Mara y las Bratz.
Para mi suplicio tuve que tragarme “Bratz, la película” en
un descanso en los estudios, una pausa misericordiosa, casi obligada antes de
que ella o yo reventásemos. Así que al cine un viernes por la tarde, sesión de
las cuatro y cuarto.
¡Pobres padres y su suplicio!
¡Qué mal habremos hecho para que nos castiguen tanto?
Pero ella salio eufórica de la película, le encantó, la
chifló, la deslumbró……y todo lo acabado en ó. Salimos y, andando, le pregunto
que quiere para merendar, total unos minutos mas o menos no eran importantes,
cuando, ante su silencio, giro y no la encuentro a mi lado. ¡La perdí en la
calle paseando!.
La primera reacción es llamarla a gritos. Y grite como una
posesa, incluso me metí en medio de la calle llamándola por su nombre.
La segunda reacción fue correr a la esquina de la calle, a
la otra esquina, atravesar, ver la ultima cafetería, la tienda modas, el chino.
La tercera fue acordarme de la policía, se hacia tarde. En
esto que estoy llamando cuando me acuerdo del cine. Voy corriendo, con las
sandalias de tacón en la mano….Allí la encuentro mirando embobada el cartel de
la película y unas cuantas fotos de la misma.
Llego extenuada, sin aliento, sudando, con el corazón en un
puño, toda despeinada y un brillo de desesperación en la mirada. Ella se
vuelve, como si despertase de un sueño y me mira sonriendo, su sonrisa dulce y
luminosa que se le acaba como por ensalmo cuando ve como estoy:
-“Mami, ¿Dónde estabas? ¿Cómo estas así? ¿Estas bien? ¿Te
hacen daño las sandalias?
Me volví a mirar las fotos de la película, son preciosas.
¿Por qué me miras así?...”- me lo dice con verdadera preocupación, debo parecer
una loca perdida.
La abrace con fuerza, casi llorando, queriendo comerla a
besos o matarla a patadas.
“¡Que susto me has dado! ¿No venias conmigo? ¿Por qué te
paraste sin decirme nada y me dejaste marchas como si nada? No vuelvas a hacer
esto, Mara, o no respondo de mi y de tu integridad física”- le conteste
mientras la furia iba escapando de mi mente y ni corazón se iba normalizando.
-“Lo siento, mami, la próxima vez te aviso mas fuerte pero pensé
que me veías quedarme. Lo siento de verdad pero no hice nada malo”-me respondió
suavemente.
Suspire hondo y le dije de ir a merendar.
Me cogió del brazo y me dijo que quería tortitas del Vips.
Allí nos fuimos, las dos, bien agarraditas, no fuera que la
perdiese otra vez..
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