Thursday, August 31, 2017

Problemas en la playa. Capitulo 7.5


7. 5. Alguien pensara que después de una vomitona los niños estarían ya  extenuados, cansados, flojos, débiles y hasta con un toque de miedo con lo que el resto del viaje seria como un lago calmo y tranquilo, lleno del decaimiento normal que precede a un mal estar….pues el que piense así no conoce a estos críos y nunca, digo nunca, ha viajado con ellos. O es un iluso. O todo no es más que una vana ilusión.

Tendemos a minimizar la cosas, a desear la felicidad y lo mejor que creemos para todos pero en ese coche, con esos cinturones, ese viaje crea la transformación definitiva a monstruos sin vísceras y puede con todo, hasta con la fatiga y el dolor.

Así, con ellos en el coche, ya amarrados, con sus caritas pálidas, las manos caídas, respirando despacio y flojamente (el mal olor, ya se sabe), el pañuelito perfumado en sus manitas pálidas en el que se traslucen unas leves venas casi azules, y nuestro corazón en un  puño al verlos así arrancamos y…de pronto, de forma súbita y casi imperceptible, (solo se atisba algo por el borde del ojo en el espejo trasero) las sonrisas torcidas afloran rápidamente en sus labios, nos miran de reojo buscando momentos de bajada la guardia y que el amor que les tenemos nos haga caer en sus redes. Se miran el uno al otro, se sonríen y, cuando menos lo esperamos los adultos y cuando ellos están más preparados,  al ataque…

“Esto huele fatal, huele a mierda y todo por culpa de este pequeñajo”.- Mara al ataque con voz aflautada, como no, mirando de forma directa y descarada a su madre al tiempo que el toquecito, que no aguanto, a mi hombro no puede faltar. No puede perder comba. La carretera nos aguarda y los conductores no deben ir tranquilos, hay que alterarlos y deshacerlos en un manojo de nervios si es posible.

“Mama, mama, Mara se mete conmigo; dile que no se meta conmigo que ella también vomitó que yo la vi”

“¡Si!, pero yo no manche todo el coche y ahora hay que oler a tu mierda, pequeñajo ¡no sé cómo te aguantamos!”

“Mama, Mara me está insultando, dile que se calle y me deje tranquilo. Quiero dormir un poco y no me deja.”

“Pequeñaaajooo, vomitoooo, que eres un vomitoooo verde”

“Mara, ¡cállate!, deja tranquilo a tu hermano por una vez y te recuerdo que si el vomitó tu vomitaste sobre mi espalda así que deberías estar calladita”- entro ya sin poder contenerme aun sabiendo que será peor, la discusión ya está a tres  bandas. Yo pierdo siempre, tengo que mirar hacia delante y por el espejo retrovisor poco puedo hacer más que echar miradas asesinas que nadie ve. Mara medio sonríe ante mi alegato. Lo ha conseguido, van ganado por 0-1.

“Pero Papi, es que huele muy mal y me molesta el viento que entra por las ventanas, me despeina, toda.”- atenúa su tono, se hace más dócil, más tierna. Todo se viste de rosa y la trampa a los adultos esta lanzada.

“¿Quieres que cerremos las ventanas?”- entra el freno de mano en el juego con una leve sonrisa en los labios y una cierta inclinación del cuello al estilo de las madonas de Modigliani y sus prodigiosos cuellos de jirafa. El freno la mira con un tono medio pícaro, medio diciendo que lista soy. No sabe que el partido está ya en cuatro bandas. Y vamos perdiendo por un 0-2 que clama al cielo.

“’ ¡Nooooo! Pero es que la culpa la tiene siempre Javi, siempre al final hay que fastidiarse, es un mierdero”. Enfurruñada se cruza de brazos, se cruza de piernas y baja la cabeza con el ceño fruncido.

“Mama, me ha vuelto a insultar, me ha llamado mierdero. No soy un mierdero. En todo caso lo será ella que se echa horas en el cuarto de baño oliendo a caca, porque otra cosa no se qué se puede oler o hacer en el cuarto de baño. Dile que no se meta conmigo y me duele la barriga. Papi …¿no podemos parar?”

“¡Mara!, es la última vez que te lo digo”- insiste el copiloto de forma inútil, sabiendo que nada cambiara las cosas-“deja a tu hermano en paz y si huele mal pues te pones el pañuelito con colonia en la nariz y aguanta lo que puedas pero a tu hermano lo dejas en paz de una puta vez”.

“Papa, papa, ¿has oído? Mama me está diciendo palabrotas gordas y feas. A mí me riñe si las digo, una vez hasta me lavo la boca con jabón. ¡Qué asqueroso estaba!”.

“Acusica, acusica, Mara es una acusica y acusica  barrabas al infiernos caerás de cabeza para atrás”-Javi en ayuda por la banda izquierda con el punto de velocidad adecuado y justo para que yo desee estar en una isla desierta, en medio del mar, solo, solo, solo en el inmenso mar. Le saca la lengua a su hermana.

“¿Qué sabrás tu pequeñajo que solo sabes vomitar,  vomitar y quejarte?”

“Mama me vuelve a insultar y yo no he hecho nada malo.”

“Pero, queréis callaros de una vez o hablar como gente normal, me estáis poniendo de los nervios y es peligro conduciendo así”. Apelo, sabiendo que no vale para nada,  al peligro y a mis nervios a punto de saltar una vez más. Hay que aguantarse, hay que morderse la lengua y los labios y el corazón y el alma si es preciso. No son ellos, son los monstruos que habitan en el coche, solo en el coche, es duro y remato…”por favor, por una vez, solo una vez…” Un final patético para un conductor que se siente patético en un viaje que resulta más patético que nunca. El equipo trasero sigue ganando y va por la goleada, el 0-3 ya es un tanto frustrante y puede ser más abultado.

“Pero papi yo no soy es Mara que me insulta y se mete conmigo. Yo me siento enfermo y me duele el estomago.”

“Si, si, quéjate. Huele muy mal, ¿Me dais otro pañuelito con colonia?”

“Mama, Mara  se mete en mi sitio”

“Yo no me meto en tu sitio solo quiero otro pañuelito”

“Si pero te aprovechas para pasar a mi lado y sabes que este lado es mío. Vete a tu lado y no me toques. ¡Ayyy! ¡Mama! Me ha dado un codazo y me duele de verdad, me ha dado a posta y muy fuerte.”

“Mentiroso. No quiero tocarte además hueles mal, a mierda, no quiero que me pegues el mal olor”

“Mama, lo ves, otra vez me insulta y dice que huelo a mierda. ¡Ayy! Me ha pisado. Mama me ha pisado”

“Mara, por favor, es la última, te pego, te juro que te pego si sigues así…”el copiloto, mujer, freno de mano, esta ya desesperada, se tapa a ratos los oídos como queriendo escaparse de la pesadilla en la que se ha convertido, sin comerlo ni beberlo, este viaje que mas que viajar en un coche parece un ataúd siniestro llenos de malos y salvajes pensamientos. El resultado pasa a un escandaloso 0-4 y lo que siga…

“Es que huele muy mal y  no lo soporto. Además me viene de delante un tufo horrible, de la parte de papa”

“Mara, no seas….que sabes que llevo la espalda sucia con tu vomito…”Le replico recordando con asco toda la experiencia pasada.

“Me aburro, quiero llegar. ¿Falta mucho papi? ¿Podemos para un rato?”. -Javi al ataque en su caballo de perdedor.

“Ya falta poco, no veis que ya hay mas casas, estamos en las afueras de la ciudad, queda casi ná”

“Pero se ha hecho muy largo, el viaje… Quiero parar ¡ya!”

“¡Ayyy!. Papi, me ha tirado del pelo, este Javi  no sabe comportarse, le tienes que dar un correctivo…”

“Es que me ésta pisando y no para…”

“No le hagas caso, papi”-Mara interviene de forma condescendiente y peligrosa, el copiloto sigue agachado y con las orejas tapadas-“es un crio y no sabe comportarse acuérdate cuando se ponía a gritar y llorar como un descosido. Ahora, en vez de eso, se pone a vomitar y ensuciar el coche para que tengamos que oler su mierda durante días, y días… ¡qué asco de crio! Podíais haber tenido otra niña en vez de esto”

“Mara…”-la madre al ataque salvador, como siempre, que crea más problemas que resuelve-“como sigas así te aseguro que le digo a tu padre que pare el coche y te dejo sola, que te recoja el primero que aparezca pero así… no… te… aguanto. Por una vez, se buena, por favor.” Ese último por favor suena a perdida, a derrota y es una pena, había empezado muy bien con el tono y la amenaza justa pero…Es el 0-4 no hay solución, no podemos con ellos y lo saben, se aprovechan.

“No es culpa mía que Javi haya vomitado y todo huela a mierda ¿Tu no hueles mal, a podrido dentro del coche? Yo sí y encima me ha tirado del pelo y tendré que peinarme todo de nuevo, es un asco viajar así”

“Mara tu también has vomitado y encima de tu padre así que cállate que estas mucho más bonita con la boca cerrada”

“Eso es injusto, estamos en una democracia y puedo decir lo que quiera ¿verdad papi? Si no os denuncio a la policía”

“Ya estamos llegando, ahí está la calle de nuestro destino. ¡Aleluya! ¡Aleluya!”  Pocas veces he sido tan feliz llegando a destino” -En mi cabeza, ante el silencio que se crea y como la mutación se repliega esperando la vuelta a casa, con ese 0-5, la manita, que es ya un desastre en toda regla.

Y bajan alegres y contentos. Yo me quedo un par de minutos en el coche, la frente apoyada en el volante y mis dos manos a la altura de mis oídos en los que retumba, como con un eco lejano, el corazón….

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