Wednesday, February 26, 2014

Grandes mujeres: Helen Keller


Helen Keller

Helen Keller (27 de junio de 1880 – 1 de junio de 1968) fue una autora, activista política, y oradora estadounidense sordo ciega. Su sordo ceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía tan solo 19 meses de edad.

Anne Sullivan fue su profesora personal, y amiga de toda la vida. Anne le ayudó primero a controlar su mal genio, y después le enseñó a leer, en primer lugar con el alfabeto manual táctil y más adelante, con el sistema Braille, a escribir de forma normal y a través de las máquinas de escribir en Braille.

Monday, February 24, 2014

Mara y los Ángeles.


Mara y los Ángeles.

Cuestiona todo, todo. Se le mete en la cabeza que es adoptada y me lo suelta a la hora de la comida. Después, en la cena, se dirige a su padre y le pregunta si no es muy incomodo  tener los testículos, ahí, colgando. Antes de ir a la cama anuncia que cuando tenga dieciséis años se independizara y se pondrá un "piercing" o dos o tres, que ya vera. Pregunta y pregunta, pero todo al aire, sin esperar respuestas. Lanza la cuestión, te da el soponcio y ella pasa a otra cosa como si nada, sin darse cuenta del torbellino que deja detrás.

La verdad es que respiro cuando esta o dormida o en el colegio. Es un vendaval en casa y no se de donde saca todas esas ideas.

Esta noche ha estado especialmente  negativa. Me ha dicho, muy seria ella, que no cree en los Ángeles, que son cuentos de niños pequeños para mentes absurdas y que es muy negativo meter esas ideas en la gente. Le dije a cuento de qué venia eso, sobre todo de ella  que le rezaba a "Yéhuia", su ángel de siempre y que yo estaba convencida que si existían, siempre protegiendo a los niños. Hay muchos peligros en la vida- le dije- y solo los Angelitos son capaces de cuidarlos mínimamente. Sobre todo a ti, que mucho lo has necesitado.

Me preguntó, por supuesto siempre tiene una pregunta  más que hacer, cuando se pierden, que cuando los niños pierden a su ángel.

Le respondí, cuando el niño se hace mayor, cuando pierde la fantasía y la inocencia y los ojos se ponen turbios.

Ella, rápida y con un brillo especial en los ojos, repitió lo que dije y añadió:  que entonces yo ya no lo tengo, ya me habrá abandonado.

Me quede perpleja, sin saber que decir por unos segundos. Reí y le recordé su canción, la de los angelitos, la de la camita vieja, la de los tres o cuatro años:

“Cuatro angelitos

Tiene mi cama,

Cuatro angelitos

Que me la guardan”

No se acordaba de la canción, la tenia olvidada, huida en otros mundos más de aquí, más pedestre.

Mara, le añadí: “Tu nombre es Mara, “La romántica”. Tu ángel “Yéhuia” y no te dejara nunca, hagas lo que hagas, lo mismo que yo, no te podrás librar tan fácilmente de tu madre que te quiere, aunque tengamos que aguantar tus hormonas locas y alteradas, tu mal humor o tus travesuras, aquí estaremos siempre contigo, para siempre. Siempre podrás contar conmigo así que no te preocupes y duérmete en paz”.

Le di un beso en la frente y apague la luz.

(Esta mañana, acabo de regresar, le he comprado una campanita de plata, un llamador de Ángeles. Se lo daré en la noche, al acostarse).

Saturday, February 22, 2014

Evoco el submundo de la ciudad...


Evoco, en momentos de tedio, el submundo de la ciudad en la que vegeto. Esa red intrincada de pasadizos para la canalización de agua;  las vías principales del metro y las secundarias para mantenimiento y extrañas seguridades que desconocemos; los túneles para las conducciones eléctricas; las catatumbas tan poco  en boga y tan de ciudad vieja que se encuentran en viejos mapas que se deshacen como polvo en las manos; los pasadizos secretos entre iglesia y conventos y fuerte militares y salidas a la extrarradio de la ciudad que, por caprichos de este crecimiento desmesurado, mueren en otros centros neurálgicos…

Y en  esos sitios me imagino las formas vivientes que se mueven, viven, crecen se reproducen y mueren. Muchas de esas formas jamás ven la luz del sol, o la atisban a través de decenas de metros de profundidad a través de barrotes de acero de los sumideros del agua de las lluvias, o la presiente en los pocos sitios que se acercan a la superficie, zona que evitan como maldita y peligrosa.

Un mundo en movimiento más vital de la que creemos que esta bajo nuestros pies, sin permiso nuestro para reclamar su cuota de derechos cuando lo consideren adecuado y cumplir con su status vital.

A menudo nuestra gente baja a esos túneles linterna en mano. Los seres del submundo se esconden, huyen de ellos, escapan del apestoso olor a loción de afeitado, de la lavanda fresca de la última ducha, de la colonia apestosa a flores moribundas, de la palidez rosácea de la piel, porque somos, para ellos, como esos ratoncitos sin pelaje recién nacidos. Nos odian, nos temen, nos huyen, les damos asco y miedo.

Y nosotros, seres de la luz, desconocemos su vida, su existencia. Preferimos no saber de su desarrollo y como van construyendo una sociedad que vive de nuestros deshechos. Una segunda sociedad bajo la tierra o, quizás, una tercera que es pisoteada por los parias de los sin hogar o los recolectores de las sobras de los supermercados.

Evoco su comienzo de forma fugaz. Un bebe perdido, quizás arrojado por la manos de su propia madre al canal de la aguas. Tras él, otro y otro y otro. Supervivencia al límite, comiendo ratas e insectos varios e inmundos. Mutaciones monstruosas por las radiaciones de las basuras y los gases fruto de la fermentación de las aguas residuales. Reproducción endogámica por decenas de año y decenas de generaciones que se iban adaptando, cada vez mejor, a vivir con lo mínimo. Aprendieron la ganadería con la crianza de gruesas ratas como conejos; animales raros son la compañía, restos desvaídos de perros siniestros. Aprendieron la agricultura en vergeles de hongos verdosos, setas blanquecinas, plánctones inmundos.

Y, haciendo excursiones de rapiña por los más osados, graves ropajes que llevan en señeras fiestas. Miran por anticuados televisores lo que pasan por el mundo al que detestan y temen, al tiempo. Esperan, saben que caeremos, esperaran la caída para alzarse sobre la tierra y la reclamaran en su día. Rapiñan ropa y niños; son miles de niños perdidos al año que caen en sus manos que los moldean a sus formas, con su odio al sol y la luz; otra forma más de regenerarse y crecer. Los mas, sobreviven, los muertos se los comen…sabe que deben ser jóvenes y sin malicia, adaptables, abiertos de mente y capaces de coexistir con lo grotesco.

Pisamos sobre el techo de sus hogares.

Enterramos a los muertos sobre sus restaurantes de comida rápida.

Montamos kilómetros de tuberías para nuestras aguas fecales que son el riego fértil para ellos y su producción.

Llenamos el cielo de gases venenosos que envenenan la tierra y con la lluvia acida les da el vigor de la mutación, la fuerza vital del veneno (lo que no mata alimenta).

No lo olvidan, nos oyen. Algún día saben que solo la vida será en sus túneles perdidos y el hombre tal como lo conocemos será solo un mal sueño del planeta.

 

Thursday, February 20, 2014

Todavía no despiertes, niña,


Todavía no despiertes, niña,
la aurora no florece, espera,
todo esta negro y áspero, sueña
con blancos caminos desiertos
y viajantes de manos vacías.
 
Sombras rápidas vuelan, cruzan
desiertos frágiles de arena,
serpientes de humo gris gritan:
¡Espera! Aun no te levantes,
están poniendo las aceras,
hombres azules pintan el cielo
de azul, y hadas traslucidas
resucitan la primavera,
un aura leve vendrá llena
de olores de azahar; campanas,
en la lejana ermita, tocan
huida de animas benditas,
asereje del despertador
rosa de tu mesilla. ¡Arriba!.

Tuesday, February 18, 2014

Grandes mujeres: Ada Lovelace.


Ada Lovelace.

Augusta Ada King, Condesa de Lovelace, nacida Augusta Ada Byron, (Londres, 10 de diciembre de 1815 - Londres, 27 de noviembre de 1852), conocida como Ada Lovelace, fue una matemática y escritora británica conocida principalmente por su trabajo sobre la máquina calculadora mecánica de uso general de Charles Babbage, la Máquina analítica. Entre sus notas sobre la máquina se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina. Está considerada como  "la primera programadora de ordenadores".

Dedujo y previó la capacidad de los ordenadores para ir más allá de los simples cálculos de números. Su padre fue el conocido poeta Lord Byron.

Lovelace fue la única hija legítima de Lord Byron, y su esposa la baronesa Anne Isabella Byron. Byron se separó de su esposa un mes después del nacimiento de Ada y dejó Inglaterra definitivamente cuatro meses después, falleciendo finalmente por enfermedad durante la Guerra de la Independencia de Grecia cuando Ada contaba con ocho años de edad. La madre de Ada mantuvo el rencor respecto a Lord Byron y promovió el interés de Ada en las matemáticas y la lógica como esfuerzo para apartarla de que desarrollase lo que ella veía como un carácter insano en su padre, pero Ada mantuvo el interés en él a pesar de esto (y tras su muerte fue enterrada junto a él a petición suya).

Se refería a sí misma como una "científica poetisa y como analista (y metafísica)"

 Su talento matemático la condujo a una relación y amistad prolongadas con su colega matemático inglés Charles Babbage, y concretamente con la obra de Babbage sobre la máquina analítica. Entre 1842 y 1843, tradujo un artículo del ingeniero militar italiano Luigi Menabrea sobre la máquina, que complementó con un amplio conjunto de notas propias, denominadas Notas. Estas notas contienen lo que se considera como el primer programa de ordenador, esto es, un algoritmo codificado para que una máquina lo procese. Las notas de Lovelace son importantes en la historia de los orígenes de la computación.

Sunday, February 16, 2014

Mara, preparándose para el invierno.


Mara, preparándose para el invierno.

No estoy de acuerdo pero, su padre, desde varios hace años, lo hace así y no puedo evitarlo. El motivo, las compras de primero de octubre. La niña hace su lista de necesidades y vamos y se lo compramos. Este año, según ella: tres pantalones, tres camisetas a juego, un jersey, un chaquetón, dos pijamas, unas botas, bragas y sostenes. ¡Un pastón!

No es el problema del dinero en si, es que la mitad de la ropa le sobra. Me explico. Tres días a la semana tiene educación física, luego chándal y abrigo esos días. Quedan cuatro días. Por otro lado, del año anterior siempre se puede aprovechar alguna ropa, que ella se niega a probarse por si las moscas; por ejemplo, los chaquetones, las camisetas. Tiene toda una colección de chaquetones y abrigos, de todo tipo, de todos los colores. Los pantalones aun le sirven, estoy segura, de hecho aun usa alguno (ayer, se cambio de ropa cuatro veces en el día y no salio a la calle para nada) y los jerséis exactamente lo mismo. Luego esa lista, en ley, podría bajarse en unas cuantas prendas y dejar algo para las rebajas de enero, si procede en su  momento.

Antes, con ella creciendo de forma acelerada mes a mes, era diferente. Nada le valía de un año a otro, todos los años había que comprarle ropa nueva. Pero su padre, erré que erré, hay que hacerle la compra de invierno y ella, feliz. ¡Cómo no! Ya es como una costumbre ancestral, perdida en los tiempos de la memoria.

Y allí fuimos. En el primer comercio se compro dos camisetas, una rosa, ¡cómo no ese dichoso color que me pone de los nervios! y la otra en un violeta muy bonito. En el segundo tres pantalones de chica moderna, en un comercio moderno, me escondo la marca. Más tarde, tras discusión conmigo, como no, el jersey y el chaquetón. Las botas en el comercio de siempre.

El resto en una tienda especializada de ropa interior, el pijama rosa, las bragas, los sostenes medio deportivos de siempre pero, quiso uno de “mayores, pórfi…con un poco de relleno, los hay muy bonitos…pórfi”..."porfi"....

Ed, como siempre, me miro a mí y me dejo en la estacada es decir, se fue. Mara, rápida como el diablillo que es, cogió uno de una percha con la talla 70, muy bonito, juvenil, ¡CON RELLENO! Estaba como preparado el sitio, el sostén y su talla. Se lo hice probar y, para mi, que le estaba mas bien amplio pero ella que mas pequeño no (yo creo que por aquello de que se le notase un poco mas). Se negó a probarse la talla 65 que le estaría mejor pero, en fin, otra discusión  a aquellas horas se me hacia demasiado pesado, cedí.

Lo cojo para llevarlo con el resto de la compra a la caja,  pero, Mara, me lo arrebata de las manos y se dirige a la dependienta como para decirle que se lleva aquel, con un gesto como teatral y falso. Por lo bajini, pero conmigo a su espalda, yo con las orejas bien estiradas y la antena puesta, oigo como le dice: “Este, pero me lo cambias por el otro, el que tiene más relleno”.
 
No me puede contener y solté la mayor risotada de mi vida. La dependienta, dándose cuenta de que iba, mirándome, también se echo a reír y Mara bajando la cabeza se avergonzó un tanto. Reí y reí, por la pillería de la cría y de lo mal que hacia las trampas.

Ed, lejos, cerca de la caja, esperaba, con cara de no entender nada, para pagar la ultima compra del día y yo espero que de la estación y del año.

Friday, February 14, 2014

Acusado de maltrato físico.


Le acusaron de maltrato físico. Fueron la mujer y la hija que lo acusaron. Dijeron que había golpeado por dos veces a su mujer en unos ataques de furia violenta, la hija era testigo como la golpeaba salvajemente. La otra vez que recordaba veía, la chica, a su padre cogiendo a la mujer por la garganta y apretar fuertemente.

Le acusaron las dos en la comisaría. Pidieron que se fuera de casa, que hubiera una orden de alejamiento y que pagara el, por supuesto, el alquiler de la casa para siempre.

El hombre lloraba. Jamás había pensado en que le sucediera algo así. La ley seria inexorable, pero le dolía más esa acusación de su chiquilla, de su hija, la niña de sus ojos.

Recordó con un cierto daño los primeros años de la pequeña. Como llegaba a casa y tenia que lavar a la pequeña, cambiarle los pañales de varias horas, darle de cenar y jugar con ella; como la acunaba y cantándole nanas la dormía placidamente. Recordó el miedo que le daba dejarla con la madre que la tenia muy desatendida. Las discusiones que tuvo con su mujer a causa de la niña y de cómo había que tratarla. Como la defendía de los ataque de… ¿locura? …de su mujer y los ataques ante el llanto de la niña a la que tenia que proteger con su cuerpo.

Mucho tiempo había pasado y la alianza madre e hija iba funcionando, arrinconándolo y echándolo de sus vidas.

No esperaba eso y  mucho menos de su hija.

No sabia que hacer y, mucho menos, como actuar a continuación.

Decidió ir a un abogado matrimonialista. Le atendió atentamente, casi con mimo. El abogado lo oyó todo y torció el gesto. Le explico la ley, la nueva, la ultima. Que con testigos, la hija sobre todo, lo tenia muy crudo, muy crudo. Que vería que podía hacer, lo primero es que fuera a una pensión y esperara a la denuncia en firme del caso y se vería que hacer y como enfocar el asunto.

El hombre, bajo la cabeza y lloro. Saco, entre gemidos, una foto en la que se veían ellos tres. El abogado la miro desde la distancia con un poco de curiosidad y se le abrieron los ojos.

-¿Es su mujer esa? Le pregunto.

-¡Sí!

-Parece muy pequeña su mujer. Insistió el abogado.

-Un metro cincuenta y pesa unos cuarenta kilos.

-Pero usted es muy grande y parece muy musculazo. ¿Hace deporte?

-¡Sí! Gimnasio, lanzamientos y pesas.

-¿Cuánto mide y pesa?

-Un metro ochenta y tres y peso 88 kilos.

-No se preocupe y no diga nada. Con su físico un puñetazo a su mujer tendría unas resultados que serian muy graves…Tranquilo, todo se arreglara. Vaya a la pensión y déjemelo en mis manos. Todo tiene arreglo.

 

Wednesday, February 12, 2014

Irrealidad en el papel.


Irrealidad en el papel,

 

suben peldaños al sótano,

 

vuelan aviones al infierno,

 

extraños músicos que tocan

 

calaveras, hacen música

 

de huesos. La danzarina es bella

 

como los hilos acerados

 

del Alcaudón en su Árbol del

 

Sacrificio. Son aceradas

 

las espinas que... atraviesan

 

gargantas, manos, piernas, cuerpos.

 

Los pañuelos se vuelven rojos

 

llenos de sangre putrefacta.

 

Monday, February 10, 2014

Grandes, grandisimas mujeres: IRENA SENDLER.


IRENA SENDLER.

Irena Sendler o Sendlerowa (Otwock, Varsovia, 15 de febrero de 1910 - Varsovia, 12 de mayo de 2008), conocida como «El Ángel del Gueto de Varsovia», fue una enfermera y trabajadora social polaca católica, que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos prácticamente condenados a ser víctimas del Holocausto, arriesgando su propia vida.

Fue, en 1943, detenida por la Gestapo y torturada. (En un colchón de paja encontró una estampa de Jesús Misericordioso con la leyenda: “Jesús, en ti confío”, que conservó consigo hasta 1979, en que se la obsequió a Juan Pablo II.)

Era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos. Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su propio nombre en la lista de los polacos ejecutados. Irena continuó trabajando con una identidad falsa.

Durante el Levantamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina. Al finalizar la guerra, Irena misma los desenterró y  entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos supervivientes. Los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.

Fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque finalmente no resultó elegida. Sin embargo, fue reconocida como Justa entre las naciones y se le otorgó la más alta distinción civil de Polonia: la Orden del Águila Blanca (Order Orła Białego).

«La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.»[

Saturday, February 08, 2014

Mara y la ducha.


Mara y la ducha.

I.-

Cuando se dice comienzo del clase, se esta diciendo, de verdad, comienzo de los problemas. Así, pasada ya la vergüenza del colegio por la repetición de curso, en la rutina del día a día, Mara esta insoportable. La ultima es que, ¡diablo de profesoras!, le han explicado algo de la fase en la que está, la adolescencia, esa fase de hormonas locas y descontroladas que dura entre los trece y los dieciséis años. Lo ha cogido como un lema de vida y para todo lo saca: “Es normal, mama, estoy en la adolescencia, es normal.”.

Lo oyes una vez y...bueno.  Lo escuchas dos veces y…menos bueno….pero a la trigésima vez en el día te dan ganas de empezar a hacer alpinismo o algo peor.

Y esta, ¡como no!, en la fase de que todo va mal: la comida (¡Que mal sabe!); la ropa (¡No tengo nada que ponerme!), su habitación (¿Para que voy a hacer la cama si la voy a deshacer mas tarde? ¡Son manías tuyas!); si tiene pelos en los brazos (Me tienes que depilar, esto es un asco, si parecen brazos de chico); que si el sudor (Mama, me voy a duchar. ¿Qué ya me duche por la mañana y después de comer? Si. Pero me encuentro, no se, como sucia, me ducho ahora mismo, una rapidita.); que si no tiene ropa suficiente (Vamos a ver, no tengo ropa, no tengo nada que ponerme, ese pantalón esta para tirar, esa camiseta ha perdido el color, eso esta muy usado) -olvidando que ayer, domingo, se cambió cuatro veces de ropa-; que si el piercing (Si no me dejáis ahora, cuando cumpla dieciséis me haré cuatro, esto es un asco, no le dejan a una hacer nada que le guste, todos mis amigas lo llevan, la única sin, yo, ¡Que padres mas carcas!); que le hagamos el móvil con contrato; que su padre debiera hacerse un transplante de pelo; qué su hermano huele mal; que si la casa es pequeña y su cuarto una miniatura de habitación; que hay que cambiar de coche, y, ya lo ultimo, que quiere un sujetador con relleno pues solo utiliza una talla 75 (Demostrándome, sin querer, que ha estado probándose sujetadores a espaldas mías).

 
Y, encima, le ha dado por querer bañarse y, algún día, hasta tres veces. En mi casa el baño esta casi prohibido pues siempre he defendido la ducha diaria obligatoria, pero ducha. Más higiénica, más ecológica, más rápida, más deportiva, ahorro de agua y todo eso.

II.-

Mara, quiere volver a la bañera y a los baños de una hora o dos, y hasta ahí hemos llegado. La discusión es siempre la misma, hasta que consigue que de un golpe en la mesa. Ahí acaba todo y, bajando la cabeza, se va a la ducha.

Todo bien hasta ayer.

Primero la discusión de todos los días.

Después de cargar el ambiente, se fue refunfuñando.

Al cabo de un rato, mientras estaba haciendo un cuadro de punto de cruz, un paisaje gallego con un hórreo al lado del mar y un valle verde precioso; con un juego de las tonalidades de los verdes con los azules celestes y los grises y marrones de la madera contrastando en un primer plano. Escucho, no bajito, no alto, como si fuese una llamada para nadie en concreto, un “Socooorrrrooo, maamiiiiii”.

El susto, cuando entendí y comprendí el mensaje, fue total. Me levanto de golpe, voy corriendo al baño, abro la puerta del mismo y….un metro de espuma con un olor apestoso a violeta que se derrama sobre el pasillo y se pone a avanzar por el rumbo a todas partes. Me cubre las zapatillas, me sube por las piernas hasta las rodillas en unos segundos de sorpresa. Atónita, levanto la cabeza y veo, al fondo, en el lado derecho, el lugar del baño, una cabecita asustada llena de espuma, la de Mara, que no se atrevía a moverse.

Un metro de espuma derramándose por la casa, y mis pensamientos fueron en el siguiente orden: ¡la tarima!, ¡la gotera del de abajo! ¿Cómo eliminar rápido la espuma que seguía saliendo del baño? A esto, la espuma avanzando por la casa como Perico por su ídem, y mis zapatillas perdidas. ¿Cómo eliminar un alud de espuma?

Rápidamente salí de la ensoñación, ¡que remedio!, cogí la fregona, el cubo del agua, llame a Ed y a Javi y a organizar el trabajo. Javi cogiendo la espuma con el cubo  y llevándola al otro baño, allí, entre la taza y el baño, con agua para adentro. Y lo mismo hacia Ed, pero en dirección cocina. Cuando conseguí llegar al baño, ¡al fin!, Mara continuaba dentro del mismo tapándose con pudor ante la invasión de la intimidad por parte de su padre y la sonrisa disimulada de su hermano Javi.

Les mandé salir y, con la alcachofa de la ducha fui reduciendo los últimos estertores de la espuma, le pase el agua por la cabeza cuando veo, abajo, en la bañera, un montón de arena con un tono violáceo. La toco, entiendo, y encuentro el tarro de un litro de sales minerales, regalo de hacia como mínimo siete años, un cumpleaños a algo así, vacío totalmente, sobre la repisa del lavabo.

Respire hondo, muy hondo y terminé el trabajo. Deje a Mara que terminara de ducharse y de secarse. Al salir ya la estaba esperando pero, cuando iba a echarle el rapapolvo, se me adelanta y me dice:

“Lo siento, mami…pero ya sabes, cosas de la adolescencia. Tienes que tener paciencia conmigo, mami, que hasta los dieciséis ya sabes…tengo que ir aprendiendo”

Y me dejo con la boca abierta. Termine riéndome a carcajadas, como una tonta, de tal forma que tuve que salir corriendo al otro baño pues, perdonar la expresión, me meaba de la risa que me había entrado.

 

Thursday, February 06, 2014

El escaparate (III)


El escaparate (III)

(La tercera y última versión, por el momento. Espero que os guste, al menos tanto como os gustaron la I y la II. Que la disfrutéis.)

 Se detuvo sorprendido ante el escaparate de El Corte Ingles de la calle Princesa. Al principio no entendía porque se había parado, la calle era la misma de días y meses pasando por ella camino de la universidad; el comercio el de siempre. A Carlos nada le distinguía del resto de la gente que circulaba indolente por la acera, salvo sus ojos de un color negro profundo llenos de tristeza. Se detuvo a mirar el escaparate. Se avergonzó de sí mismo, casi al segundo, al constatar que era de ropa interior de señoras; había tres maniquíes casi desnudas diferenciadas en el color de la ropa traslucida que vestían y unas pelucas ridículas en sus colores llamativos: rojo, amarillo y verde. La del medio, pelo rojo, llevaba además de la braguita y sujetador de encaje blanco una bata transparente, hasta media pierna, que se le abría por delante dejando contemplar todo el falso ombligo; destacaba además, pensó el, en aquellos ojos enormes y azules, llenos de una insinuación mórbida y sensual. Ojos de perra, se dijo para sus adentros.

Se avergonzó de sus pensamientos, ¡eran unos putos maniquíes!

Hasta le pareció que al maniquí le brillaban los ojos cada vez que el dirigía su mirada hacia su rostro. ¡Y qué rostro! Una cara blanca, pura, de alabastro, perfecta, sin impurezas, sin arrugas...un rostro que no envejecería nunca, unos ojos que no se apagarían, unos labios que no secarían. Sin embargo al mirar directo todo volvía a la normalidad de un escaparate.

Se sintió ridículo allí parado ante un escaparate DE MANIQUIES CON ROPA INTERIOR FEMENINA.

Se fue medio avergonzado, llamándose idiota y subnormal y pensando en si lo hubieran visto sus amigos o compañeros de clase.

Conforme se iba su mente volvía a ver al maniquí de pelo rojo, su ropa blanca , su rostro casi perfecto, el guiño de sus ojos un poco pícaro, un poco avieso; tentado estuvo varias veces de retornar a verla .......pero entendía que era gilipollesco que se encaprichara con una maniquí, y además una maniquí del corte Ingles. ¡Era una muñeca inanimada por Dios!

En la cena estuvo distraído, ausente, por lo que todas las bromas cayeron encima del, todos los chicos se metieron con el. En otra ocasión reaccionaria, se pelearía, gritaría, se ENFADARIA PERO, ESA NOCHE, NO; esa noche paso de todo, menos del recuerdo de la maniquí del escaparate.

Por la mañana, temprano, paso a propósito por El Corte Ingles de princesa para ver de nuevo el escaparate. Allí seguía aquella belleza fría y distante detrás de un cristal, inaccesible para él. Deseo tocar aquel cuerpo, besar aquellos labios..........al tiempo se veía asimismo como un idiota o loco o monstruo. Se insulto y se fue a clase.

Todo el DIA se le paso triste y aburrido. Deseaba terminar para ir a ver a su amor. ¡Sí! su amor, estaba loco por el maniquí de ojos azules y pelo rojo, de bata traslucida y sin arrugas en los ojos.

Terminada la última práctica corrió, como el loco en que se había convertido, hasta el escaparate de sus sueños. Allí estaba, y lo recibió con un pequeño brillo de reconocimiento, como si la figura lo reconociese y le sorprendiese que volviera a verla. El sintió aquel brillo como algo mágico, algo que le decía que la figura vivía y vivía solo para él, quería que solo fuese para él, nada más que para él.

Entro en el edificio y se acerco al escaparate por la parte de adentro con cierto disimulo al tiempo que iba tocando bolsos y bolsos. Imposible. Estaba cerrada y solo se podía ver desde fuera. Era fácil de abrir, accesible, pero necesitaba de la soledad y la ausencia de mirones para reunirse con ella.

Cerca de las diez de la noche entro en el aseo y se encerró. Espero más de media hora cuando se hizo el silencio. Nadie quedaba.

Salió con miedo, el corazón desbocado, miles de pensamientos se agolpaban en su cabeza, le dolía el estomago de hambre.

Avanzo esquivando a la vigilancia y se aproximo al escaparate, entro y se acerco a su amada que, sorprendida, le guiño un ojo y le envió un beso a distancia. Se acerco y acaricio aquel rostro angelical.................
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El policía estaba de mal humor. Era una gilipollez una denuncia del robo de un maniquí con ropa interior. Pero era El Corte Ingles y había que bien atenderlos. Estaba claro que la persona que lo hizo entro por el interior, aun había huellas en esa dirección. Entro fácil, cogió al maniquí tal cual era y se lo llevo. Y ahí empezaba el problema ¡No había huellas de salida! No había nada que demostrase que salió del escaparate con el muñeco en sus brazos. Si fuera Mulder pensaría en abducciones, volatilizaciones o cosas por el estilo, parecía de meigas. No había solución y la policía científica poco podría encontrar, quizás saber quien había entrado pero él pensaba que no lo encontrarían nunca, nunca.

Tuesday, February 04, 2014

Canción negra.


Canción negra.

Murió en la noche, en tu alcoba
entre sabanas negras, colcha
negra.  Ausencias descubiertas
cuando fluye el último aliento,
negro estertor del agónico
instante fugaz de tu cuerpo.
Luces  negras. Canciones negras.

Sunday, February 02, 2014

Grandes mujeres: Clara Campoamor.


Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 1888 – Lausana, 30 de abril de 1972 ) fue una política española, defensora de los derechos de la mujer y principal impulsora del sufragio femenino en España, logrado en 1931, y ejercido por primera vez en 1933.

Trabajo en La Tribuna; con 36 años es una de las pocas abogadas españolas.

En 1929 perteneció al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista. Gran actividad defendiendo la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.

Trabajó en el embrión de Acción Republicana. Nunca logró su ideal: unión de republicanos y republicanas en un gran partido de centro con Azaña.

Después de la rebelión en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre ellos su hermano Ignacio.

En la Segunda República, Clara Campoamor fue diputada (en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.

En la Comisión Constitucional luchó para la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el “voto femenino”. Consiguió todo, excepto el voto. Victoria Kent debatió con Campoamor y fue la vencedora. La aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la derecha y algunos republicanos.

En 1934 abandonó el Partido Radical por la represión en Asturias. Escribió en 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un testimonio de sus luchas parlamentarias.

Al estallar la guerra civil se exilió en París, Buenos Aires (escribiendo biografías: Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó regresar a España a fines de 1940, pero no pudo. En 1955 se instaló en Lausana (Suiza).

Murió de cáncer en abril de 1972.
Sus restos mortales fueron traslados al cementerio de Polloe en San Sebastián.