Sunday, December 31, 2017

Otro tipo de maltrato.


El tiempo todo lo cambia, las estaciones se van sucediendo, los meses vuelan, no digamos de los días que son como un soplo de brisa….así ya no hay quien conozca el barrio o los miles de nuevos vecinos venidos de diversos sitios del mundo. Ni ella misma se conoce ya: los ojos viejos que se hunden en sus ojeras oscuras, ya sin brillo ni vida; nuevas arrugas que aparecen y que el espejo de la mañana refleja sin misericordia; mas pelo blanco, la artrosis que empieza a estragar los dedos de las manos y duele, como duele;  el cansancio que se va acumulando como en un hucha llena de centimillos…

Todo muta salvo el miedo enraizado en su corazón, esa angustia flotante que hace aflorar una lagrima gruesa y  fría y que deja correr por su mejilla… solo es el temor a lo que encuentre en casa…su único momento feliz y tranquilo  es ese, el de la compra, el irse por la mañana temprano con la cesta doblada bajo el brazo y unas monedas en el bolsillo, ”a lo que haiga”,  rumbo al Mercadona o  El filón, eligiendo lo que puede comprar…demorándose en los puestos, mirando con detalle unos precios que no es capaz de memorizar, pero que no importa; aspirando el olor de los cafés o acariciando las piel de la frutas, eligiendo bien el pescado fresco…

A veces, al salir, a primeros de mes, claro, hasta se permite el regusto de un buen exprés en la cafetería que está enfrente. Su vicio.

Hoy ha vuelto andando, despacio,  sin prisas.  No le llega para coger el autobús. También es que quiere retrasar lo inevitable, el llegar a casa. Algún vecino la saluda al pasar o al cruzarse en la acera con ella, de los de siempre, los viejos del barrio, más un gesto de cabeza que otra cosa pero se agradece entre tanto desconocido.

Las manos le tiemblan al introducir la llave en la cerradura, no lo consigue fácilmente, hay que atinar bien y las manos empiezan a sudar;  escudriña los sonidos del interior al tiempo que  se congela su respirar, pero el corazón se pone a mil en cambio, hay tambores de la selva en el interior de su cabeza…abre con mucho cuidado de no hacer ruido, un chasquido leve hace la cerradura al engranar y correr los pestillos (todos los días la engrasa con mimo y una oración en los labios),  el interior está todo en sombras y en silencio, no, un pequeño ronquido atenuado por una puerta cerrada se puede escuchar si se presta al debida atención, es como una respiración queda y fuerte y profunda y de sueño.

Entra con cuidado y casi con mimo cierra la puerta, le lleva toda una eternidad para que no suene. Se pone las zapatillas que están en el rincón de siempre, a la derecha de la puerta, que no suene el parquet.  

Se mete rápida y ágil  en la cocina, su reino, y cierra la puerta dejando una pequeña rendija. Respira hondo y tranquila por un momento, como si, de pronto, se acordase de respirar….la hija, su hija de diecisiete años,  aun está dormida, a ver cuando se levante como estará el patio y la que te rondare morena…

Friday, December 29, 2017

En la arena de la playa...


En la arena de la playa


Blanco pastizal cercano


La luna refleja airada


Carne abierta, traicionada


Como un solitario volcán.

Wednesday, December 27, 2017

Velatorio.


Velatorio.

Nadie lloraba tanto en el velatorio del abuelo como la desconocida, para mi, mujer de la esquina. Ni la abuela que, incansable,  iba atendiendo a todo el mundo, de una habitación a otra, al salón y de allí a  la cocina. Ni las mujeres, “las lloronas profesionales” que estaban para eso, llorar y llorar y llorar. Ni sus hijas, mis tías, ni las nietas lograban hacerse oír tanto. Bueno a las lloronas las llaman “plañideras”.

El abuelo lucia esplendido en su ataúd abierto, sobre la cama del dormitorio con sus cuatro grandes cirios encendidos en las esquinas. Recién afeitado, lavado y vestido por las vecinas. Su traje negro de los domingos y la corbata, también negra, le resaltaban su tez cerúlea y un tanto azulada que se le había alisado como por encanto; sobre los parpados cerrados le habían puesto unas medallas de santos. Su pelo entre canoso y grisáceo era el de siempre, muy corto, a lo militar. Una cruz de madera en la pared, se inclinaba levemente sobre su rostro placido y sereno y era como si el Cristo lo mirara dulcemente en su agonía, como un amigo de toda la vida. La tapa del ataúd la habían puesto  al lado de la ventana, vertical y apoyada en la cómoda donde guardaban la ropa de vestir. Al otro de la cama se veía, tapado por una sabana vieja y blanca, el ataúd de la abuela, similar en todo al otro, y, colgada de un gancho, su mortaja.

La gente del pueblo, ante la atenta mirada de la  abuela que iba como pasando lista, llegaba, visitaba al difunto, le rezaba o hacia que le rezaba y se iban al cuarto correspondiente, al de las mujeres donde estaban mis tías que lloraban y se mesaban los cabellos o al salón, el de los hombres, con sus aguardientes, sus cigarros y sus chiste guarros. Solo unos pocos, de la familia, le besaban en la frente.

Mis recuerdos son de entrar en una casa con una atmosfera muy cargada, a humo de tabaco y velas y maderas quemadas en la cocina. El aire estaba impregnado de una lentitud extraña, como si todo se hiciera a ritmo muy lento, pausado, terriblemente desfasado de las voces y los ruidos; me recordó, de pronto, a un disco puesto una velocidad más baja de la adecuada o a una película, como pasaba a veces en el cine del barrio, que se trababa y avanzaba a trompicones. Había cuchillos en las voces histéricas más que dolor. Y vi como la gente negaba la muerte, estaban allí no por el difunto sino para decirse a sí mismo que estaban vivos, que a ellos no le había tocado la negra; hoy el abuelo, mañana… ¿mañana?  Y por eso ese toque picante que era sexual tanto en las mujeres como en los hombres. Para negar la muerte se cuentan chiste verdes, se mira de otra forma a las mujeres prometiendo placeres y descendencia. Porque de siempre los niños nacen nueve meses después de las bodas y de los funerales. Ley de vida, el miedo nos atraviesa y esa noche follamos como locos olvidando temores infantiles, creyendo que así hacemos huir a la Parca sin saber que el amor es como morir un poco cada día.

Me llevaron, a mí, el nieto mayor, a ver al abuelo. No quería verlo, quería recordarlo como realmente era, como lo tenía en la cabeza. Esa montaña de hombre fuerte y duro con su portentosa  voz. Con su caminar recio y sin pausa por los montes, dando órdenes a los hombres, haciendo los trabajos más duros e imposibles, enfrentándose a pecho descubierto al matón del grupo que se ponía farruco y que agachaba, de forma inevitable,  la mirada ante el poderío físico  y la generosidad de la bota de aguardiente que, siempre, sacaba a tiempo para todos.

No era mi abuelo, lo dije en voz alta. El hombre que estaba dentro del ataúd no era mi abuelo. Mi abuelo era mucho más grande, mas alto, tan ancho como un armario ropero, lleno de miles arrugas sabias, de sonrisas bonachonas y cansinas, sobre todo con unas manos grandes como palas de cavar en las que las venas azulada sobresalían como pistones: no era mi abuelo. Aquel de allí tenía unas manos planas, leves, como vacías por dentro. Se parecía más a una cascara vacía, a un globo en forma de persona al que se inflo demasiado. Se lo dije a mi padre que me sonrió tristemente. Se lo dije a mi tío mayor que me dio un cachete en la cabeza y me dejo por imposible. Incluso se lo dije a mi abuela que lloro un momento en silencio antes de abrazarme muy fuerte y volver a ponerse en marcha con aquel dinamismo y vitalidad que siempre tuvo, olía a vainilla y soledad, a noches futuras al calor de la lumbre, a añoranzas y deseos.

Me llevaron, no recuerdo quien, al salón con los machos. Yo no entendía ese beber con ansia, ese fumar de forma compulsiva, esos chistes que sabían que eran feos y guarros y que no era capaz de entender, esas miradas a la otra habitación procaz y poco sutil.

Sobre todas la voces destacaba un llanto tremebundo que, poco a poco, fue absorbiendo el rastro de ruidos y voces y frases y dolores. Me quede con aquel ruido atronador, el resto dejo de tener sentido para mí. Seguí el rastro que dejaba en el aire de la casa que me llevo a la otra sala, a una esquina casi en las sombras, a una mujer invisible salvo por sus alaridos. Me quede cerca de sus pies descalzos. La mire largo rato aunque sabía que era de mala educación. Si no fuera por sus alaridos no sabría que allí estaba esa señora toda de negro, con su compulso pecho subiendo y bajando como un fuelle a presión. El velo le caía sobre la cara como una tela de araña. Me sorprendía que solo yo estuviese preocupada por la señora, como si solo yo la oyese, como si yo fuese el único capaz de sentir sus lloros y gritos.

Un engranaje empezó a dar vueltas en mi cerebro y hacer ruido, como un grillo melómano siguiendo con un ritmo prefijado. Los pensamientos se unían y se enlazaban como cometas en una batalla aérea. A la idea del abuelo que no era se unía la de esa señora con velo y llanto mientras los espectadores de la función éramos el resto de personas que estábamos en aquella casa. Todos éramos como actores de un mal drama, tanto mi padre como yo, mi abuela, mi madre, todos estábamos interpretando algo burlesco o prohibido y, por mi edad, no me  habían dicho la verdad pensando en que no me enteraría de las cosas. Quedaba como atacar esa situación, no podía preguntar de forma abierta, no sabía cómo darle la vuelta a la tortilla, frase tan de mi padre. Tenía que hacerme el inocente, pero no con mis padres, ellos pronto verían el brillo de mis ojos, entenderían que detrás de las preguntas habría algo mas pues por algo me conocían y demasiado bien. No con mis tíos que solo bromeaban y me tomaban por el pito del sereno. No con mis primos demasiado inocentes como para aceptar la burda trampa que estábamos viviendo. Lo decidí con un fuerte dolor de cabeza y toda un tribu de africanos de la selva exuberante de Trazan empezó  a  golpear los tam-tam en el medio de mi confuso cerebro.

Me acerque, arrastrando los pies, a la abuela con el cierto miedo que me daba y con la valentía de mis pocos años y le pregunté, señalándola con mi mano derecha,  quién era aquella mujer, porque lloraba tanto si no era de la familia, si era una desconocida. Le pregunte medio balbuceando porque estaba allí donde no debería estar. La abuela me miro desde su metro cuarenta y poco y cogiéndome del brazo, haciéndome inclinar sobre ella,  me susurro al oído que era una pobre mujer, vecina de la aldea,  a la que su hijo la había echado de casa y no tendiendo a donde ir pues se había metido en el velatorio a llorar su desconsuelo y hacer tiempo mientras comía algo y estaba acompañada.

Monday, December 25, 2017

Tienes el alma, niña,


Tienes el alma, niña,

Del olor de las fresas

Recién lavadas en el agua

Fresca de las torrenteras.



Tienes los ojos, niña,

Del brillo de la cerezas,

Cogidas recién del árbol

Con el frescor del alba.



Tienes el amor, niña,

Como una granada inmensa

Que se abre a la vida

Con curiosidad plena.



Y mueves las manos, niña,

Abarcando toda esencia

De azules y rosas y rojos

¡Cuidado! Con las cuentas.



Y es que tienes el alma,

Niña, llena de pétalos

De flores, de pájaros,

Saturday, December 23, 2017

Un encuentro fallido.


Un encuentro fallido.

Más de dos años que no nos encontrábamos. Un dulce y feliz encuentro. Dos beso de rigor, las preguntas por la familia, el añorar viejos tiempos.

Venia, yo, de comprar, cebolla, tomates, guisantes y helados. Dos grandes cajas de helados, de lo que gustan en casa. Tanto en invierno como en verano, no faltan en el frigo. Los mejores son los clásicos de bombón, 16 piezas por 0,99 euros, para un par de semanas. Mara los adora y raro es el día que, después de la cena, no se toma uno.

Nos encontramos dos besos y un fuerte abrazo. Querías hablar largo y tendido. Te corté, quizás un poco presurosa,  y te enseñe los helados. Un encuentro, dos palabras,  y una despedida. Algo rápido y fraudulento. Un robo al destino que nos hizo encontrarnos en  medio de la calle. El semáforo se puso verde para los peatones. Llevaba dos cajas de helados que se iban derritiendo. Te prometí  llamar, te llame apenas hace unos minutos. Estabas enfadada, muy enfadada.  Lógico, eran dos años sin vernos, sin coincidir y justo en la calle con  unos helados. Quise quedar contigo a tomar un café. No pudo ser, estabas ocupada, tenías cosas que hacer, comprar helados, por ejemplo. El teléfono se volvió como una barrera tipo atolón en vez de ser un nexo de unión. No lo entendías, yo, tampoco, lo entendí. Tu reacción. Mis helados. Mi reacción. ¿Tan mal lo hice? Pero es que el semáforo se abrió y quise pasar rápido, llegar rápido a casa y al frigo y meter los helados en el congelador ¿no se entiende? ¿No lo entiendes? Está visto que no.

Ni un café, ni una cerveza, ni un venir a comer a casa. Dijo que no podía, lo entiendo. Barreras cruzadas en el medio del desierto. Incomunicación y frio. El frio congela hasta las ideas, debe de congelar hasta la amistad. Las manos muy frías no valen para acariciar pero una palabra fría es peor, se clava en el corazón y lo congela.

Al final, la invite a venir a tomar un helado y ella me mando a tomar los helados donde quisiera. Yo, en mi casa, por la noche, después de cenar, viendo una peli o un partido de baloncesto ahora que los vuelven a poner. Sigo al Madrid, mi equipo de siempre, el de Emiliano, Sevillano, Luik, Brabender, Sainz,  Cristóbal, Paniagua, los hermanos Ramos, Fernando Martin, Romay, Corbalán, Llorente, Biriukov, Beiran, Del Corral, …y, con el Estudiantes, que bien me lo pasaba con la demencia, roncos hasta la extenuación y siempre, siempre, respetando a los contrarios. O, como ayer, viendo la serie de Perdidos, la única que sigo.

Nos encontramos en la calle después de dos años sin vernos. Me lleve una gran alegría, hasta me emocione un poco. Yo llevaba helados. No pudo ser más. Mejor que no nos hubiésemos topado. Me quedaría algo de buen recuerdo y el no-cambio de la gente que quiero. El teléfono a la basura. Los helados ya los comerá alguien de la casa, yo creo que por una vez pasare de ellos.

Thursday, December 21, 2017

Dónde los robles abatidos...


¿Dónde los robles abatidos

Por las hachas asesinas?

¿Por qué no cantan a sus sombras

Los guerreros celtas y beben

El brebaje inmortal?

¿Porque las laderas del monte

Siguen peladas y desnudas

Mientras, en el pueblo,

Al amor de la lumbre,

Juegan al mus mustios ancianos

Y duermen imberbes chiquillos?

¿Dónde los druidas con su hoz de oro

Que, refulgiendo bajo la luna llena,

Llenaba sacos de las hierbas prodigiosas?

¿Por qué siguen de negro

Los montes de la aldea

Mientras las mujeres del pueblo

Devanan la lana de las ovejas

O desgranan del maíz las mazorcas

Separando las barbas rubias

Para la medicina prodigiosa

De la natalidad y el vigor?



¿Por qué dejan quemar los bosques?

Las hadas están huidas a lo lejos,

Preguntándose que locura.

Los lobos, fieros y fieles, aúllan

En la lejanía. Los búhos misteriosos

Viajan a lejanos países

De grandes y profundas selvas.

Los trasgos místicos se envuelven

En sus capas y desaparecen.



No hay selvas en Galicia,

Ni hadas, ni trasgos, ni guerreros,

Solo montes quemados

Por la cruel desidia.

Tuesday, December 19, 2017

Mara y sus sinsentidos


Mara y sus sinsentidos, preguntas con escasas respuestas.

Está un poco bajita estos días del comienzo de la primavera, la pobre, se hace mil preguntas y hay pocas respuestas porque cada uno debe de buscarlas en su interior. Las soluciones a los problemas planteados siempre son diferentes para cada uno de nosotros.

“Un hombre ama una mujer.

Una mujer ama a un hombre.

Moléculas y átomos en movimiento.

Creación de otro cuerpo.

Un bebe, un niño apenas.

Alma de hombre, alma de mujer.

Al niño: ¿Cómo se le forma el alma?

¿De dónde le viene esa alma o espíritu?

¿Qué sentido tiene la vida?....

Porque sino todo es como una trampa en la que nos meten desde el primer día del nacimiento, nos engañan…

Te engañas…te engañan…

No me lo digas porque la felicidad no existe, el bien tampoco, todo es una ilusión y la felicidad también.”

Le explico lo que el universo es para nosotros y que nosotros le damos nombre y forma; sin nosotros el mundos seria un vacio, un nada, es nuestra consciencia que le da forma y existencia; le hablo de la sonrisa de un niño, de energías que se unen, en la muerte/cambio, a esa energía común que es la gran evolución del universo en busca de la plenitud, pero ella sigue:

“Pero ¿qué hacemos nosotros aquí, que esperan de nosotros? ¿Por qué nos han puesto en la vida?

¿Qué hay mas allá de la muerte?

¿Qué vine a hacer aquí?”

Le hablo del amor, de que un día, encontrara  su media naranja, la plenitud del amor, la creación de la vida, la familia como continuación de la existencia…vida y libertad para ser nosotros mismos.

 “Es dejar una huella en el mundo, Mara, dejar una señal de que estuvimos aquí y algo, algo bien, hicimos.”

Y esta la búsqueda de la felicidad. Todos tenemos derecho a ser felices solo que  no lo logramos, unas veces por nuestros egoísmos, otras por los egoísmos de los demás. Felicidad, amor, fruto. Pero para eso hay que andar, caminar decidió el objetivo, comprometerse, pelear por los sueños…

Le hablo que no hay una sola respuesta, cada persona tiene su respuesta y pueden ser diferentes y todas validas. Lo que vale para uno puede no valer para otra.

Le cuento el detalle de cómo Adán y Eva en el Paraíso les ponen nombre a todos los animales y cosas, como generan una identidad real con su designación. Todo tiene un nombre de poder y energía, de fuerza y de presencia.

El problema esta, me parece, en que esta pasando por una etapa de poca valoración de su “yo” personal, ya os lo dije está un poco bajita de ánimo y de ilusiones…al tiempo que, con los cambios y esas hormonas locas de los dieciséis años, no se conoce bien, no se comprende.

Es la clásica pregunta del que está desorientado, el que ha perdido un camino, el que las cosas (¿Qué cosas serán?, habrá que averiguarlo con ciertas dosis de paciencia y prudencia) no le salen como ella esperaba…


Saturday, December 16, 2017

Se disfrazo de colegiala.


Se disfrazo de colegiala

y entro en colegios públicos,

o en otros concertados, no tan públicos;

o en elitistas privados, no tan públicos;

y escucho hablar de los Reyes Católicos,

de Colon, de Viriato, de Churruca.


Y oyó de los números naturales, no tan naturales,

de raíces cuadradas, de raíces cúbicas,

de exponentes y bases, de progresiones.


Y escucho de los exóticos ríos asiáticos,

Lena, Obi, Mekong, Ganges, Indo.


Y de los feroces animales africanos,

del speakin english, i love you.


Y dibujo mapas extraños de extraños países,

pintó figuras de hombres y mujeres aun mas extrañas,

escribió versos con rima,

invento relatos escabrosos,

discutió sobre la subjetividad o no de un Dios

desconocido, antiguo, cruel y feroz.


Se junto con actores de "La dama duende",

jugando a imaginar que son actores  que actúan 

siendo personajes de un teatro.


Pero ella solo quería vivir, vivir,

y, sin entender nada, se escapo.

Thursday, December 14, 2017

La cocina un campo de guerra...


La cocina se esta volviendo un campo minado de guerra total. Desde que los platos se me suicidan, en un gesto inútil y absurdo de sacrifico para llamar la atención sobre sí mismos y, de otra forma más inútil todavía, lo consiguen en esos denuestos que lanzo y el trabajo extra que me dan sus restos por los suelos. Hay que barrer todo, pasar la fregona (las mas de las veces con algún resto de comida o el agua después de haber sido  lavados) y hacerle el honor del entierro dentro de la bolsa negra de la basura rumbo al país de los deshechos, el cementerio de los cachivaches, el juego de las ratas y gaviotas y cigüeñas, en un camión con poster de mujeres desnudas en su cabina y el mal olor que les acompañar siempre.

Si, es un campo abierto peligroso y complicado.

Lo último de técnicas de guerra es la huida de la cubertería y eso que la vigilo bien. La tengo a buen reguardo, como todo el mundo. Primer cajón a la izquierda, siempre cerrado, en su caja/prisión con su lugar para cada elemento. A la izquierda, los cuchillos grandes con el filo para abajo. Después los pequeños y los de uso diario; los tenedores y las cucharas. Encima, las cucharillas y pequeños tenedores de postre.

No sé como huyen. Me doy la vuelta o voy al servicio y me encuentro con alguno de menos, en una huida a Dios sabe dónde o como. No tienen patas, es imposible, están cerrados. Huyen. Me huyen.

Empecé con los seis del juego que me regalo una tía lejana. Pase a cinco, me quedaron, poco después, cuatro. Aun con los cuatro la cosa estaba bien, no me preocupaba mucho. Somos cuatro. Ed, Javi, Mara y yo. Cuatro.  Suficientes. Suficientes pero para no bajar la guardia.

Esta mañana ya está todo roto. Hay solo tres tenedores, el cuarto huido. Otro más, ya son muchos. Seré una mala cocinera. No me quieren ni mis platos suicidas ni mis cubiertos con manías escapatorias. Ya me falta una pieza para el día a día y no voy a romper el juego poniendo otro diferente. Ya no fabrican como los que pongo, ya lo he visto rebuscando en las decenas de ferreterías y chinos del barrio. Además nadie, ningún empleado de comercio,  me promete que no serán escapistas como estos míos.

Habrá que comprar un nuevo juego completo de seis y empezar de nuevo. Eso sí, los tratare con mas mimo, haber si así les gusta el hogar, se aclimatan a nosotros y no huyen felices de su destino en lo universal con esta familia que debiera ser la suya….para siempre. Parece, dicho así, una mala condena. No sé, es posible que deba ser al revés, maltrato desde el primer día, como en  un centro de internamiento para presos peligros o estilo campo de concentración o, es una idea, cerradura en el cajón. Esto último vaya incordio, tontería incluida.

La china de enfrente feliz conmigo y mis guerras. Primero platos y tazas a tutiplén, ahora, cubiertos a mansalva. Negocio habemus, no para mí.

En la noche las preguntas viene  a mi cabeza: ¿Cómo hacen para huir?... ¿Tendrán cómplices en la huida?... ¿Habrá alguna asociación para la libertad de cubiertos?... ¿A dónde huyen?... ¿Para que huyen?.... ¿Tan mal están con nosotros y el uso que le damos?... ¿Cómo son tan inteligentes de que no veamos su huida perfecta?...

Monday, December 11, 2017

La playa...


Sentada juega la niña

Con el móvil, en la arena,

Sobre su toalla amarilla,

Mensajes de sms.



El niño juega a escapar

De la espuma blanca del mar,

Como antes jugaron

Su padre y su madre.



El sol orondo, silencioso,

Ríe en olas de fulgor

En millones de chispas

Sobre la superficie del mar.



El viento borra las palabras

Escritas en la arena,

Los pasos dejan nuevas huellas

Mientras el tiempo pasa


Los pájaros buscan una presa


Y, con la luna, todo acaba…


Friday, December 08, 2017

Desahucio.


Desahucio.

No valoramos las cosas hasta que las perdemos o nos las quitan.

Pasa, en menor medida, con la electricidad y  luz de la casa. Esta ahí, la usamos, abusamos de su uso incluso pero un simple corte por unas cuanta horas nos desconcierta, nos hace débiles y comprobamos cuanto dependemos de la misma. También es cierto que cuando hay un corte nunca nunca se sabe cuánto va a durar y empezamos a preocuparnos por la comida del congelador y mil cosas más. Un detalle curioso es que ya casi nadie tiene las velas de rigor para emergencias, quizás alguna linterna ( a veces de los críos, como un juguete) y poco más. Además esta una mentalidad equivocada que tenemos y nos metemos en la cabeza. Me explico, ante un caso similar, a la hora de la cena, mi hija me dice que vayamos a cenar a algún sitio pues no podemos prepara nada en la cocina. Yo le digo que no, que es mucho gasto inútil, que haremos unos sándwiches fríos y unas cuantas velas en la mesa y quedara bonito y curioso. Le gusto al final tal como quedo todo, la cena pues por una vez muy bien...

Mas grave es que te quiten la casa. De alquiler, si, ya lo sé, pero verte con la policía en la puerta con la orden judicial (y tú y la niña en pijama)...si, ya se, hubo casi un mes para proveerlo pero la chica no entiende bien de estas cosas, no lo comprendió, solo oyó de la apelación, el abogado no le hizo entender bien la situación y la sentencia de la jueza...y aun así hay que dar las gracias que les dieron una semana adicional, la última oportunidad. Una semana para encontrar un piso de alquiler, casi imposible, necesitarían un autentico milagro. Y allí esta esa madre con su hija coraje pateándose Madrid como una loca.

Es evidente que encontrar un piso en cinco días en este Madrid en que vivimos es imposible, totalmente improbable. Antes del final de esos cinco días pues tuvieron que hacer la mudanza completa, los pocos muebles a una plaza de garaje que le prestaron, aun hay gente caritativa y comprensiva. La ropa y enseres pues a casa de una vieja amiga que las acogió como pudo. La chica no tuvo más remedio que irse con su padre por unos días, días de lloro y llanto, de preocuparse por su madre y su situación. Se levantaba muy pronto y se iba a desayunar con su madre, buscaba pisos con su madre, hora tras horas, calle tras calle.  Volvía a la casa paterna por la noche rota y cansada y cabreada por los precios de los alquileres y de las exigencias de los dueños o de las inmobiliarias.

Una situación que no podía mantenerse por mucho tiempo.

Tuvieron suerte, en la media docena de pisos que localizo gracias a internet la joven pues encontraron uno que les convenció. No era el sitio mejor. No tenía el tamaño más  adecuado. No era el alquiler más barato o dentro de sus posibilidades, se les escapaba un poco pero solo un mes de fianza, un único mes de fianza. Lo cogieron. Allí están.

Una tragedia que salió bien, por fortuna. Otras salen peor.


Wednesday, December 06, 2017

El hombre de negro...


Se retiro el mar de la playa,

En la arena dejo señales

Escritas para ojos que vieran.



Señales, palabras, presencias,

Los pájaros las pisotean,

El viento las barre y borra.



No importa. Allí estuvieron. Allí

En el silencio desmenuzado.



Al mar que va en huida, puentes de plata.



Los pies del niño juegan barriendo

Finísimas perlas, rastros amargos

Que, un día, serán presagios

De heridas en carne viva

O el espectáculo grotesco

De cortar las alas a un ángel.



Se fue el mar, dejo siniestras

Marcas, como cuchilladas

En la piel como deshechos.



Un rastro de espuma persigue

Los sueños de pies húmedos

Y, sin alas, nadas con arrecifes

Coralinos y delfines

De lomos plateados. Renuncian

Al tiempo, la noche te envuelve

Con su capa de frescor y lujuria.



Tiemblas de frío. Tiemblas cobarde.

Las  señales son borradas

En el lento caminar de tu paso

Y al paso del hombre de negro.

Sunday, December 03, 2017

Una historia de invierno.


Una historia de invierno.



Os lo cuento tal como paso, no omito nada y nada añado.



Es invierno. Mes de enero ó febrero. Noche oscura amenazando lluvia.



Invierno, es la hora de la cena. Todos reunidos en la mesa del comedor, cenando...!no es lo más importante¡.  El reloj da la alegre campanada de las “medias”, son las diez y media de una oscura noche de invierno.



Pero no están todos en la casa. Solo está la madre y sus cinco hijos. Falta el padre a causa de un largo viaje de trabajo por esas largas rutas de España, algo de chatarra y barcos.



La casa está llena de risas, codazos, ruido de masticar o sorber ruidosamente, insultos leves, ruidos, peleas entre bocado y bocado, alguna llantina de los pequeños, algún cubierto que cae de la mesa...



De pronto alguien llamó a la puerta, sonaron tres golpes, lentos, fuertes, secos y profundos, como con eco, resonaron por toda la casa. Se hizo un silencio sepulcral en la habitación. Nadie se movió o hablo hasta que el mayor, cumpliendo con su papel,  se levantó y abrió la puerta. Un soplo de aire frio, gélido, se coló de rondón…



"¡No hay nadie ¡"- dijo.



"Habrá sido algún vecino, cierra rápido que nos enfriamos, siéntate y sigue cenando"-contestó la madre.



La atmósfera de la casa ya había cambiado de manera imperceptible. No afloraban las  risas, ni  existían los juegos, ni el meterse unos con otros. Algo opresivo sentían en el corazón cada uno de aquellos habitantes.



Al poco, volvieron a oírse de nuevo los tres golpes en la puerta, incluso sonaron un poco más fuertes que la vez anterior. Esta vez el chico mayor (trece años, moreno, grande, musculado) se levantó rápidamente, casi tira su silla, y abrió la puerta como una exhalación. Al no encontrar a nadie salió a la calle buscando al gracioso, buscó a derechas e izquierdas no encontrando a nadie. Recorrió parte de la calle arriba y abajo de forma inútil.



"No veo a nadie. Se ha tenido que esconder muy bien. ! Como lo coja ¡"-dijo enfadado al tiempo que entraba tiritando.



"Algún gracioso. No hagas caso- respondió la madre-déjalos pasando frió en esta noche"



El chico entró, cerró la puerta pero no se sentó. Se quedó agarrando el picaporte con su mano derecha detrás de la puerta. Esperando escondido. Presto a saltar a la mínima y, al tiempo, un cierto miedo o sorpresa brillaba en sus ojos gris-verdosos que refulgían como los ojos de los lobos cuando van de caza.



Una vez más los golpes volvieron a sonar. Por tres veces alguien llamo fuertemente haciendo moverse la puerta en  sus bisagras. Nadie se pudo mover durante los segundos que duró la llamada, ni el chico que estaba con los nervios a flor de piel agarrando el pomo. Nadie se movió, nadie hablo, contuvieron hasta el aliento. Se podría decir que nadie respiró en esos instantes.



Cuando se hubo extinguido el eco sordo del tercer golpe el chico salió de su estupor y abrió la puerta con violencia. No había nadie. Una ráfaga de aire tibio entró en la casa. Había un total desconcierto en su rostro. Salió presto a mirar y nada, nadie en la calle, nadie…



"No tengáis miedo- dijo la madre, siempre sentada en su lado de la mesa, reconociendo un tenue aroma en la brisa y presintiendo algo esperado- es seguro la tía Antonia que acaba de morir y a venido a decirnos adiós en su nuevo camino. Recemos un padrenuestro por su alma".



Cinco niños y su madre rezaron alrededor de una cena inacabada.



Al dia siguiente, de una pequeña y hermosa aldea gallega llamada La Hermida, cercana al Miño, una llamada de teléfono les comunicaba la muerte en paz de la tía Antonia que se había producido sobre las diez y media de la noche anterior.



Que cada cual tenga sus conclusiones. Lo cuento tal y como paso. No quito nada, no añado nada.

Friday, December 01, 2017

El silencio


El silencio


Es la luna

a tu vera.



Tu palabra

Es un puñal

Al volapiés.



Tu mirada

Una angustia

Que no ceja.



Es tu gesto

En una huida

Hacia el mar.



Silencio…

Se rueda…

Tuesday, November 28, 2017

Arcanos y arañas.


Arcanos y arañas.

La tarántula de obsidiana con su brillo metálico era amenazadora y bella. ¡Qué contrasentido! Amenaza y belleza unidas por igual que en un arma de combate, un instrumento de la muerte que fuera hermoso como alguna de las “Damas de hierro” de la edad media.

Refulgía sensual en su estuche, captaba los rayos de la luz y los devolvía multiplicados por mil. Irradiaba malignidad y desolación. Soledad y tristeza.

Se lo ofrecieron con los brazos tendidos como alejando de si así pudieran librarse de su maldición. En un estuche abierto de madera, la pieza descansaba en un paño de terciopelo rojo como la más pura sangre derramada de las más pura y casta virgen celestial ofrecida a algún oscuro dios.

La cogió con la mirada llena de avaricia y prendado por la singular rareza de aquella pieza de siglos y siglos… daba una impresión de ser más vieja que el propio tiempo, del principio de la creación cuando el huevo cósmico exploto…en su negrura viajaban grandes constelación hacía otras dimensiones. Mirandola bien te parecía marearte, como si cayeras hacia un precipicio sin fin.

La cogió medio temblando, la admiro, lloro pensando en las años que la estuvo buscando de forma desesperada tras encontrar su rastro en la extraña “Enciclopedia de Mistonik”. Como recorrió pantanos y desiertos, bazares inmundos, lupanares, museos raros y extraños de los que no aparecen en las guías culturales, en viejas iglesias  malditas y mezquitas destruidas, en escuelas de magia…

Su mano derecha fue al bolsillo de atrás del pantalón y cogiendo su colt disparo al que le ofreció la gema pues esta dicho “Solo se puede aceptar con el sacrificio de la sangre derramada”. El hombre oscuro se desplomo sin un gemido, sin un estertor, sin un palabra, como si estuviera esperando largo tiempo ese resultado, solo cayó fulminado al enlosado de la calle , mientras un pequeño reguero de sangre salía de la entrada de la bala y se mezclaba con las aguas residuales que corrían rumbo a una alcantarilla.

Guardo el revólver y con su dedo índice cogió una gota de sangre y la dejo caer sobre el cuerpo de la araña. La gota de sangre refulgió brillante, casi traslucida, y fue absorbida de forma repentina, la tarántula tenia sed, no había duda, eran mucho tiempo sin beber de la inmundicia.

Se fue corriendo por las viejas y húmedas callejuelas del Toledo viejo y desvencijado. Al llegar al centro, aminoro el paso, se irguió tal cual era, adopto la pose de hombre de mundo civilizado y avanzo hacia su hotel en el extremo de la plaza. Cogió las llaves de su habitación y entro, estaba agotado, sudaba por todos los poros de su cuerpo y rendido, tras dejar su tesoro en la mesilla de noche se tumbo emocionado por el resultado final de su búsqueda y los logros que podría conseguir a partir de ese momento.

De noche la luna de plata iluminaba de forma fantasmagórica la piedra, la ciudad; creaba sombras reptantes y malignas…la tarántula en su estuche se estremeció de pronto, estiro su larguísimas y dalinianas pata y  avanzo hacia la cama a la que subió con facilidad. Monto encima del hombre dormido, aletargado, y avanzo hacia su pecho. Allí hinco con fuerza sus patas que eran cono estiletes de acero negro, penetraron hacia el corazón que abrazaron con fuerza.

Mil colores refulgían sobre el caparazón de la araña mientras se fundía con el corazón latiente de sangre y carne…pues estaba dicho “Y será el sentimiento pleno del esclavo para siempre”…


Saturday, November 25, 2017

A mi perro verde.


A mi perro verde.



Me dormí, creo,

Entre las sabanas

De tu cama. Soñé,

Creo, con tus brazos

Que me abrazaban.

Desperté, creo,

En la soledad

De un cuarto sucio

Con cucarachas…

Y un perro verde,

A mis pies, creo,

Con ojos glaucos

Miraba al vacío.

Wednesday, November 22, 2017

Desahucio.


Desahucio.

No valoramos las cosas hasta que las perdemos o nos las quitan.

Pasa, en menor medida, con la electricidad y  luz de la casa. Esta ahí, la usamos, abusamos de su uso incluso pero un simple corte por unas cuanta horas nos desconcierta, nos hace débiles y comprobamos cuanto dependemos de la misma. También es cierto que cuando hay un corte nunca nunca se sabe cuánto va a durar y empezamos a preocuparnos por la comida del congelador y mil cosas más. Un detalle curioso es que ya casi nadie tiene las velas de rigor para emergencias, quizás alguna linterna ( a veces de los críos, como un juguete) y poco más. Además esta una mentalidad equivocada que tenemos y nos metemos en la cabeza. Me explico, ante un caso similar, a la hora de la cena, mi hija me dice que vayamos a cenar a algún sitio pues no podemos prepara nada en la cocina. Yo le digo que no, que es mucho gasto inútil, que haremos unos sándwiches fríos y unas cuantas velas en la mesa y quedara bonito y curioso. Le gusto al final tal como quedo todo, la cena pues por una vez muy bien...

Mas grave es que te quiten la casa. De alquiler, si, ya lo sé, pero verte con la policía en la puerta con la orden judicial (y tú y la niña en pijama)...si, ya se, hubo casi un mes para proveerlo pero la chica no entiende bien de estas cosas, no lo comprendió, solo oyó de la apelación, el abogado no le hizo entender bien la situación y la sentencia de la jueza...y aun así hay que dar las gracias que les dieron una semana adicional, la última oportunidad. Una semana para encontrar un piso de alquiler, casi imposible, necesitarían un autentico milagro. Y allí esta esa madre con su hija coraje pateándose Madrid como una loca.

Es evidente que encontrar un piso en cinco días en este Madrid en que vivimos es imposible, totalmente improbable. Antes del final de esos cinco días pues tuvieron que hacer la mudanza completa, los pocos muebles a una plaza de garaje que le prestaron, aun hay gente caritativa y comprensiva. La ropa y enseres pues a casa de una vieja amiga que las acogió como pudo. La chica no tuvo más remedio que irse con su padre por unos días, días de lloro y llanto, de preocuparse por su madre y su situación. Se levantaba muy pronto y se iba a desayunar con su madre, buscaba pisos con su madre, hora tras horas, calle tras calle.  Volvía a la casa paterna por la noche rota y cansada y cabreada por los precios de los alquileres y de las exigencias de los dueños o de las inmobiliarias.

Una situación que no podía mantenerse por mucho tiempo.

Tuvieron suerte, en la media docena de pisos que localizo gracias a internet la joven pues encontraron uno que les convenció. No era el sitio mejor. No tenía el tamaño más  adecuado. No era el alquiler más barato o dentro de sus posibilidades, se les escapaba un poco pero solo un mes de fianza, un único mes de fianza. Lo cogieron. Allí están.

Una tragedia que salió bien, por fortuna. Otras salen peor.

Monday, November 20, 2017

En el final de las estrellas


En el final de las estrellas

vedlo como rey de mendigos

ó como algún Dios despistado

y lleno de culpabilidad.

Saturday, November 18, 2017

¡Todo un mito!....puaghhh…


¡Todo un mito!....puaghhh…

Os la dio con queso gilis…sus poses reiterativas de chula de barrio como llamada de atención, cuatro o cinco que la pobre no tenía mucho más, sus malos chistes preparados por su caterva de guionistas y esclavos de a diez, su procacidad siempre exagerada como una niñita jugando a novios…la pobrecita de siempre como con miedo y temor, vulnerable y pidiendo ayuda….os la dio con queso idiotas, solo era un “papel”, una sobreactuación  en una vacía cabecita rubia y como Don Quijote, al final, hasta se creyó su propio papel, quiso vivir en las fantasías de su guion prefabricado y se despeño inútilmente cuando comprendió la realidad, su realidad, como un hermoso castillo sin cimientos…

Vosotros, pajilleros necrófagos, babeáis viéndola en la cámara o en el posado de fotos, solo es un mal guion para una mala actriz que actuaba mejor fuera del enfoque que en el plató… ¡si tenían que repetir la misma escena cientos de veces! …para quedarse, al final, con la menos mala…no aprendía las frases, se salía de las marcas, en fin, todo un desastre de persona y actriz que no lo era…encima trataba mal a la gente,  ¿no lo sabíais? Pues ya lo sabéis…tontos del culo…mitómanos perdidos...

¿Bella?, no, operada mil veces…discretamente, eso sí, pero…

Le salvó su pequeña intervención, porque no es más que eso una pequeña intervención con el genial de Groucho Marx en ”Amor en conserva”, una escena para la gloria del cine,…el resto de la historia que vino a  continuación es una repetición  de lo mismo, personaje y chiste incluidos, eso sí sin el pobre Groucho. Si os fijáis, gilis, todo lo que vino a continuación, en la calle y en los sets de rodaje es la misma escena, idéntica, única, (¡y que peligro de los de un solo libro y una sola escena) se creyó su papel, se envolvió en su papel de ”rubia tonta vulnerable buena y necesitada a la que persiguen” y ya solo en su casa se despojaba de todo el artificio y se sentía mal, como no, no muy mal pues la verdad es que no creo que pensara en demasiadas cosas, para eso hacen falta alguna neuronas, esas células grises y pensantes…y eso, para que lo sepáis, burros con gafas, es un trastorno clásico de personalidad y se llama…”Trastorno bipolar”…

De vulnerable nada, de nada…y de romántica, mucho menos…desafortunada en los amores pá que te cuento sino era capaz de amar, todo ella era un monumental engaño, puro artificio….todo fue un montaje de una joven que dispuso el mito de una bella rubia superficial, nada inteligente, de buen corazón y que los demás lastiman y dañan…los uso y tiro como pañuelos de papel después de limpiarse las narices, los utilizo como el papel higiénico después de, ya sabéis...


Thursday, November 16, 2017

La noche cubre tu rostro.


La noche cubre tu rostro.

Tus ojos giran atrapando
últimos destellos de la luz.
El silencio se adueña de Madrid.

Las calles se vacían rápido
como un delirio acelerado.
Silencio en la ciudad. Silencio.

Un manto extraño de niebla
se espesa, sobre ti, te envuelve,
como un segundo abrigo te
llena de frío. Avanzas insomne.
Extrañas sombras se mueven
hacia ti, oscilan como serpientes
sobre la arena del desierto.

Madrid esta desierto......

Y tienes miedo.

Tuesday, November 14, 2017

La vida...


Es curiosa la forma que tenemos a reaccionar ante el estrés, la presión o un gran problema. Como decía el insigne medico, “no hay enfermedades, hay enfermos”, indicando que todos somos diferentes, nadie actual igual que otro, nadie se siente igual que otro ante los mismos hechos, nadie puede reaccionar igual que otro o sentir lo mismo.



Pero es que, en determinadas circunstancias, nuestras reacciones son también visceralmente diferentes según el momento, el lugar o a las personas que afecte.

Hay gente que suele ser bastante resolutiva, drástica en las más de la veces: a un problema, una solución, se aplica y problema resuelto. Así suelen actuar en el trabajo, rápido y efectivo pero…cuando se toca el tema personal, sus temas personales o sentimentales son como un flan que oscila, o terminan en una dejadez supina casi de zombis ahora que están de moda; son una duda permanente y el dolor sordo y terrible del sufrimiento por esa causa.



Digamos, en resumen, que tienen un gran problema personal y tienen la solución en sus manos y no son capaces de ponerla en práctica. Es una decisión fácil, rápida…pero en esta hay cosas  por medio y no se atreven, se bloquean totalmente.



Por las noches, en la indecisión, no pueden tragar saliva, oyen las campanadas de reloj dando las dos, las tres…las ocho, hora de levantarse para ir al tajo o levantar a los críos que tienen que ir al colegio. Los problemas de ronqueras, de apneas, de insomnio van apareciendo como cucarachas en el fondo de la cocina. Muchos empiezan a comer con ansia y a engordar de forma peligrosa por aquello del colesterol y del corazón que es lo primero que suele fallar. Todo se va minando por debajo de los sentimientos que no afloran pues hay debilidad y miedo.



Con el corazón en un puño, al tiempo que van diciéndose la gilipollez de no actuar y dar una salida total a esta vieja y triste historia. Y el caso es que tienen el convencimiento de que con esta salida, a la larga, será lo mejor para todos. Para ellos, porque se consideraran como liberados (un simple cartón en la calle), para el resto por la clarificación de esa situación  (un vacio en el otro lado de la cama) y para la tercera parte, siempre el triangulo tiene tres lados,  porque vivir en la mentira permanentemente es un error, craso error para todos, criadero de discusiones, de malos modos, de malas formas y peores palabras siempre a destiempo y equivocadas.



Pero, aun así, los días, las semanas, los meses van pasando y el margen de tiempo se acorta y las dudas se hacen cada vez más grandes.



Y las noches siguen como un suplicio en el potro de la tortura, casi sin respirar, casi sin poder tragar, con mil pesadillas de un minuto para volver a la contemplación estúpida del reloj. Con la solución en la mano y no atreverse a usarla, a ponerla en practica. Es tan fácil, tan nimio. Pero les falta valor…


Todo suele terminar con una angina de pecho, el aviso salvador, ha salvado a tanta gente. Pero, a veces, es el infarto, el acabose de la vida, del dolor y de, también por supuesto, el problema básico y elemental. O el simple accidente de tráfico, de esos que nadie sabe cómo ha podido producirse, absurdo a más no poder…es la indecisión y los pozos negros del pensamiento. No es la mejor solución pero, al fin y al cabo, una solución más al problema de la vida.

Sunday, November 12, 2017

Dolor...


Dolor indolente y febril,
invitado que, molesto,
revuelve tus entrañas. No
te deja descansar, planea
sombras de duda. Te sigue
como un amigo forzado
que responde cuando quiere:

Para siempre.....

Para siempre......

Friday, November 10, 2017

Lejanos ya  mis veinte esta es mi historia…


Lejanos ya  mis veinte esta es mi historia…

Estoy al borde de un barranco con un pie en el aire y la mente en el vacio a mis pies.

 Aguas lejanas y oscuras  rumbo a un  sur lejano, me llaman, me desean…

Pequeños arboles bailando con el viento del oeste me susurran canciones, no precisamente de amor…

En fin, que decir, no elegí a la familia que me toco a los dados de la fortuna…

No hice fortuna ni riqueza, solo atesoro recuerdos, algunas canciones y compromisos y algunas vergüenzas…

Conocí a alguien en un baile de cuerpos desmadejados, música triste de la esquina sin sol, sombras alargadas en los vasos de licor barato…

Me atrincheré en sus huecos, bebí sus labios, sufrí sus iras y violencias…años de amor y sufrimientos, miedos y celos…

Como esas aguas tristes, desapareció un día con mi corazón en sus brazos, no le importo, era una bagatela, un trofeo en sus manos…un seguro…

El sol viene, nos saluda y se va con ese regusto amargo de las noches solitarias; así fue mi vida en esos tiempos…

En la estación del metro te esperaba y nunca llegabas, estación equivocada, metro equivocado, personas equivocadas…

En el aeropuerto te buscaba y nunca llegaste, sitio equivocado, personas erradas, tiempo equivocado…

En el portal de la casa te buscaba pero portero y tiempo y policía arrojaban mis deseos y querencias a la cuneta de los perros apaleados…

En mi habitación de cartones de tabaco, de manta de agujeros, sin techo ni escondrijos, me rasgo el hueco que dejaste, pienso en las mil formas de vengarme por el mal que haces a mi corazón lejano… solo una bagatela, un trofeo en tus manos…un sordo dolor cuando lo clavas en al pared o juegas a torturas sin cuento…

Me despierto con la sensación de volver al tiempo de partida, al día en que te encontré por casualidad aferrado al cuello de una botella…sueños de viajes en el tiempo a un espacio que no existe…a dos personas que ya no son lo que eran...

Me llaman de casa, no respondo…

Mi corazón me llama, siento vacio y pena…

Ya veis, naci, conocía a alguien que se marcho…no morí…peno y sufro…también la busco para arrodillarme delante de ella y suplicar un poco de amor o de compasión, tanto da…


Monday, November 06, 2017

Me despertó la lluvia


Me despertó la lluvia


De madrugada, entre las sabanas


De mi cama, soñando


Que tú estabas en otra alcoba


Oyendo el repicar


De las mismas gotas de agua.

Saturday, November 04, 2017

Dudas.


Dudas.

Se levanto con los ojos muy rojos y un fuerte dolor de cabeza. Parecía un zombi recién despertado, manoteando al aire, anquilosada…

Su madre se preocupo al verla así y, cuando el saludo se convirtió en una especie de gruñido selvático y se negó de forma radical a desayunar, rápidamente pidió cita para el médico de familia ya pensando en una conjuntivitis o algo mucho peor. Tuvo que llamar más de cuatro veces hasta que se lo cogieron y la citaron para dos días más tarde. Se preocupo pues ya se sabe que las cosas con tiempo van a peor así que, con dolor del corazón pues a esperar y un colirio…

Al día siguiente fue lo mismo si bien por medio hubo una fuerte discusión, la chica estaba como muy irritada, un tanto neurótica, exaltadas por veces, derrumbada por otras. Nunca la había visto así, perdón, si, pero lo había dejado pensando en épocas de exámenes, en problemas en las incipientes relaciones sentimentales, los chicos y cosas así, en esos dos ultimo meses. Los malos modos eran continuos como si la educación escasa que tenía se hubiera evaporado de repente.

Los ojos los tiene rojísimos, como achinados y brillaban de forma especial…al tiempo solo quería dormir, dormitar como una marmota en invierno…

El día de la consulta los tenía ¡sorpresa! más que bien. Claros, brillantes, llenos de inteligencia. Las dudas atenazaron el corazón de la madre, sospechando algo más pues no entendía el cambio tan radical, como de la noche al día. La niña estaba amable, risueña, casi feliz, casi como la niña que había sido siempre. El médico de siempre, ya un veterano en mil lides, la miro y remiro y le dijo que no apreciaba nada que de todos modos le daba un colirio contra la alergia por si las moscas, mes de mayo, y si se le ponían de nuevo así que la mandaría al especialista, al oftalmólogo.

Desde ese día y todas las semanas que siguieron la niña, 16 años, de forma intermitente siguió así, muy irritable y con mucho sueño después de comer, apática, irascible, los ojos rojos e iba como engordando de forma inadecuada, como si estuviera inflándose. La higiene iba brillando por su ausencia…los desayunos inútiles, apenas comía y sin embargo después a deshoras se atiborraba de chocolates y chucherías.

Volvió a llevarla al médico (para lo cual tuvo que engañarla pues se negaba de forma radical y casi agresiva cuando salía el tema) el cual puso cara de enfado o de consternación al verla entrar en la consulta, la miro y remiro, decidió finalmente enviarla al de la especialidad. Hubo un momento tenso cuando le pregunto directamente, mientras escribía el talón para el oftalmólogo, sin curvas o escusas, si no estaba fumando algo o metiéndose alguna cosa no muy conveniente. La chica se puso farruca al decir que no y añadió muchas más cosas, algún que otro insulto incluido y algunos papeles que volaron de la mesa al suelo. Las barreras se rompieron y los gritos con ellas. El médico suspiro hondo, rompió el papel para la nueva cita y sin ambages le dijo a su madre que la niña, mitad chica, mitad mujer, estaba como mínimo fumando porros, no había otra cosa: ojos rojos y achinados mas irritabilidad= porros. Que nada de dinero, nada de salir así como así, mucho control y mucho ánimo, que no la dejase sola y tratase de averiguar como conseguía la droga aunque, añadió con una cierta dejadez, ya se sabe que en estos tiempos está al alcance de cualquiera y en cualquier lugar.

Después se dirigió a la chica/niña/mujer y le empezó a comentar los perjuicios de las drogas, le dio un folleto de la comunidad, unas direcciones a donde se podría dirigir si quería…la apatía, pasado el momento de furia era evidente, tan evidente como que estaba colocada.

La madre se puso a llorar muy quedo, triste…la que se le avecinaba sobre todo sabiendo que todo dependería de la niña, no de ella, aunque no desfallecería pues haría todo lo que fuese necesario y más.

Thursday, November 02, 2017

A veces pienso que tú..


A veces pienso que tú, a veces, piensas en mí,



no como yo, cuando soy tú en el espejo,



pero si como tú cuando me hablas muy adentro.



Muchas veces pienso en ti, y que tu, a veces,



piensas en mi, imagen borrosa en el arcén



de la carretera al limbo del silencio.



No como yo, ausencia perdida en la niebla,



bruma insomne del que no quiere partir.



Siempre pienso que tú, a veces, piensas en mí



no como yo, vaguedad, atisbo de dolor en tu pecho.



El vacío se cierne sobre los parpados cerrados



con olor a papayas maduras y fritanga de plátanos.



Quiero pensar que tú, a veces, piensas en mí



No como yo, cuando soy como tú bajo la lluvia



esperando el rescate del barco que nunca llega,



sin barca, sin remos, en la isla de San Simón:



"moriré hermosa en el mar mayor".



Quiero pensar que tú piensas en mí, a veces,



no como yo, cuando soy tú en el campo, de romería,



bailando con amigos e invocando brujerías



al compás de las sombras de la fogata en la playa,



al compás de las olas lunares o los corazones.



Sueño que tú, a veces, piensas en mí,



no como yo, cuando soy tú, perdido en la ciudad



habitada por cuatro millones de cadáveres,



con el olor de cuatro millones de cuerpos descompuestos,



con la violencia de cuatro millones de iras,



que no saben que están muertos, que están de pie



por la inercia del momento; velocidad sin fin y sin motivo.



Pienso que tú, a veces, piensas en mí, a veces,



no como yo cuando soy tu, atesorando miles de libros



de desconocidos países, si es que existen,



atesorando miles de videos extraños realizados



por extrañas personas que juegan a crear vida,



atesorando miles de prendas de vestir



inútiles en el camino por donde vamos.



A veces, pienso que tú, a veces, piensas en mí,



no como yo cuando soy tu vacío y estoy ausente.



Muchas veces, pienso que tú, muchas veces, piensas en mí,



no como yo cuando soy tu ira y tu silencio.


Tuesday, October 31, 2017

Calle Alonso Cano, seis de la tarde.


Calle Alonso Cano, seis de la tarde.  Es casi noche. Las luces de la calle y de los comercios encendidos. Los coches pasan poco a poco, con pereza, mientras sus dueños se impacientan por el atasco, el rojo del semáforo, los peatones cortando el paso.
Hay poca gente transitando a pie, hace mucho frió.
Nuestro involuntario protagonista es un hombre normal, nada especial que le distinga del resto del mundo salvo su actitud un tanto misteriosa. Se acerca medio disimulando a un coche y deja caer, con cierto disimulo, dos trocitos de papel rojo. Piensa que nadie la ha visto, parece avergonzado por lo que ha hecho.
Se envara al escuchar la vos de una señora mayor despotricando en alto, casi en un grito. Al principio, el no sabe de qué habla, no escucha bien pero, conforme se acerca oye claramente que se dirige a él y lo que acaba de hacer.
"....este civismo, como si no hubiera papeleras, los imbéciles tirando los papeles al suelo, una vergüenza, lo que había que ver, así va el mundo por sinvergüenzas como los que tiran los papeles.....".
Nuestro amigo calla avergonzado, disimula, mira a la otra acera, esconde su rostro en el cuello del gabán.
".....y después dirán que nada, que lo barran los basureros, mierda a la calle, mierda por todos lados, muy modernos, si, pero la porquería al suelo....los imbéciles tirando papelitos al suelo, que lo vean sus hijos, si es un mierda todo.....".
La señora pasa chillando a la altura del hombre que aguanta, aguanta, incluso, la respiración. Mueve la cabeza con desgana, dudando.
"....y luego hablaran de democracia, una mierda sí señor, esto es lo que hacen estos estúpidos, papeles...no a la papelera, no, al suelo...y mearan en el suelo a la vista de todos, una mierda, digo...."
Ya no aguanta más y fuerte, con voz fuerte: "...Y las hija de puta despotricando solas por la calles.....y las hijas de puta despotricando solas por la calles..."
La señora apura el paso, mira de lado y al ver que nadie la sigue, que el otro, el enemigo, sigue parado:"y los cabrones soltando puyazos..."
"Si señora, puyazos a las hija de puta de las calles de Madrid..."
Y allí los dejamos, a uno, rojo como la grana, en la calle Alonso Cano, parado inmóvil y la otra con paso apresurado, hacia Dios sabe dónde, despotricando de sabe Dios qué....

¿No os recuerda esto algo más?