Tuesday, November 17, 2015

Problemas en la playa (10):- Paseo veraniego por la montaña.

Paseo veraniego por la montaña.

¿Te gusta pasear por el campo o por la montaña? Lo entenderás o, quizás, ya te habrá pasado y más de una vez. ¿Quién no ha pensando en hacer una escapada por la montaña con los suyos en un día de verano?...Es verano y el paseo por la montaña es apetecible. Pero no el pasar un día en el campo,  paseo y bocadillos y bebida, no, hacer un buen recorrido, uno de esos circuitos marcados que hacen de la marcha toda una experiencia. No entiendes la inicial reticencia de la mujer, la vagancia del chico, el gesto de asco de la chica: que si mucho calor, que si polvo, que si bichos por el camino, que si los mosquitos….Convences a los tuyos, mas mal que bien, preparas todo y…el día señalado los metes a disgusto, ¡que caras ponen! en el coche y en marcha.

Las quejas se oyen todo el camino. Las de los tres, porque tu ni mu. Conduces y ya esta.

Estas haciendo el circuito circular de los siete picos, en Navacerrada. Vas tú con tu pareja y los dos niños que ya están un tanto fogueados en estas lides. Es verano, no hace mucho calor y vais bien preparados: buen calzado para andar por el monte, camisas holgadas y cómodas, buenos calcetines de algodón, pantalones y unas mochilas pequeñas y cómodas para la mujer y tú. Antes de salir la crema protectora y unos gorros.

El camino es fácil, está bien señalizado y empezáis. Los arboles os rodean dando una calidez inesperada. Hay otros grupos que van a distintos ritmos que vosotros. Los hay mucho más rápidos y, también, otros mucho más lentos.

Buen ritmo, acompasado. Las cantimploras suenan un poco con un vaivén que dice que el ritmo es vivo, bueno. Paso a paso se va lontano. Apenas hay desniveles, hay sonrisas y animo.

Los pinos se cierran sobre vuestras cabezas,  se van haciendo cada vez más espesos a nuestros lados. Subiendo llegamos a “El mirador de la Reina”. El camino es el correcto y llegamos a la que creemos es la calzada romana. Hay historia en las piedras que pisamos, hay cuentos y leyendas. Paramos a beber y comer algo. Hay un ambiente bueno y animoso. Hay espíritu, energía renovada.

Decidimos volver sin hacer todo el circuito circular. Damos la vuelta y Javi se encuentra un poco mal. No parece nada importante pero mejor prevenir que curar. Hay un pequeño desvió que parece va en dirección derecha a la estación. Lo cogemos aun en contra  de la oposición de la mujer que prefiere lo largo conocido a lo corto sin conocer. La animo y le digo que no se preocupe que por ese atajo en menos de media hora estamos en la cafetería y bien.

Como no puede ser más, si coges un atajo siempre, siempre, es ancho y bien marcado para desaparecer a los trescientos metros. No hay para adelante y, cuando te das la vuelta, te encuentra en que todo está igual, no hay vereda marcada, no hay senda, por no haber ni notas las pisadas vuestras. El camino esta duro por el calor y no hay huella, solo polvo. (Es la primera regla)

Decides sortear arboles en dirección a la que piensas que es la correcta. Vais cada vez con más problemas y…aparece  un afloramiento rocoso. Más problemas, son risco y hay que ayudarse de la mano. La mujer se pone de uñas y empieza a cabrearse. El crio se queja. (Segunda regla: por un atajo pasados lo trescientos metros se pone peor. Tercera regla: poniéndose peor aparece el cabreo y peleas en el grupo)

Pasa la media hora y la hora entera, estáis cansados y, de pronto, como en la luz, aparece una señal en los arboles: los puntos amarillos que llevabais siguiendo desde el principio, antes del atajo. La fuente esta allí, ¡habéis vuelto al sitio de origen! Incluso para tu desesperación, ves la vereda que te marco la idea brillante del atajo. (La famosa cuarta regla: vayas por donde vayas llegaras a donde no quieres volver). La mujer te la clava en todo lo alto y se pone en la dirección correcta sin decir ni mú, la larga pero la adecuada, los críos la siguen con una sonrisita en los labios y tú los sigues como puedes un par de metros mas atrás. Parece que el malestar de Javi ha desaparecido como por arte de magia, las muecas de disgusto también desaparecen y,  al cabo de una hora escasa estáis en la cafetería.

Te sientes mal, habéis perdido mucho tiempo y el cansancio Ha hecho mella en los dos críos que cuando te miran se sonríen sin disimulo y es que: “Por definición, un atajo es el camino más largo entre dos puntos.”
No solo eso, los atajos desaparecen cuando los has tomado, se hacen impracticable; cuanto más avances peor serán, los cabreos en el grupo serán el pan de cada minuto y siempre, solo si tienes suerte, acabas donde empezaste.

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