Monday, October 20, 2014

Wells, mi pequeño homenaje.

Wells-borrador.

Hace mas de cien años, Herbert George Wells publicó en Londres su memorable novela La guerra de los mundos.

Wells mediante artículos periodísticos y conferencias creía en una sociedad más justa. Propugnaba un sistema político que estuviera a medio camino entre el capitalismo que él conoció y el socialismo, que corrigiera los excesos en un sentido como en otro, de hecho llegaría a entrevistarse tanto con Stalin como con Roosevelt. Wells fue un profundo defensor de los derechos humanos y nacionales. Apoyó la Sociedad de Naciones, como único garante posible de la convivencia pacifica entre naciones y también como el único foro válido de resolución de contenciosos internacionales.

Su trayectoria literaria se puede dividir en varios periodos, el primero como escritor de novelas de fantasía, de ciencia - ficción o de anticipación, de donde proceden sus títulos más conocidos "La máquina del tiempo" (1895), "La isla del doctor Moreau" (1896), "El hombre invisible" (1897) y "La guerra de los mundos" (1898) donde utiliza la fantasía como fábula del mundo que vivía para realizar una crítica social, que enmarca su transición hacia el siguiente periodo, adscribiéndose a la tradición de Dickens, dominado por el realismo narrativo y una crítica más directa hacia la sociedad como en "Kips, historia de un alma simple" (1905). En su novela "Ann Veronica" (1909) se anticipa a lo que serían los movimientos feministas de liberación de la mujer del siglo XX.

El siguiente periodo se caracteriza por publicar obras de carácter enciclopédico, pero siempre centrado en la sociedad, en el devenir de la historia, y el futuro de la humanidad, "El perfil de la historia" (1919), "La conspiración abierta" (1922). Murió al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial, sin que los horrores cometidos por los estados le hicieran desesperar de su intento de crear un mundo mejor, más justo y solidario, no obstante sus últimos escritos "El destino del homo sapiens" (1939), "La mente a la orilla del abismo" (1945) están teñidos de pesimismo ante su impotencia frente una humanidad que por ambición y odio se destruye a si misma.

La máquina del tiempo (The time machine, 1895): Es la historia de un científico que crea una máquina que se puede mover en la dimensión del tiempo. Este científico le cuenta a un grupo de personas importantes, primero sobre su máquina, y luego sobre el primer viaje que hace al futuro. Este viaje es hecho al año 802'701, y el científico cuenta que en esa época la raza humana ha evolucionado a dos clases de seres: los Eloi y los Morlock. Este científico es llamado en la novela el Viajero del Tiempo, y se queda más o menos un semana en el futuro.

Los Eloi son gente pequeña y con poca inteligencia. Se visten con mantas, y comen frutos que les da la naturaleza. Todo el tiempo están cantando y bailando felices. Viven en la superficie aparentemente felices, pero le temen mucho a la oscuridad.
Los Morlock son todo lo contrario de los Eloi. Viven bajo la tierra, y parecen monstruos blancos con ojos grandes, y no aguantan al luz. Hacen las mantas para los Eloi, y por las noches, antes que salga la luna, suben a la superficie a coger Elois, y llevarlos a las profundidades para comérselos. Los Morlock se alimentan de Elois.
Estos Morlock retienen la máquina del tiempo del científico, y además tratan de comérselo, pero al final el científico recupera su máquina. Viaja unos millones de años más al futuro, pero no se queda por mucho tiempo allí, y vuelve al presente a narrar esta historia a aquellas personas importantes


El hombre invisible (The invisible man, 1897): Un forastero llega a la estación de Bramblehurst y se dirige al pueblo. Allí se aloja en la posada de la señora Hall que lo aloja en una de sus habitaciones. El desconocido se muestra hostil con la posadera, pero esta piensa en que le había pagado y tenía intención de quedarse por un tiempo, por lo que no le pone ninguna pega a la actitud del cliente. El forastero pide a la señora Hall que le recojan su equipaje en la estación, pero esta le dice que no puede ser y le cuenta que un sobrino suyo tuvo un accidente con una hoz y se corto el brazo, el forastero muestra una leve carcajada, lo que produce que la señora Hall piense en la grosería del forastero, pero ella sigue pensando en que ya había pagado.

El señor Henfrey, relojero de Iping (el pueblo en el que se encuentra la posada de la señora Hall), acude al bar de la posada donde la señora Hall le pide a Teddy (el Sr. Henfrey) que si puede arreglar el reloj de la sala en la que se aloja el desconocido. Este le dice que como no y entran en la habitación donde el huésped le replica a su posadera que normalmente prefiere que no lo molesten, porque prefiere estar solo. El Sr. Henfrey se pone a arreglar el reloj y lo desmonta todo para intentar entablar conversación con el desconocido, pero a la primera palabra que dice Teddy, el forastero le comenta que solo debe ajustar la manecilla y no necesitaba desmontarlo todo. El relojero ante el desplante del desconocido, se va y en el pueblo se encuentra con el Sr. Hall, marido de la posadera, al que le cuenta lo ocurrido en la posada con dicho huésped, del cual no a proporcionado datos algunos. El Sr. Hall acude a la posada y antes de que este le reproche nada a su mujer, la señora Hall le reprocha que había tardado mucho y cuando el Sr. Hall hace su reproche a su mujer, esta le dice que se ocupe de sus asuntos.

El señor Cuss, Farmacéutico del pueblo, estaba interesado en hablar con el forastero (el hombre invisible) desde que supo que tenía en su poder un montón de botellas y todos aquellos vendajes, puro interés profesional, pero no conseguía establecer una comunicación con él. La señora may quería echarlo porque no obedecía las normas domésticas, pero este le respondía con una paga extra, por lo cual la mujer lo seguía aceptando en la posada. El forastero trabajaba todos los días, sin diferenciar días de trabajo de días de descanso. Sus paseos nocturnos por las calles de Iping, asustaban a la gente del pueblo. A finales de abril el señor Cuss pudo hablar con el forastero, el cual consiguió que saliese corriendo de la sala, el farmacéutico, y se fuera a tomar una copa con el vicario. Mientras tomaban la copa, el farmacéutico le contó al vicario que se había asustado mucho y por eso había salido corriendo de la posada. El señor Cuss acudió junto del forastero para la suscripción de enfermera y en un momento en el que el forastero se levanto, el farmacéutico observó como el forastero no tenía brazo, aunque cuando salió lo aparto con el puño y sintió como si tocase un brazo, a pesar de que no viese ninguno.

En este capítulo, nos relatan lo ocurrido la noche del festival en Iping en casa de los Bunting. Esa noche se encontraba la ciudad de fiesta y en la quietud de las cuatro de la mañana la señora Bunting parece sentir que abren la puerta de su dormitorio y la vuelven a cerrar, y no hace nada, pero cuando escucha un estornudo en el pasillo se asusta y avisa a su marido que coge un atizador de chimenea y baja al primer piso para ver si existe alguna irregularidad. Observa una luz en su despacho, y cuando escucha el sonido de las monedas sale corriendo hacia el despacho y cuando abre la puerta no hay nadie. Vuelven a escuchar un estornudo y se dirigen a la cocina aterrados de miedo y allí consiguen ver como se abre la puerta pero no ven a nadie. Todo quedo en un susto, pero los Iping se quedaron sin dinero, y sin saber quien era el ladrón invisible.

Un día en la posada, el señor Hall y su señora bajaron a la bodega. La señora Hall se había olvidado de bajar una botella y le manda a su marido a que acuda por la citada botella. Cuando sube ve la puerta del forastero entreabierta y al bajar ve que está sin el cerrojo, cuando la noche anterior se lo habían echado a todos él y su mujer, por lo que abre la puerta y no ve a nadie. Su mujer lo llama a la bodega y este le cuenta lo ocurrido, por lo que suben a la habitación y mientras están en ella escuchan un estornudo y a alguien subiendo las escaleras, a pesar de que no ven a nadie. En la habitación, los muebles se empiezan a mover lo que obliga a los Hall a salir de la habitación, cuando salen observan como la puerta es cerrada con llave. Llaman al vecino, el señor Wadgers (el herrero), para comentarle el tema y cuando están comentando el tema en el pasillo sale de allí el forastero. El señor Hall lo sigue a la sala y el forastero le ordena que salga de la sala.

En este capítulo, se relata que ocurrido lo comentado en el capítulo anterior. El señor Wadgers y el señor Hall acuden junto del magistrado para solicitar una orden de arresto y mientras esto ocurre, en la posada el forastero al ver que nadie hace caso a sus llamadas acude junto de la señora Hall la cual le reclama el dinero y este le dice que aún no lo había recibido. La señora Hall sigue en las mismas y el forastero en pleno ataque de ira empieza a quitarse los vendajes, y todo lo que cubría su cara y la gente del bar se asusta al ver que no tiene cabeza. La gente de los alrededores acude a la posada y el forastero se va para su habitación. Cuando llegan el señor Wadgers y el señor Hall, vienen acompañados del policía del pueblo con una orden de arresto. Suben los tres a la habitación del forastero y retienen al forastero sin cabeza. El forastero se quita los guantes y entonces el policía no ve las muñecas para ponerle las esposas. Bajan al primer piso de la posada y el policía le quita las esposas para llevárselo a comisaría y el forastero aprovecha para quitarse las ropas y escaparse entre la avalancha de gente que se encontraba en la posada.


La guerra de los mundos (The war of the worlds, 1898): Todo empieza cuando se observa unas luces en Marte. A los pocos días cae un meteorito pero se descubre que es artificial por lo tanto tiene que haber sido creado por un ser inteligente. El cilindro caído del cielo se empieza a abrir y al poco tiempo emergen unos seres procedentes de Marte que con un aparato matan a todo el que se acerca al meteorito. Al principio la gente piensa que los marcianos no se van a poder mover del agujero creado por el meteorito al caer por la diferencia de gravitación pero más tarde le comprueba que esa hipótesis no es cierta y los extraterrestres empiezan a moverse por la zona montados en un trípode de metal gigante y a matar a la gente. Al mismo tiempo cae otro cilindro del que también salen otros extraterrestres y así cada veinticuatro horas. En primera instancia el protagonista no piensa en huir pero al ver que la situación empeora el y su mujer abandonan Maybury en un carro alquilado y van a Leatherhead, donde se encuentra el hermano de la mujer. Cuando llegan, el hombre dice que es su deber volver a Maybury y devolver el carro alquilado a su dueño. En el camino el caballo se asusta y se cae perdiendo la vida, el protagonista decide seguir a pie hasta su casa esquivando a los convertidos en enormes marcianos. Hasta llegar a su casa se encuentra con gente muerta y con fugitivos. Ya en su casa toma algo de comer, al rato aparece un soldado que está en una situación parecida. Los dos se acompañan durante un rato, el soldado va hacia Londres y el protagonista en busca de su mujer para los dos juntos ir hasta un puerto y marcharse al continente.

Juntos llegan hasta Weybridge donde todavía no se sabe mucho de los marcianos. Pero en su parada les atacan los marcianos y se separan. El protagonista se mete en el río y tiene la suerte de que uno de los marcianos es herido accidentalmente por otro extraterrestre y puede huir en una barca que se encuentra a la orilla del río. SE queda dormido y cuando despierta a la orilla del río le sorprende un vicario El religioso ha perdido la cabeza y no hace más que molestar y maldecir. Se ocultan entre unos árboles durante largo tiempo sin poder comes ni beber.

Mientras tanto el hermano menor del protagonista se ve inmerso en una aventura arriesgada con unas señoritas intentando huir de los marcianos al ir en busca de su hermano. Acaban saliendo de Gran Bretaña en barco hacia el continente.

El vicario y el protagonista se esconden en una casa cercana pero muy a su pesar justo al lado cae el sexto cilindro. Desde dentro observan como fabrican los marcianos sus armas y todo lo que hacen. Al poco tiempo el protagonista tiene que matar al vicario a causa de sus gritos que podían alertar a los marcianos de su estancia en la casa. Después del terrible acontecimiento se marcha intentando que los marcianos no le oigan. Vaga por la zona en busca de comida y fortuitamente se encuentra con el soldado del principio. El soldado le cuenta que ha pensado en vivir en las alcantarillas y formar una nuevas sociedad bajo tierra al principio le convence pero se da cuenta de que eso no puede ser y de que tiene que haber otra salida para los humanos. Pasan juntos una noche pero el protagonista prefiere encaminarse en dirección a Londres. Cuando llega allí descubre que todos los marcianos han fallecido a causa de las bacterias existentes en la Tierra, cuestión que descubren más tarde algunos científicos.

Cuando regresa a por su mujer no está y Leatherhead ha sido despoblado. Con pocas esperanzas de encontrar su casa en condiciones, vuelve a Maybury y allí se encuentra con su mujer a la que había contado entre los muertos.



Los primeros hombres en la Luna (The first men in the Moon, 1901)

Anticipaciones (Anticipations, 1901)

Una utopía moderna (A modern utopia, 1905)

El amor y Mr. Levisham (Love and Mr. Levisham, 1900)

Ann Veronica (1909)

Mr. Polly (1910)

El nuevo Maquiavelo (The new Machiavelli, 1911)

Joan and Peter (1918)

El mundo de William Crissold (The world of William Crissold, 1926)

El esquema de la historia (Outline of history, 1920)

La ciencia de la vida (The science of life, 1929)

Hombres como dioses (Men like gods, 1923)

Autobiografía (1934)

El destino del Homo sapiens (The fate of Homo Sapiens, 1939)
etc...

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