Bitácora Vigo 25 de Julio.
Mi madre acabó el libro anoche. Después de unos días
metiéndome con ella sobre el libro, sobre la identidad del asesino y sobre el
destino de la tal Rosa, amagando con contarle todo, insinuarle miles de
variaciones, pues…lo acaba y acaba, no es por menos, frustrada. Cientos de
páginas para quedar en medio de la nada. No puedo hablar mucho pues alguno de
los que me aguantáis a lo mejor leéis el libro pero…no diré nada del argumento
ni de su final, me quedo con las ganas, ¡Aaggghhhh!
La culpa: mi hermana. Le deja libros pensando en sus propios
gustos, no tiene en cuenta ni la edad, ni los problemas visuales, ni la
mentalidad de nuestra madre. Es un poco unidireccional.
Yo reconozco, en cambio, que los libros son algo muy
personal. Lo que a mi me gusta no tiene porque gustar a otras personas y
viceversa. Experiencias miles. También, es cierto, lo bonito es que un grupo de
amigos compartan un libro común. Las menos de las veces. Mi opinión, digo, no
debe condicionar a nadie; pero digo mi opinión, no la oculto.
Con el programa de ayuda para la compra de ordenadores, mi
madre se ha comprado un estupendo portátil a pagar en tres años sin intereses.
Le sale por unos 24 euros mes. Una bicoca. Esta feliz como una niña con zapatos
nuevos. Ya había asistido a clases de informática en el centro social de aquí
cerca y algo sabe. Con nuestra ayuda contactó con los familiares nuestros de
Argentina (una hermana y dos sobrinos), incluso habló por el Messenger con
ella. Todos bien y superando la famosa crisis económica. El sobrino ya tiene
dos niños y un trabajo estable y bastante bueno.
Cuando me paro a pensar alucino de los cambios en la
comunicación en estos últimos años. Internet, móviles, Messenger….la gente no
se da cuenta, no recuerda cuando, no hace tanto, conseguir una línea telefónica
en algún lugar lejano era cosa de meses, años, miles de problemas y mucho
dinero (típico problema del chalet en la sierra o, en mi caso, obra en un
descampado). Era Gijón y para poner un teléfono en la oficina de obra tardé más
de tres meses y cerca de medio millón de pesetas de las de entonces. Hoy vas
con tu móvil y te conectas al segundo; haces una interconexión y haces
funcionar el fax e incluso Internet. Comunicación al segundo, información
continua. Ese es el mundo de ahora.
¡Los planos! Correo va y viene. Incluso era mejor, algunas
veces, coger el coche y hacerte 500 kilómetros para conseguirlos. Ahora, una
tecla, y los recibes calentitos, recién salidos del horno, casi sin pasar el
control de aprobación. ¿Necesitas un modificación?, al segundo, plis/plas.
Realizada y en el acto.
¡Bienvenidos la mundo instantáneo! Pero parad un poco y
recordar como eran esos otros tiempos…algo tendremos que aprender, algo tienen
que decirnos.
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