Wednesday, December 04, 2013

Mara en su último día de exámenes y su cumple.


Mara en su último día de exámenes.

 
Se acaba de marchar toda ufana, satisfecha y orgullosa y eso que aun no ha acabado. Ha respondido bien a la presión en estos dos días y le queda solo la tercera, hoy: la Música que detesta un poco (mira que es fácil y sencilla, solo dan dos cosas y sencillas) y Sociales con los mapas del mundo y la historia de unos antiguos que ya han desaparecido.

 
Ayer me contó que al empezar el examen  de Lengua se puso a reír de lo fácil que era el examen, era faciliiisisiiiiiimooo. Después, al final, entregó el libro de trabajo de verano y los resúmenes de los dos libros de lectura que le habían mandado. Los resúmenes solo los entregaron tres alumnos, uno de las cuales, su intima amiga Carol, de la cual sabemos que dichos trabajos se los hizo la madre que tuvo la santa paciencia de leerse los libros en este verano. La profesora se enfado un poco con el resto de la clase y les dijo que esos trabajos los iba a valorar con un punto adicional. (Entre nosotras y que no se entere nadie: yo le hice los resúmenes de los libros y eso que, últimamente, la Allende no me gusta nada). De Ingles más de lo mismo, examen fácil y entrega del libro de trabajo. Del librito de lectura no pidieron nada por lo que se enfado un poco pues yo si la obligue a llevarlo terminado.

 
Después, en el postre de la comida, y con su padre le entregamos sus regalos de cumpleaños. Cumplió trece años pero decidimos no hacer nada especial por los exámenes, ya tendremos tiempo para celebrarlo como se merece una ocasión como esta. Yo le entregue el primero, paquete de golosinas, medio kilo. Sonrió al abrirlo, pero se noto como se mosqueaba quedando un tanto sorprendida y desilusionada.

 
Después, ante el gesto de la niña, el padre le dio el segundo paquete: un conjunto de bolígrafos de gel de mil colores. Le gusto pero siguió con el ceño fruncido y la boca se le puso muy pequeña. Las cosas del colegio no valían como regalo, nos dijo, eso era hacer trampas. Nos dijo que esos regalos no podían ser todo, que era un trece cumpleaños, un muy importante cumpleaños, que estaba segura que había algo más, que tenia que haber algo más.

 
A regañadientes saque el tercer paquete: Una cartera-monedero de la que estaba enamorada.

 
Eso ya le gustó. Ya le cambio la cara, se permitió una pequeña sonrisa, y un beso para nosotros.

 
Y siguió inquiriendo porque ella merecía algo más, que era poco, que tendría que haber alguna más sorpresa, que todo el conjunto era algo así… como… ¿barato?

 
Y sacamos la cuarta y última sorpresa, el verdadero regalo, se lo entregó su padre: unos pendientes de aro de oro con filigranas y brillos.

 
Aquí ya cambio todo, besos, abrazos, cariños, y hasta se permitió el llorar un poco de emoción. Empezaron las visitas al espejo para contemplarse con los pendientes, el peinarse diferente para resaltarlos, el preguntarnos cada cinco minutos si estaba guapa con ellos, que si la hacían un poco mayor….Al final, como siempre en estos casos, hubo que poner un poco de orden en la situación y hacer que se pusiera a repasar Música que queda como la importante mañana para aprobar. Después de la cena repaso a los esquemas de Sociales, a la cama y, ahora, allá va, camino de la gloria. Esperemos.

 
¡Lo necesito ya más que ella!

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