Mara y la huelga. Epilogo.
El pasado lunes se acabó la historia de la huelga y la
amenaza de expulsión y las otras cosas y posibles amenazas. Para bien la
solución, por una santa vez.
Mara llegó, como siempre, a las seis y media de la tarde.
No dijo nada al entrar, estaba apática y aburrida. Como
desilusionada, sin fuerzas ni animo.
Como todos los días le pregunte por las clases, la comida
del comedor, si tenía muchos deberes.
Ella me respondía de forma vaga y distraída. En sus mundos
de Yupi...pero no, no, estaba en otras cosas.
Le puse delante de sus ojos la merienda. Empezó a picotearla
de forma
desganada.
Le dije si había habido noticias de la denuncia del caso de
Adrián. Aquí abrió los ojos de forma como una explosión de una estrella en un
film de ciencia ficción, perdió esa especie de ensoñación y allí apareció la
verdadera Mara, ni niña. Me contó que fue un éxito…parcial, que no estaba muy
contenta pero, bueno, lo que se había pedido se hizo, no podía exigir más.
La profesora de Naturales llego a las diez. Entro como todo
los días, puso sus libros en la mesa y se acerco a Adrián lentamente. Toda la
clase se puso en alerta, mirando sin parpadear. La profesora llego, puso una
mano sobre la cabeza de Adrián y, con una caricia, le dijo que lo sentía y que,
por favor, se portase bien y no la alterase en clase, que al menos se
comportase de forma educada en clase. Y volvió a su mesa, a la pizarra y a los
planetas.
Todo quedo así, una cierta frialdad lleno el aula. No hubo
aplausos, no hubo abrazos, no hubo sensación de victoria….
“Tampoco puedes decir que habéis perdido, Mara. O ¿el
problema es que no tienes nada nuevo por lo que protestar?”- le termine añadiendo al
tiempo que la abrazaba.
Rápidamente, a los deberes…
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