Wednesday, July 05, 2017

Campos de Teruel.


Es una alfombra persa verde, llena de miles de flores blancas,

Tachonada de amapolas moradas, filigranas de escondidos senderos

Casi perdidos y abandonados. Mil rumbos como la estrella de los vientos.

Hay charcas en pequeñas hondonadas con los juncos

Como aviso de los grandes mosquitos que las pueblan.

Grandes grupos rocosos afloran por doquier y, en la lejanía, altos montes,

Reino de los buitres, halcones  y  Águilas Imperiales.



Le gusta correr por los campos abiertos y lejanos.

Sentir  y ver, velocidad, ausencias, soledades sin estar solo.

 Sigue un sendero entre hierbas agostadas por cientos de pisadas.

El sol en lo alto no genera sombras, a plomo, pesa y quema.

No hay sombras, solo hierbas, rocas, flores…sudor

Que se evapora aun antes de tocar suelo.

Y el loco del chándal y deportivas, corriendo va por los valles.

Sus pisadas son ecos de lejanos cazadores.

Ritmos nuevos en un terreno muy viejo, ancestral.

A  su paso, en su vibración rítmica de tambores,

En  la piel de un planeta tan viejo como joven y pujante,

Las flores se levantan y se alzan al cielo y vuelan.

Son cientos de flores, ¡no!, miles de flores volando

A su paso. Una nube blanca que no deja ver, oscurece el cielo.

Es fantasía, es magia, es alucinante… ¡increíble! Da miedo.

Le da miedo. Se para sobrecogido, encogido en sí mismo.







Aquel enjambre de flores sobre él tapando el  cielo,

Rodeándolo, ansiando su cuerpo joven,

Envuelto como una segunda ropa de flores.

Cientos de flores, no, miles se posaron

Sobre su hombros, sus brazos, su cabeza.

 Es un momento único. Se para el tiempo y Gea.

Son únicas. Son mariposas en los valles de Teruel.

Y gira feliz dando vueltas. Y las mariposas

Blancas con ocelos negros, negrísimos,

 Como sabiéndolo, lo rodean, y juegan.

Y el loco ríe de alegría sintiendo cosquillas,

Sintiendo el peso enorme y bello de la naturaleza.

 Saltan y vuelan, zigzaguean  y se posan y vuelan,

Y vuelven a posarse sobre él. Liban los jugos de su ropa

Atraídas irresistiblemente por el salado del sudor.

Chupan en un íntimo beso los poros de su cara.

Es el del chándal, la bestia, y las bellas enamoradas.

Alcorisa le espera. Andorra queda  lejana a su espalda.

Alcañiz muy lejana duerme en el empedrado de sus calles.

Albalate......


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