Bitácora
Vigo 21 Julio.
Me llamó mi
hermana, la viuda. Me pidió que comprase un ramo de flores para nuestra madre.
Así quedamos. Más tarde volvió a telefonearme para decirme que lo dejase que se
encargaba su hija, Leda, mi sobrina. Así quedamos de nuevo, menos trabajo para
mí.
Al día siguiente
me encuentro con que viene, a primera hora de la mañana, mi hermana, la
divorciada, con un gran ramo de flores de un supuesto C.I. Mi gesto de
extrañeza lo acuso enseguida y, por lo bajini, me dijo que, por la noche, la
había llamado Leda para coger el ramo en el C.I. pues todo estaba cerrado y
estando ella allí, en el trabajo no
tenía problemas para comprarlo. Cosa que así hizo.
Bueno, el
tradicional ramo de flores estuvo presente pero ¡cuantas vueltas! y no os hablo del precio, un ojo de la cara a cada uno, menos a la compradora, por supuesto.
Tuvimos otra
discusión por el regalo: la bata de casa con “capacete”. Extraño nombre para
indicar con “canesú”, como dice la canción:
“Tengo una muñeca,
Vestidita de azul,
Con su camisita
Y su canesú”
Comentario
diverso: Visitamos la exposición, en la playa de Símil, la de las vacas
decoradas por distintos artistas. Allí reunidas, lo mejor era ver la pléyada de
personas sacándose fotos y sus acciones. Subiéndose encima de ellas o con poses
mas o menos extravagantes. Todo un espectáculo, mas bien una comedia al aire
libre. Divertido era pero lo peor es que dañaban a las estatuas.
Un detalle
curioso es que la patrocinada por el R.C. de Vigo (equipo de fútbol,
el equipo ascensor por excelencia) ya no
tenía cartel con su nombre. Evidente: el Celta y su vaca la
desconocida.
Por Vigo aun
quedan dos pequeñitas en el tejado de Información de Alfonso XII y una hermosa y
grande en la Puerta
del sol dando la nota de colorido.
La primera
vez que vi algo así fue en Bilbao, hace ya tiempo, pero, en aquella ocasión,
fueron diseñadores de categoría los que se habían encargado de la decoración.
Todo un poema.
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