Wednesday, March 05, 2014

Mara y la paternidad.


Mara y la paternidad.

Tras tempestad, la calma chicha. Los elementos se preparan para la siguiente jugada, sabemos que será salvaje y mala. Si, después de la tempestad vuelve la calma, el tiempo de recoger a los muertos y sanar a los heridos. Pero hay heridas que nunca sanaran, son heridas en el alma, cortes al corazón. Una frase hace mas daño que un cuchillo de plata, una frase inocente que se clava y se adhiere a tu alma y te va devorando.

En la cena, Mara, estuvo espectacularmente callada, llevaba así unos dos días. Algo rondaba en su cabecita. Cierto que dedicaba mucho tiempo a los trabajos de la escuela, se estudiaba las lecciones que después me pedía le preguntase, ordenaba sus cosas. Un tiempo que presagiaba algo y había que estar vigilante por donde soplara el viento. El vendaval vino del norte, gélido y tormentoso como el invierno que se nos acerca.

Alzó, su cabeza, se echo el pelo hacia atrás, me miro con tristeza y se lanzó a degüello.

-Mami ¿soy adoptada?

A pesar de estar prevenida me cogió, como siempre, en fuera de juego, pero la mejor respuesta es la directa.

-No, no eres adoptada, si lo sabré yo y mis mareos y mis vómitos y mis puntos del parto. ¿A que viene esto, Mara?

-No, por nada. -Contesto con un encogimiento de hombros y siguió- pero el problema es que aunque fuera adoptada no me lo diríais. Luego ¿Cómo saber la verdad?...Es lo mismo.

Poco después, cuando pensaba que el tema se había cerrado, en falso, por supuesto, pero cerrado por ese día, se dirigió a su padre y le pregunta de si estaba seguro que él era su padre biológico y como podía estar seguro, así, tan tranquilo; se ven tantas cosas en el mundo; que podrían hacerse un test genético de paternidad para confirmarlo, que solo cuesta 300 euros. Que la madre es otra cosa, pero la paternidad…Por ejemplo, le dice, te vas de viaje a la obra, mama se encuentra con un antiguo novio, una noche loca de recuerdos, tu no te puedes enterar, a lo mejor unas copas de mas, la vida continua y, zás, nazco yo. Pero no sería tu hija, sería la hija de mama y de su ex-novio. Así que dime ¿Cómo sabes que soy, de verdad, tu hija? ya se que me quieres, y yo te quiero muchísimo, eres el mejor padre del mundo pero, ¿No tienes una duda? ¿Una mínima duda? Incluso no nos parecemos en nada. A ver, ¿Qué tengo yo de ti o de tu familia? Nada, lo ves, nada.

Ed, pobre Ed, nunca espera las locuras de Mara, y todas lo cogen en otro mundo, reía de forma un poco histérica, descolocado, y se puso ha hablar de confianza, de amor, de seguridad, de mi y mi carácter, de que era su hija, que no se cuestionaba nada de lo que la niña decía, de forma balbuceante y un poco patética.

Pero, crecida ante las explicaciones de su padre, Mara atacaba como una serpiente venenosa, mordiendo, directa a la yugular de la persona que, ella lo sabia, jamás diría algo que la lastimase por amor, un amor paternal y loco como el que Ed le tiene.

-“Pero papa, que las mujeres tenemos nuestras necesidades,  nuestras fantasías pero también somos arpías como Eva, sabemos engañar, el arte de la seducción, es innato a nosotras. Yo creo que te lo tienes que plantear seriamente. Es lo mejor para ti. Piensa ¿nunca hubo algo raro en mama, algún día, alguna noche, algún encuentro?...”

La corté yo, me estaba haciendo daño. Le reñí, le dije que estaba incordiando a su padre y, a la vez, me estaba haciendo daño a mí pues “Diciendo eso estas diciendo que yo soy como una puta, ¿No?, una engaña hombres, una mal mujer. ¿No decías que yo era muy sincera y eso me traía problemas, muchos problemas por decir siempre la verdad?”.

Bajó la cabeza mirando de reojo. Vio, notó, comprendió más bien, que estaba furiosa con ella, que se había pasado tres pueblos y medio. Fue hacia su padre, se le sentó en las rodillas, años ha que no lo hacia, le dio dos besos y le dijo:

“Me parece que tendré que dejar de ver tanta telenovela o mama me matara un día de estos.-Se levanto recogiendo los platos de la mesa, ¡Mara, mi Mara, recogiendo la mesa!- Pero ya sabéis, cosas de esta cabecita de adolescente. A aguantar.”

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