti
en espejo reflejada,
sombra roja, lunática,
ultimo dolor de nacer.

Thursday, December 11, 2014

Sacada del periódico "Destornillo" de la E.T.S.I.I. de Madrid.


Sacada del periódico "Destornillo" de la E.T.S.I.I. de Madrid.

Dn Javier Tarrio Sanahulce es Doctor Ingeniero Industrial, en la especialidad de Estructuras Industriales, y lleva diez años en nuestra escuela como catedrático de Calculo Estructural y en los últimos cinco años como Jefe de Estudios y Actividades Extraescolares.

 

R. D. Javier, gracias por prestarse a esta entrevista para nuestro periódico.
J. El que esta contento soy yo y ya sabéis que podéis contar conmigo para todo lo que os interesa u os haga falta. Lo único que os pediría es que, la próxima vez, me aviséis con un poco de mas tiempo.


R. Prometido. Ahora, antes de nada, ¿cuales son sus aficiones?
J. La primera es la enseñanza, evidentemente, de materia técnica en calculo estructural pero sin desdeñar otros temas: Jeroglíficos egipcios, aura astral, religión celta, magia blanca, etc... Todo esta unido por el mineral de las Dioses: El Hierro, el mineral sagrado de los egipcios y esto ya hace la friolera de más de 6000 años.


R. ¿Cual es el futuro de la ingeniería?
J. El trabajo excepcional de personas como Calatrava esta haciendo que florezca una nueva tendencia en el acero, tendencia ya con una gran tradición una vez superados las modas de la piedra y el bronce. Pronostico un aumento de la influencia del acero en función inversa a la destrucción ecológica de nuestro sistema. Es decir, somos totalmente necesarios para la nueva religión del acero como la destrucción sistemática del eco del panda, que será la destrucción del propio planeta y el nuevo orden en que los ingenieros seremos los reyes de la misma, los gurus, los sacerdotes de un nuevo tiempo. Piense usted que con los secretos del acero incluso tenemos ascendencia sobre los extraterrestres con los que estamos en negociaciones, duras y complejas, para pasarles parte de nuestra tecnología. El mundo del acero es algo que se escapa a la mayoría de los mortales pero su influencia es total. Piense usted simplemente en los grandes sindicatos del acero.


R. ¿Y nuestra juventud?
J. ¿Para que? Bueno, son la necesidad básica de nuestras enseñanzas, no tienen otro sentido. Solo nos falta la capacidad de condena por no aprovechamiento, pero todo andará. La juventud que no se descarría tendrá el poder, se lo daremos.


R. ¿Algo mas?
J. Solo un aviso y ojo al parche, desde el próximo curso los alumnos deberán portar la cruz de hierro en el uniforme y quedaran prohibidos los pircing que no sean de hierro. Habrá obligación de profesar en IRON=MAN, aunque no de adoración nocturna, por ahora.


R. Muchas gracias Dn. Javier.
J. Siempre a vuestra disposición. ¿Donde se cobra lo prometido?

Tuesday, December 09, 2014

En una cocina junto...


En una cocina junto
al resto de huesos quemados,
ya carcomidos por buitres
y extrañamente blanqueados
por el sol de la sabana.

Pero ¿donde me escondo yo?
dentro estoy de tu mirada,
atrapado en el insomne
instante del papel viejo

de la maquina de fotos,
en la cartera de cuero

cerca del calor del pecho.

Sunday, December 07, 2014

Murió en la noche, en tu alcoba,


Murió en la noche, en tu alcoba,
entre negras sabanas, colchas
negras. Ausencias descubiertas
cuando fluye el último aliento
negro estertor del agónico
instante fugaz de tu cuerpo.
Luces negras. Caricias negras.

Friday, December 05, 2014

Mara y Un cubo de basura….


Mara y Un cubo de basura….

 Cosa pequeñas, pequeños sentimientos que afloran cuando menos te los esperas. Decía mi madre que el buen perfume en frascos pequeños, como las mujeres, y que lo bueno, si breve, dos veces buenos.

Mara me llamo a gritos desde la cocina. Tenía, en los ojos, ese brillo especial de los momentos especiales, su brillo de algo prometedor, una nueva ocurrencia o una locura de adolescencia que me sacarían de quicio.

Me acerque con duda y un cierto temor, demorando el tiempo, alargando el intervalo del pasillo que se curvaba de forma elíptica hacia el futuro.  La vida con Mara es así, una sucesión de gags inolvidables y ocurrentes.

Llego a la puerta, ella estaba allí, con el pedal del cubo de basura, el de la bolsa negra, pisado, abierto, mirando arrobada el interior. Me quede extrañada, con el ceño fruncido y arrugado la nariz por un cierto tufillo que me llegaba.

Iba a hablarle cuando lo dijo en voz clara y alta: “Mira, parece un funeral con las flores y todo”.

Me  quede de una pieza acercándome a ver lo que veia. Si, lo parecía, en el fondo aquellas sartenes viejas y descascarilladas que había tirado por obsoletas  pues el baño se le estaban yendo del todo lo que me daba miedo por su mezcla con los alimentos y las había repuesto por otras nuevas. Al tiempo el ultimo ramo que me regalo Ed, cuatro capullos de rosa rojas preciosas en su día, ya mustias y secas, pues las tire a la basura, y quedaron encima de las sartenes. El efecto era realmente como si un entierro se tratara. El entierro de las sartenes. Un funeral para unas sartenes que cumplieron con su trabajo durante varios años.

Me eche a reír y Mara, se rio conmigo. “He dicho una tontería, ¿verdad?” me dijo con un gesto de sorpresa.

La abrace como acabo haciendo siempre y nos reímos como dos locas ante lo ridículo de la situación. Cuanto más ridículo nos parecía, mas nos reíamos. Cuanto más nos reíamos, mas nos abrazábamos. Cuanto más nos abrazábamos, mas reíamos.

Dos locas abrazadas y riendo y llorando a lagrima viva. Si, de pronto afloro como una fuente de sentimientos que se transformo en torrente por nuestras mejillas. Casi nos caemos.

La situación se rompió por la combinación de risa, abrazos, lloros, mareos…es decir, nos entro unas ganas locas de mear….hubo que salir corriendo, cada una a un servicio distinto, y menos mal que tenemos dos pequeños, pero son dos.

 

Wednesday, December 03, 2014

Una simple mirada….


Una simple mirada….

Capítulo I. Camino al trabajo, el encuentro fugaz.

Todo empezó con una simple mirada en el metro. Le faltaban dos estaciones para llegar a su destino cuando vio, más bien sintió o noto, con un cierto cosquilleo, una mirada fija en ella. Sonrió para sí misma. Estaba acostumbrada a que los hombres la mirasen, no estaba nada mal y su cutis perfecto, sus grandes ojos, su melena rubia de bote  y su aire un tanto aniñado la hacían objeto de la atención masculina allí donde fuera.

Un cierto repelús le entro por la espalda. No le gusto. Se volvió lentamente, acomodando la posición del cuerpo al amarre en la columna y lo vio a  unos tres metros de ella…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de vino peleón en al mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y rotas….le dio asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…volvió los ojos levemente hacia el tipo y noto que le estaba mirando la mejilla izquierda, con una fijación compulsivo, hipnotizado, con si ella allí tuviera un tesoro o ….no aparataba la vista ni un segundo de su cara…

Inconscientemente llevo su mano a la cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. No noto nada en especial o ¿sí?..., le pareció sentir bajo la piel de los dedos como si la piel estuviese arrugada, dura., correosa. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del vagón de forma inútil. Empezó a preocuparse por su maquillaje, por su piel, por su rostro. Tenía que verse rápidamente.

El metro paro en la estación en la que bajo de borrachín. Respiro un tanto aliviada.
Se cerraron las puertas y arranco de nuevo. Su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la tapaba con la mano derecha de forma inconsciente…

Ya en su destino, Iglesias,  fue a la primera cafetería que vio abierta y entro en el servicio, no sin antes pedir un café con leche en la barra. Entro y se fue directa al espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco crema, sin granos, sin tachas, unos ojos que se sabia esplendidos…pero, ojo, no había como una manchita, ligera si, como una decoloración en esa mejilla…se saco del bolso y se aplico unos pocos polvos… ¡perfecto!...al tajo….

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo II. En el trabajo, las miradas, el jefe.

Hizo su entrada en la oficina tratando de aparentar una seguridad que no tenía. Taconeando fuerte, oscilando los brazos con fuerza, sonriendo de forma un tanto forzada y saludando con un tono más alto de lo habitual.

Sus compañeras se quedaban mirándola como un tanto sorprendidas lo que ella interpretaba como que le miraban el manchón de la cara, que no se lo había tapado de forma adecuada con el maquillaje.

Se sentó en su puesto de trabajo, una simple mesa con ordenador en una sala grande, amplio, luminoso. La separación entre puestos de trabajo era por unas mamparas bajas, muy escasitas…cada vez que levanta la cabeza las miraba hablar como si al criticasen, como si comentasen lo que ella notaba en su rostro.

Incluso su jefe, cuando la reunión de todos los días, se notaba diferente, insatisfecho, mirándola con insistencia que era ya de mal educación, de una forma que la hizo sentirse incomoda, avergonzada. Al salir una pequeña reunión de chicas la estaba esperando para deshacerse de forma fulminante….no podía mas, se fue al cuarto de baño y allí, se limpio la cara, se la froto todo lo que pudo y trato de recomponer su maquillaje, Para tapar el manchón se aplico un poco más de la cuenta y además usando, por si las moscas, el del tono más oscuro, el de los días de invierno cuando la tez pálida la hacia parecer un vampiro sediento de sangre. No le gustaba como quedaba, aun por debajo de los polvos y coloraciones se notaba aquella especie de gran peca, le daba la impresión que se estaba inflamando….

La mañana le transcurrió lenta y plomiza, pesada, no se podio concentrar ante tanta cháchara sobre ella, las críticas de todas, las miradas con un cierto  disimulo; noto el odio de todas su compañeras de trabajo, odio y envidia  y ahora con un deje de desprecio por la de la “cara manchada”, como le aprecia oír de forma lejana y confusa.

 

 

 

 

Capítulo III. En casa, un final poco digno.

Ya en casa cerró puertas y ventanas. El encuentro con la casera fue la gota que derramo el agua del vaso. No la saludo siquiera (nunca lo hacía, sin embargo) pero, esa vez, se la quedo mirando el gran grano de forma insidiosa como diciéndola ya ves monilla a todos nos sale una verruga de vez en cuando, ex guapa de cara, monstruo de feria….

Respiro varias ves de forma profunda y concentrada, se quito la chaqueta que tiro sobre el sofá, justo encima del bolso. Entro en el dormitorio y se puso la ropa de estar por casa, un simple camisón blanco y semi transparente. Se recogió el pelo en un moño trasero y….al tajo.

Se aplico la loción desmaquíllante, la fuerte, al que no usaba porque le ponía la piel rojo y le salían un granitos pequeñitos y feos. Se restregó una y otra vez la zona  del manchón, una y otra vez… de forma compulsiva y feroz….una y otra vez…

Cuando quedaba más o menos conforme volvía a  notar aquella sombra que se hinchaba a ojos vistas y se ennegrecía por momentos, por segundos…..vuelta a restregar y restregar.

No conforme decidió usar métodos más expeditivos y se animo con la lejía, solo unas gotas…al principio…incluso probo con unas gotas de amoniaco…al principio un a gotas….cuando parecía que se había librado del problema volvía a aparecer reflejado en su gran espejo-lupa, como una deformidad asquerosa y sucia, una verdugón negro y deforme con pinta de gusano que reptaba por debajo de su epidermis.

Empezó a desesperarse, no podía ser, no podía estar pasándole aquello a ella, o,  algo habría que hacer…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Epilogo. Metro y encuentro.

Ya solo Le faltaban una estaciones para llegar a su destino cuando vio, más bien sintió o noto, con un cierto cosquilleo, una mirada fija en el. Sonrió para sí mismo. Estaba acostumbrado a que los hombres y mujeres lo mirasen, no estaba nada mal y su cutis perfecto, sus grandes ojos, su corte moderno de pelo y su aire un tanto aniñado le hacían objeto de la atención allá donde fuera. Por no decir de su calzoncillo Calvin klein que asomaban por encima del pantalón vaquero “Pep jeans”y su camiseta sin mangas de Quicksilver

Esta vez no le gusto. Se volvió lentamente y lo vio a  unos tres metros de él…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de vino peleón en la mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y rotas….le dio asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…noto que le estaba mirando la mejilla izquierda, con una fijación compulsiva, hipnotizado….no aparataba la vista ni un segundo de su cara…

Inconscientemente llevo su mano a la cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. Le pareció sentir bajo la piel de los dedos como si la piel estuviese arrugada, dura, correosa. No podía ser, tenía el cutis perfecto. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del vagón de forma inútil. Empezó a preocuparse por su piel, por su rostro.

El metro paro en la estación en la que bajo por una puerta diferente a la del  borrachín. Respiro un tanto aliviado ante el aire de la calle.

Pero su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la iba tapando con la mano derecha de forma inconsciente…

Ya en su destino, el gimnasio,  entro en el servicio, y se fue directo al espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco crema, sin granos, sin tachas…pero, ojo, no había como una manchita, ligera si, como una decoloración en esa mejilla…

 

Monday, December 01, 2014

La noche cubre tu rostro.

La noche cubre tu rostro.
Tus ojos giran atrapando
últimos destellos de la luz.
El silencio se adueña de Madrid.
Las calles se vacían rápido
como un delirio acelerado.
Silencio en la ciudad. Silencio.
Un manto extraño de niebla
se espesa, sobre ti, te envuelve,
como un segundo abrigo te
llena de frío. Avanzas insomne.
Extrañas sombras se mueven
hacia ti, oscilan como serpientes
sobre la arena del desierto.
Madrid esta desierto......
Y tienes miedo.

Saturday, November 29, 2014

Mara y el supermercado.


Mara y el supermercado.

A una época de vacas gordas (mese sin novedades) sucede una época de vacas flacas (Mara haciendo de la suyas). Sucede pues una ruptura en el espacio/tiempo y sin espacio y sin tiempo los aconteceres se suceden uno tras de otro. Lo malo es, al no esperarlos pues estamos adormecidos en esa placidez de la falta de novedades, que nos cogen de sorpresa, atónitos, ponemos cara de tontos diciéndonos como no pudimos prever todo como mucha ante. Somos como caballos de carreras con las orejeras puestas y así nos va, nos dan por todos los lados. Ed se ríe como siempre con ese humor tan suyo, sin malicia y sin pensar en maldades o ignorante de significados: Yo, en cambio, me preocupo  quizás de forma inútil.

Empezó de forma poca significativa. A poco de aquí han inaugurado un nuevo y moderno y muy limpio supermercado. Mercadona. Amplios pasillos, piso liso y brillante y muy buena atención al público en general. Lo mejor, los precios.

Hicimos la compra en sábado y Mara se empeño, primero, en acompañarme y, segundo, en llevar ella el carro de la compra. Empezamos por un lado con la idea de terminar por el otro tras recorrer todos los pasillos y departamentos del mismo. La compra para el mes que nos llevarían a casa posteriormente.

Pasamos por la droguería. Mara rápidamente metió de todo aprovechando, champús, mascarilla, acondicionador, laca….. Pasamos por la carnicería, protestas de Mar por todo. La pescadería, Mara se aparto de golpe con una “¡ahghhh, pescado, que asco!”. Los congelados y fríos, las charcutería, y ese largo etcétera que ya conocemos todo.

Fue cuando vi la oferta de las doradas. 4,95 el kilo. Para un cena de cuatro de tamañito de ración pues estaba muy bien. Espero mi turno tras haber cogido el número. Mara a regañadientes me espera y de pronto, sin aviso o adiós, se va con el carro; este está muy lleno, le cuesta dirigirlo bien, no lo domina como al principio en el que se permitía incluso coger velocidad y subirse a él hasta que frenase. Me toca el turno. Pido las doradas y le digo al dependiente cuales quiero y en esto, a mis espaldas y oculto por la estantería de las aceituna, un estrepito de algo que se va al suelo y el grito contenido de varios personas mezclado con el chillido de Mara.

Salgo pitando, sin doradas, sin respetar la cola, sin respetar a bicho viviente, chocando y golpeándome con todo mundo que, de pronto, me impedían el paso. Llego allí. Mara esta de rodillas al lado de una joven dependienta, cogiendo botes de crema de aloe vera; botes sin fin caídas de una gran árbol, una pirámide inmensa publicitaria en medio de un pasillo secundario. El carro medio impactado con la misma rodeado de ellas e incluso invadiéndolo…Las dos, de forma inútil y risible, intentaban por todos los medios volver a colocar los botes. Por cada uno que ponían se les caían tres o cuatro. Su desesperación aumentaba con sus inútiles esfuerzos.

Me quede estupefacta. No sabía si llorar o reír, si ayudar o ayudar a tirar todo aun mas. Me mi duda me saco un encargado que, de forma amable y muy educada, cogía a las dos chicas por los codos y las hacia levantarse y decirles que nos se preocupasen, que todo se arreglaría. Mara, roja como un tomate, se me acerco abandonando el carro y toda la compra. La cogí y le dije que tranquila, que todo tenia arreglo que, al menos, nada se había roto así que no había graves daños. Sin embargo, en la sonrisa torcida y en las miradas de reojo a un jovencillo que se reía sin disimulo y sin malicia, entendía algo que aun se me escapaba, ¡sus catorce años! Cuerpo casi de mujer en una mente aun con cosas de chiquilla. Los chiquillos al lado, claro.

Terminamos la compra, las doradas me las tenían preparadas, y nos fuimos viendo a una pléyade de jóvenes reponedores que de forma animosa y tranquila iban deshaciendo todo y preparando, nuevamente, la gran pirámide de botes de aloe vera.

Una nueva, hay más. Va por rachas, espero que esta nueva acabe lo más pronto posible.

Wednesday, November 26, 2014

Mara: Segunda dosis.


Segunda dosis.

Cuando arranque la hoja del mes vencido, octubre y contemple la del nuevo mes, noviembre, me entro una súbita flojera en las piernas, un mareo que casi hace que me cayera al suelo al tiempo que una leve jaqueca se alzaba en mis sienes.

Todo se llenos de miedo, el miedo que una brisa fría se introdujo en mi pecho haciendo boquear, buscar aire inútilmente. Me apoye en la mesa de la cocina, de formica blanca, como la de miles de hogares.

Tengo un gran y hermoso calendario tras la puerta del armario de cocina donde guardo aquellas cosas de uso no tan usual o a menudo: ambientadores, plumeros, papel de aluminio o plástico de reserva, de reserva, también, el papel de cocina o pañuelitos de papel. Un largo batiburrillo de cosas útiles y necesarias. En ese calendario de mes por hoja que renuevo todos los finales de diciembre voy anotando todo. Cuando digo todo, es todo. Citas, médicos, reuniones, cumpleaños, santos, fiestas, horarios dispersos o anormales; la fecha del periodo mío y de Mara, sus exámenes cuando nos dan las fechas…y un larguísimo etcétera.

Tachada en rojo, color sangre, muy tachada para que, impactando visualmente en los ojos, no se pudiera olvidar estaba la fecha de la segunda dosis de la vacuna de Mara. Viernes 7 de Noviembre, 17 horas. Al lado ponía: Willibrordo, santo; Francisco Palau, beato; Florencio de Irlanda, santo; Lucia de Settefonti, beata; Herculano de Perugia, Obispo y Mártir, santo.

Me senté a respirar. Ya habían pasado los dos meses desde la primera, ya había olvidado todo el miedo y temor, el susto que se llevo, por lo menos, cinco años de mi vida y con ello traído alguna cana a mi pelo.

Llame a Ed, le avise, le recordé que se había comprometido a llevarla él. Pero no podía ser, me lo había avisado, reunión hasta última hora de la noche, los visitantes de no sé qué empresa alemana. Me volvía a tocar a mí.

Lo reconozco, estaba asustada pero al mal tiempo buena cara y, sobre todo, que Mar no notase mi temor.

Fuimos. La enfermera se asusto más que yo cuando la vio y vio que le tocaba a ella de nuevo.

La sentó en un sillón. Se puso a conversar de forma histérica y tonta de histerismo y tonterías. Le iba apartando la cabeza al lado contrario de la inyección, el hombro derecho, pues la niña estaba empeñada en contemplar el desaguisado. Hablando y hablando, en un momento cogió aire en sus pulmones y ¡zas! Le clavo la aguja y, muy despacio, muy despacio, le fue inyectando el liquido.

Mara toda tranquila decía que le dolía un poco.

Le dio un chicle, como a una niña pequeña. Lo cogió y se lo metió rápidamente en la boca con la intención de levantarse y que nos fuéramos pero, rápida y ágil como una serpiente al ataque, la enfermera, la sentó y le ordeno cinco minutos de reposo y cualquier cosa que sintiese se lo dijera.

Cinco minutos que la fui observando con minuciosidad, como un científico miraría a uno de sus experimentos. La enfermera iba haciendo sus cosas pero, también, de reojo la miraba una y otra vez.
Pasaron los minutos. Yo expectante. La enferma de hurtadillas. Mara mascando chicle.

Nos fuimos, tranquilas. Yo feliz. La invite a un refresco respirando aire fresco. Próxima visita, la ultima, dentro de cuatro meses. La recuadrare en rojo en el nuevo calendario del 2009.

Monday, November 24, 2014

Vuela, vuela el tiempo...

¡TAM!
el reloj da la primera campanada de la siete,
parece que el tiempos se detiene a su sonido.

¡TAM!
segunda campanada que queda suspendida
entre dos vidas recortadas en la lejania.

¡TAM!
tercera campanada que brota enorme
mientras se cierran ventanas y balcones.

¡TAM!
cuarta que desfallece en el esfuerzo
como la vejez de la tierra no pesa

¡TAM!
quinta esforzada de animo y valor
augurando pesares; cierras el libro.

¡TAM!
la sexta es esperanza de musica y juego
al tiempo que enciendes la television.

¡TAM!
la ultima es un adios no triste
mientras te pones a ver el partido.

Thursday, November 20, 2014

Tarde de calor, tiempo de piscina.


Tarde de calor, tiempo de piscina.

Allá nos fuimos, dos autobuses climatizados, algo más de media hora de camino y, ¡voila! en traje de baño y en el agua fresca y clara. Poca gente en ese día de la semana, nunca suele haber mucha gente, familias la mayoría con niños pequeños. Se llena tanto el sábado como el domingo. Por allí estaban los conocidos de año tras años. La viejecita que nada como si fuera deslizándose por el agua de forma errática, el maduro con gafas que hace sus largos (más bien anchos), el joven en la silla de ruedas y que es toda una proeza como entra y sale de la piscina por sus propios medios…

Entre ancho y ancho, si, hago anchos, no estoy para otros trotes, al menos por ahora, agarre en el bordillo, charla y unos cuantos ejercicios. Casi siempre cotilleos, anécdotas vanas. Una delicia. Unas nubes asomaron por el oeste, nada importante. Se levanto unas ráfagas de aires que olía a humedad y ozono, las frondas de los arboles empezaron a quejarse con ese toque tan característico de música natural. Las nubes empezaron a crecer desde la dirección del viento, crecer y ennegrecerse. De blanca gris y de ahí a negras, preñadas de tormenta.

El sol desapareció. Nosotros nadando y comentando que si la tormenta llegaba era peligroso nadar, por aquello de lo vórtices y cosas así. Los socorristas, por una vez dos, no decían nada aunque iba mirando, como nosotros, al cielo que se escurecía por momentos. La gente, la poca que había empezaron a marcharse como si se hubieran acordado que no cerraron la llave del gas y tenían que ir a cerrarla. Pocos quedamos, en la piscina solo dos pareja.

Tengo que deciros que adoro las tormentas, me parecen uno de los espectáculos más violentos, fuerte y hermosos de la naturaleza. Una combinación peligrosa pero bella como pocas. Ese refulgir de los rayos entre nubes o entre nube y tierra acompañado de esas tronadas que baten el suelo como tambores y te eriza los pelos de la piel y un cosquilleo te recorre el cuerpo….nada hay tan bello, nada tan vital.

Entre ancho y ancho, ya lo sé, no hace falta decirlo, pues comprobando que se acercara o no la tormenta. Mi mujer señalo un rayo. No lo vi. Conté, mil uno, mil dos……20. Esta a unos seis kilómetros, le dije, tranquila y aguantar.

Las ráfagas de aire se hicieron más fuertes, más húmedas si cabe. La típica cortinilla de agua se vislumbraba hacia la lejanía. Vi el primer rayo, corto, entre dos nubes gris marengo, toda una culebrilla de luz. Conté de nuevo, mil uno. Mil dos……doce. Esta a unos cuatro kilómetros y acercándose.

Al este el cielo azul limpio y claro contrastando con las nubes que teníamos encima de nosotros. El agua deliciosa, invitando a quedarse en la trampa que era. Sacabas el hombro y el fresco del viento te hacia volver a meterte. Se estaba mucho mejor en el agua que fuera. La mujer me dejo, tenia frio, temblaba ya. Salió y se envolvió en la toalla. Seguí en el agua, viendo, mirando, disfrutando poco pocas veces.

Cientos de pajaritos se posaron en el suelo en torno de los troncos de los arboles, se movían con ese ritmo sincopado, de nervios, de nunca estar quietos, atentos a todos y siempre girando la cabeza en una y otra dirección. En lo alto, más alto que nunca, un grupo de águilas o buitres ascendían y ascendían girando en las corrientes de aire caliente alejándose de todo peligro.

Otro rayo, este violento y largo, una anaconda de luminotecnia de arriba abajo, con la dirección quebrada. Seguí contando y vi que estaba aun a unos dos kilómetros. Pero el viento estaba cambiando hacia el sur y la dirección de la tormenta por la velocidad que parecía tener me decía que se iría a ese sur mágico y exótico. La sucesión de rayos y truenos fue continua en varios minutos, acelerándose. La distancia no bajaba de los dos kilómetros.

Un rayo espectacular se dividió en dos y tres pies perdiéndose en una tronada como una sucesión de violentas explosiones. Todo retumbo con el sonido de tambores lejanos. La cúspide la tormenta, el clímax total.

La cuenta seguía y se paso a kilometro y medio. El frente de rayos y cortina de agua, ¡menuda estaría cayendo por esos lares! creaba una frontera artificial de noroeste a sur. De ahí la calma, un periodo de paz total, de forma casi súbita con el parón del aire. Salí de la piscina, con la piel arrugada, medio temblando, llevaba allí más de una hora y media. La tormenta se había ido a amargar a otros la tarde. Nosotros seguimos contemplando el frente gris retirarse, como el sol se volvía a asomar tímidamente y acariciar nuestra piel húmeda.

Los rayos refulgían lejanos y casi sin luz. Los truenos eran ecos casi perdidos, casi inaudibles. Las nubes se iban aclarando cono si un pintor fuese pincelando en tonos blancos, aclarando el cielo que se le había pasado de color. Las cortinas de agua se iban difuminando…

Varias urracas bajaron al suelo buscando lago que picotear y las golondrinas planearon por la superficie del agua bebiendo al mismo tiempo, apenas un beso de cariño en la superficie que las reflejaba.

Aun me di otro baño un poco más tarde, más corto, mas rápido, y en marcha. El espectáculo, gratuito, había estado con nosotros y lo habíamos disfrutado….una muy buena tarde de verano.

Tuesday, November 18, 2014

Poe y dos de sus relatos.

Poe y sus relatos.

-El retrato oval: El protagonista y Pedro ( su criado), encontraron un castillo y decidieron pasar la noche ahí, porque estaba gravemente herido
Al irse a dormir pidió que bajaran las persianas y que abrieran una cuantas bujías para poder leer.
Se pasó horas leyendo y a causa de eso la postura le resultaba incomoda y la luz no le ilumina bien, decidió cambiarla, y al hacerlo, encontró un retrato pintado en un nicho, era una mujer muy joven y el retrato tenía una belleza y una realidad increíble, que le hizo asustarse. Buscó en un libro que tenía la historia de aquel retrato oval.
Leyó, y encontró que un pintor estaba enamorado d una chica virgen y se casó con ella. Ella decía que solo le tenía envidia a las brochas y a la paleta, porque era lo único que le quitaba tiempo a su amado.
Y el pintor le dijo que la quería retratar, a ella la idea la horrorizó, pero como le quería y era muy obediente, pasó durante días y semanas sentada para que la pintase y así complacerle. La gente admiraba y se asombraba del gran parecido y la vida que tenía el retrato. Cuando sólo faltaban unas pocas pinceladas, la dama empezó a oscilar vacilante, y cuando acabó dijo: "¡Ciertamente, ésta es la vida misma!"
Y al mirar a su amada estaba muerta.

-El misterio de Marie Rogêt:Es la continuación del anterior cuento.
Cuenta el asesinato de una joven muy bella, popular y famosa. Una muerte misteriosa.
En este cuento Allan Poe se dedica a recoger retales de los principales periódicos neoyorquinos, pero para poder hablar con sinceridad y sin temor, la sitúa en París; también lo hace para crear el clima de misterio que rodea la antigua ciudad.
Va explicando, todos los retales, y también nos muestra su opinión respecto a ellos.
Se trata de la joven Marie Roget que una mañana sale de casa diciéndole a su madre que va a casa de su tía y que no volverá hasta el anochecer, y que la irá a recoger el chofer. No volvió, no fue a ver a su tía, pero nadie se alarmo porque cinco meses antes también se había escapado, pero al cuarto día, se encontró su cadáver flotando en el río. Empezó una minuciosa investigación con recompensa, para encontrar al culpable o culpables. Dos semanas más tarde unos niños encontraron el escenario del crimen, dónde se podía apreciar; el suelo pisoteado, trozos de tela en los arbustos próximos, una sombrilla y un pañuelo bordado con el nombre de Marie Rogêt, todos estos con una capa de musgo por encima.
Por las características del bosque podemos deducir que esos objetos no llevaban más de dos días y también porque en eses lugar jugaban siempre esos niños que lo encontraron, pero el asesinato había ocurrido dos semanas antes.
También un fenómeno curioso es que un cuerpo ahogado, tarda unas dos semanas en salir a flote, y este solo tardó dos días después de su desaparición.
Todo apuntaba a una pandilla de malhechores, que habían violado y matado a una chica joven Mary Cecilia Rogers, poco tiempo antes, pero Allan Poe, no creía en esa teoría.
Él mismo descubre que el asesinato lo llevó a cabo un enamorado de la víctima, que era marinero.
La mata, la tira al río desde una barca, y después intenta simular que han sido la pandilla de chicos.

Sunday, November 16, 2014

Ante el semáforo te fuiste. (Bis 2)


Ante el semáforo te fuiste.
Abandonaste mi mano,
alejándote, calle abajo,
entre el gentío que nos rodeaba.
Ni una palabra de despedida.
Ni un reproche agridulce,
ni un grito estentóreo,
ni una escena de pelea violenta,
ni un brillo de ira en tus ojos.

Soltaste mi mano y te fuiste
entre el humo de los coches,
a lomos de los pitidos de guardias
domando fieras de cuatro ruedas,
con el abrigo del silencio
que mas duele, el del corazón.

Friday, November 14, 2014

Ante el semáforo te fuiste. (bis)


Ante el semáforo te fuiste.
Abandonaste mi mano,
alejándote, calle abajo,
entre el gentío que nos rodeaba. 


Sin palabras de despedida.
Ni un reproche agridulce,
ni un grito estentóreo,
ni una situación violenta,
ni un brillo de ira en tus ojos.

Soltaste mi mano y te fuiste
entre el humo de los coches,
a lomos de los pitidos de guardias
domando fieras de ruedas,
con el abrigo del silencio
que mas duele, el del corazón.

Wednesday, November 12, 2014

Ante el semáforo te fuiste.

Ante el semáforo te fuiste.
Abandonaste mi mano,
alejándote, calle abajo,
entre el gentío que nos rodeaba.
Ni una palabra de despedida.
Ni un reproche agridulce,
ni un grito estentóreo,
ni una escena  violenta,
ni un brillo airado en tus ojos.

Soltaste mi mano y te fuiste
entre el humo de los coches,
a lomos de los pitidos de guardias
domando fieras de cuatro ruedas,
con el abrigo del silencio
que mas duele, el del corazón.
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Monday, November 10, 2014

Espera el juicio de los doce justos,


Espera el juicio de los doce justos,

doce viejos orates de culo de mono.

Desespera, aguarda las horas harapientas...

con el hilo de seda  de araña en el cuello,

ansia la revolución de los tiempos...

y que la duda fuese eterna,

Su puerta se cerrara cuando haya desistido...

Sunday, November 02, 2014

Mara y el pediatra.


Mara y el pediatra.

Ultima revisión, le prescriben la vacuna contra el cáncer de útero.

Le corresponde las vacunas de catorce años y la susodicha. Menos mal que estamos en este Madrid y entra en la campaña que ha hecho pues de forma privada cuesta cerca de los 400 euros. (Si no se la ponen en la seguridad social se la pongo yo por mi cuenta).

La enfermera joven y muy agradable, le habla todo el tiempo sobre nada de beber, nada de fumar, buena comida, natural, pocos chuches, poco picante, etc.…y que la siguiente dosis en dos meses.

Se pone a escribir la nota cuan Mara se pone pálida y cual tabla se cae hacia atrás, de espaldas y empieza a convulsionarse.

Pegue un grito, me tire al lado de ella llamándola y llorando, no sabía que pensar y todo era como una pesadilla.

Vino la pediatra, rápidamente le abrió la boca y le levanto las piernas. Entre dos enfermeros la levantaron y la pusieron en una camilla un poco más tarde.

Poco a poco despertó. Le dijeron que media hora a ver cómo reaccionaba, que seguramente era una bajada de tensión.

Ella no sentía nada, no recordaba nada. Solo que la vacuna le dolía, que se iba la cabeza pero que prefirió no decir nada, no era importante,

Le dolía la lengua, Se la miraron y claro se la había mordido. Las señales de los dientes impresa en ella y un color oscuro de la sangres. Le sabía mal la boca, la sangre claro.

Aparentemente no se dio ningún golpe malo. La espalda con dolor, las cervicales también pero le fue pasando y a la media hora, bien agarrada por mí, pues abajo y un taxi. Ya en casa pues pijama y sofá, que descansase y un “ibuprofeno” por si tenía dolor. Durmió sus buenas tres horas y yo, cada minuto, iba a verla y tocarla. Estaba asustad. Ya paso pero sigo asustada y, lo malo, es que no debo dejar que esto influya en las cosas ha hacer o decir. Quizás o le vuelva a pasara o q…

Ed., cuando lo supo se preocupo mucho y vino corriendo. La niña dormida y el cogiéndole la mano. Cuando despertó se asombro de ver a su padre allí mismo. El padre empezó a bromear con ella, que si el miedo ala inyección, que era un damisela que se desmayaba por nada, que baya espectáculo y, en vos bajita pero al tono necesario para que yo lo oyera, que le gustaría haber estado allí solo para ver la reacción mía que debió ser todo une espectáculo. Mara termino riéndose con él y la complicidad de ambos me tranquilizo.

Eso sí, ya les dije, la de dentro de dos meses, que vayan los dos, yo no voy, otra así y me muero yo del susto. La noche sin dormir a causa de una opresión que se me puso en el pecho y aun tengo y no deja ni respirar ni vivir. Angustia, preocupación, dolor. Una simple y maldita vacuna.

Friday, October 31, 2014

Mara, catorce años.


Mara, catorce años.

Vino de sus vacaciones de Fuengirola preciosa. Estos últimos diez días de sol y playa sin ninguna molestia le han sentado de forma magnífica. Se le aclaro el pelo dejándoselo brillante y con tonalidades rubias; los ojos se le han terminado de pasar a un verde esmeralda llenos de moteados  amarillos luminosos como pequeñas estrellas en la noche; la piel morena con el color de un dorado celestial, del color de las diosas griegas. Llego preciosa. Los pocos grano del su acné juvenil, desaparecidos por arte de magia; ni potingues ni nada, solo agua, el mediterráneo y  mucho sol y pocas golosinas obraron un milagro. Eso y la impaciencia de su madre por verla, la añoranza que nos hace ver a nuestros hijos de una forma un tanto especial con las ausencias por medio.

Preciosa, bella y contenta. Nada de dolores, nada de problemas. Diez días de playa, todos los días nadando, mucho pescadito y música por el atardecer con un helado en la mano y buena gente en su entorno. Menos mal. Me parece que ha debido perder un par de kilos, lo que le sienta a su figura de maravilla.

Y llego su cumpleaños, catorce años. Catorce soles. Parece mentira cómo pasa el tiempo; no pasa, vuela. Le regalamos algo que ella nos llevaba pidiendo mucho tiempo y que a mí personalmente me parece una horterada: un colgante de oro con su foto grabada (lo tiene una de sus amigas y lo considera una pasada). Por otro lado, Ed, como siempre dando la nota, una sorpresa incluso para mi, pues le regalo adicionalmente una tarjeta de berska con 60 euros para que se comprase lo “que quisiera”. Y ese fue el inicio del pequeño desastre con el que hemos terminado riéndonos como locas.

Mara, rápida como la centella, llamo a sus amigas y se fueron, las tres de siempre, a gastarse pues la tarjeta de regalo. No compro nada, me pidió que, porfa,  por la tarde fuera con ella de compras que no había visto nada especial.

 Bueno, después de comer, comida especial, de lo que le gusta a ella: una buena ensalada con mucho pepino, langostinos gordos, ostras, hamburguesas caseras, las mías y tarta de chocolate con las velas de rigor, allá nos fuimos. Por el camino me entero de la mañana, discusiones varias y cada una por su lado al no ponerse de acuerdo que debía de comprar Mara, el look adecuado y la ropa adecuada; enfadadas y cabreadas unas con otras por una niñería. Ya se arreglaran, al final siempre se reconcilian como buenas hermanas.

Conmigo paso lo mismo, salimos cada una por su lado, me negué a que se comprara minifaldas que para verano está bien pero para este tiempo ya no, y ella exigiendo mi conformidad a las cosas que me presentaba y enfadándose  cuando le decía que no me gustaban…al final ella por un lodo, me dejo plantada con un vaquero rojo en la mano; en fin, nada de nada, las tarjetas intacta y Mara re-enfadada.

¿Quién se llevo la gran bronca?: su padre, un poco más tarde en casa, por el regalo, que solo ha dado problemas, nada más que problemas.

Se metió en su habitación con lo de nadie me entiende, soy una incomprendida y la gente me odia y no sé porque….ahora estamos riéndonos de las tonterías del día. Yo diciéndole que no puede querer la aquiescencia total de la gente, que cada uno tiene sus ideas y sus gustos y que, ella, o se compra lo que quiera o se pone de acuerdo.

La cena ha pasado tranquila y mañana ira de nuevo, espero que saldrá bien la cosa, con sus amigas a las compra.

Wednesday, October 29, 2014

Noche de Todos los Santos.


Noche de Todos los Santos.

Como en toda transición entre estaciones, la de invierno, los celtas (como muchos otros pueblos antiguos) celebraban el “Samhain”, fiesta de transición y que se aprovechaba que los límites físicos y espirituales se debilitaban tanto que podían permitirse el paso de los difuntos a nuestro mundo y tiempo.

El que coincida con nuestra fiesta de “Todos los santos” no es casualidad, hay que recordar la tremenda similitud entre la vieja religión celta y la cristiana; hay que recordar que la gran mayoría de los druidas se pasaron al cristianismo y fueron de los más fervorosos fieles. Ayudó, por supuesto, el hacer la oposición a la religión tan aberrante de los romanos.

En esa noche en la que los muertos podían caminar entre los vivos la gente del pueblo tenía la oportunidad de reunirse con sus antepasados, con sus muertos familiares. ¡Qué mejor que una cena familiar! Se ponía una luz en la ventana abierta para señalarles el camino (de ahí las calabazas vacías con las velas dentro), se dejaba algo de comida fuera  para mantener a las animas contentas y a los malos alejados del hogar (de ahí la tradición de truco o trato).

La cena era amplia y golosa rematada por las castañas de siempre, otro de los símbolos mágicos de nuestra tierra. Ahora, la rematamos además por la queimada (aguardiente, azúcar, unos granos de café, mondas de manzana y/o naranja o limón) y el famoso conxuro, del que ya hablaremos mas tarde.

En todas las casas se hacía lo mismo. Se llamaban a los muertos, se les invitaba a entrar y disfrutar. Se les recordaba por sus rostros y sus palabras, se decían en alto sus nombres y sus hazañas o proezas o se contaban las anécdotas que habían protagonizado. Se comía en su honor y se bebía a su mayor gloria. También se pedía por un buen futuro, por la expulsión de los malos espíritus e ideas, porque no existirá lo maligno y la familia prevaleciera siempre; por ello antes de empezar a cenar se limpiaba el polvo y se arrojaba fuera de la casa.

Y ahora, como los celtas, no hay que olvidarse de ellos, hay que convivir con ellos y amarlos en su ausencia, decir sus nombres y recordar sus rostros, así deberíamos rezar por ellos, ir al cementerio todos los años a visitarlos y celebrar con ellos en la cena de todos los santos, brindis incluido.

Es bueno recordar a nuestros muertos, están ahí, dentro de nosotros, parte de la familia y nuestros genes, los celtas celebraban en el Samhain esa cena para ellos poder acercarse a los suyos ya caídos y echar a los malos (con la queimada para que en sus fuegos se quemen los demos y trasgos etc.) sin miedo y con cariño.

El conxuro, que me encanta hacer en determinadas fechas, me lo sabía de memoria, no es tan viejo como parece. Es de los sesenta, en Vigo, por Mariano Marcos. Que no es engañen…

En gallego:

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.

Demos, trasgos e diaños,

espritos das neboadas veigas.

Corvos, píntigas e meigas,

feitizos das manciñeiras.

Podres cañotas furadas,

fogar dos vermes e alimañas.


Lume das Santas Compañas,

mal de ollo, negros meigallos,

cheiro dos mortos, tronos e raios.


Oubeo do can, pregón da morte;

fuciño do sátiro e pe do coello.

Pecadora lingua da mala muller

casada cun home vello.


Averno de Satán e Belcebú,

lume dos cadáveres ardentes,

corpos mutilados dos indecentes,

peidos dos infernais cus,

muxido da mar embravescida.

Barriga inútil da muller solteira,

falar dos gatos que andan á xaneira,

guedella porca da cabra mal parida.


Con este fol levantarei as chamas

deste lume que asemella ao do Inferno,

e fuxirán as bruxas a cabalo das súas escobas,

índose bañar na praia das areas gordas.

¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan

as que non poden deixar de queimarse

no augardente quedando así purificadas.


E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas,

quedaremos libres dos males da nosa ialma

e de todo embruxamento.


Forzas do ar, terra, mar e lume,

a vós fago esta chamada:

si é verdade que tendes máis poder que a humana xente,

eiquí e agora, facede cos espritos dos amigos que están fóra,

participen con nós desta queimada

Os pongo la versión también en castellano:

Mochuelos, lechuzas, sapos y brujas.

Demonios, duendes y diablos,

espíritus de las vegas llenas de niebla.

Cuervos, salamandras y hechiceras,

hechizos de las curanderas.

Podridos leños agujereados,

hogar de gusanos y alimañas.


Fuego de las Santas Compañas,

mal de ojo, negros conjuros,

hedor de los muertos, truenos y rayos.


Aullido del perro, pregón de muerte;

hocico del sátiro y pata de conejo.

Pecadora lengua de mala mujer

casada con hombre viejo.


Averno de Satán y Belcebú,

fuego de los cadáveres ardientes,

cuerpos mutilados de los indecentes,

pedos de los infernales culos,

mugido de la mar embravecida.

Barriga inútil de la mujer soltera,

maullar de los gatos que andan en celo,

melena sucia de la cabra mal parida.


Con este fuelle levantaré las llamas

de este fuego que se asemeja al del Infierno,

y huirán las brujas a caballo de sus escobas,

yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.

¡Oíd, oíd! los rugidos que dan

las que no pueden dejar de quemarse

en el aguardiente quedando así purificadas.


Y cuando este brebaje baje por nuestras gargantas,

quedaremos libres de los males de nuestra alma

y de todo embrujo.


Fuerzas del aire, la tierra, el mar y el fuego,

a vosotras hago esta llamada:

si es verdad que tenéis más poder que la humana gente,

aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera,

participen con nosotros de esta queimada