El mirón,
detrás de un seto, calvo, avejentado, con tripa cervecera, más bien bajo,
atisbaba frenético las embestidas de los dos cuerpos casi desnudos. Con su mano
manoseaba su fofo pene que asomaba por la pitrina abierta de sus vaqueros. Trataba
de ver lo máximo de una copula realmente salvaje, no se atrevía a acercarse más
no fuera que lo descubrieran; aun se acordaba de la ultima paliza recibida. Gruñidos,
arañazos fuerte, mordiscos, jadeos. Cuando le llego el grito final de la joven
se corrió y gimió.
Con miedo,
mientras se limpiaba y guardaba su "aparato" miro como el hombre se
levantaba y con los brazos extendidos avanzaba hacia él. La boca se le abría
dejando ver unos dientes afilados, sucios y enrojecidos. Los ojos le brillaban
con un deseo...iba dejando un rastro de sangre y vísceras. Tuvo pavor, empezó a
temblar y se pellizco al subirse la cremallera del pantalón, grito, salió de su
estupor consiguiendo en el últimos segundos ponerse a correr al tiempo
gritando: "Nunca más, nunca más, nunca más, nunca más"...
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