El árbol de la búsqueda. Completo y definitivo, por ahora.
I-Témpanos de hielo recorren mí
Cuerpo buscando
Calambres fríos y gélidos avanzan
En mis huesos buscando
Preguntas eternas vuelven y vuelven
Y vuelven respuestas, buscando
Y grito con el ultimo estertor de
Mis pulmones mancillados de sangre
Maldigo tu raza condenada eternamente
A la basura del Hades
Abrazando, al tiempo, las espinas de
Titanio del Árbol del Sacrificio
Me empalo en ramas metálicas del
Árbol de la
Desolación.
Busco un atisbo del dolor que me
Arrebatasteis en la noche.
Me hieren las ramas, me penetran,
Se hunden en mi cuerpo vacío.
Me levantan atravesado a la
Copa del Árbol de la Noche
2-Me iza más allá de las estrellas
Como una ofrenda a Orfeo
Que, viendo mis pies de barro
Y mi pecho vacío,
Me rechaza en una mueca pobre,
Desesperada.
Pobre Orfeo solo y aterido.
Me iza más allá de las dimensiones
Del tiempo y del espacio
Donde ávidos fantasmas ansían
Regresar a la materia, polvo, agua, barro.
Me expando cuasi infinito en mí
Pequeñez absurda
Infinito, un Dios Doliente
Y como huevo primigenio
Ínfimo, fútil, inanimado, inútil.
3-El Dios primigenio rió y se ofrendó
al negro Dios de la Expiación.
(D`aagon se alzo con su isla
subterránea del Pacifico,
R`yahle huyo a dimensiones
quánticas avergonzado y doliente.
Las cruces de Calvarion cayeron
sobre heridas espaldas mojadas.
Alcoran tembló, vibró y se partió
quedando cien mil partículas.
K`abala enmudeció en la tormenta
del último día de la alianza)
Y al final todo fue ofrendado:
carne, sangre, sudor, vísceras, sesos,
la primera menstruación de la virgen,
el primer semen caído del hombre,
al Dios del Árbol de las Espinas.
4-No! No te daremos nuestro dolor.
No te daremos ni el gusto de nuestras
Dudas en el sacrificio de nuestros hijos,
Ni nuestra fe en las batallas
Contra tus enemigos,
Ni nuestra conmiseración con las
Plagas infectas enviadas.
No, No, No. Nunca te daremos
Ni el dolor de nuestras mujeres pariendo,
Ni el de los brazos doloridos
Forjando espadas del acero bendito.
5-Se ven blancos reflejos en la noche,
Aúllan lejanos lobos encadenados
Al hambre de una luna escondida.
Repta la serpiente moteada en busca
De un amor, abrazo y beso mortal.
Un búho misterioso augura desdichas
De extraños amante en ciernes.
Rápido, se aman dos arañas bajo
El terciopelo gris y muere el macho
Devorado, cumplida ya su historia.
En su cubil feroces fieras tiemblan
Lengüetean tristes a sus cachorros,
Tratando de darles una historia
En la que no creen al tiempo que,
Avergonzados, se orinan llenos de miedo.
6-Bocas de lampreas besan y atrapan
Trozos de roja carne viva,
Acompañándote como una segunda piel
En la travesía de rió arriba,
Nutriéndose de ti, de tu sangre
Purulenta y de tu vida;
Soñando que son hombres que avanzan
Por los caminos de los Dioses
Enfrentándose al Creador del Árbol
De la
Expiación y venciendo,
Negando el poder de la exigencia
Del sacrificio solicitado,
Rechazando la sumisión a Dioses
Todopoderosos. Diciendo a Dios: no y no.
7-Fulgores lejanos en el inmenso cielo
Que se presiente
Más allá de ese manto de negrura
Que nos invade.
Brillos blancos, fríos como la nieve
De lejanas montañas,
Como chispazos de electricidad
Estática en la tela de tu falda.
No te toco por miedo a perderme en
Esa negritud inmensa, profunda,
En ese brillo inmenso de tus ojos
Cegando, acecho de fiera en celo,
En ese fulgor rápido de garras
Que abren y desgarran.
Buscando ardientes el calor
De la sangre palpitante,
Ese rojo poderoso de fuerza
Vital, áurea y vida silente,
Terminando en un aullido firme,
Victorioso, tras el rápido bocado,
De hambre, a un corazón humano.
8-No te siento, estoy vacío y perdido
En mi cuerpo doliente. Muy atrás
Quedó el dolor firme de músculos
Y huesos tras presas heridas y buscadas
Entre negros helechos gigantescos,
O la burla inmisericorde de fuerzas
Fugitivas en bosques de baobad,
U oraciones de esperanzas al Dios
Gris Unigénito del Árbol del Dolor,
O ese enterrar -antinatural- al hijo
Que no pudiste proteger del frió.
9- Con el tiempo en la mano le busco.
Ansío encontrar dentro mí una gota
para ofrendarle en el dolor, de vida
surgida en ese Árbol de la Búsqueda
arraigado en la
Humanidad del Dolor.
Y me hace caer desde los círculos
Exteriores de fuego. Dejo todo
En un instante completo de vacío
Y pesadumbre. Caigo, caigo, hacia
Ese centro negro y estéril.
Donde los cuervos vuelan en círculos
Desde el inicio del tiempo. Escucho:
(Palabras que cubren como lapidas,
Entristecen con la desesperanza,
Me envuelven con el sudario maldito
De la negra seda putrefacta)
“NUNCA MAS”.........
“NUNCA MAS”.........
“NUNCA MAS”.........
10- Es la última hora de la noche.
Con el tañido leve del silencio
Inundando la dulzura de los cuerpos
Abandonados, avanzando en un mar
Lleno de ritmos, deseos y de brumas,
De falsos cariños no presentidos,
Vistete con la capa de las nieblas,
Silentes presencias con el licor
Azul y dorado de las ausencias.
Gris acero te envuelve, te acaricia,
Te mima. ! No huyas, no mires atrás!
No hay peligro mortal que te alcancen
Las furias, El Alcaudón esta ausente.
11-En aquellos lejanos tiempos
De la forja de escudos en
bronce, de brillantes espadas,
De humo dorado en el prado,
Revuelos de faldas y gritos
Agónicos de la última pelea
en el juego de los muchachos.
12-En aquellos tiempos lejanos,
Tristes, del acechante Alcaudón,
De su laberinto de grutas
bajo tumbas del cementerio,
lleno de las medias verdades
que cuentan los viejos, el hogar
hace bailar las sombras, hay
miedo, en las paredes. Tiemblan
de frío valerosos guerreros:
una oración por los ausentes.
13-En aquellos tiempos lejanos
escondidos en el recuerdo
mientras, se oye fuera, muy lejos,
Un gris plomizo de la lluvia
Otoñal. Suenan palmas, cantes:
La última alegría de muchachos.
14- Caes raudo en una tormenta de nieve.
Acelerones furiosos de velocidad te aturden
Succionando memorias ancestrales
Metidas en tu sangre,
Cuando el hombre huía del horror
Del sol en la mañana
Y mataba a su hermano en lucha
Por un harén de mujeres
Y sacrificaba a hijos inocentes en nombre
De un Dios no tan inocente.
Cuando el hombre recibió de manos impías
El fuego sagrado
Robado en el reino del Olimpo por un
Compasivo Diablo
Mataba a sus vecinos en lucha por
Un cargel de pieles,
Y sacrificaba esclavos comprados
A un Dios sangriento y feroz,
Inmolaba su existencia al Dios de la Noche,
El Dolor y Expiación,
El señor del Metal, la Muerte
Y las Siete plagas malditas,
15-Después que el hombre recibió
Las trompetas de la Destrucción,
Echando abajo trabajosas murallas
De piedra, hierba y barro,
Derribo montañas seculares
Del inicio del tiempo,
Abatió mágicas pirámides
Del Dios de la
Luz,
Templos de los Mil Pasos cayeron
A sus sones,
Dólmenes primigenios cayeron por tierra,
Enterrados en barro,
Pinturas ancestrales se cuartearon
Y se destruyeron en si mismas,
16- Planetas se arrojaron desde sus orbitas
Sobre sus propios soles,
Y cortó cabezas, cortó manos, cortó pies
A no creyentes del Dios del Dolor,
Arranco hijos de los pechos de sus madres
Para moldear estirpes,
A la mayor y total gloria y esplendor
Al Dios verdadero de la Expiación,
Violo y sembró a incontables mujeres
De aspecto distinto.
17- El hormiguero engullo a sus huestes
Y se cerro en si mismo.
Saturnos miserables devorando a su progenie
Cayeron al pozo del olvido.
Recibió el Don de la pólvora y la energía
18-Creando al Gran Dios del Poder Mecánico
Y Energético. Convirtiendo en polvo
millones de seres discrepantes.
Convirtiendo en monstruos miles de hombres
Rasgados. Asolando sociedades
Con la hambruna inmensa. Matando, poco
A poco, en la mierda que todo inunda,
A nuestra primigenia paridora
Que inmóvil llora. Y recibió el dominio
Del tiempo y del espacio, y de la entropía.
Concentro todos los odios desterrados,
Todos los gritos de angustia y hambre
19-Toda la desesperanza de mujeres
Concentró todas las fuerzas negativas,
Todo el dolor de pérdida de seres queridos,
La soledad, inmensa, de una humanidad agotada,
Concentró todo en una esfera de cristal
como si fuera una gota de sangre dulce
Flotando, adormecida, en el líquido púrpura
De brillos relucientes como unos destellos del ocaso:
Y la ofrendo al Dios Primero, el único de su especie
Una lágrima, blanca, nieve pálida...
20-El Dios primigenio rió y se ofrendó
al negro Dios de la Expiación.
(D`aagon se alzo con su isla
subterránea del Pacifico,
R`yahle huyo a dimensiones
quánticas avergonzado y doliente.
Las cruces de Calvarion cayeron
sobre heridas espaldas mojadas.
Alcoran tembló, vibró y se partió
quedando cien mil partículas.
K`abala enmudeció en la tormenta
del último día de la alianza)
Y al final todo fue ofrendado:
carne, sangre, sudor, vísceras, sesos,
la primera menstruación de la virgen,
el primer semen caído del hombre,
al Dios del Árbol de las Espinas.
21-Me envuelvo con la triste maldición
De la negra senda abandonada
Por el hombre, me rebelo bronco
y obstinado con el canto amargo
del cuervo sobre Palas Atenea:
“NUNCA MAS”.........
“NUNCA MAS”.........
“NUNCA MAS”.........
"PARA SIEMPRE
NUNCA MAS"...