¡Que recuerdos me trajo su presencia y su nombre : Marisé!. Una montaña de imagenes vinieron a mi cabbeza en un instante:faldas cortas en unos vestiditos de cuadros rojos, rodillas lastimadas, misa del domingo en la capilla de la escuela con el velo blanco sobre nuestras cabezas, trenzas, brutales profesoras, la tabla de multiplicar, la declinacion de los verbos, las meriendas de pan con chocolate y una taza de leche en polvo, jugar a las cocinitas, a ponernos los zapatos de tacon de nuestras madres y pintarnos los labios, espiar a los chicos en el baño, comparar nuestras tetas creciendo a ver quien las tenia mas grandes.......¿porque ella?¿porque la maldicion?¿como podia odiarme tanto para hacerme una maldicion tan extrema?¿como podia tener tanto dinero para pagar una maldicion tan cara?¿porque a mi?.
Habia cambiado mucho. El tiempo no la estaba tratando nada bien: habia engordado mucho, su rostro estaba lleno de arrugas, sus ojos, sin brillo, estaban hundidos en unas cuencas mas negras que otra cosa, su cuerpo se habia achaparrado deformandose como el de las brujas de los cuentos infantiles. Su pelo, en otro tiempo castaño claro y brillante, estaba sucio, raleaba por muchas zonas, mas negro de mugre que de color. Hablo con voz entrecortada, jadeando, con paradas para recobrar el aliento, una voz de aguardiente y coñac, de calles negras y aventuras mas negras todavia. Le faltaban casi todos los dientes y un vaho oscuro salia de su boca cuando hablaba.
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