Rosquillas en el desayuno.
¡Ojo, mayores solo!
En la vida se ven cosas raras, a veces muy raras. Incluso
gente que conoces de toda la vida, en un momento dado, te sorprenden con
acciones o gestos inusuales, como si no fueran ellos.
Esta es una anécdota de un viaje de trabajo a Tunez, de un
equipo formado por Saro, Damian, Jorge y el que escribe. Vivíamos en un
chalecito en un bario residencial de Sidi Bouzi, con criada, guardián y todo.
Por las mañanas al levantarnos nos tenían preparado el desayuno: café,
galletas, creps morunos, unas grandes rosquillas fritas, pan, mantequilla y
mermelada, etc.
Esta historia es en un día de verano. Me levanto como todos
los días pensando que soy el primero; como todos los días desayuno y después me
voy al baño, y termino yendo a la oficina, la que abro como todos los días.
Pero, al salir del baño, veo que Damian ya se ha levantado.
Medio zombi se dirige a la cocina y coge una rosquilla, la mira con atención,
termina tomándola con las dos manos y la baja. Veo su rostro, no ya tan
dormido, reflejarse en el cristal de la ventana de la cocina. No veo la
rosquilla por quedar tapada por el mueble aparador.
Avanzo y, curioso, con un leve sonrisa picara en mis labios,
me ladeo para verle entero, de lado, pero entero. Su pene cuelga un tanto flácido
por fuera del pantalón de pijama. Lo manipula con la mano derecha
al tiempo que lo introduce en el agujero de la
rosquilla. Con las dos manos hace avanzar y retroceder a la misma manteniendo
el pene en su interior, pene que, poco a poco, se va engordando en una erección
total. Casi ya es mas grande que el propio agujero en que esta metido. Comienza
ya a mover las caderas haciendo que sea el pene el que se mueva en la rosquilla.
Abre la boca, enrojece. Coge una segunda rosquilla y, nervioso o ansioso, se la
incrusta en la polla ya palpitante y a punto de soltarse. No le entra y
terminar por romper la rosquilla, pero sigue dale que pego con la que tiene. Se
muerde el labio superior al tiempo que eyacula y se le rompe la rosquilla que
se mezcla en su mano con el semen y termina todo en el suelo de la cocina.
Cierra los ojos y respira hondo.
Yo me alejo y trato de olvidar lo que he visto, al tiempo,
que pienso lo duro que es estar fuera de casa mucho tiempo.
Y pensando que, menos mal, yo ya había desayunado;
los de atrás….
No comments:
Post a Comment