Monday, May 19, 2014

¿Cómo contar esta anécdota de cocina? II


II.- ¿Cómo contar esta anécdota de cocina?

¿Cómo enfocarla?

Para mi fue una historia de amor mal entendido.

Érase una vez un vasito de cristal, el favorito de la reina del reino de fantasía, que lo solía usar todos lo días para tomar el café de sobremesa después del postre y del sudoku.

Pues paso que, un día de verano, se recalentó demasiado, se inflamo ardientemente en el microondas y se enamoro lucidamente de la oronda jarra de cristal fino y brillante de la cafetera. Todos los días se veían, incluso había ese intimo contacto de verter el café en el vasito pero, ese día fue especial, el admiro su feminidad de diosa, su redondez grávida, su tamaño de matrona.

Se enamoro y la deseo con locura.

Fue tal que cuando lo acercaron para mezclar el café que contenía, pues estaba demasiado caliente para la augusta reina, se escapo de los dedos del cocinero y se abalanzo sobre la jarra.

Quedo un poco anonadado cuando se vio flotando en el mar de café, pero se movió oscilando de un lado a otro y consiguió hundirse y acercarse al cristal del fondo de su amada. Pero ya se sabe que el cristal enamorado y ardiente no hace pareja con el cristal fino y brillante y frió; pero nuestro vasito no lo sabia, solo quería un beso, un simple beso, una caricia, un poco de mimo…se acerco, beso a la amada y con un clic de amor correspondido o un clac de odio instantáneo los dos cristales estallaron en miles de pequeños trocitos que inundaron no solo la cocina sino todo el palacio. Los mayordomos pasaron años encontrando pequeños trozos de cristal, como abrazados, en todos los rincones de las habitaciones.

La reina se enfado muchísimo pues apreciaba aquel vasito y el café así que mandó comprar otra cafetera y otro juego de vasitos de cristal, todo a cargo del salario del cocinero, claro.

Y colorín colorado vamos a tomar un café bien cargado.

 

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