El Dios primigenio rió y se ofrendó
al negro Dios de la Expiación.
(D`aagon se alzo con su isla
subterránea del Pacifico,
R`yahle huyo a dimensiones
quánticas avergonzado y doliente.
Las cruces de Calvarion cayeron
sobre heridas espaldas mojadas.
Alcoran tembló, vibró y se partió
quedando cien mil partículas.
K`abala enmudeció en la tormenta
del último día de la alianza)
Y al final todo fue ofrendado:
carne, sangre, sudor, vísceras, sesos,
la primera menstruación de la virgen,
el primer semen caído del hombre,
al Dios del Árbol de las Espinas.
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