7. 5. Alguien pensara que después de una
vomitona los niños estarían ya
extenuados, cansados, flojos, débiles y hasta con un toque de miedo con
lo que el resto del viaje seria como un lago calmo y tranquilo, lleno del decaimiento
normal que precede a un mal estar….pues el que piense así no conoce a estos
críos y nunca, digo nunca, ha viajado con ellos. O es un iluso. O todo no es
más que una vana ilusión.
Tendemos a minimizar la cosas, a desear
la felicidad y lo mejor que creemos para todos pero en ese coche, con esos
cinturones, ese viaje crea la transformación definitiva a monstruos sin
vísceras y puede con todo, hasta con la fatiga y el dolor.
Así, con ellos en el coche, ya
amarrados, con sus caritas pálidas, las manos caídas, respirando despacio y
flojamente (el mal olor, ya se sabe), el pañuelito perfumado en sus manitas
pálidas en el que se traslucen unas leves venas casi azules, y nuestro corazón
en un puño al verlos así arrancamos y…de
pronto, de forma súbita y casi imperceptible, (solo se atisba algo por el borde
del ojo en el espejo trasero) las sonrisas torcidas afloran rápidamente en sus
labios, nos miran de reojo buscando momentos de bajada la guardia y que el amor
que les tenemos nos haga caer en sus redes. Se miran el uno al otro, se sonríen
y, cuando menos lo esperamos los adultos y cuando ellos están más
preparados, al ataque…
“Esto huele fatal, huele a mierda y todo
por culpa de este pequeñajo”.- Mara al ataque con voz aflautada, como no,
mirando de forma directa y descarada a su madre al tiempo que el toquecito, que
no aguanto, a mi hombro no puede faltar. No puede perder comba. La carretera
nos aguarda y los conductores no deben ir tranquilos, hay que alterarlos y
deshacerlos en un manojo de nervios si es posible.
“Mama, mama, Mara se mete conmigo; dile
que no se meta conmigo que ella también vomitó que yo la vi”
“¡Si!, pero yo no manche todo el coche y
ahora hay que oler a tu mierda, pequeñajo ¡no sé cómo te aguantamos!”
“Mama, Mara me está insultando, dile que
se calle y me deje tranquilo. Quiero dormir un poco y no me deja.”
“Pequeñaaajooo, vomitoooo, que eres un
vomitoooo verde”
“Mara, ¡cállate!, deja tranquilo a tu
hermano por una vez y te recuerdo que si el vomitó tu vomitaste sobre mi
espalda así que deberías estar calladita”- entro ya sin poder contenerme aun
sabiendo que será peor, la discusión ya está a tres bandas. Yo pierdo siempre, tengo que mirar
hacia delante y por el espejo retrovisor poco puedo hacer más que echar miradas
asesinas que nadie ve. Mara medio sonríe ante mi alegato. Lo ha conseguido, van
ganado por 0-1.
“Pero Papi, es que huele muy mal y me
molesta el viento que entra por las ventanas, me despeina, toda.”- atenúa su
tono, se hace más dócil, más tierna. Todo se viste de rosa y la trampa a los
adultos esta lanzada.
“¿Quieres que cerremos las ventanas?”-
entra el freno de mano en el juego con una leve sonrisa en los labios y una
cierta inclinación del cuello al estilo de las madonas de Modigliani y sus
prodigiosos cuellos de jirafa. El freno la mira con un tono medio pícaro, medio
diciendo que lista soy. No sabe que el partido está ya en cuatro bandas. Y
vamos perdiendo por un 0-2 que clama al cielo.
“’ ¡Nooooo! Pero es que la culpa la
tiene siempre Javi, siempre al final hay que fastidiarse, es un mierdero”.
Enfurruñada se cruza de brazos, se cruza de piernas y baja la cabeza con el
ceño fruncido.
“Mama, me ha vuelto a insultar, me ha
llamado mierdero. No soy un mierdero. En todo caso lo será ella que se echa
horas en el cuarto de baño oliendo a caca, porque otra cosa no se qué se puede
oler o hacer en el cuarto de baño. Dile que no se meta conmigo y me duele la
barriga. Papi …¿no podemos parar?”
“¡Mara!, es la última vez que te lo
digo”- insiste el copiloto de forma inútil, sabiendo que nada cambiara las cosas-“deja
a tu hermano en paz y si huele mal pues te pones el pañuelito con colonia en la
nariz y aguanta lo que puedas pero a tu hermano lo dejas en paz de una puta
vez”.
“Papa, papa, ¿has oído? Mama me está
diciendo palabrotas gordas y feas. A mí me riñe si las digo, una vez hasta me
lavo la boca con jabón. ¡Qué asqueroso estaba!”.
“Acusica, acusica, Mara es una acusica y
acusica barrabas al infiernos caerás de
cabeza para atrás”-Javi en ayuda por la banda izquierda con el punto de
velocidad adecuado y justo para que yo desee estar en una isla desierta, en
medio del mar, solo, solo, solo en el inmenso mar. Le saca la lengua a su
hermana.
“¿Qué sabrás tu pequeñajo que solo sabes
vomitar, vomitar y quejarte?”
“Mama me vuelve a insultar y yo no he
hecho nada malo.”
“Pero, queréis callaros de una vez o
hablar como gente normal, me estáis poniendo de los nervios y es peligro
conduciendo así”. Apelo, sabiendo que no vale para nada, al peligro y a mis nervios a punto de saltar
una vez más. Hay que aguantarse, hay que morderse la lengua y los labios y el
corazón y el alma si es preciso. No son ellos, son los monstruos que habitan en
el coche, solo en el coche, es duro y remato…”por favor, por una vez, solo una
vez…” Un final patético para un conductor que se siente patético en un viaje
que resulta más patético que nunca. El equipo trasero sigue ganando y va por la
goleada, el 0-3 ya es un tanto frustrante y puede ser más abultado.
“Pero papi yo no soy es Mara que me
insulta y se mete conmigo. Yo me siento enfermo y me duele el estomago.”
“Si, si, quéjate. Huele muy mal, ¿Me
dais otro pañuelito con colonia?”
“Mama, Mara se mete en mi sitio”
“Yo no me meto en tu sitio solo quiero
otro pañuelito”
“Si pero te aprovechas para pasar a mi
lado y sabes que este lado es mío. Vete a tu lado y no me toques. ¡Ayyy! ¡Mama!
Me ha dado un codazo y me duele de verdad, me ha dado a posta y muy fuerte.”
“Mentiroso. No quiero tocarte además
hueles mal, a mierda, no quiero que me pegues el mal olor”
“Mama, lo ves, otra vez me insulta y dice
que huelo a mierda. ¡Ayy! Me ha pisado. Mama me ha pisado”
“Mara, por favor, es la última, te pego,
te juro que te pego si sigues así…”el copiloto, mujer, freno de mano, esta ya
desesperada, se tapa a ratos los oídos como queriendo escaparse de la pesadilla
en la que se ha convertido, sin comerlo ni beberlo, este viaje que mas que
viajar en un coche parece un ataúd siniestro llenos de malos y salvajes
pensamientos. El resultado pasa a un escandaloso 0-4 y lo que siga…
“Es que huele muy mal y no lo soporto. Además me viene de delante un
tufo horrible, de la parte de papa”
“Mara, no seas….que sabes que llevo la
espalda sucia con tu vomito…”Le replico recordando con asco toda la experiencia
pasada.
“Me aburro, quiero llegar. ¿Falta mucho
papi? ¿Podemos para un rato?”. -Javi al ataque en su caballo de perdedor.
“Ya falta poco, no veis que ya hay mas
casas, estamos en las afueras de la ciudad, queda casi ná”
“Pero se ha hecho muy largo, el viaje…
Quiero parar ¡ya!”
“¡Ayyy!. Papi, me ha tirado del pelo,
este Javi no sabe comportarse, le tienes
que dar un correctivo…”
“Es que me ésta pisando y no para…”
“No le hagas caso, papi”-Mara interviene
de forma condescendiente y peligrosa, el copiloto sigue agachado y con las
orejas tapadas-“es un crio y no sabe comportarse acuérdate cuando se ponía a
gritar y llorar como un descosido. Ahora, en vez de eso, se pone a vomitar y
ensuciar el coche para que tengamos que oler su mierda durante días, y días…
¡qué asco de crio! Podíais haber tenido otra niña en vez de esto”
“Mara…”-la madre al ataque salvador,
como siempre, que crea más problemas que resuelve-“como sigas así te aseguro
que le digo a tu padre que pare el coche y te dejo sola, que te recoja el
primero que aparezca pero así… no… te… aguanto. Por una vez, se buena, por
favor.” Ese último por favor suena a perdida, a derrota y es una pena, había
empezado muy bien con el tono y la amenaza justa pero…Es el 0-4 no hay
solución, no podemos con ellos y lo saben, se aprovechan.
“No es culpa mía que Javi haya vomitado
y todo huela a mierda ¿Tu no hueles mal, a podrido dentro del coche? Yo sí y
encima me ha tirado del pelo y tendré que peinarme todo de nuevo, es un asco
viajar así”
“Mara tu también has vomitado y encima
de tu padre así que cállate que estas mucho más bonita con la boca cerrada”
“Eso es injusto, estamos en una
democracia y puedo decir lo que quiera ¿verdad papi? Si no os denuncio a la
policía”
“Ya estamos llegando, ahí está la calle
de nuestro destino. ¡Aleluya! ¡Aleluya!”
Pocas veces he sido tan feliz llegando a destino” -En mi cabeza, ante el
silencio que se crea y como la mutación se repliega esperando la vuelta a casa,
con ese 0-5, la manita, que es ya un desastre en toda regla.
Y bajan alegres y contentos. Yo me quedo
un par de minutos en el coche, la frente apoyada en el volante y mis dos manos
a la altura de mis oídos en los que retumba, como con un eco lejano, el
corazón….
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