Saturday, December 21, 2013

Mara y sus notas de septiembre.


Mara y sus notas de septiembre.

 
No quiso que fuera con ella a la escuela. Esta mal visto que los jóvenes vayan acompañados de sus padres, que los vean otros compañeros con ellos; eso los hace de menos, no gusta, es “out”, totalmente fuera de lugar.

 
La vino a buscar una amiga que se examinó, como ella, en septiembre. Allá se fueron las dos juntitas, nerviosas y expectantes.

 
Y aquí me quedé yo más nerviosa y expectante que ellas. El móvil a mi lado, al alcance de la mano, mientras trataba de concentrarme inútilmente en la lectura de una novela. Cansada y aburrida me puse a barrer la casa sin darme cuenta que era la segunda vez que lo hacia en el día. Cada minuto me paraba a ver el reloj que, maligno el, no daba pasado. El tiempo se eternizaba. Continuamente volvía a ver al móvil, inmóvil sobre la mesa, para comprobar que no había una llamada perdida o un mensaje frustador.

 
No pasaba el tiempo y no había noticias.

 
Llamé yo. No debí de hacerlo, pero la llamé.

 
Mara me cogio el teléfono para decirme que no fuera una pesada, que ya habían llegado pero aun no habían cogido las notas, que ya me avisaría ella…que la dejara en paz, que parecía mas nerviosa que ella.

 
“Ni que fueran tus notas”- termino diciéndome.

 
(Esa noche Mara habia estado como un flan y, al final, durmió conmigo. Mara durmió, yo no por las mil patadas que me dio, las vueltas que dio como un cordero en el fuego; me abrazaba y me des-abrazaba, se sentaba de golpe y volvía a caer como muerta y vuelta a las patadas y, a veces, la menos, manotazos estilo  monstruo prehistórico del tipo Gozilla).

 
Llego, al fin,  la llamada. Un simple sonido, un toque como dicen ellas,  y mi alma voló congelada. El reloj de la pared se paró entre dos campanadas, entre un ding y un dang. Principio y fin, Ahora y la eternidad.

 
Cogi mi móvil y la llamé.

 
Estaba llorando, más desesperanzada que cabreada, sobre todo desanimada y muy avergonzada.

 
Solo había recuperado una: Naturales, el resto suspensas con un tres menos música, con un dos. La que mejor le había salido, un dos. No promocionaba, tenia que repetir.

 
(Me vino a la mente lo que me había dicho de los exámenes, o ilusiones fallidas de una adolescente o mentiras elaboradas para tenerme contenta o ambas cosas a la vez que es mucho peor. Pero había dicho que le habían salido muy bien, que fueron muy fáciles, de risa, vamos)

 
No hable mucho y quede con ella en la cafetería que le gusta (Unas ensaimadas con nata sensacionales).

 
Allí llego con su amiga, las caras tristes, los ojos hinchados de llorar, las bocas cayendo, estirados los labios, a los suelos…tristes y miedosos, acobardados y con el orgullo por las alcantarillas.

 
Abrace a las dos tratando de darles un poco del consuelo que yo no tenia. Un poco de cariño es algo, menos da una piedra y el fisco nunca da nada gratis. Me sentí mejor con aquel abrazo y pienso que ellas también o eso espero. Entramos sin decir casi nada.

 
Pidieron coca colas. Yo, un café, que si no.

 
Me entregó el papel del infierno, como la multa de una guardia de tráfico o una sentencia de muerte. Lo dicho por teléfono.

 
Su amiga también me enseño el suyo, mas de lo mismo.

 
Mara empezó por un lado a discrepar de las notas, que si esto, que si lo otro, que si los trabajos, que si los exámenes….que tiene que repetir, ¡Que vergüenza tener que repetir! Que prefería ir a otro colegio.

 
La deje hablar.

 
Cuando paro a beber solo le dije:

 
“Todo son chorradas si has aprendido de los errores de este curso cuyo resultado es el que tienes en la mano, bien. Si no, malo, malo, malo. En primer lugar, no habéis estudiado durante el curso. Segundo, vuestro comportamiento con los profesores ha dejado mucho que desear y algún profesor os tendrá fichadas. Tercero no se puede pretender hacer diez mese de clase en quince días, no llega, es necesario mucho mas tiempo. Así que si entendéis esto, bien. A corregirlo en el curso que viene, llevando todo al día. Todo al día. Todas las asignaturas al día. Ganando, al tiempo a los profesores, con educación, con respeto y atención.

 
Si eso es así, habréis ganado.

 
Si eso no es así, habréis perdido no solo un año, habréis perdido algo mas, una gran oportunidad y, esas, a veces, solo paran una vez en el portal de tu casa en toda tu vida.”

 
Mara calló y dijo: “Tienes razón, no volverá a pasar…pero que conste que me he esforzado mucho en este verano y esto es injusto!!!!!!”

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