Con la maldicion vino mi espectro. Un sobre azul con polvo de ladrillo y unas extrañas letras, asi recibi mi condena. La abri, salio el polvillo que se disolvio en el aire y un ente traslucido que fue adoptando la figura de un gusanoide verde, mi espectro atormentador. Desde la primera noche nos odiamos. Yo sobre todo odie su color, su olor, su aire fofo y blando, sus ruidos como grumos hervidos. El me cogio mania, se empeño en fastidiarme todos los minutos de la noche, asi que yo, para contrariarle, hacia como si no lo oyera, como si no estuviese conmigo. Todas las noches las mismas broncas, termino rompiendo platos, cuadros, espejos, incluso se puso a pintar obcenidades en las paredes de mi habitacion, llenandola de excrementos y fodforescencias varias. Todo termino con un juicio de faltas en el purgatorio pues los periodistas comenxzaban a dar la murga y esto no convenia a nadie. Asi pues juicio de falta y alli conoci a la maldecidora: mi antigua amiga de colegio la marise.