Lunes 1 de enero del 2007.
No puede quejarse, es un trabajo mas y no esta mal pagada la jornada. Maneja la pequeña furgoneta de esquina a esquina, aparca como puede, se baja de la misma y recoge cuatro o cinco bolsas de basura mal colocadas que pone con cierta desgana en la parte de atras. y vuelve a subir a la furgoneta blanca y verde, a otra esquina, a otras bolsas de basura.
Va triste pensando en los suyos, en que estaran en casa tranquilitos, casi seguro que ya durmiendo. Los crios con eso de la vacaciones, pues ya se sabe, pero a esa hora seguro en cama como Dios manda.
El a lo suyo, ir recogiendo la mierda en bolsas de los demas. El jefe le habia ofrecido esa noche para trabajar como diciendole o la cojes o ya sabes, las horas estan muy bien pagadas y eres el mas nuevo aqui, asi que o las coges o vas cogiendo la puerta que es liviana. Los veteranos ya han pasado antes por eso de trabajar la Nochevieja.
Y a coger el trabajo, que remedio. Le consuela pensar que le vendra bien como ayuda para los reyes de los crios.
Lo malo no es la jornada en si, ni las horas de trabajo, ni el frio que el traje de invierno apenas quita, ni la mierda maloliente. No. Lo malo es toda esa gente alegre, cantando villancicos y deseandole "Feliz Nochevieja. Feliz año nuevo". El reconoce que lo hacen sin malicia, pero le repatalea cada felicitacion, cada golpecito en el hombro, cada invitacion a un trago... es casi como un pitorreo generalizado. Pero es Nochevieja, son las dos de la madrugada y esta trabajando en las calles frias de Madrid con su furgoneta blanca y verde.
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