Dijo, hace algún tiempo, un destacado político hispano, en viaje étnico por el África (disfraces africanos, canciones africanas, bailes africanos), "Ninguna cultura es mejor que otra".
Quiero pensar que es una forma de hablar, de halagar al anfitrión, no un pensamiento coherente, o una creencia fundada de un político occidental y democrático. Más grave, todavía, cuando dicho político es una mujer y, además, vicepresidenta del gobierno español.
No todas las culturas son iguales. Por ejemplo las culturas de castas en la India, las culturas islamistas fundamentalistas, los regimenes dictatoriales negros del África profunda.
Debemos defender, sin miedo, nuestra cultura, la occidental, que ha mamado de los clásicos griegos y romanos, que tuvo su revolución industrial, sus peleas y logros del liberalismo, su lucha por la democracia, su lucha por los derechos humanos, por una justicia independiente, por el voto de la mujer, por: "Una persona=un voto"; que tiene aun muchos fallos, que debe avanzar en aspectos mas liberadores, mas igualitarios y mas sociales, pero nunca compararlo o asimilarlo con regimenes podridos que han empobrecido a sus países, que venden a sus mujeres, hacen trabajar a los niños o los usan como soldados, comercian descaradamente con las ayudas que les enviamos, (dan el dinero de los pobre de los países ricos a los ricos de los países pobres), donde ir a la escuela es una odisea, donde acceder a un medico es un lujo, donde las niñas son obligadas a la ablación o a casarse en plena infancia.
Me niego a pensar que todas las culturas son iguales.
Yo no quiero más Hitler, ni más Idi Amin.
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