Jueves, 21 de diciembre del 2006.
Hoy, "recorrido historico por la tradicion del belen". Nos pusimos el calzado de andar y a recorrer belenes por este Madrid.
A primera hora, las diez de la mañana, ya estabamos en la cola para el Belen del Palacio Real. De entrada nos admiramos de la desorganizacion tan bien organizada que alli tienen; nadie sabe a donde ir, ni a que ir, todo preciso como un reloj suizo para el desconcierto. Mucho control para todo un descontrol perfectamente organizado.Todo preparado para perderse, incluso la gran cantidad de jovenes haciendo que hacian pero que, mas bien, deshacian. El caso es que llegamos al Belen. El marco de la instalacion una delicia, las figuras(siglo XVIII algunas), unas joyas. Destaca la Natividad. Asi como la caravana de los Tres Reyes Magos, con presencia de elefantes, orientalismos, ropas barrocas, etc. No me gusto el Belen en si, muy demodé, muy de diseño, no dice nada. Lo mejor, lo dicho, figuras y las dos vitrinas con escenas en la pared de la izquierda.
Muy cerca de alli, el Belen del Monasterio de la Encarnacion, en la propia iglesia.
Es un Belen popular español, con paisaje montañoso en el que colocan las tres escenas tomadas de los evangelios: Anuncio a los pastores, los Reyes Magos y la gruta de la Natividad. Especial atencion a los Reyes Magos y la Natividad, con la Virgen tumbada junto al niño.
Andando llegamos al Belen del Monasterio de las Descalzas Reales, en la iglesia, tambien de caracter popular español. De nuevo algunas figuras del siglo XVIII. Con personajes populares como la lavandera, leñador, pastores, peregrina, mozo con palomas. Bonito, sin mas.
Culminamos el paseo con la visita al Belen del Convento de Santa Isabel. Antes de nada el templo es una joya, un tanto desconocida. Tiene dos belenes. El primero de corte popular, con figuras modernas en un paisaje montañoso con rio y pueblo. Una curiosidad es una hindu en la natividad.
El otro Belen, el cortesano, esya formado por una Natividad napolitana del siglo XVIII ambientada en ruinas clasicas. Una preciosidad. Observar los ropajes.
Terminado el paseo, ya la una de la mañana, una cervecita fria y un pinchito de tortilla en El Brillante. A seguir.
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