Wednesday, June 06, 2018

Des...amistades.


(Des) amistades…

Estas solo en medio de la nada (muchos, muchísimos, más de los que se pueden contar, son legión…) y vives (eso crees), respiras, comes, bebes, cagas, orinas, hablas de vez en cuando (¿Con quien? ¿De quién?...). El tiempo pasa  como este otoño…

Un día se establece una conjunto de Boule aleatorio (¡ah! Las matemáticas de conjuntos y su nulidad) y aparecen gentes en tu entorno con cierta consecuencias (normalmente nefastas) en tu cotidianidad. Hay tres tipos de la mal llamada amistad.

El primer caso lo podemos denominar como el Petrismo o Petrista o también la negación (normalmente triple o de tres en tres). Te dejara tirado tres veces en el día que lo necesitas de verdad, cosa de costumbres e ilusiones.

El segundo tipo un poco mas guarro es el Tomista o Tomasista o también el que ahonda en la herida y se regodea en la sangre ajena, no necesariamente de forma literal. Te sentirás peor que un gusano después de sus acciónes… y yo me pregunto ahora y aquí qué culpa tiene los pobres gusanos en estas cosas, en fin sigamos.

El tercer tipo, el más sano y, al tiempo, más comprensible es el llamado Judaista o Judista o también denominado por los siglos de los siglos con el sobrenombre de “el vendedor”, al menos saca algo de situaciones y personas (el que seas tú el sufridor de sus actos de venta y comercio es pura casualidad, podríamos ser cualquiera de nosotros),  menos da una piedra y en tiempos de crisis ya se sabe al mejor postor aun que sea pocos.

Queda un elemento residual que son los “Pilatos”, o “Pilatistas”, que se lavan las manos o que tira la piedra y esconde la ídem o, mucho pero con consecuencias desastrosas,  señalan en tu dirección: Normalmente tiene “grandes ideas” y cuando fracasas –TU- en la misma ellos ni “MUUUUUU”.

¡Ah, bueno! Si tenéis razón, estos son casos de relación entre igualdad de sexos, la mal llamada amistad pura y dura (no nos pongamos ahora en plan porno, retiro lo de  dura…). En los otros caso se reducen a dos, si, es mucho más simple pero no por ello menos complejo.

Esta la Judithala o Juditara o por nombre más común y de uso vulgar, la que te jode…es decir la (el) que te camela, seduce y te destroza por fuera y por dentro, es el signo de nuestro tiempo, al menos te puede quedar el consuelo de los prolegómenos si es que has sido capaz de iniciarlos y acabarlos; eso sí, te queda una cara de tonto ya para siempre (como esos medicamentos que hay que tomar ya de por vida), pero de tonto-tonto-tonto que parece que tu cara coge vida propia y se va a dar ella sola una vuelta por ahí.

La segunda es peor (ya me preguntaréis amables lectores como puede ser algo peor después de leer el párrafo anterior), una maldición es lo que es, se denomina la Salomenita o Salomeniao también llamada “por encargo” o “si te he visto no me acuerdo”, en ella ni te camela, ni te seduce, ni hay, por supuesto, prolegómenos interesante o ….directamente por encargo, es decir un tercero, te jode, te fastidia y sirve tus restos en un plato de ensalada (porque en estos caso suelen ser muy ecologistas y además vegetarianos) en medio de tomate (mucho tomate), pepinos ( pero de buen tamaño, casi obsceno), ensalada (y vaya ensalada que se monto en torno de todo), cebolla (nos queda el consuelo de alguien que si lloro por ti aunque solo fuera por culpa de extraños compuestos químicos impronunciables que se producen al cortarla)

Entre estos dos hay una variante sabrosa denominada la Manzanita o Manzanica o Sidrica o vulgarmente “la has cagado infeliz”…mejor no meneallo pues los efluvios posteriores no merecen ser muy recordados eso si te queda una cara de pasmao que ya… ya, ni el amigo Munch fue capaz de expresarlo si bien se acerco mucho en el mal llamado “El grito”, y no con su verdadero sentido, el que el quedo al artista tras pasar por un trance similar, “El pasmo”…

Poco más hay salvo la idea salvadora de que la entropía funciona (o eso esperamos, hay que confiar en la ciencia), el caos engullira todo, todo, todo…

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