Hay un pequeño poema de Rosalía de Castro que me se de memoria, habla del dolor y del mar, sobre todo del dolor.
¡Mar! c'as tuas auguas sin fondo
¡Ceo! c'a túa imensidá,
O fantasma que m'aterra
Audádeme á enterrar.
É mais grande que vos todos
E que todos pode mais....
C'un pé posto onde brilan os astros,
E outro ond'a coba me fán.
Impracabre, bulron e sañudo,
Diante de min sempre vay,
Y amenaza perseguirme
Hastr'a mesma eternidá.
Que, en una traduccion bastante libre:
¡Mar!, con tus aguas sin fondo,
¡cielo! con toda tu inmensidad,
el fantasma que me aterra
ayudadme a enterrar.
Es más grande que todos vosotros,
y que a todos puede más......
con un pie donde brillan los astros
y otro donde la tumba me hace.
Implacable, burlón y sañudo,
delante de mí siempre va
y amenaza perseguirme
hasta la misma eternidad.
Hermoso, ¡verdad! Es un poema que me ha seguido desde los doce años. Lo aprendí de memoria en esos tiempos, lo tengo en la memoria y me ha ayudado en situaciones difíciles. Es hermoso como pocos (las golondrinas de Bécquer, El cuervo de Poe, mujer con alcuza de Dámaso............)
y me trae a la memoria unos versos que puse, no hace mucho, que hablan del dolor del poeta, como si ese dolor fuese consustancial con el arte creativo. Eran unos versos de Armando Buscarini, pobre poeta, mendigo de aprecios y meritos, que vuelvo a repetir aquí:
NADA ME IMPORTARA, PORQUE YO SIEMPRE
CAMINANDO SERENO POR LA TIERRA,
CON EL ALMA LATIENDO POR LA GLORIA
Y FLOTANTE A LOS VIENTOS MI MELENA,
IRE DICIENDO AL MUNDO CON VOZ FUERTE,
¡CON VOZ EN LA QUE VIBRE MI ALMA ENTERA!:
-ES VERDAD QUE YO SUFRO, PERO OIDME
¿QUE ME IMPORTA SUFRID, SI SOY POETA?
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