Sunday, April 19, 2015

Mara y la factura de la escuela.


Mara y la factura de la escuela.
La factura de la escuela, la de cada mes, resulto más abultado de lo esperado en el pasado mes de Noviembre, toda un mala sorpresa que achaque a un error en la secretaria o algo así pero, pensándolo bien,  no era normal que Consuelo se equivocase. Llame rápido, en el mismo día que me llego. Consuelo se puso pero la note rara, no quería hablar mucho y me dijo que me mandaría el detalle por e-mail.

La lista era clara, lo de siempre por los talleres y clases fuera de horario y un adicional de 35 euros por: “REPARACION DE LA PARED DE LA CLASE QUE DABA A LA CALLE, CEMENTACION Y PINTURA POSTERIOR”. Me quede estupefacta y sin esperar a la niña y sus explicaciones cogí el bolso y me fui a ver al director de la escuela.

En la secretaria me pusieron problemas por primera vez en estos cuatro años en que la niña esta en esta escuela. Consuelo quería explicármelo ella misma pero yo, erre que erre, que el director y no otro. Llegó al fin con la joven tutora de la clase y muy amable, como ya decaído, al tiempo que su cabreo iba por dentro, me fue explicando todo. Los niños, no tan  niños,  ya todos con dieciséis o diecisiete años, tercero de la ESO y repetidores, me recordó, salieron a clase de plástica. El bedel entro a limpiar un poco mientras tanto y se encontró con un agujero de unos 30 por 25 centímetros en la pared que daba a la calle, a la altura del piso, estamos en un primer piso, sabe. Registramos todo sin ellos y encontramos el útil, dos mazos pequeños, rojos, de esos de los autobuses para las ventanas de emergencia. Según Cosme, el de mantenimiento, han debido de tardar algo así como un par de semanas en hacerlo sin que nos enterásemos, siempre tapado con algo, mochilas, carpetas, libros, etc.…he estado a punto de dar parte a la policía pero al final, ya ve, reparación completa, pintar todo y a seguir. Es que no hay quien los aguante, yo no puedo ya con ellos, esta clase de diversificación fue un error desde el comienzo y más de uno que no piense en seguir aquí el próximo curos, ni hablar del peluquín o yo dimito. Ya está, no se puede hacer otra cosa. Lo de la factura es para que vean por dónde van los tiros, que hacen sus críos, como son realmente. Mire, es que hay padres que no se lo creen, que no lo asumen, piensan que nos inventamos las cosas y no es así, estos son….súper imaginativos en el sentido malo de las trastadas, son peores que niños de seis o siete años.

La tutora, añadió, con una cierta desgana, que creía saber quien había empezado aquello, el de “siempre”. Lo dijo mirando a los ojos del director. Que el resto le fue tapando la “broma” y, al final, hasta ayudaban no solo a tapar los ruiditos y el agujero que se hacía cada día más grande sino a relevar al de “siempre” y el que lo sigue pues con la broma consiguió otro martillo….
Me dejaron subir y ver el desaguisado, me reí viendo el parche de cemento medio fresco aun. Me imagine al grupo haciéndolo a escondidas, despacito, unos tapando a otros…con toses, con ruidos sordos, con no…no  me lo podía creer…de verdad, alucinante. Esos grandullones de cuerpo de mayor, deseando ser independientes, protestando por la hora de llegar a casa, presumiendo de madurez e inteligencia pero con el  alma y el corazón de niños pequeños.

Por la tarde gran conversación con Mara. Le explique lo de la factura y que había estado en la escuela viendo aquello y que no lo entendía. Bajo las orejas, bueno, orejas, vista, cara y hombros al tiempo que una gran sonrisa inocente se abría en su boca de oreja a oreja y le empezaron a brillar los ojos. Me dijo que por cosas como esas quería cambiarse de escuela, que ya me lo había dicho, que empezó como una tontería y se les desmando, nada grave, pero risible; me pregunto si el director estaba muy cabreado.
Ya lo sabe, tres semanas a media paga. Ya se lo esperaba o temía, me dijo con un cierta y cristiana resignación.
Quiere cambiar de escuela para el curso que viene, ya veremos.

 

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