Saturday, June 30, 2018

La furgo...


Solo una furgoneta…

No sé como relataros esta historia. Me pasó a mí de forma directa, la viví, la sufrí. No creo en esas imbecilidades de nada. Si en la pared hay una mancha rara es que detrás hay un escape de agua ¿me entendéis?

Todo empezó con una tormenta de verano, hace un par de semanas. Estábamos los cuatro de siempre en el parque, unos pitillos, una conversación insulsa y tonta que termina derivando a las chicas ¡cómo no! Y… empezó a llover, una de esas repentinas tormentas  de verano,  con mucho aparato eléctrico y unos zambombazos que te dejaban sordo.

Nos metimos en la furgoneta de Tonio. Tonio es un chico con pocas luces pero de buen talante, uno mas del grupo, buen tipo, no nos dejaría tirados por nada, se puede confiar en él; nos aprovechamos un poco, también hay que decirlo. Trabaja con su padre haciendo pequeños transportes, mudanzas, etc…por eso lo de su furgoneta. Esta era casi nueva y grande, gris ratón. Nos metimos en ella y nos sentamos en la parte trasera, la de la carga, como pudimos pues había algunos trastos embalados con sabanas blancas que tenía que entregar al día siguiente. Las puertas las dejamos un poco abiertas pues un poco de claustrofobia sí que nos da y el humo de los cigarros.

Tonio de vez en cuando nos consigue algún curro que nos viene muy bien y nosotros le correspondemos tratando de hacerlo lo mejor posible, cosas sencillas como eso cargar y descargar unos muebles, o unos electrodomésticos, etc. Para cosas más complicadas pues va a gente con experiencia, profesionales de toda la vida, no con nosotros, claro. Veinte eurillos por una tarde siempre son bienvenidos, sobre todo para nosotros  que siempre estamos a dos velas.

Sonó, de pronto, el claxon dándonos un susto de muerte. Nadie cercano al volante, incompresible, algún fallo eléctrico, pensé.

Las puertas se cerraron de golpe, una ráfaga de viento, pensé de nuevo  para mis adentros. Tonio quiso abrirlas pero nada, estaban como atascadas. Allí los cuatros mas encerrados que el Lute en sus tiempos.

En el techo, algo me atrajo mi atención sobre él, filigranas de humo formaban figuras extrañas, cambiantes con la luz de los cigarros que estábamos fumando, parecían formar rostros maléficos, sonrisas tremendas, carcajadas…

Intente salir pues aquello me estaba asustando un poco, imposible, las puertas no se abrían ni con oraciones. Os lo juro, ese día no había fumado ni un porro, de verdad, estabas más seco y sobrio y limpio que nunca. Me empecé a poner muy nervioso, colérico más bien y ese es un estado muy peligroso para mí.

Los cristales de los asientos delanteros, de pronto bajaron y subieron un par de veces, de forma caótica. Se nota que querían amedrentarme y lo iban consiguiendo, me estaba asustando de veras.

Arranco el coche, parecía que iba a ponerse en movimiento sin nadie al volante, rugió y dio como dos o tres sacudidas y con un par de toses roncas se paro. Tonio hizo el ademan de pasarse a los asientos delanteros pero no pudo.

El silencio que nos inundo era ominoso

Un gran golpe en mi lado, como si viniera de fuera, abollo la chapa y golpeándome me tiro sobre Cardi. Mire en la dirección del golpe todo estupefacto, y, con miedo, si, con miedo por una vez en mi vida. Cardi, por si no lo he dicho es el delincuente habitual del grupo  siempre está entrando y saliendo de comisaria, una pena. La última, más de seis meses, fue por robar en un coche de la policía municipal, solo a él se le ocurriría hacer algo parecido.

Un olor a azufre o huevos podridos llenaron nuestras narices. León vomito, menos mal que saco la cabeza a tiempo y echo la pastilla fuera, en la calle y la furgo le permitió lo que antes no nos dejo hacer que fue abrir las puertas traseras. Cuando metió la cabeza dentro la puerta se volvió a cerrar sola con un fuerte y violento golpe.

Tonio nos calmaba diciendo que no hiciéramos caso que todo venia de unos días atrás en la que unos gilipollas se metieron dentro con unas velas negras y una ouija y, a partir de entonces, la furgo hacia cosas raras pero nada más grave que los que oíamos o veíamos. León le dijo que la cambiase antes de que pasara algo gordo, que iba a pasar algo muy gordo con aquel bicho.

Cardi empezó a flipar. Empezó a recordarnos aquella película de un tal Crapenter no se que sobre un coche que salió mal de la cadena de montaje, cosas de sangre y posesiones, y se dedicaba a matar gente…León le añadió que era de un libro de King y que molaba, una pasada en bicicleta.

Yo le dije que llamara a el crédulo de la tele, ese de las historias parasicológicas, que a lo mejor hasta le daban algo de pasta. Imagina la pasada de tu furgo posesa en un capitulo de fenómenos en la televisión, que pasada, tío, anímate, todos lo podríamos ver e incluso salir en el reportje.

Se encendió la radio. El salto que pegamos todos fue espectacular. Cada vez que lo pienso me estremezco. Allí los cuatro tontos, metidos en una furgo encantada y asustándonos como críos pequeñajos con cada cosa que hacía. La canción era un pasada de borde, vieja y con interferencias.

Las luces se encendieron y empezaron a parpadear como en una disco. A la secuencia de luz y sombras, las figuras del techo empezaron a  moverse como reptiles al ataque, como pequeños dragones echando fuego, como diablos en una danza infernal. El conjunto con ese olor repulsivo era…no sé cómo describirlo, la situación se me hacia increíble, surrealista y encima con autentico terror. Alguien, mejor no saber quien, dejo además un olor  acido y concentrado a orines….nos arrejuntamos como unos pobres chavalines en una esquina, los cuatro apretujados, lastima que no hubiera ninguna de la chicas, estaría el sobeteo precioso y cachondo.

“Solo falta que empiece  a saltar sobre los neumáticos” dijo alguien, no sé quién y, acto seguido, empezamos a dar más botes que una pelota de futbol dominguera. Me fije que seguíamos la música o sea se algo que no cuadraba…

León que estaba más que flipado empezó a contar que un accidente, retomando lo del libro del tal King, y que algo de sangre que le llego al coche había provocado todo aquello…Tonio le cortó rápido y le dijo que sí, que uno de los chicos se había hecho un corte grande en el brazo, que le dieron incluso cinco puntos de sutura. Incluso nos enseño los restos de la mancha en el suelo, semejaba, no sé, como una medusa grande en el mar solo que castaño rojiza y era polvorienta.

La tormenta paso como todo en la vida. Las puertas se abrieron, todo quedo más que tranquilo y salimos.

Sigo pensando en fallos del equipo eléctrico o un mala broma de alguien. La furgo de Tonio, yo ya no subo en ella ni aunque me pague, bueno, si hay curro que le vamos hacer, de algo hay que vivir, vamos, digo yo…

Thursday, June 28, 2018

Fantasia...


Con la cruz de su espada

se enfrento al destino,

bajó  a los oscuros abismos,

recorrió laberinticos pasadizos...



El sonido del metro llegando

rompió el hechizo y sus fantasías...

Tuesday, June 26, 2018

Se desperto...


Se despertó lentamente en la cama del hospital con un fuerte dolor de cabeza. Fue como levantarse un telón rojo del teatro con lo que su mirada iba descubriendo, poco a poco, los distintos aspectos del escenario. Miro en su entorno viendo lo poco que se puede ver en una habitación normal de un hospital cualquiera. La blancura de las paredes le cegaba y lastimaba las retinas. Se sentó como pudo, dolor incluido y mareos y ganas de vomitar,  apoyando la espada en el cabecero  pulso la perilla con el eterno botón rojo que estaba a su lado derecho, la del aviso a la enfermera del turno que fuese. Allí se quedo esperando largo rato a que alguien se dignase ir a ver que le pasaba mientras se acostumbraba a la luz y sus reflejos.

Las explicaciones no se las dio la enfermera/bruja de ojos pequeños y de larga nariz y grano incluido en ella, fue el propio doctor de urgencias  quien, mas tarde aun, le explico que en los análisis no tenía nada malo, que unos agentes municipales lo habían encontrado desmayado en un banco de El Retiro, cerca de la plaza y de la fuente del Ángel caído y no respondió a sus esfuerzos para despertarlo ni a los de los enfermeros del Samur que acudieron poco más tarde. Mientras le contaba esto con ese tono del profesional que pasa de casi todo se ponía las gafas en su sitio, un gesto inconsciente y reiterativo que le ponía de los nervios.

Había entrado por urgencias y ya que estaba despierto tenía que preguntarle a ver si había bebido o tomado cualquier cosa, algún narcótico u otro tipo de droga, lo que fuera, necesitaba saberlo para atenerse con la posible medicación necesaria y las contraindicaciones que pudiera haber. El no recordaba nada, bueno, casi nada, para el  solo eran preguntas vacías y sin sentido y sin respuestas aparentes, todo en un tono rojizo, como manchado. Todo le era extraño, como si no fuera con el, una pesadilla de esas que sabes que es una pesadilla y esperas el momento oportuno para que todo vuelva a la normalidad.

Pregunto por su ropa en un inciso del doctor que cada vez mas lo miraba de mal modo, un tanto huraño y con la cara ensombreciéndose, como si no creyera nada de lo que le decía, más bien de lo que no le decía. Se la mostraron en el armario de la habitación, abriendo la puerta blanca como todo y allí estaban su pantalón vaquero, la camisa roja a cuadros de leñador, su ropa interior de algodón que ya iba perdiendo el color original, y el abrigo de cuero largo como las alas de un murciélago peligroso y de forro granate del cual estaba más que orgulloso, era como su símbolo, una parte de su alma; todo estaba ya sucio salvo el abrigo con el espectral brillo de las alas de los cuervos.

Quiso saber cuándo podría salir de allí, quería poder ir a su casa y descansar en un sitio cómodo, conocido, familiar, aun sabiendo que estaría solo, sin ayuda de ningún tipo, solo como siempre estaba. El doctor con un cierto aire de pasotismo le dijo que al día siguiente si no había ningún retroceso en su estado, que le harían nuevas pruebas y si todo estaba tal cual podría irse en la tarde del día siguiente. Fue entonces cuando le vino la imagen acompañada de un rayo lleno de dolor en las sienes, el rostro de su chica con sus grandes ojos azules, de su amor y pregunto por ella, donde estaba, si la habían avisado, si podría llamarla desde allí. Un escueto y seco, como el estampido de una pistola de fogueo,  “más tarde”  fue la respuesta del médico con un adiós apresurado y salir de la habitación. Descubrió, para su pesar, una mueca triste, una mirada pesarosa que le dirigió la enfermera en una fracción de segundo que le dejo con la certeza de algo malo.

El “más tarde”  fue al otro día después de la comida, después de una aburrida jornada sin nada que hace salvo dormitar y ensoñar. Nada hay más tedioso que un día en un hospital sin hacer nada, sin visitas, sin poder leer, siempre con algo de dolor sordo y lejano, sin monedas para la televisión…y con miedo de saber y, también, del desconocer hechos de su vida reciente. Le sorprendió ver entrar al médico del día anterior con un hombre que por el aire descubrió enseguida que era un policía, tienen un aroma  algo diferente, un entorno como de casual pero hecho de piedra y sufrimiento, la ropa les queda distinta, miran diferente.

Lloró cuando le dijeron lo de la novia, muerta, golpeada, cinco extraños navajazos, posiblemente problemas de drogas pues tenía señales de pinchazos en los brazos…el entierro era ese mismo día a las seis de la tarde. Fue la información que recogió, poco pudo contestar a la preguntas del poli, el no recordaba nada de su situación anterior ni porque había aparecido en el parque, ni el porque de su desmayo…solo quería que lo dejaran en paz e ir a enterrar a su novia.

Lo dejaremos haciendo los absurdos trámites para salir del hospital y salir al fin con una luz que le cegaba, le dejaremos subiendo al taxi para ir a su apartamento, lo dejaremos ducharse largamente y ponerse una muda limpia, una camisa, un pantalón vaquero, las deportivas y, cómo no, el largo abrigo de piel negra; le dejaremos ir al cementerio y abrazar a los padres de su chica, llorar ante el ataúd marrón, con un gran Cristo de madera de ébano en la tapa, arrojar una rosa roja sobre él, llorar como una damisela cuando lo bajaban…

Fue, en el nuevo día,  a la comisaria y pregunto por el hombre que llevaba el caso, quería saber todo, quería saber el donde, el cómo, el porqué, en qué estado estaba la investigación y como podía el ayudar a esclarecer todo los hechos. El policía, inspector de homicidios le dijo,  le atendió amable pero serio, le hizo muchas preguntas casi todas sin respuestas antes de decirle lo que quería saber. Al parecer la chica iba sola, las huellas así lo decían, por el sendero de la rosaleda; aparentemente se paro en un sitio un rato y vario el rumbo noventa grados, se giro, se interno en un grupo de arboles como si alguien la hubiera llamado desde allí y esa persona, conocida seguro, la mato. ¿Huellas de la persona? No había señales definidas. ¿Señales del arma homicida? No definidas. Era exasperante, le dijo el poli, pocas veces había encontrado algo así, todo un misterio que ni los científicos podrían resolver salvo hacen conjeturas. La falta de huellas claras estaba en el que el agresor se puso algo en el calzado que lo disimulaba o un calzado especial ancho y largo que amortiguaba la pisada. El arma algo parecido, solo sabía que no era metálica, poco más.

Fue por allí en la tarde del domingo, chocando con los cientos de visitantes despistados, esquivando a los habituales de todos los días. Se llamo gilipollas por la decisión del día y de la hora, como ni no conociese la afluencia de gente al parque. Camino hasta la estatua negra que presidia la fuente con ese grito eterno, avanzo arrastrando los pies hasta la rosaleda hasta encontrar los sitios exactos, acompaño más con la mente que con los ojos, las pisadas de su chica. Se paro en el sitio más o menos exacto donde ella hizo lo mismo, avanzo cautelosamente hacia el sitio de altos y viejos arboles que le habían descrito y se metió entre ellos imaginando, agachado, tocando la tierra con su mano,  la escena; la chica, su chica, avanzando hacia allí toda confiada, alegre, sonriendo, feliz; su pelo que refulgía con el brillo del sol y le daba como una aureola de Madonna veneciana.

Imagino cómo se pararía ante la llamada de alguien conocido, el asesino, como buscaría en su entorno quien la había llamado por su nombre girando en un círculo. Lo encontraría, a él,  entre  aquellos arboles de gruesos troncos y negrísimas sombras…sonreiría al encontrarlo…llegaría junto  él y le saludaría, después,  un largo beso lleno de cariño y de amor. Hablarían del tiempo y de la última película de Scorcesse…

Fue en un momento determinado, quizás con la caída del sol y esa sombra serpenteante que nublaba los sentidos de la estatua maldita y atenazaba los corazones que sintió una ráfaga de viento frio, un aire gélido, satánico, que se le metía muy dentro y helaba sus sentimientos, los ojo le cambiaron y se pusieron de un verde esmeralda mientras sacaba, asustado,  de los bolsillos de su gabán dos gruesas placas de goma con tiras de velcro para sujetarlas y se las ponía bajo sus deportivas… mientras extraída su punzón redondo de caoba debidamente acerado… y llamaba a la chica que venía paseando por el parque, su chica, la llamaba pidiéndole ayuda si podría, por favor que tenía un problema.…y la chica rubia y bella, amorosa, se acercaba para ver qué pasaba con aquel joven novio muy atractivo, de grandes ojos verdes, le decía hola, que te pasa, como me has encontrado aquí y él le señalaba su mano izquierda lastimada y su gran cicatriz roja que iba desde los dedos hasta la muñeca y la chica, su chica, su amor, su novia para toda la vida,  se la cogía , le basaba con cariño y amor y en ese momento el punzón de madera dura como el ébano hacia una curva descendente brutal y rápida que se clavaba en el pecho de la joven que le mira sorprendida y aun enamorada, no creyendo en lo que está pasando y lo que pasa es que está perdiendo la vida, le están robando años y años de vida, le secuestran el futuro y las miles de posibilidades….mientras no muy lejos de allí un diablo negro con una serpiente enrollada en las piernas sonríe satisfecho…y le llama y le arrebata la cordura…

Sunday, June 24, 2018

Cementerio en Huelva...


Cementerio Protestante en Huelva.

A la sombra del gran pino
reposan los recuerdos,
lejanas vidas, lejanos ecos
de una existencia, desarrollo
florecido de inquietudes;
las huellas se han ido
borradas por las lluvias,
desleídas por el tiempo.
Un aura translucida
flota en la atmosfera,
leve vibración de un ser
que no añora lo que perdió.

Viejos tiempos, largos años,
pasaron de abuelos a padres,
pasaron de hijos a nietos,
terminando en una tumba
olvidada, un metro de tierra,
apenas una losa borrada,
cuatro piedras caídas,
una puerta que no cierra,
y un olvido que no cesa.

Olvido que es paz,
paz y negación.
Negación contra la vida,
vida que se perpetúa....
en una alfombra de hierba
llena de flores, allá,
por la primavera.

Paré un día,
me acerque con pasos quedos,
el ánimo encogido,
por el sendero rojo de barro,
bordeando viejas minas.
Me senté en una piedra.
Pasaron las horas,
las nubes lentas;
un rayo de sol se colaba
alumbrando la puerta.

Atardecía.
La paz se adueñaba
en silencio, la luna
nos visitaba. Mi alma
leía viejas lapidas.

Anochecía.

Ilustres: lejos de vuestras tierra
por los tesoros de esta morís,
manos andaluzas os enterraron
lejos de los suyos, en este
cementerio protestante
entre Alosno y Tharsi, a la orilla
de una extraña ruta,
tan extraña como la vida.


Friday, June 22, 2018

Paz a los hombre de buena voluntad.


Paz a los hombre de buena voluntad.

(Lo tenía escrito ya hace unos días, lo que está pasando, una vez mas, ya van demasiadas, en la que los perdedores son los de siempre las personas de buena voluntad, me lo hace trágicamente profético a la vista de las declaraciones por todos lados….sin mayores comentarios por mi parte.)

Nadie negara que una de los grandes tesoros sea la Paz. Muchos pueblos la ansían como agua de Mayo o nieves de Junio. Es un tesoro, un logro inmenso, un triunfo de la civilización.

Para conseguir la Paz hay que esforzarse y mucho. Debemos luchar todos por la Paz, en un esfuerzo diario, hora tras horas, noche en vela tras día. Esfuerzo importante en la vía publica, en el trabajo, en la propia casa. Educación para la paz.

Es el futuro nuestro y de nuestros hijos, de la sociedad en la que vivimos y de la gente que queremos. Hay que pelear por la Paz haciendo los sacrificios necesarios que ese camino nos imponga.

Es duro, ya lo sé. Es complicado y difícil, también lo sé. La Paz se merece ese esfuerzo extra, ese interés especial, esa dedicación de cuerpo y alma. Paz a todos los hombres de buena voluntad. Paz sobre la tierra que nos acoge y nos cobija. Paz bajo las estrellan que, titilando, nos muestran el camino. ¿No enseño una estrella el camino de Belén?...

Contra el violento, contra el mal tratador, contra el usurpador, contra el tirano, contra el enemigo de la justicia, contra los villanos del improperio y el insulto y las sandeces, contra el opresor, el violador de la rimas, el ladrón de las inocencias, el pirómano de los sentimientos, el terrorista de la sociedad en calma y dormida….Aunque, al final nos traten como al pobre Caín, el salvador del hombre en sus primeros tiempos frente al manipulador aberrante de Abel. Debemos aceptar el supremo sacrificio aunque, al final, nos marginen y nos critiquen y nos juzguen. Siempre mártires por la paz y el bienestar común.

Y si hay que pelear, pelearemos. Si hay que golpear, golpearemos. Si tenemos que partir un par de cráneos o hundir unas cuantas costillas, pues los partimos o las hendemos. El esfuerzo esta ahí y la recompensa será grande y generosa: la Paz para los de buena voluntad. Los malos al cementerio.

Wednesday, June 20, 2018

Me duele...


Me duele cuando no me miras

tus ojos se esparcen en gotas de viento

las palabras fluyen como un rio envenenado

                                                                                 en medio de los valles....



Me duele cuando no me escuchas

perdida en tu dolor acido contra el mundo

enfrentándote con los muros de roca y acero

                                                                                   con tus puños sangrantes...



Me duele pero lo entiendo

tus manos blancas bailan en las estrellas

tu rostro pálido reluce y se hace trasparente

                                                                                  rompiendo el tiempo...



Me duele pues me siento alejado

te escucho pero no te siento a mi lado

te veo pero no te encuentro.



Me duele


Sunday, June 17, 2018

El miron.


El mirón, detrás de un seto, calvo, avejentado, con tripa cervecera, más bien bajo, atisbaba frenético las embestidas de los dos cuerpos casi desnudos. Con su mano manoseaba su fofo pene que asomaba por la pitrina abierta de sus vaqueros. Trataba de ver lo máximo de una copula realmente salvaje, no se atrevía a acercarse más no fuera que lo descubrieran; aun se acordaba de la ultima paliza recibida. Gruñidos, arañazos fuerte, mordiscos, jadeos. Cuando le llego el grito final de la joven se corrió y gimió.

Con miedo, mientras se limpiaba y guardaba su "aparato" miro como el hombre se levantaba y con los brazos extendidos avanzaba hacia él. La boca se le abría dejando ver unos dientes afilados, sucios y enrojecidos. Los ojos le brillaban con un deseo...iba dejando un rastro de sangre y vísceras. Tuvo pavor, empezó a temblar y se pellizco al subirse la cremallera del pantalón, grito, salió de su estupor consiguiendo en el últimos segundos ponerse a correr al tiempo gritando: "Nunca más, nunca más, nunca más, nunca más"...

Friday, June 15, 2018

La palabra PAZ.


Editaba, ya hace tiempo,  un post en el que trataba de de ironizar, me parece que sin mucho éxito, sobre el mal uso de la palabra PAZ por los enemigos de la misma. La culpa, como siempre, de políticos y de esta actitud occidental de no llamar las cosas por su nombre, de una cierta cobardía que se ha instaurado en la gente, del que todo vale mientras nos dejen vivir con nuestro nivel de vida; la economía, ya se sabe, pesa mucho en nuestras decisiones e ideas.

La Paz no se puede conseguir con violencia, ya lo dijo y lo explico Gandhi. Ya lo dijo Jesús, el de los Evangelios cuando Pedro saca la espada para defenderlo en el monte Sinaí, “El que a hierro mata, a hierro muere”. Ya lo dijo Martin Luther King, el de "Yo tengo un sueño..." el de  "Siempre he predicado que la no violencia exige que los medios que utilizamos deben ser tan puros como el fin que perseguimos. He intentado dejar claro que está mal utilizar medios inmorales para alcanzar un fin justo. Pero debo afirmar ahora que también está mal, todavía peor, utilizar medios morales para preservar un fin inmoral."

Hay que pelear por la PAZ pero con las manos abiertas y el corazón en una  de ellas. Poner la cara, aunque nos la destrocen a golpes. Es perdonar al enemigo, ¡y eso es tan difícil! Es pensar en los demás antes que en uno mismo.

Y, peor aún, es usar la violencia para defender vanas e ilusorias ideas o ideales.

Paz es amor, es la anti violencia. Paz es palabra y respeto, libertad para los demás y para uno mismo. La Paz tiene que estar basada sobre la verdad, la justicia, la caridad y la libertad. Las armas, la violencia, la injusticia, la pobreza, el desprecio, el racismo, la violencia machista o feminista u homo, el poder desmedido y la guerra atentan contra la paz. El Día Internacional de la Paz se celebra el 21 de septiembre.

Cuando la usan los de Eta, los anti globalización, los radicales de cualquier signo (ya se sabe, los extremos se toca, al final son iguales), los ultras,  Israel, Palestinos, etc.….es un insulto a la inteligencia, es un crimen mas y que debiéramos aceptar como tal. Ellos hablan de otro forma de ver que no es la Paz, será la vaciedad que queda tras la derrota del enemigo, una cierta tranquilidad ante la imposición de nuestras ideas, la sumisión de todos y de todo a nuestros designios.

La PAZ es otra cosa, lo malo es que, esos, no lo entienden y no lo entenderán nunca….

Dice un viejo proverbio chino:

Si hay luz en el alma, habrá belleza en la persona; si hay belleza en la persona, habrá armonía en el hogar; si hay armonía en el hogar, habrá orden en la nación; si hay orden en la nación, habrá paz en el mundo.


Que la PAZ este con vosotros y con todo este mundo que estamos, por desgracia, destruyendo poco a poco.

Tuesday, June 12, 2018

Columpio senil...


Columpio senil de la memoria

Viejos recuerdos en estampida

Cayendo por el acantilado

En un suicidio cobarde e injusto…

Rumbo  a los fuegos de la inmolación…

Sunday, June 10, 2018

En Huelva...


En Huelva, cerca de la Puebla trabaje unos meses, algo más de un año.



Sorpresa de cocina, de gente y de paisajes.



La obra estaba muy a los pies de La Virgen del la Peña.



Un lugar pintoresco y delicioso. A medio camino de La Puebla y Tharsi, otra rareza en estos campos patrios.



Me gustó y me gusta el nombre de Tharsi, viene con ecos de lejanía, de otros tiempos y otras gentes. Algo así como de fenicios, los cartagineses o mas antiguos aun.

Tharsi no era un pueblo más, era, de entrada, una mina abandonada y una pedanía de otro más grande. La gente, antiguos mineros, vivía en casa pequeñas, de un blanco inmaculado, en calles ordenadas y rectas, siempre limpias. Las casas y las tierras donde se asentaban no eran de sus habitantes. Habían sido de la empresa de la mina, lo mismo que la escuela. Las hacia la empresa para los trabajadores y cuando la mina llegaba a las casas habitadas, hacía otra urbanización mas alejada  y trasladaba a la gente allí, al nuevo pueblo. Incluso llegaron a trasladar la iglesia. Una sorpresa. Otra, a la salida del pueblo, dirección San Bartolomé, un pequeño cementerio olvidado y mal mantenido que, mas tarde me entere, era el cementerio protestante, el de los técnicos ingleses que enterraban en suelo patrio, para nosotros, lejos de la tierra que les vio nacer.



A lo que iba, pues allí, en la obra, como unos amigos mas, pasaban todos los días una pequeña piara de jabalíes. La madre, la mas grande, delante y detrás de ella en fila india ocho jabatos, mas bien jabatitos. Se colaban por la puerta de seguridad, bajo la barrera, ante los ojos del agente de seguridad, bordeaban la oficina aun no terminada y girando a la derecha se metían en los bosques lejanos. Yo miraba el grupo con una cierta cariño, algo inusual para mi pero ciertamente bello. Los trabajadores a mi alrededor lanzaban siempre el mismo comentario sobre una buena caldereta de carne de jabato, jóvenes de carne fresca y tierna, buenísimos, tenían que estar buenísimos.

Así durante varios meses. Tuve que ir a Sevilla, la ciudad de las maravillas (si no lo digo reviento) y al volver, busque al grupo en mi primer día. Mi desilusión fue patente, me quede atónito viendo a la madre, andaba ya mas con la cabeza en el suelo y mas lenta, seguida por solo cuatro jabatos que habían dado un crecimiento espectacular, ya robustos y gordos. La gente a mi alrededor, cuando les comentaba el caso, se reían groseramente y decían que alguien se los había bien aprovechado. Yo sentí lastima y pena por nosotros y la pobre jabalí.



Y así siguieron haciendo el mismo recorrido, la madre y los cuatro que quedaban. Me consolaba pensando en accidentes, en alimañas pero, en el fondo, sabia que no era así.

Cuando me fui, no mucho mas tarde, con las maletas en el coche, estuve esperándoles; no aparecieron. Se que jamás volvieron por allí. Jaime, el encargado, con el que aun mantengo una buena amistad por teléfono, me lo dice: se los comieron, seguro, por aquí ya no pasan, desaparecieron.

Friday, June 08, 2018

Ultimo reflejo.


No hay ni palabras

Ni música, queda

El signo de los ojos

Y el ritmo de la cabeza.

Wednesday, June 06, 2018

Des...amistades.


(Des) amistades…

Estas solo en medio de la nada (muchos, muchísimos, más de los que se pueden contar, son legión…) y vives (eso crees), respiras, comes, bebes, cagas, orinas, hablas de vez en cuando (¿Con quien? ¿De quién?...). El tiempo pasa  como este otoño…

Un día se establece una conjunto de Boule aleatorio (¡ah! Las matemáticas de conjuntos y su nulidad) y aparecen gentes en tu entorno con cierta consecuencias (normalmente nefastas) en tu cotidianidad. Hay tres tipos de la mal llamada amistad.

El primer caso lo podemos denominar como el Petrismo o Petrista o también la negación (normalmente triple o de tres en tres). Te dejara tirado tres veces en el día que lo necesitas de verdad, cosa de costumbres e ilusiones.

El segundo tipo un poco mas guarro es el Tomista o Tomasista o también el que ahonda en la herida y se regodea en la sangre ajena, no necesariamente de forma literal. Te sentirás peor que un gusano después de sus acciónes… y yo me pregunto ahora y aquí qué culpa tiene los pobres gusanos en estas cosas, en fin sigamos.

El tercer tipo, el más sano y, al tiempo, más comprensible es el llamado Judaista o Judista o también denominado por los siglos de los siglos con el sobrenombre de “el vendedor”, al menos saca algo de situaciones y personas (el que seas tú el sufridor de sus actos de venta y comercio es pura casualidad, podríamos ser cualquiera de nosotros),  menos da una piedra y en tiempos de crisis ya se sabe al mejor postor aun que sea pocos.

Queda un elemento residual que son los “Pilatos”, o “Pilatistas”, que se lavan las manos o que tira la piedra y esconde la ídem o, mucho pero con consecuencias desastrosas,  señalan en tu dirección: Normalmente tiene “grandes ideas” y cuando fracasas –TU- en la misma ellos ni “MUUUUUU”.

¡Ah, bueno! Si tenéis razón, estos son casos de relación entre igualdad de sexos, la mal llamada amistad pura y dura (no nos pongamos ahora en plan porno, retiro lo de  dura…). En los otros caso se reducen a dos, si, es mucho más simple pero no por ello menos complejo.

Esta la Judithala o Juditara o por nombre más común y de uso vulgar, la que te jode…es decir la (el) que te camela, seduce y te destroza por fuera y por dentro, es el signo de nuestro tiempo, al menos te puede quedar el consuelo de los prolegómenos si es que has sido capaz de iniciarlos y acabarlos; eso sí, te queda una cara de tonto ya para siempre (como esos medicamentos que hay que tomar ya de por vida), pero de tonto-tonto-tonto que parece que tu cara coge vida propia y se va a dar ella sola una vuelta por ahí.

La segunda es peor (ya me preguntaréis amables lectores como puede ser algo peor después de leer el párrafo anterior), una maldición es lo que es, se denomina la Salomenita o Salomeniao también llamada “por encargo” o “si te he visto no me acuerdo”, en ella ni te camela, ni te seduce, ni hay, por supuesto, prolegómenos interesante o ….directamente por encargo, es decir un tercero, te jode, te fastidia y sirve tus restos en un plato de ensalada (porque en estos caso suelen ser muy ecologistas y además vegetarianos) en medio de tomate (mucho tomate), pepinos ( pero de buen tamaño, casi obsceno), ensalada (y vaya ensalada que se monto en torno de todo), cebolla (nos queda el consuelo de alguien que si lloro por ti aunque solo fuera por culpa de extraños compuestos químicos impronunciables que se producen al cortarla)

Entre estos dos hay una variante sabrosa denominada la Manzanita o Manzanica o Sidrica o vulgarmente “la has cagado infeliz”…mejor no meneallo pues los efluvios posteriores no merecen ser muy recordados eso si te queda una cara de pasmao que ya… ya, ni el amigo Munch fue capaz de expresarlo si bien se acerco mucho en el mal llamado “El grito”, y no con su verdadero sentido, el que el quedo al artista tras pasar por un trance similar, “El pasmo”…

Poco más hay salvo la idea salvadora de que la entropía funciona (o eso esperamos, hay que confiar en la ciencia), el caos engullira todo, todo, todo…

Monday, June 04, 2018

Reflejos y campanas...


Cuando alguien muere

¿No habrá campanas

Que suenen detrás del espejo?




Cuando  mueren las personas:

¿No habrá campanas que suenen

Tristes, detrás del espejo?




Cuando lloras….llora

Cuando ríes…….ríe

Llora por ti.

Ríe de ti.




¿A que sabrá ese café extraño

Del otro lado del espejo?




¿Cómo será la espalda de ese ser insolente

Que nos mira en el espejo?




¿Cómo será la espalda de ese

Ser insolente que nos mira

Airado dentro del espejo?

Saturday, June 02, 2018

Sorpresas...


De sorpresa en sorpresa.

En la calle, me asomaba a la ventana de mi apartamento ante la buena tarde que quedaba, los cuatro rascacielos destacaban al fondo como saetas energéticas hacia el universo desconocido. Me fije en un coche medio escondido detrás de un árbol, en la zona del parque que muchas parejitas usan para tener un poco de intimidad, muy escasa por cierto por las alturas de los piso vecinos que circunda el mismo; coche por lo demás bien conocido por ser de uno de los vecinos del bloque. Un mercedes gris plata, sin adornos, bastante baqueteado y que no pega ni con cola en esta zona.

En el asiento del conductor un hombre no muy mayor, pasando de la treintena, mal encarado, físicamente poca cosa, el del quinto B, con mala fama, de borracho, pendenciero, traficante en pequeña escala y con denuncias, de ladrón y además, o eso se decía, de maltrato. La mujer cansada de recibir por todos lados se había ido con los dos niños tratando de salvarlos del tipejo hacia ya varios meses.

En el del acompañante una chica bonita pero extremadamente joven. Sé que tenía quince años en ese momento porque también la conozco pero desde la distancia. Vosotros, amigos lectores, le podríais poner trece o dieciséis que tanto daría. La mano derecha del conductor se aproximaba peligrosamente por detrás de los hombros y su cabeza se inclinaba hacia ella hablándole y con una sonrisa de caimán de las películas de Disney, mientras con la otra mano  gesticulaba exagerada y artificialmente.

Nada del otro mundo, la eterna historia de siempre.  La niña que quiere jugar a ser mujer antes de tiempo y el sinvergüenza al lado.

Iba a entrar y cerrar la ventana cuando me sorprendió la llegada del padre de la niña, porque en fin, es la aventura de una niña que juega a ser mayor, a reafirmarse y enfrentarse a todos, sobre todo a sí misma. Un hombretón mayor, canoso, de barriga cervecera, tan cargado de hombros que parecía tenia chepa, se le veía cansado y triste, fatigado. Otro vecino en busca de la cría de sus ojos que tantos disgustos le iba dando, hay tantas historias tristes en este barrio, tantas repeticiones de lo mismo. Se puso delante del coche y llamo fuerte a la Sindi, así se llama la chica, sí señor, Sindi. Le hizo gestos para que saliera del coche y se fuera con él. El conductor, ante aquello, puso la mano en la rodilla de la cría y le dijo algo bajito. Abrió la puerta con parsimonia y sin prisas, muy lentamente, salió del coche pero como parapetándose en la misma.

“Váyase a casa abuelo, la chica se queda conmigo, quiere quedarse conmigo. Ya ira más tarde a casa y téngale la cena caliente seguro que tendrá hambre”, le soltó como si nada, con una chulería que rallaba en lo más sangrante.

El otro bajo la cabeza, inspiro profundamente y volvió a llamar a Sindi, que a casa, que la cena estaba en la mesa…con las palabras avanzaba un par de pasos de forma temerosa, como con miedo.

El chulo ante la situación pasó por delante de la puerta del coche y con gesto rápido, muy de película de serie negra americana, saco de la parte trasera de la ropa una pistola que dirigió hacia el hombretón.

“Ni lo intentes viejo, piérdete de una puta vez, lárgate y déjanos,  no le pasara nada malo, ya sabes, cosas de la vida y del crecimientos, de las hormonas revueltas y todas esa cosas”, mientras lo decía le miraba directamente a la cara. Al cabo de un par de segundo se volvió con media sonrisita a Sindi y con un gesto de la otra mano, la tranquilizaba y le insistía en que se quedase donde estaba.

El viejo se notaba, lo veía desde mi altura como una reina en su castillo a prueba de asedios y batallas, amedrentado ante el arma. Mi alma en un puño, lo confieso. Reculó medio temblando, giró y se iba a marchar por donde había venido cuando debió de pensárselo mejor o, tal vez, es suposición mía, ya estaba demasiado cansado de todo y de tantos problemas, desencantado con una vida que se las prometía muy felices y que solo era un engañabobos, como él, como tantos como él. Pienso que en ese momento deseo la muerte como una liberación, descansar, dormir para siempre sin preocupaciones, sin problemas, sin discusiones, sin tener que buscar a su niña, sin tener que oír insultos e imprecaciones por dineros que faltaban, sin sustos por algo de las joyas de la mujer que faltasen y que al final había terminado en la casa de “compro oro”. Se paro mirando el suelo, encogido de hombros, medio temblando (a lo peor la que estaba temblando era yo desde mi ventana).

Se volvió.

“¡Que valiente tu con un arma en la mano ante, como bien dices, un viejo como yo! ¿Es esa tu fuerza? ¿Es esa tu valentía? ¿No tienes otra cosa?...¡¡Sindi!! Mira al cobarde de tu “novio” amenazando con una pistola a tu padre, a tu viejo padre. Solo se atreve escudándose en una pistola, no vale para nada sin ella, es basura, Sindi, tu madre te espera y yo ya sabes que también…vente, deja a ese y todo lo que representa que, al final, ya ves solo es cobardía, pura cobardía…no hay más que maldad y vacio en ese tipo, no vale la pena por unos segundo de libertad como piensas…”

Conforme hablaba iba  avanzando lentamente hacia el cañón de la pistola, los brazos abiertos de par en par como dos escuálida alas de un ángel perdido en la tierra, encadenado a los muros por una vieja cadena oxidada y deseando más que nada la muerte, la liberación. Avanzó poniéndose enfrente del chulo, la pistola le rozaba el lado derecho del pecho mientras seguía llamando a su hija metida en el coche y las palabras se le iban mezclando con las lagrimas que no podía detener, llanto de miedo o de dolor, o de esperanza:

“Sindi ven, Sindi ven con tu padre, Sindi ven…por favor hija, ven…”

El chulo, de verdad que no me acuerdo de su nombre por mucho que lo intente, la cabeza no da para mucho a estas edades, ahora se, que está huido de la policía por no sé que de una agresión, no sabía dónde meterse, la situación se le había ido de la manos y no entendía como aquel tipo viejo, un desecho ya de todo, no tuviera miedo, no hubiera salido por patas como tantos otros ante él y su pistola, y en su cabeza las disyuntivas de acción se iban acabando. La primera era pegarle un tiro que sería la muerte y la condena de él, por otro huir sería un desastre para su fama y su negocio y no digamos su último capricho, a la chica, Sindi, que ya la tenía en el bote, carnecita fresca y tierna como le gustaba presumir, y no iba a quedar nada bien.

En esto se le abrieron los ojos como platos cuando recibió el primer bofetón, instantáneo, brutal, seco y duro…”Dispara si es eso lo que quieres, dispara gilipollas”…atónito comprendió que el vejete le había pegado, le había abofeteado, delante de todo el barrio, delante de su nueva conquista, delante de la pistola que apuntaba al corazón. El dedo fue al gatillo y empezó a apretar con furia pero de forma contenida. Su mente se volvió roja de ira y en esas estaba cuando noto, más que sintió, el segundo bofetón, un poco más flojo y débil….

Lo mire como giraba brusco la cabeza hacia su izquierda, dos o tres segundos nada más. De forma automática, asomándome aun más, mire en su misma dirección. No vi nada. Escuche el lejano eco de las sirenas de la policía que se acercaba. Volvió el rostro hacia el hombretón que lo miraba desafiante, como con una careta de papel cartón y, de improviso le golpeo con la culata de la pistola. El viejo ni se inmuto. Grueso goterones de sangre empezaron a correrle por la mejilla.

“No vales la pena, viejo”, con esas palabras y un gesto como de desagrado y sin dejar de apuntarle se fue hacia el coche, paso por la puerta abierta del mismo cuando “el viejo” en un último acto se lanzo como un miura contra la misma cogiendo de lleno entre la puerta y la estructura del coche al chuleta en plena huida. El ruido de huesos y metal fue tremebundo, el grito fue terrible. Aun así se metió como pudo y, rápido, salió en estampida, a cien por hora sin mirar ni  a nada ni a nadie….el asiento del acompañante iba vacio….