Tuesday, February 27, 2018

Saber mi lugar…


Saber mi lugar…

Con la puerta abierta y el apartamento vacio, las pocas cosas en mi maleta de plástico negro, y, a la espalda, mi guitarra…

Sentado sobre la cama deshecha contemplo la negrura del pasillo…

Debería rendirme ya de una vez, son tantas guerras en mi alma, tantas batallas cruentas en mi corazón, tantos olvidos, tantos dolores…siempre es doloroso arrancar de nuevo, empezar otro camino y otra habitación, otros brazos, otros olores…

Debería…o, como siempre, con ese miedo cerval, continuar mi ruta hacia ninguna parte con esas paradas esporádicas en tugurios de mala muerte; una cena por una sesión de viejas canciones, una copa a veces  cuando me piden una canción, una noche de lujuria cuando alguien se conmueve conmigo o solo doy lastima.

Quedar, asentarme o seguir. Es la pregunta, es la duda en medio de una puerta abierta y una maleta vieja  en el suelo. Pierdo la noción del tiempo, no se cual es mi lugar en este mundo, ni mi donde, ni cuando, ni porque…

La guitarra me pesa y me empuja a seguir la ruta…

El corazón me duele y me dice que me quede en unos brazos cálidos y una mirada dulce y sincera… la puerta me invita en silencio a salir y huir….

La cama arrugada me habla de olores a canela y rosas, fragancia que me enloquecen y me duermen como si volviera a un ser el niño pequeño…

La escalera es una boca hambrienta que da miedo, como dragones inmensos llenos de apetito, voraces….

El aire lleno de humos huidizos de los escapes de los coches me ahuyenta y su ruido me aturde como una mal canción….

Recuerdo los pechos cálidos y suaves que me acogen….

Desearía poder saber mi lugar…

La cama deshecha y vacía, la puerta abierta, la maleta hecha, la guitarra en mi espalda, las canciones en la cabeza…

Sunday, February 25, 2018

El ruido te ahonda


El ruido te ahonda

en lagos profundos

de inútil depresión.


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Como se sentirá en su soledad,

la canción no ahuyenta el deseo,

el canto aviva llamas de fuego,

los tiburones, oliendo sangre

sensual, se abalanzan tristes sobre

su vientre hinchado, maduro, pleno.


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¿Donde esconder un cadáver?
 
-Entre muchos cadáveres:
en el fondo marino,
en un cementerio olvidado,
en un campo de batalla,
en la sala del congreso,
en el sótano de un teatro,
en la lonja municipal....

¿Y donde los platos rotos?
En una cocina junto
al resto de huesos quemados,
ya carcomidos por buitres
y extrañamente blanqueados
por el sol de la sabana.

Pero ¿Dónde me escondo yo?
dentro estoy de tu mirada,
atrapado en el insomne
instante del papel viejo

de la maquina de fotos,
en la cartera de cuero

cerca del calor del pecho.

Friday, February 23, 2018

Ojala no hubiera abierto el armario.


Ojala no hubiera abierto el armario- pensaría mucho más tarde, derrengado, cansado y con las ropas hechas girones- ojala no se hubiera sentido atraído por el misterio de lo que encerraba el armario de la abuela, con su gran luna delante, con sus miles de cajones, con sus lugares oscuros y secretos, con sus olor a alcanfor y vainilla…

Pero la vida está hecha de pequeñas elecciones. Derecha o izquierda; la derecha te lleva a  encontrarte con el tío y la tienda de los helados de chocolate con topping; la izquierda te lleva a encontrarte con Pepón el bruto de la escuela y dos o tres capones mientras se ríe de forma loca y alucinada: Derecha o izquierda pero nadie sabe a dónde vas o cual era el resultado de tus acciones.

O abrir un gran, muy gran armario lleno de años de atesorar cosas o simplemente dormir la siesta y dejar pasar el tiempo de verano, tiempo que parece ralentizarse de  forma alucinatoria, perezosa, muy lenta; peor que una clase de matemáticas con Don Pedro y sus bostezos y sus extraños garabatos en la pizarra.

Decisiones. Para un crio de doce años las cosas son más fáciles. Así tumbado en la cama, sin taparte, hace calor, es verano, son las vacaciones en el pueblo (la crisis, le dijeron sus padres, no habrá playa esta año así que iremos a casa de los abuelos a pasar un par de semanitas, a que te de el sol y aprendas algunas cosas de la vida rural y etc.….) dando vuelta y vuelta como un cordero a la brasa, como había visto que hacían en una peli de aventuras en el desierto, el reflejo del espejo de cuerpo entero (se enorgullecía y mucho de su vocabulario, el más amplio de la clase, le gustaba encontrar palabras o frase interesante y meterlas como pudiera en sus conversaciones con los mayores que se quedaban lelos y lo miraban con cara de croqueta reventada) lo llamaba una y otra vez, una y otra vez…

Se puso boca abajo y medio grito en voz bajita. Se desesperaba. Oía como un murmullo lejano, las frases quedas, la conversación entre sus padre y los abuelos en la cocina, palabras que no se entendían pues atravesar los muros de piedra de la casa las dejaba hechas polvo. Hablaban además bajito, como con miedo de que alguien se enterase de lo que decían. Problemas, decían con aquel tono casi siniestro.

Las gallinas, más lejos todavía, estarían en el gallineros sentadas o picoteando la tierra, buscando un alimentos que se les escaqueaba.

La luna del armario le decía ven a mis brazos, dentro de esta fresquito, te devorare con camisa y todo, hay tesoros en mis cajones y secretos lucidos y hermosos en mis rincones a oscuras, ven, ven, te dejare contemplar todo y todo además se arreglara para bien ven, ven, necesito algo de un niño, su imaginación, su dulzura, su ilusión incipiente…

Los avisos de que no tocara nada se difuminaban como pasando por redes y árboles y ventanas cerradas.

Se dio cuenta que no se había quitado los mocasines al subir a la cama, un error, si lo veía a si su madre le reñiría con la voz de madre inteligente a un niño subnormal. Se los quito con desgana y pensó que descalzo nadie lo oiría…andar…se acerco al armario…abrió las puertas que chirriaron como el estertor  final y desgarrador de un moribundo…un soplo de aire fresco y alcanforado le inundo al nariz…

Wednesday, February 21, 2018

La verdad...


La verdad está


desdentada, huele


mal y hace huir


al que se acerca.

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Los minutos del DIA


Van pasando lentos,                                                                                          


Cerrando con llave


las cajas de tu memoria.
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En pálida ausencia de ti

en espejo reflejada,

sombra roja, lunática,

ultimo dolor de nacer.

Monday, February 19, 2018

Le acusaron de maltrato...


Le acusaron de maltrato físico. Fueron la mujer y la hija que lo acusaron. Dijeron que había golpeado por dos veces a su mujer en unos ataques de furia violenta, la hija era testigo como la golpeaba salvajemente. La otra vez que recordaba veía, la chica, a su padre cogiendo a la mujer por la garganta y apretar fuertemente.



Le acusaron las dos en la comisaría. Pidieron que se fuera de casa, que hubiera una orden de alejamiento y que pagara el, por supuesto, el alquiler de la casa para siempre.

El hombre lloraba. Jamás había pensado en que le sucediera algo así. La ley seria inexorable, pero le dolía más esa acusación de su chiquilla, de su hija, la niña de sus ojos.



Recordó con un cierto daño los primeros años de la pequeña. Como llegaba a casa y tenia que lavar a la pequeña, cambiarle los pañales de varias horas, darle de cenar y jugar con ella; como la acunaba y cantándole nanas la dormía placidamente. Recordó el miedo que le daba dejarla con la madre que la tenia muy desatendida. Las discusiones que tuvo con su mujer a causa de la niña y de cómo había que tratarla. Como la defendía de los ataque de… ¿locura? …de su mujer y los ataques ante el llanto de la niña a la que tenia que proteger con su cuerpo.



Mucho tiempo había pasado y la alianza madre e hija iba funcionando, arrinconándolo y echándolo de sus vidas.



No esperaba eso y  mucho menos de su hija.



No sabia que hacer y, mucho menos, como actuar a continuación.



Decidió ir a un abogado matrimonialista. Le atendió atentamente, casi con mimo. El abogado lo oyó todo y torció el gesto. Le explico la ley, la nueva, la ultima. Que con testigos, la hija sobre todo, lo tenia muy crudo, muy crudo. Que vería que podía hacer, lo primero es que fuera a una pensión y esperara a la denuncia en firme del caso y se vería que hacer y como enfocar el asunto.



El hombre, bajo la cabeza y lloro. Saco, entre gemidos, una foto en la que se veían ellos tres. El abogado la miro desde la distancia con un poco de curiosidad y se le abrieron los ojos.



-¿Es su mujer esa? Le pregunto.



-¡Sí!



-Parece muy pequeña su mujer. Insistió el abogado.



-Un metro cincuenta y pesa unos cuarenta kilos.



-Pero usted es muy grande y parece muy musculazo. ¿Hace deporte?



-¡Sí! Gimnasio, lanzamientos y pesas.



-¿Cuánto mide y pesa?



-Un metro ochenta y tres y peso 88 kilos.



-No se preocupe y no diga nada. Con su físico un puñetazo a su mujer tendría unas resultados que serian muy graves…Tranquilo, todo se arreglara. Vaya a la pensión y déjemelo en mis manos. Todo tiene arreglo.


Sunday, February 18, 2018

Una risa triste...


¿Quien nublara el olvido cerrando ventrículos de soledad?


¿Quien dictara, tardíamente, la lagrima gris del ocaso que envuelve el silencio, insomne, de los grises empitonados?


¿Quien quemara incienso en el hoyo de tu oreja?


¿Quien cerrara puertas de campanas, intempestivamente, tapando lejanos suspiros de luna azul ahogándose?


¿Quien barrera el polvo de nuestras palabras malditas?


¿Quien?


¿Quien?


Los pasos resuenan bajo el polvo radiactivo. Sola, única, una cucaracha, sorprendida, risa triste disimulada, se levanta sobre sus dos patitas.

Thursday, February 15, 2018

La visita del señor….


La visita del señor….

La pequeña estaba ya desahuciada por los médicos. La última recomendación era la santa extremaunción, poco mas podemos hacer, dijeron con pesadumbre al ser, además, amigos de la familia.

La niña, ocho o nueve añitos, tuvo… que se complico con una infección generalizada, estábamos en la década de los cuarenta y poco mas se podía hacer y conocer de antibióticos y demás.

Quedaba la oración constante, las promesas incesantes, las velas delante de altares sin cuento, el agua milagrosa del Jordán y la cruz milagrosa con el “Lignum Crucis”,  la misa casi diaria y el llanto sordo y duro, ese llanto que duele en el pecho, que parece una rata insomne que te roe por dentro y te va minando poco a poco hasta dejarte sin andar. Los hombres no podían llorar y eso era más duro, había que esconderse y a oscuras para rumiar el dolor y maldecir incluso a los días y los tiempos.

Desahuciada, encamada, los ojos casi siempre apagados, sin fuerzas ni para comer pues todo lo devolvía con dolor y sangre, y apagándose su vida como una velita en sus últimos momentos. Perdida la color, casi en los huesos…

Cuando despertaron se asombraron del cambio. La niña estaba casi bien, el color había vuelto a sus mejillas, tenía hambre. A las preguntas ansiosas de la madre les dijo que por la noche le había venido a visitar un hombre alto y fuerte, dulce y amable, que le toco en el pecho y le dijo que estaba buena, sana y debía jugar y jugar…no supo decir más, solo eso, una visita nocturna y, poco más tarde, recordó que el hombre iba con un niño al lado.

La fiesta fue impresionante, la felicidad y de nuevo las lagrimas, si, las lagrimas solo que esta vez de alegría, formaron un rio torrentera por las habitaciones, se abrieron las ventanas y se grito a los cuatro vientos que todo iba bien, que el milagro se había producido. La misa, por supuesto, fueron todos, niña incluida en los fuertes brazos del padre, para dar gracias por el regalo producido.

Los médicos se quedaron de piedra. Apenas fueron capaces de murmuran un “qué bien, mejor que mejor, no lo entiendo más que como un milagro”.

Empezaron los paseos para coger fuerzas, la mejor comida, los mejores pescados y el aceite mágico. En uno de ellos pasaron por delante de la Iglesia de San José, cerca de la plaza Cibeles. La niña ante la puerta insistió en entrar y tirando de ellos los introdujo. Se dirigió, como si supiera adónde iba, hacia la nave de la izquierda y se fue directa hacia la estatua de San Antonio donde se paro y la señalo con su dedito: “Mira, Este fue el señor que vino a visitarme por la noche y me dijo que estaba buena…”

Los padres cayeron arrodillados y rezaron de corazón. Huelga decir que a partir de entonces fue el santo de la familia y la Iglesia la de todos los domingos…


Tuesday, February 13, 2018

Estoy durmiendo.

Estoy durmiendo,


Lejana cama,


Frágil, fría,


De otro sueño.


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La espada.



Abrazo la espada



Como a mi hermana.



Duermo con la espada



Como mi amante.



La espada: ley y orden.

Sunday, February 11, 2018

Una mentirijilla.


Una mentirijilla.



Todo empezó con un suave y discreto rechazo hacia sus acercamientos. Ella siempre se alejaba, se ponía fuera de tiro. Todo lo que intentaba era lo mismo, fracaso tras fracaso. Y le dolía. Así que se ponía zalamero y la intentaba engatusar con mil vanas bromas o sacando el pecho como un donjuán  se lanzaba al ataque directo, a la entrepierna. Pero nada, todo era inútil. En todo aquel verano “na de na”. Los dolores de cabeza, el cansancio, el que no le apetecía, el que tenia sueño, el que día mas duro he tenido, déjalo para mañana cielo, cientos de excusas para no tener nada que ver ni físicamente ni sentimentalmente con el.



Creo que fue un día a finales de noviembre cuando, estaba ya anocheciendo, decidió ponerse a prepararle la cena ante la tardanza de ella en regresar a casa;  le salía muy bien la tortilla española, a ella le gustaba de forma especial esas patatas tan finas casi transparentes, el que estuviese jugosita por dentro bien acompañada de una ensalada de tomates bien aliñada. Al buscar los huevos encontró una extraña pomada en la nevera, medio escondida y debajo de trapos y papeles y envoltorios de chocolates vacios. El nombre le hizo sentir como algo malo, cuanto menos extraño, fue un aire frio que le nublo el cerebro y le hizo tiritar; cosa que ayudo la puerta de la nevera abierta y el aire frio escapándose a través de él. Estaba noqueado por las dudas, se quedo allí minutos enteros solamente sin poder pensar pero con un dolor sordo dentro del cuerpo que notaba lacerado, herido, golpeado. Notaba, oía los latidos del corazón como tambores en la selva llamando a la guerra contra el enemigo. Como un zombi busco un bolígrafo y un papel y copio el nombre. Dejó todo tal como estaba. Se noto hundido, se sintió viejo y pesado, lleno de negros presentimientos que se agolpaban en su mente, casi no podía respirar.



Más tarde, ya en la tranquilidad de la noche, ella dormitaba o hacia que dormía en la habitación común, entro en internet. Cientos de páginas que aparecieron de pronto en la pantalla le dijeron que era para un hongo del aparato genital. ¡Ella tenía hongos! Y eso, para el, era fuerte, muy fuerte. ¿Cómo podía tener hongos si llevaban más de un mes sin hacer nada? ¿Cómo podía estar enferma si el no lo estaba? ¿Estaría el enfermo de lo mismo?..¿Donde se cogen los hongos?..



Así fue como se entero de su traición, de su dejadez despectiva, de las mentiras y engaños y tristes excusas. Después vino lo del “microdiol” en el cuarto de baño, entre las “cosas” de ella. ¿Para que? Se pregunto, si habían decidido en una larga charla que o intentaban ir por el crio o, para que descansase, el preservativo. Al tiempo que iba encontrado esas cosas le asaltaban un sentimiento de culpabilidad por bucear en intimidades que no eran suyas, por desconfiar de la que una vez llamo “su razón de vivir”.



La verdad, llegando a ese punto ya todo le daba igual. Lo que de verdad le dolía es que siguiese jugando con el. Tenía a otro, pues vale, al monte por orégano. Pero que no se lo dijera, que siguiese mes tras mes  así no le gusto nada. Iba a planteárselo en serio cuando descubrió, por casualidad, una fotografía en la cámara digital. En la foto, estaba bellísima, resplandeciente, con un vestido rojo muy sugerente, de minifalda exagerada, peinada a lo loco y un collar con su nombre en oro resaltando el hueco entre sus dos hermosos pechos. Sus ojos brillaban como los luceros de las noches estrelladas. Casi se vuelve a enamorar de ella aun sabiendo que aquel collar nunca lo había visto,  nunca le había regalado aquel collar a pesar de su insistencia.



Cogió la cámara, se reconocía como un manazas en temas de informática y maquinas electrónicas, y busco la forma de ver todas las fotos que tenía en su memoria. Allí estaban una tras otra, allí estaban las decenas de fotos con su vestido rojo y el mismo collar, allí, en otra, sentada en las piernas de un hombre, o dándose un beso con el  mismo tipo.



Se quedó anonadado, recordando al personaje de Mortadelo y Filemon con esa palabreja, y sintiéndose imbécil. Días antes, recordó, estuvo insistiéndole en lo de comprar la casa, el futuro de los dos, el tirar el dinero del alquiler y todo eso. Y allí estaba morreándose con un tipo delante de una cámara de fotos mientra las manos del individuo le acariciaban lascivamente el muslo derecho, muy arriba y casi el pecho, gestos, preludios. ¿Cómo era tan estupida? Reviso en su cajón de la mesilla de noche encontrando otro tubo de lubrificante vaginal y la caja con  la receta y las medicinas para la infección.



Volvió a ver las fotos mil veces, perdió la noción del tiempo con la cámara en la mano mientras las iba pasando todas una a una, gruesos lagrimones caían por su cara, se la veía tan feliz que tuvo envidia de ella y deseo que fuera feliz. Le dejo una nota de despedida, hizo su pequeña maleta y se fue dejando sus llaves en la cómoda del recibidor.



No sabe si ha hecho bien, pero las opciones eran escasas. La primera quedarse y pelear por ella, la segunda irse como hizo. También había una tercera, que se fuera ella, echarla de la casa, que se fuera con su… ¿Amiguito? ¿Amante? ¿Novio?

No lo sabe aun ahora con el tiempo ya transcurrido, ya pasados varios meses las dudas siguen con el, lo atormentaran durante mucho tiempo. No ha rehecho su vida, sigue dando bandazos de aquí para allá, y sin saber, a posta, nada de ella y de cómo le va. Solo, alguna noche, en su catre de la pensión, saca la foto robada de su cartera y la mira a ella bella, hermosa, feliz, con su vestido minifalda rojo dejando ver todas sus piernas, con el collar con su nombre entre sus bellos y deseables pechos, con ese brillo de mujer enamorada en los grandes ojos como para comerse el mundo…

Friday, February 09, 2018

Poema de Febrero: El sol dispara balas de napalm


El sol dispara balas de napalm

en campos de flores infantiles....

la luna llora algodones de cal

en cráteres de queso sin fondo...



Vientos solanos mueven molinos

como lañas de acero semental,

borbotea la piel en los caminos

y explota con rigor sacrificial...



Crean sombras siniestras, alargadas;

manos de viejas, sueños dañinos,

pesadillas oscuras de camas

o roperos negros y cretinos...



Despierta el mar hambriento y deseoso

devorando todo en su soflama,

pasando por encima de todos

en festiva fiesta de pijamas...



El sol llamea sin pausa y concierto,

flujo brillante de electrodos

en el universo ya desierto,

no sabe, no conoce los modos,



                                                                          (no sabe de consciencia ni muertos...)



Grandes fumarolas se alzan raudas

con sus puños de piedra ya muertos,

con su espiral de setas cornudas

toda la violencia de su acierto...



Mientras, el hombre duerme  inocente,

ajeno, deshaciendo ataduras,

golpeando a Gaia maternal que siente,

silente, llenándose de dudas...

          

                                                                          (no sabe de conciencia ni muertes...)

Wednesday, February 07, 2018

Ha dicho que quiere ser de los malos.


Ha dicho que quiere ser de los malos.

Me explico, os explico.

Tan solo tiene seis años y es un encanto de crio. Formal, estudioso, inteligente, educado, deportista, un niño que definiríamos como buenecito. Una delicia con pantalones cortos. También es tozudo como una mula, cuando dice que no pues imposible o casi; como con las gafas que no se las pone ni para presumir.

Todas las niñas del colegio quieren jugar con él, normal, un niño normalito, con alguien así que no le pega, ni les tira del pelo, ni las empujan, ni les hace trastadas. Un poco de agobio si debe sufrir el pobre.

Pues, de pronto, ha dicho que este año se va a portar mal, que ya no aguanta a las niñas tras él; que se portara como los malos para que lo dejen en paz, que así vivirá mejor y estará más tranquilo.

Nos ha dicho, muy serio el,  que va a pasarse al bando de los malos, que está seguro que se lo pasan mucho mejor, que sí, que tienen muchos castigos y siempre están con los deberes para aquí y para allá pero lo pasan mejor que él. Ellos al menos se divierten y no aguantan a nada ni a nadie… y como los Reyes Magos ya han pasado y dejado sus muchos y buenos regalos…pues ya puede portarse mal…. (esto último los dijo con esa sonrisa inocente y luminosa de los críos de siete años…)

Veremos.

Monday, February 05, 2018

¿Quien resistirá sus gemidos?


¿Quien resistirá sus gemidos?

Su amante perdido en la fosa

tras el rito. El hijo perdido

largo tiempo atrás y el olvido,

ya dolor, que no llega nunca.

Friday, February 02, 2018

La rima perfecta.


La búsqueda de la rima perfecta, de la palabra clave, de la verdad centradora es difícil, muy complicada.



En la calle soleada a deshora por los miles de focos que, sorprendidos, se encienden automáticamente ante el fallo de la célula fotoeléctrica, bajo un sol de justicia. ¿Por qué de justicia? Un sol abrasador, de los de casi verano, de los de achicharrarse a la sombra y derretirse bajo él. Por eso en verano los invisibles desaparecen, se diluyen bajo el sol que los transforma en gelatina y pasan a las aguas residuales, las fecales de toda la vida, vamos, las aguas mayores, ¿Qué?, ¡esas!, las aguas de la caca y el pis. Me niego a explicitar tanto las cosas. Que ya somos mayorcitos y las rimas, las metáforas, las hipérboles, las antitesis se escapan y, después, ya no hay quien las encuentre.



Llevo muy mal lo de las hipérboles, me caen fatal, no se dejan. Tengo que disfrazarme de domador de fieras corruptas y con látigo y silla de cocina para dominarlas, evitar sus zarpazos, llevarla al rincón donde no puedan morderte con sus grandes colmillos de 25 cm. Para que después cualquier lector que se las de diga que están mal colocados, que suenan mal… pues que las use él, ¡diablos!



Es como eso de las rimas, dale con la rima asonante y la gran rima consonante, o eso de contar los versos. Pues no, yo no los cuento, tengo contador particular. Un  jovencillo imberbe, de los de antes, de hospicio y todo, son los mas agradecidos. Le das un cachete y te cuenta hasta diez veces los versos, te clasifica las rimas, corrige las “V y B” y, encima te hace la cena.



Pues eso, escapando de la biblioteca y de su polvo histórico, hay quien dice que hasta escupen, por la calle, a las bibliotecarias monas, me di de narices con el “no se que hacer, no se adonde ir, no se que quiero comer hoy”. Y ¿Qué tendrá esto que ver esto con las hipérbolas?



Tropecé, pues, por la calle con los dos millones de zombis modernos. Había, organizado por el ayuntamiento, cosa que a mi me parece muy bien, la cultura donde sea y como sea, una sinfonía reglada por algo así como de cincuenta mil bocinas. Desafinaban un poco pero llevaban un cierto ritmo, algo parecido a una barcarola pero a lo cutre, a lo bestia. El director del la sinfónica desafinaba, con su pito, un tanto, pero como no le hacían mucho caso pues que daba mejor. La afluencia al acto público era enorme. Cada vez mas personas en sus coches se sumaban al espectáculo y, claro, como estamos en una democracia interna y vegetativa, el diré del pito los sumaba a la pieza orquesta con tal mal resultado de que aquello mas que música era un dolor de barriga. Pero no, era que tuve que poner los pies en polvorosa buscando un retrete lo mas cercano posible, pues un servidor empezaba ya a atufar a jardín recién abonado.