Bécquer y las leyendas:
Vamos ha hablar de cuatro leyendas de carácter realista, poco conocidas pero, no por ello, carentes de interés:
LA VENTA DE LOS GATOS: El hijo del dueño de una venta se enamora de una joven huérfana recogida por su padre. Cuando está a punto de casarse con ella aparece su familia y se la lleva. Un día el joven ve enterrar a una hermosa muchacha. Al acercarse descubre que es su gran amor y se vuelve loco de dolor.
La historia va contada desde el punto de vista de un pintor que se acerca al mesón, que de verdad existió y esta declarado monumento nacional, y conoce al joven y dibuja a la joven; es mucho después que se entera del cementerio que hacen al lado del mesón y de la tragedia que ocurrió a los dos jóvenes. Intercala unas letrillas de puro cante flamenco que no me resisto a incluir:
Compañerillo del alma,
Mira qué bonita era:
Que se parecía a la Virgen
De Consolación de Utrera.
Asi como esos tristes versos del final del relato, cantados por el joven loco de amor:
El carrito de los muertos
Pasó por aquí,
Como llevaba la manita fuera
Yo la conocí.
Asi el narrador llega a la venta, saca papel y lápiz y: “saqué un papel de la cartera de dibujo que llevaba conmigo, afilé un lápiz y comencé a buscar con la vista un tipo característico para copiarle y conservarle como un recuerdo de aquella escena y de aquel día."
¡ES RARO!: La vida de un hombre modesto va enriqueciéndose con la llegada a su casa de un perro, un caballo y, por fin, una mujer, pero esta resulta ser traicionera y destruye todo lo que, poco a poco, había conseguido terminado por morir del disgusto.
De nuevo la mujer como arpía, como portadora de desastres y calamidades mil y como la riqueza no es mas que una pincelada de color un cuadro, un poco de aguarrás y se quita. La forma de la narración es un historia que cuenta el poeta en una reunión a unos personajes que el pintor y poeta trata con cierto humorismo, al final los oyentes la califican de "es raro" a lo que exclama el poeta” es natural. El desenlace se hace doblemente conmovedor porque el cuento se enmarca en una conversación con unos filisteos que no lo entienden en absoluto.
Técnica naturalista casi minuciosa, por ejemplo este párrafo: «Llega (el marido) a él. Lo primero que se ofrece a su vista es el perro tendido en un charco de sangre a la puerta de la cuadra. Algunos pedazos de ropa diseminados por el suelo, algunas hilachas pendientes aún de sus fauces, cubiertas de una rojiza espuma, atestiguan que se ha defendido.»
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EL ADEREZO DE ESMERALDAS: Cierto caballero de medios limitados juega todo su dinero en el tapete verde para ganar una cantidad suficiente para regalarle las indicadas joyas a una hermosa dama cuyo marido ha despilfarrado su fortuna. Lo consigue y es feliz al ver que ella se lo pone.
Esta contado por un joven a un amigo y termina por estar en la cama malherido y llegar, a la librería Duran con lo que todo había sido una historia falsa con final sorpresa. Es tripartita la ingeniosa estructura de este relato pues la historia realista del regalo del caballero ilusionado a la noble dama venida a menos se encuadra en un sueño que tiene el narrador mientras se pasea por las calles reales de Madrid.
UN BOCETO AL NATURAL: Un joven intenta analizar a una joven de singular belleza, quien lamentablemente es tan tonta como bella. Recurre al análisis de su escritura, que ve como una ciencia no enteramente desemejante de la frenología o la fisonomía, que gozaban entonces de gran boga entre los novelistas.
Este relato se ve mas como un cuento satírico, una pequeña broma pero los retratos de los personajes son geniales. La hermosa tonta se convierte, sólo por su físico, en símbolo o «verbo de la poesía hecho carne», como sucede también en la rima XXXIV, que paso a copiar:
Cruza callada, y son sus movimientos
Silenciosa armonía;
Suenan sus pasos, y al sonar recuerdan
Del himno alado la cadencia rítmica.
Los ojos entreabren, aquellos ojos
Tan claros como el día,
Y la tierra y el cielo, cuanto abarcan
Arden con nueva luz en sus pupilas.
Ríe, y su carcajada tiene notas
Del agua fugitiva;
Llora, y es cada lágrima un poema
De ternura infinita.
Ella tiene la luz, tiene el perfume,
El color y la línea,
La forma engendradora de deseos,
La expresión, fuente eterna de poesía.
¿Que es estúpida? ¡Vd.! Mientras callando
Guarde oscuro el enigma,
Siempre valdrá lo que yo creo que calla
Más que lo que cualquiera otra me diga.
TRES FECHAS (LEYENDA TOLEDANA): En una cartera de dibujo él conservaba tres fechas.
Habla de una calle de Toledo, pasaba por allí todas las tardes, en un gran caserón se fijó en una ventana, que al mirar él se bajó una cortina de alguien que lo estaba mirando, pasó otra vez y le pareció en su imaginación ver a una mujer. Soñó mucho con aquella ventana y aquella mujer, pero un día tuvo que volver a Madrid, desde el coche miró la ciudad y apuntó la fecha: la que él llamaba la “fecha de la ventana”.
Posteriormente tuvo ocasión de ir a Toledo otra vez y perdido entre sus calles llegó a una plaza. Allí se levantaba un edificio muy curioso y bello, con columnas, una construcción árabe. Se quedó mirando y le pareció ver una mano blanquísima que lo saludaba. Esperó toda la noche en ese lugar pero no volvió a repetirse. Esa noche en sus papeles escribió otra fecha: “la fecha de la mano”.
Pasado un año volvió otra vez a Toledo. Como arrastrado por un impulso volvió también a aquella plaza y sonaron unas campanas en un convento. Se acercó y un pobre le dijo que iba a haber una toma de hábito. Creyó ver en el coro a la mujer que lo había saludado, pero había una reja y poca luz. Vio como un jirón de niebla que se semejaba a una mujer acercarse al crucifijo. A la que iban a hacer monja le quitaron una corona de flores que llevaba en la cabeza y un velo y cayó una melena rubia la cual empezaron a cortar. Él creía sentir como si le arrancaran algo importante en su vida. En un momento dado pudo verle el rostro y el pánico se apoderó de él, porque él la conocía, no la había visto nunca, pero sí en sueños. No vio a ningún pariente salvo a una vieja que lloraba y que le contó que era la hija de un conde que vivía en la calle de la “ventana” y que profesaba porque se había quedado huérfana. Esta fecha no la escribió en ningún sitio, excepto en un lugar que nadie podrá leer nunca y que él no olvidará. Cada vez que recuerda estos sucesos se pregunta si alguna vez alguna mujer suspira en memoria de estas fechas y a dónde irá ese suspiro.
La técnica para simular la realidad, en estos relatos becquerianos es la misma que en la novela realista: observación de modelos reales y descripción detallada, casi fotográfica; las minucias se describen como si las estuviéramos viendo y el punto de vista del relato es siempre subjetivo, personalizado por el mismo Bécquer, o un trasunto del, que es personaje y narrador de estos cuentos y nos habla en primera persona, por lo tanto no sorprende que intercale breves alusiones a su proceso creativo, en frases como: «me puse a examinar», «ligeros apuntes» y «he hecho una observación». En apariencia muy moderno de la cuentística becqueriana y muy usados a partir de los mismos, llegando a estos días incluso usados en técnica periodística. Su habilidad para la pintura, el dibujo y el uso del color ayudan mucho en esa detallada descripción de personajes y lugares.
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