Los automovilistas se enojan en los múltiples atascos que se producen en los múltiples semáforos; avanzan cinco o seis metros y a parar, porque la transversal esta colapsada con los coches que no han podido cruzarla, así que, para ellos, su semáforo se pone en rojo cuando tienen la vía libre para circular... y vuelta a empezar. Evidentemente, los claxon a tope, ya roncos de tanto gritar. ¿No les seria mas fácil usar el metro?...
Normalmente yo voy andando a casi todas las partes de Madrid, para todo lo que este en un radio de 30 minutos a buen ritmo, y es mucho espacio (De Bilbao al Retiro, del Retiro a Manuel Becerra, De Manuel Becerra a Ríos Rosas, de Ríos Rosas a Estrecho, etc.... Cuando no, el metro, lo mas cómodo, lo mas seguro. El metro tiene, además, la ventaja de controlar el tiempo de recorrido; hay muy pocos problemas que hagan que te retrase mas de la cuenta.
El coche, el pobre lo tengo abandonado en la calle y que bien se esta portando, lo uso muy poco: los viajes para ver a mis padres (normalmente uno en verano, otro en el cumpleaños de mi padre, otro en el de mi madre); dos viajes al año a Ávila al chalet de una cuñada muy querida por mi; dos o tres al año para ir a algún centro comercial de las afueras; dos o tres al año para ir a buscar algún familiar al aeropuerto y nuestra escapada anual a algún sitio de nuestra España (Este ultimo como sabéis a Alba de Tormes, Ciudad Rodrigo y Salamanca). Nada más. A pesar del poco uso y los años que tiene, el forito, se porta de maravilla, casi lo quiero como un hijo. Solo me falló una vez, la batería estropeada. ¡No!, me olvidaba la vez del manguito del radiador perdiendo agua y humeando todo el... ¡que miedo ese día! Debería ir pensando en cambiarlo pero, por un lado me da pereza y pena y, por otro, me parece una inutilidad para el uso que le hago. Tener coche para hacerle 5 o 6000 kilómetros año es muy poco uso, no es rentable. A lo mejor, cuando ya el pobre no pueda más, me quede sin coche. Peatón oficial en la gran ciudad. Quizás sea lo mejor... ¡Habrá que irlo pensando!
Ayer mismo me he di un buen paseo. Arrancando en la Plaza de Iglesias hasta plaza de Quevedo, plaza de Bilbao, Fuencarral abajo, Gran Vía, Calle princesa hasta Moncloa, de ahí por Islas Filipinas, bajando al Corte Ingles de Arapiles por la calle Vallehermoso y de vuelta a Iglesias tras coger el periódico y el pan. Un buen paseo. Una buena compañía y multitud de anécdotas a nuestro paso.
Llevo varios días buscando una queimada de barro. Antes la veía en todos lados, ahora han desaparecido como por magia. Obsoleta tras las novedades de los wok, las foundies, las cocinas de piedra...una pena; las queimadas son algo mágico, algo que une para siempre a los reunidos en torno a ella, comunión pagana del fuego entre todos los amigos y, si se hace el conjuro, unidos en algo mas de una simple celebración festiva. En la queimada están reunidos los cuatro elementos esenciales: agua (liquido), fuego(al quemar), aire (vapores y respiración), barro (el cacharro y el cazo de remover); los cuatro elementos unidos en la vida y en el espíritu de los celebrantes. Magia celta. El brebaje milagroso de los galos.
Al final he tenido que encargarla, me la traen el jueves próximo, si Dios quiere.
Estais invitados.
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