Tuesday, March 31, 2015

Mara y la Burocracia, burrocracia, tiene nombre de mujer ¿Por qué?


Burocracia, burrocracia, tiene nombre de mujer ¿Por qué?

Lo cuento porque lo cuento y se acabo. Mara lo siento pero con o sin permiso lo cuento. Todo fue a raíz de perder el carnet de transporte. Una vez más, van tantas, perdió el carnet joven y esta vez, por fortuna, treinta euros, no perdió el ticket mensual con lo que siguió con sus formas de transporte y sus locuras de quince años esperando, como ya ocurrió otras veces que nos lo devolvieran por correo, cosa típica y tardía.

Pasaban unos días extraños en las idas y venidas. El dinero no le llegaba para nada, dando sablazos al padre, a mí, al hermano. Algo pasaba que no quería decir, algo ocultaba como alma en pena. Y yo que soy curiosa cuanto menos decidí saber que pasaba porque aquello no era normal (la verdad empezaba a preocuparme pensando en chantajes de alguno de la escuela, que estuviese metida en cosas peores, en fin, los malos pensamientos de cualquier madre de hoy en día).

Y me fui con ella. Se opuso desde el primer minuto. Se opuso. Se negó, incluso amenazo con no ir al colegio. Yo en mis trece, con ella en la parada del autobús. Ella que si iba si la seguía. Yo seguí en mi idea, al autobús con ella. Llego el bus y subimos, ella disimuladamente compro un billete, un euro.

Nos sentamos atrás, le pregunto por el ticket mensual, si lo había perdido, que le había pasado y me lo conto, claro, no le quedaba más remedio. Que no le fue un viernes en una estación y pidió, en la ventanilla que se lo cambiase, normal, pero al no poder mostrar el carnet, lo perdió, se lo requisaron  hasta que demostrase que era suyo. No me lo quería decir porque sabía que me enfadaría por el dinero y pensaba en decirlo al padre para que la acompañase a recuperarlo. La verdad es que respire más tranquila con la historia. Nos bajamos en Antonio Machado y fuimos, teníamos unos minutos, a la estación del metro a preguntar por el ticket mensual y que había que hacer para recuperarlo.

Ya no lo tenían. Buscaron, no estaba. Buscaron mas, no estaba. Me dieron la dirección y el teléfono del Consorcio de transporte a donde enviaban todos ellos. Otra cosa no podían hacer, órdenes eran ordenes y nadie con billete y sin carnet, los dos juntos o ninguno.

La deje en la escuela y me fui directamente al Consorcio que, por fortuna, no está muy lejos de casa. No muy cerca, no muy lejos. Rio Rosas. Primera planta. Muy amables, con tiempo. Buscaron y no lo tenían metido en el ordenador, no estaba. Miraron en el correo del día, tampoco. Que llame el lunes que seguramente ya habría llegado. Cuando llegase con una foto le harían, además, el carnet nuevo sin ningún problema.

Lunes, como un clavo llame, nada; que llame el martes. Como supondréis llame el martes y el miércoles y el jueves, nada de nada. El viernes no que era festivo. Amabilidad toda, soluciones ninguna. Le compre un bono de diez y que lo vaya gastando, para ir tirando.

Veremos el próximo lunes y el “Llame usted mañana”.

Conclusión: En un sitio ya no nos dicen nada, la oficina; en el que se lo sacaron no sabe, no recuerdan, no contestan, que demostremos que le quitaron el ticket pues siempre dan un comprobante. Hemos pedido uno nuevo por pérdida, más de quince días de entrega y las clases se retoman el próximo martes, mañana mismo. Veremos si llega tiempo y si no…como siempre ajo… y agua…para nosotros los paganinis y Mara tan contenta y feliz. Esperemos que algo haya aprendido.

 

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