Las notas de
Mara.
Quedo con
las amigas a las nueve y media, en la puerta de la escuela.
Sé que
durmió mal, muy mal.
No quería
desayunar, no tenía hambre, el nudo en el estomago. Tuvimos la bronca
pertinente, la de la mañana. Al final, le puse en la mesa un vaso de leche con
cereales, los que le gustan, los de siempre. Al lado, la bolsa de magdalenas
aun sabiendo que no cogería ninguna.
Se fue tras
los dos besos en la mejilla.
Quedamos a
las once y cuarto en la cafetería, Madriddelicia, al menos conseguiría que
tomase una media mañana y, en terreno neutral, ella se sentiría más tranquila.
Cuando
llegue ya estaba allí con la amiga de los últimos meses, Carol.
Sonreían
sentadas en unas sillas altas. Se levanto nada más ver me y me abrazo, le
relucían las mejillas y los ojos.
Me dio el
boletín. Todos aprobados. Solo estaba la discrepancia de Educación Física y
Técnicas de estudio con sendos seises. El resto una uniformidad de cincos, todo
aprobado, todo con cincos pelados, mondos y redondos. Si pudiesen aprobarlas
con menos notas, cuatro, por ejemplo, eso serian las notas. Fue una maldad la
que me vino a la mente. La deseche, me alegre por mí y por ella.
Rápida, viéndome sonreír, me pidió un regalo recompensa por haber aprobado todo. No le pude decir que no aunque le insinué que habiendo repetido no sería cosa de mucho vuelto y alto copete.
Rápida, viéndome sonreír, me pidió un regalo recompensa por haber aprobado todo. No le pude decir que no aunque le insinué que habiendo repetido no sería cosa de mucho vuelto y alto copete.
Me dijo que
no, solo una tarjeta de memoria para el móvil, de una giba o de dos, solo valía
9 ó 10 euros, acabo con un porfá que me convenció, que sí. Se lo compraría.
Nuevos
besos, abrazos, risas y unas tortitas con nata que estaban pasables, solo eso.
La amiga pidió un “no sé, no sabe, no contesta” y se quedo sin probar bocado o
beber algo.
Con las notas un libro a leer en verano, recomendación de la profe de lengua: El reino del dragón de oro de Isabel Allende. Unas hojas de sociales para leer y con ejercicios pues no pudieron darlas en el curso. Un trabajito opcional para tecnología como un juego de construcción. Y, por último, estos profes no se cansan aunque ya saben que nada se hará de lo que proponen, es muy difícil mantenerles la atención: “The King Arturo” un librito de ingles para ídem y que ya se lo compré.
Con las notas un libro a leer en verano, recomendación de la profe de lengua: El reino del dragón de oro de Isabel Allende. Unas hojas de sociales para leer y con ejercicios pues no pudieron darlas en el curso. Un trabajito opcional para tecnología como un juego de construcción. Y, por último, estos profes no se cansan aunque ya saben que nada se hará de lo que proponen, es muy difícil mantenerles la atención: “The King Arturo” un librito de ingles para ídem y que ya se lo compré.
Ed, al
mediodía, feliz, la animo y felicito como si fuera algo muy especial. Lo es,
para el sobre todo. Tuve que cortarle la euforia no fuera a prometer lo
que no debe, cosa que suele hacer de
buena fe pero con malos resultados.
El hermano,
con un gesto disciplente, de que es mucho mejor estudiante, le soltó: “¡Solo
cincos siendo repetidora! Qué vergüenza!
Bueno,
empezamos ya con los días de vacaciones. Se levanta mas allá de la doce para
tumbarse en el sofá, bailar con la música, picar entre horas. Por la tarde ha
salido con las amigas u par de veces, vuelta para aquí, vuelta para allá. El
Messenger es otra obsesión que habrá que regular.
La pena es
la piscina de aquí al lado, es imposible ir a ella por saturada y los
comportamientos de los asistentes. Veremos cómo lo montamos hasta agosto.
Mientras
escribo esto me empieza el dolor de cabeza por los golpes en el piso de al
lado, justo al lado, llevan los obreros así desde las ocho y media, no hay
quien los aguante, retumban, los golpes, como dentro de mi cabeza y o los mato
o me tiro por la ventana así que lo mejor será salir de casa a dar una vuelta y
despejarme.
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