Sabado 16 de diciembre del 2006.

En la esquina de la calle, un coro de jovenes universitarios cantaban villancicos; sus bellas voces, bien educadas y trabajadas, de coro de iglesia, daban un aire casi medieval a la atestada calle llena de personas en su ir y venir de compras y de los muchos coches que, en su atasco diario, hacian sonar su claxon. Trafico. Algarabia de ruidos que no eran capaces de tapar las dulces canciones de navidad.Una incongruencia del tiempo, una anomalia en la ciudad.
Me pare a oirlos y una pequeña moneda paso de mi bolsillo al fondo de una maleta abierta donde habia alguna que otra moneda mas, y me hubiese quedado mucho mas tiempo si no me hubiese llamado la atencion una niña a la puerta del comercio, al lado de las colonias. No habia en su aspecto nada que pudiese llamar la atencion. Unos doce años, pelo largo, marron y un poco rizado, que se desparramaba por los hombros; no muy alta, casi el uno sesenta y cinco; delgada, no en exceso, pero delgada; denotaba una cierta preocupacion por su aspecto que podia no presagiar mas que problemas en el futuro; su rostro un ovalo delicado, de madonna; sus ojos marrones claros, con una pizca de verde, relucian ante la vista de los perfumes que iba aspirando; vestia con una cazadora de piloto marron oscuro,plastico, pantalones vaqueros y botas de cowboy.
No fue su aspecto lo que me distrajo, fue una cierta pose como de ratoncillo asustado en medio de todo el bullicio. Estaba con miedo, como huyendo de algo, como si un fantasma la estuviese persiguiendo y la vida la tratase peor de lo que ella queria. Cogia un perfume, se lo echaba en el dorso de la muñeca y lo olia al tiempo que cerraba los ojos; asi con uno tras otro de los muestrarios que se abrian ante su paso. De vez en cuando, miraba el pequeño reloj de su muñeca, con la ratoncita Minnie; otra incongruencia de la situacion, a caballo entre la niñez y una pubertad problematica.
Ese reloj hablaba de muchas cosas perdidas, maltratos en el hogar, palizas sin cuento por nimiedades, falta de seguridad, quizas, incluso, falta de comida a final de mes. Ese reloj me contaba los tremendos miedos ante su despotico padre, al tiempo que se desentendia totalmente de ella; de las discusiones con su madre, llenas de reproches por la ropa que se ponia, del tiempo que tardaba en regresar del colegio, de la cama sin hacer, del cuidado con lo chicos("...me oyes....como te coja ¡te mato!...cuidadito...a estudiar o vas a ver de lo que soy capaz...¡mocosa de mierda!...no vales para nada, todo te lo tengo que dar hecho, no eres capaz ni de tener tu habitacion en orden.....castigada sin salir este fin de semana....prohibido ir al cine este sabado...).
Niñez casi perdida, solo le falta un poco de cariño y escuchar unos dulces villancicos que no es capaz de oir porque no tiene corazon, esta roto antes de tiempo, por una vida....