Un trámite
sencillo.
Le
encargaron un sencillo trámite administrativo en el ayuntamiento de VXXX, nada
realmente importante pero necesario. Solo era conseguir un justificante de haber
pagado el IBI del año anterior, el original no se encontraba y por más que
pusieron a la casa patas arriba no fueron capaces de encontrarlo.
Se levanto
temprano, desayuno rápido y cogiendo el autobús al centro de la ciudad, bajo
tranquila y con la duda de siempre, el donde, el cómo, el con quien…
El edificio
estaba abierto y ya lleno de gente que o estaba sentada en los bancos de madera
o se paseaba nerviosa entre las altas columnas; eso sí, casi todos llevaban
bien visibles carteras con documentos como la de los grandes ejecutivos americanos
menos las mujeres de pueblo que lucían la típica carpeta de cartón azul, la de
toda la vida, como la que ella llevaba.
Se paro allí
dentro unos segundos, orientándose, pensando que hacer. Vio la gran cola de
información y con una sonrisa esperanzada se fue hacia allí. Se puso detrás de
un joven trajeado y con corbata, no se aproximo demasiado por aquello de la
distancia adecuada. El tiempo se le hizo eterno aun cuando solo estuvo en dicha
fila una escasa hora. La funcionaria, al otro lado de la mesa ni contesto al
saludo.
“Buenos
días, me podía decir cómo conseguir una copia del recibo pagado del Ibi del año
pasado de la casa…”
“¿Ibi?...”
“Si, ya
sabe, el impuesto de bienes inmuebles”
“¿Del año
pasado?...”
“Si, es que
esta pagado pero, al parecer, hemos extraviado el recibo y lo necesitamos para
otra documentación”
La señora se
iba poniendo colorada, frunciendo el ceño, apretando los labios hasta que casi
no se veían y haciendo una fuerza extraña como si tuviera una flatulencia
repentina.
“¿Ibi ya
pagado del año pasado?...”
“Si, eso le
he dicho”.
“¿Una copia
del recibo del Ibi ya pagado del año pasado?”
“Si señora”
“Pues no lo
sé. Para pedir el recibo de pagar pues sí. Para pagar, también. Para reclamar,
por supuesto. Pero para pedir un duplicado de un recibo ya pagado pues no lo
sé. ¡Es raro!. Inténtelo en ese otro
despacho, el que está enfrente, ese que pone Ibi. El siguiente.”
Con cara
mustia, descolocada, se fue al otro despacho pero allí se encontró con que no
había fila y si un expendedor de números. Encima de la cabeza de las mujeres que
atendían un gran luminoso rojo luminoso iba poniendo números correlativos.
Cogió uno y se dispuso esperar. Ya había
pasado más de una hora y estaba como al principio. Ni el donde, ni el cómo, no
el con qué o quién.
Largos tres
cuartos de hora cuando su número apareció en el luminoso, mesa tres. Apenas
tardo dos segundo en tropezar con la persona anterior, tirar la silla, ponerla
en su sitio y sentarse.
“Buenos días
me han enviado de información para pedir un justificante de haber pagado el Ibi
de nuestra casa del año pasado. Nos hace falta para unas tramitaciones en la X/Comunidad”
“¿Ya esta
pagado y sin problemas?”
“Sí, claro.
Es que hemos extraviado el recibo original”
“Pues aquí
no es”
“Y ¿a dónde
debo ir?”
“A
INFORMACION, justo enfrente, en esa cola”
“PERDONE
PERO ES QUE YA ESTUVE ALLI Y DE ALLI ME ENVIARON AQUÍ”
“Pues si
allí no saben, yo no sé donde, no es mi cometido, ¡QUE SE LO DIGAN ALLI!”
“Por
favor….”
“Bueno, aquí
no es y no puedo ayudarlo, vaya a aquel despacho que pone Tesorería y allí
seguro que le atienden y se lo resuelven, pruebe allí quizás lo consiga”
“Gracias”
Para allí se
fue sintiéndose una inútil. Nueva maquinita repartidora de números, nuevo coger
número, nueva espera esperando que el
luminoso, también rojo, marcase el suyo y el que espera desespera. Las horas
pasando y aun no había hecho nada de nada, para nada.
Cuando le
toco fue como si tuviera una china en los zapatos.
“Buenos días
me ha enviado la chica del Ibi que a su vez me había dirigido allí la de
información para pedir un justificante de haber pagado el Ibi de nuestra casa
del año pasado. Nos hace falta para unas tramitaciones en la X/Comunidad.”
“Ibi pagado
del año pasado, ¿un justificante?”
“Pues sí,
eso necesito”
“Pues aquí
no es, pregunte en Información”
“Perdone, en
Información me han dicho que no saben y ya he pasado por dos despachos y estoy un poco aturdida”.
“Ya le he
dicho que aquí no es…bueno, mira en ir al despacho de reclamaciones, ese de la
izquierda, quizás te puedan ayudar”.
“Gracias”.
Y allá se
fue arrastrando los pies y el alma. Se encontró con la hora del café, la hora
no oficial, eh, que luego quitan derechos y todo es un cachondeo. Cogió el
número en la maquinita de siempre y a esperar. Esperar con la duda de saber si
lo conseguiría o no, las cosas ya no le parecían tan claras y no sabía si era
culpa de su manera de hacer la gestión, mal por supuesto, o porque le estaban
tomando el pelo de forma miserable. Incluso llego a pensar en que estaba siendo
objeto de una broma de la televisión, de esas de la cámara oculta que tanto le
gustaba.
A su tiempo llegaron,
se sentaron en sus respectivas mesas y la atendieron.
“Buenos días
me ha enviado la chica de Tesorería, que a su vez me había enviado la del Ibi
que a su vez me había dirigido allí la de información para pedir un
justificante de haber pagado el Ibi de nuestra casa del año pasado. Nos hace
falta para unas tramitaciones en la Comunidad. Por favor ayúdeme, ya no se qué
hacer más”
“¿Justificante
de haber pagado el Ibi del año pasado?”
“Si...”
“Pufff…aquí no
es pero espera un segundo.”
Se fue, la
dejo sentada. Las agujas del reloj se movían de forma desacostumbradamente
despacio. Los minutos pasaban lentos, muy lentos. Se iba adormeciendo y el
estomago ya le iba haciendo ruidos de hambre y sed.
Apareció la chica
de nuevo con un vejete delgado, de rosto afilado y muy arrugado que se dirigió
muy amable el a la chica:
“Quiere
usted un justificante de haber pagado el Ibi del año pasado, ¿verdad?”
“Pues sí. A
eso he venido.”
“¿Para algo
especial?”
“Papeleo en
la comunidad que nos lo exigen, ya sabe cosas de herencias”
“Bueno, está
bien le hare una excepción y se lo haremos,
a ver dígame la dirección completa y el nombre de a quien esta….”
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Ya habían
comido cuando llego a casa. Su madre le había dejado la comida en el horno para
que no se le enfriase demasiado. Se marido la miro ceñudo diciéndole que por un
ratito en el ayuntamiento toda la mañana de picos pardos o de cafeterías y
cosas así, que madurase que no tenia edad para perder así toda una mañana
hablando con unos y con otros….