Becquer y las rimas IV:
Y siempre vuelve al recuerdo, a las preguntas que antes se hicieron tantos buenos poetas, Garcilazo, Gongora, Lope, Quevedo, Arcipreste, Manrique:
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es, sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo
a dejar tan tristes,
tan solos los muertos.
Y el color que tanto le duele,es el color de las calles de Sevilla, el color de las procesiones en Semana Santa, ese color le llama, le muerde. Una y otra vez busca el color en todo, ojos, paredes, puertas, sueños:
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.
Y pasamos a sus leyendas pero, eso sera otro dia.
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