Wednesday, December 31, 2014
Feliz 2015.
Desde este mundo virtual Mara y yo, os deseamos un gran 2015, lleno de aventuras, amores, paz y felicidad y que aparezca ningún cabrón que nos lo joda....ya sabéis, un poco de ruda en el dintel de la puerta de casa arregla mucha cosas malas, hacedlo, funciona, como les funciono durante siglos a mis antepasados celtas.
Tuesday, December 30, 2014
Mara y mis reflexiones entre dos vacunas.
Mara y mis reflexiones entre dos vacunas.
Después del gran susto con la vacuna contra el
papiloma… ¡médicos y análisis!
En los dos primeros días, Ed, su padre, preocupado,
acompaño a la niña al colegio, ida y vuelta, ante la vergüenza de ella ante sus
amigos y compañeros y, siempre según ella, el pitorreo generalizado de la
escuela.
Pronto se organizaron las chicas para evitar tal
desdoro y, a partir del tercer día, una
de las compañeras, Carol, venía a casa a buscarla en el coche de su padre. La vuelta
en coche, de nuevo con el padre de Carol o con Tania y su madre que hacían un
pequeño rodeo. Ed, se sintió mal cuando se lo dijeron pero acató la
organización como alma en pena, con dolor inútil.
Entre clase y clase, día tras día, pues medico y
análisis de sangre y orina, ecografía abdominal, tac.
Los resultados fueron: “TODO ESTA BIEN”, no hay anda
anormal que implicase el desvanecimiento de Mara.
Por un lado todo bien, una preocupación que se iba.
Pero queda, en mi corazón y en el cerebelo, una duda, un resquemor. Me consuelo
pensando en que todo fue una impresión momentánea de los pinchazos, nada más
que eso. En el fondo, muy en ese baúl lleno de telarañas hay pensamientos muy
negros, muy malos, llenos de desesperanza y dudas.
Mara, como siempre, sacando pecho: “Ya veis, no es
nada, tanta preocupación para nada, tanta vergüenza con los colegas para nada y
vosotros siempre dando la tabarra, que si por aquí, que si patatan”.
Yo, callo. Ed, calla.
Ante todo esto y visto como paso la segunda dosis y
la anormalidad a la que hemos vuelto pues retornamos a nuestras rutinas. Ya no
se habla del asunto, lo obviamos, volvemos a hablar de música, de los sucesos
del día, del baloncesto y las lecturas y las futuras notas que se acercan….
En la noche, arropada en las sabanas, acurrucada,
con el calor de Ed, me preocupo por Mar, siento dudas, tengo miedo. Se abre el
baúl de los espectros y con el mi miedo que acecha como cristales de hielo
azul. No duermo, aun no.
He tenido suerte estos días. Rebuscando en las
librerías he leído el capítulo primero de una novelita francesa que me
engancho, apenas cuatro páginas, y no he podido resistir la tentación de
comprarlo. Es lo que he hecho. Se titula “La elegancia del erizo”. Es una
maravilla. Para sonreír, para pensar, para llorar. He reído, he pensado, y he
llorado como una magdalena bíblica, no de las del horno y el desayuna.
Sunday, December 28, 2014
En pálida ausencia, de ti,
Camino
entre las tumbas
olvidadas, llenas de
baterías descargadas.
olvidadas, llenas de
baterías descargadas.
El ruido te ahonda
en lagos profundos
de inútil depresión.
en espejos reflejada.
Luz plateada, lunática,
en los dolores del nacer.
Wednesday, December 24, 2014
Feliz navidad.
De parte de Mara y mía....
feliz Navidad en compañía de todos los vuestros.
Paz y esperanza y amor...
feliz Navidad en compañía de todos los vuestros.
Paz y esperanza y amor...
Monday, December 22, 2014
Mara y la carta a los Reyes Magos/Majos.
Mara y la carta a los Reyes Magos/Majos.
Yo lo entiendo, tiene catorce años, afirma su
personalidad, lucha contra todo el mundo imperfecto que le rodea que es lo
mismo que luchar consigo misma y sus carencias y sus deseos y sus creencias o
su falta de creencias.
¿Por qué este rodeo? Por la dichosa carta a los
Reyes Magos. Se negó a escribirla, ya era muy mayor para esas cosas…pero si no
hay carta, no puede haber regalos. Se avino a escribirla pero no ha echarla al
correo, como todos los años. Escribirla si, pero poniéndola en la nevera como
terreno común. Los Reyes, si quisieran verla pues lo tenían fácil, que se
descolgasen por la chimenea de la cocina echasen un vistazo y ya esta o que la
robasen, total, tanto daba. Acordamos así, que remedio. La niña se pierde y la
adolescente se cabrea y protesta y echa humo.
¿Qué pidió? Empezó con problemas, solo sabía que
quería una depiladora electrica, el resto está en dudas. Añadió, mas tarde, una
película que no existe (Street Dance 2), aun no está editada en video.
Y día tras día la duda asoma y la come. Al final
este es su listado, calentito, muy calentito, de hoy mismo. Eso si a los
“Queridos Reyes Majos”, hasta la sepultura genio y figura y terca como una mula.
“QUERIDOS
REYES MAJOS”
-Una
depiladora eléctrica, de las buenas.
-Una plancha para el pelo, de las buenas.
-Lo ultimo de la Pastori.
-Un DVD romántico.
-Una
colonia de Tous o Dolce&Gabanna. Frasco
grande.
-Un
reloj de pulsera bonito y de marca.
-Unas
deportivas de marca.
-Un
cheque compra para ropa de 60 euros como mínimo.
-Algo
de dinero.
-Alguna
sorpresita, bonita y moderna.
Allí está la carta. Ed se rio de verdad leyéndola
tras los múltiples problemas planteados y las negociaciones habidas y perdidas
por ambos lados; discusión incruenta por lo menos.
“Sigue siendo la niña que era en un cuerpo y una
edad que no es la suya, lo peor vendrá el año que viene, ya verás. Quiere
hacerse la mayor ¡que pena!”-me dijo en voz bajita sin que ella lo oyera.
“Lo que quieras-le respondí un poco seria de mas-
pero no es la lista de una niña de catorce años. La depiladora es una tontería,
si no tiene nada de pelos, nada de nada. Las colonias veremos pero no creo que
sean para su edad, ya iré a una perfumería y las oleremos pero no se….el reloj
vale quiere cambiar el de Kitty que considera que es muy de niña y, sin embargo,
a mi me encanta. Y eso de cheques de compra y dinero es cutre y feo para una
carta de reyes...no sé, no me gusta la carta, tiene algo que me rechina…”
“Tú siempre queriendo ver cosas donde no las hay.
Los críos crecen a nuestro pesar, es el desarrollo, no la paremos”
Así quedo todo, hay que ponerse en marcha. ¡Reyes,
en marcha!
Saturday, December 20, 2014
Velatorio.
Velatorio.
Nadie lloraba tanto en el velatorio del abuelo como
la mujer de la esquina. Ni la abuela que, incansable, iba atendiendo a todo el mundo, de una
habitación a otra, al salón y de allí a
la cocina. Ni las mujeres, “las lloronas profesionales” que estaban para
eso, llorar y llorar y llorar. Ni sus hijas, mis tías, ni las nietas lograban
hacerse oír tanto. Bueno a las lloronas las llaman “plañideras”.
El abuelo lucia esplendido en su ataúd abierto,
sobre la cama del dormitorio con sus cuatro grandes cirios encendidos en las
esquinas. Recién afeitado, lavado y vestido por las vecinas. Su traje negro de
los domingos y la corbata, también negra, le resaltaban su tez cerúlea y un
tanto azulada que se le había alisado como por encanto; sobre los parpados cerrados
le habían puesto unas medallas de santos. Su pelo entre canoso y grisáceo era
el de siempre, muy corto, a lo militar. Una cruz de madera en la pared, se
inclinaba levemente sobre su rostro placido y sereno y era como si el Cristo lo
mirara dulcemente en su agonía, como un amigo de toda la vida. La tapa del
ataúd la habían puesto al lado de la
ventana, vertical y apoyada en la cómoda donde guardaban la ropa de vestir. Al
otro de la cama se veía, tapado por una sabana vieja y blanca, el ataúd de la
abuela, similar en todo al otro, y, colgada de un gancho, su mortaja.
La gente del pueblo, ante la atenta mirada de
la abuela que iba como pasando lista,
llegaba, visitaba al difunto, le rezaba o hacia que le rezaba y se iban al
cuarto correspondiente, al de las mujeres donde estaban mis tías que lloraban y
se mesaban los cabellos o al salón, el de los hombres, con sus aguardientes,
sus cigarros y sus chiste guarros. Solo unos pocos, de la familia, le besaban
en la frente.
Mis recuerdos son de entrar en una casa con una
atmosfera muy cargada, a humo de tabaco y velas y maderas quemadas en la
cocina. El aire estaba impregnado de una lentitud extraña, como si todo se
hiciera a ritmo muy lento, pausado, terriblemente desfasado de las voces y los
ruidos; me recordó, de pronto, a un disco puesto una velocidad más baja de la
adecuada o a una película, como pasaba a veces en el cine del barrio, que se
trababa y avanzaba a trompicones. Había cuchillos en las voces histéricas más
que dolor. Y vi como la gente negaba la muerte, estaban allí no por el difunto
sino para decirse a sí mismo que estaban vivos, que a ellos no le había tocado la
negra; hoy el abuelo, mañana… ¿mañana? Y
por eso ese toque picante que era sexual tanto en las mujeres como en los
hombres. Para negar la muerte se cuentan chiste verdes, se mira de otra forma a
las mujeres prometiendo placeres y descendencia. Porque de siempre los niños
nacen nueve meses después de las bodas y de los funerales. Ley de vida, el
miedo nos atraviesa y esa noche follamos como locos olvidando temores
infantiles, creyendo que así hacemos huir a la Parca sin saber que el amor es
como morir un poco cada día.
Me llevaron, a mí, el nieto mayor, a ver al abuelo.
No quería verlo, quería recordarlo como realmente era, como lo tenía en la
cabeza. Esa montaña de hombre fuerte y duro con su portentosa voz. Con su caminar recio y sin pausa por los
montes, dando órdenes a los hombres, haciendo los trabajos más duros e
imposibles, enfrentándose a pecho descubierto al matón del grupo que se ponía
farruco y que agachaba, de forma inevitable,
la mirada ante el poderío físico
y la generosidad de la bota de aguardiente que, siempre, sacaba a tiempo
para todos.
No era mi abuelo, lo dije en voz alta. El hombre que
estaba dentro del ataúd no era mi abuelo. Mi abuelo era mucho más grande, mas
alto, tan ancho como un armario ropero, lleno de miles arrugas sabias, de
sonrisas bonachonas y cansinas, sobre todo con unas manos grandes como palas de
cavar en las que las venas azulada sobresalían como pistones: no era mi abuelo.
Aquel de allí tenía unas manos planas, leves, como vacías por dentro. Se
parecía más a una cascara vacía, a un globo en forma de persona al que se inflo
demasiado. Se lo dije a mi padre que me sonrió tristemente. Se lo dije a mi tío
mayor que me dio un cachete en la cabeza y me dejo por imposible. Incluso se lo
dije a mi abuela que lloro un momento en silencio antes de abrazarme muy fuerte
y volver a ponerse en marcha con aquel dinamismo y vitalidad que siempre tuvo,
olía a vainilla y soledad, a noches futuras al calor de la lumbre, a añoranzas
y deseos.
Me llevaron, no recuerdo quien, al salón con los
machos. Yo no entendía ese beber con ansia, ese fumar de forma compulsiva, esos
chistes que sabían que eran feos y guarros y que no era capaz de entender, esas
miradas a la otra habitación procaz y poco sutil.
Sobre todas la voces destacaba un llanto tremebundo
que, poco a poco, fue absorbiendo el rastro de ruidos y voces y frases y
dolores. Me quede con aquel ruido atronador, el resto dejo de tener sentido
para mí. Seguí el rastro que dejaba en el aire de la casa que me llevo a la
otra sala, a una esquina casi en las sombras, a una mujer invisible salvo por
sus alaridos. Me quede cerca de sus pies descalzos. La mire largo rato aunque
sabía que era de mala educación. Si no fuera por sus alaridos no sabría que
allí estaba esa señora toda de negro, con su compulso pecho subiendo y bajando
como un fuelle a presión. El velo le caía sobre la cara como una tela de araña.
Me sorprendía que solo yo estuviese preocupada por la señora, como si solo yo
la oyese, como si yo fuese el único capaz de sentir sus lloros y gritos.
Un engranaje empezó a dar vueltas en mi cerebro y
hacer ruido, como un grillo melómano siguiendo con un ritmo prefijado. Los
pensamientos se unían y se enlazaban como cometas en una batalla aérea. A la
idea del abuelo que no era se unía la de esa señora con velo y llanto mientras
los espectadores de la función éramos el resto de personas que estábamos en
aquella casa. Todos éramos como actores de un mal drama, tanto mi padre como
yo, mi abuela, mi madre, todos estábamos interpretando algo burlesco o
prohibido y, por mi edad, no me habían
dicho la verdad pensando en que no me enteraría de las cosas. Quedaba como
atacar esa situación, no podía preguntar de forma abierta, no sabía cómo darle
la vuelta a la tortilla, frase tan de mi padre. Tenía que hacerme el inocente,
pero no con mis padres, ellos pronto verían el brillo de mis ojos, entenderían
que detrás de las preguntas habría algo mas pues por algo me conocían y
demasiado bien. No con mis tíos que solo bromeaban y me tomaban por el pito del
sereno. No con mis primos demasiado inocentes como para aceptar la burda trampa
que estábamos viviendo. Lo decidí con un fuerte dolor de cabeza y toda un tribu
de africanos de la selva exuberante de Trazan empezó a
golpear los tam-tam en el medio de mi confuso cerebro.
Me acerque, arrastrando los pies, a la abuela con el
cierto miedo que me daba y con la valentía de mis pocos años y le pregunté,
señalándola con mi mano derecha, quién
era aquella mujer, porque lloraba tanto si no era de la familia, si era una
desconocida. Le pregunte medio balbuceando porque estaba allí donde no debería
estar. La abuela me miro desde su metro cuarenta y poco y cogiéndome del brazo,
haciéndome inclinar sobre ella, me
susurro al oído que era una pobre mujer, vecina de la aldea, a la que su hijo la había echado de casa y no
tendiendo a donde ir pues se había metido en el velatorio a llorar su
desconsuelo y hacer tiempo mientras comía algo y estaba acompañada.
Wednesday, December 17, 2014
Dolor indolente y febril,
Dolor
indolente y febril,
invitado que, molesto,
revuelve tus entrañas. No
te deja descansar, planea
sombras de duda. Te sigue
como un amigo forzado
que responde cuando quiere:
Para siempre.....
Para siempre......
invitado que, molesto,
revuelve tus entrañas. No
te deja descansar, planea
sombras de duda. Te sigue
como un amigo forzado
que responde cuando quiere:
Para siempre.....
Para siempre......
Monday, December 15, 2014
Quien resistirá sus gemidos?
Quien resistirá
sus gemidos?
Su amante perdido en la fosa
tras el rito. El hijo perdido
largo tiempo atrás y el olvido,
ya dolor, que no llega nunca.
Su amante perdido en la fosa
tras el rito. El hijo perdido
largo tiempo atrás y el olvido,
ya dolor, que no llega nunca.
Saturday, December 13, 2014
En pálida ausencia de ti
En pálida
ausencia de ti
en espejo reflejada,
sombra roja, lunática,
ultimo dolor de nacer.
en espejo reflejada,
sombra roja, lunática,
ultimo dolor de nacer.
Thursday, December 11, 2014
Sacada del periódico "Destornillo" de la E.T.S.I.I. de Madrid.
Sacada del periódico
"Destornillo" de la E.T .S.I.I.
de Madrid.
Dn Javier Tarrio Sanahulce es Doctor Ingeniero Industrial, en la especialidad de Estructuras Industriales, y lleva diez años en nuestra escuela como catedrático de Calculo Estructural y en los últimos cinco años como Jefe de Estudios y Actividades Extraescolares.
Dn Javier Tarrio Sanahulce es Doctor Ingeniero Industrial, en la especialidad de Estructuras Industriales, y lleva diez años en nuestra escuela como catedrático de Calculo Estructural y en los últimos cinco años como Jefe de Estudios y Actividades Extraescolares.
R. D. Javier, gracias por
prestarse a esta entrevista para nuestro periódico.
J. El que esta contento soy yo y ya sabéis que podéis contar conmigo para todo lo que os interesa u os haga falta. Lo único que os pediría es que, la próxima vez, me aviséis con un poco de mas tiempo.
J. El que esta contento soy yo y ya sabéis que podéis contar conmigo para todo lo que os interesa u os haga falta. Lo único que os pediría es que, la próxima vez, me aviséis con un poco de mas tiempo.
R. Prometido. Ahora, antes de
nada, ¿cuales son sus aficiones?
J. La primera es la enseñanza, evidentemente, de materia técnica en calculo estructural pero sin desdeñar otros temas: Jeroglíficos egipcios, aura astral, religión celta, magia blanca, etc... Todo esta unido por el mineral de las Dioses: El Hierro, el mineral sagrado de los egipcios y esto ya hace la friolera de más de 6000 años.
J. La primera es la enseñanza, evidentemente, de materia técnica en calculo estructural pero sin desdeñar otros temas: Jeroglíficos egipcios, aura astral, religión celta, magia blanca, etc... Todo esta unido por el mineral de las Dioses: El Hierro, el mineral sagrado de los egipcios y esto ya hace la friolera de más de 6000 años.
R. ¿Cual es el futuro de la
ingeniería?
J. El trabajo excepcional de personas como Calatrava esta haciendo que florezca una nueva tendencia en el acero, tendencia ya con una gran tradición una vez superados las modas de la piedra y el bronce. Pronostico un aumento de la influencia del acero en función inversa a la destrucción ecológica de nuestro sistema. Es decir, somos totalmente necesarios para la nueva religión del acero como la destrucción sistemática del eco del panda, que será la destrucción del propio planeta y el nuevo orden en que los ingenieros seremos los reyes de la misma, los gurus, los sacerdotes de un nuevo tiempo. Piense usted que con los secretos del acero incluso tenemos ascendencia sobre los extraterrestres con los que estamos en negociaciones, duras y complejas, para pasarles parte de nuestra tecnología. El mundo del acero es algo que se escapa a la mayoría de los mortales pero su influencia es total. Piense usted simplemente en los grandes sindicatos del acero.
J. El trabajo excepcional de personas como Calatrava esta haciendo que florezca una nueva tendencia en el acero, tendencia ya con una gran tradición una vez superados las modas de la piedra y el bronce. Pronostico un aumento de la influencia del acero en función inversa a la destrucción ecológica de nuestro sistema. Es decir, somos totalmente necesarios para la nueva religión del acero como la destrucción sistemática del eco del panda, que será la destrucción del propio planeta y el nuevo orden en que los ingenieros seremos los reyes de la misma, los gurus, los sacerdotes de un nuevo tiempo. Piense usted que con los secretos del acero incluso tenemos ascendencia sobre los extraterrestres con los que estamos en negociaciones, duras y complejas, para pasarles parte de nuestra tecnología. El mundo del acero es algo que se escapa a la mayoría de los mortales pero su influencia es total. Piense usted simplemente en los grandes sindicatos del acero.
R. ¿Y nuestra juventud?
J. ¿Para que? Bueno, son la necesidad básica de nuestras enseñanzas, no tienen otro sentido. Solo nos falta la capacidad de condena por no aprovechamiento, pero todo andará. La juventud que no se descarría tendrá el poder, se lo daremos.
J. ¿Para que? Bueno, son la necesidad básica de nuestras enseñanzas, no tienen otro sentido. Solo nos falta la capacidad de condena por no aprovechamiento, pero todo andará. La juventud que no se descarría tendrá el poder, se lo daremos.
R. ¿Algo mas?
J. Solo un aviso y ojo al parche, desde el próximo curso los alumnos deberán portar la cruz de hierro en el uniforme y quedaran prohibidos los pircing que no sean de hierro. Habrá obligación de profesar en IRON=MAN, aunque no de adoración nocturna, por ahora.
J. Solo un aviso y ojo al parche, desde el próximo curso los alumnos deberán portar la cruz de hierro en el uniforme y quedaran prohibidos los pircing que no sean de hierro. Habrá obligación de profesar en IRON=MAN, aunque no de adoración nocturna, por ahora.
R. Muchas gracias Dn. Javier.
J. Siempre a vuestra disposición. ¿Donde se cobra lo prometido?
J. Siempre a vuestra disposición. ¿Donde se cobra lo prometido?
Tuesday, December 09, 2014
En una cocina junto...
En una cocina junto
al resto de huesos quemados,
ya carcomidos por buitres
y extrañamente blanqueados
por el sol de la sabana.
Pero ¿donde me escondo yo?
dentro estoy de tu mirada,
atrapado en el insomne
instante del papel viejo
al resto de huesos quemados,
ya carcomidos por buitres
y extrañamente blanqueados
por el sol de la sabana.
Pero ¿donde me escondo yo?
dentro estoy de tu mirada,
atrapado en el insomne
instante del papel viejo
de la maquina de fotos,
en la cartera de cuero
en la cartera de cuero
cerca del calor del pecho.
Sunday, December 07, 2014
Murió en la noche, en tu alcoba,
Murió en la
noche, en tu alcoba,
entre negras sabanas, colchas
negras. Ausencias descubiertas
cuando fluye el último aliento
negro estertor del agónico
instante fugaz de tu cuerpo.
entre negras sabanas, colchas
negras. Ausencias descubiertas
cuando fluye el último aliento
negro estertor del agónico
instante fugaz de tu cuerpo.
Luces negras. Caricias negras.
Friday, December 05, 2014
Mara y Un cubo de basura….
Mara y Un
cubo de basura….
Mara me
llamo a gritos desde la cocina. Tenía, en los ojos, ese brillo especial de los
momentos especiales, su brillo de algo prometedor, una nueva ocurrencia o una
locura de adolescencia que me sacarían de quicio.
Me acerque
con duda y un cierto temor, demorando el tiempo, alargando el intervalo del
pasillo que se curvaba de forma elíptica hacia el futuro. La vida con Mara es así, una sucesión de gags
inolvidables y ocurrentes.
Llego a la
puerta, ella estaba allí, con el pedal del cubo de basura, el de la bolsa
negra, pisado, abierto, mirando arrobada el interior. Me quede extrañada, con
el ceño fruncido y arrugado la nariz por un cierto tufillo que me llegaba.
Iba a
hablarle cuando lo dijo en voz clara y alta: “Mira,
parece un funeral con las flores y todo”.
Me quede de una pieza acercándome a ver lo que
veia. Si, lo parecía, en el fondo aquellas sartenes viejas y descascarilladas que
había tirado por obsoletas pues el baño
se le estaban yendo del todo lo que me daba miedo por su mezcla con los
alimentos y las había repuesto por otras nuevas. Al tiempo el ultimo ramo que
me regalo Ed, cuatro capullos de rosa rojas preciosas en su día, ya mustias y
secas, pues las tire a la basura, y quedaron encima de las sartenes. El efecto
era realmente como si un entierro se tratara. El entierro de las sartenes. Un
funeral para unas sartenes que cumplieron con su trabajo durante varios años.
Me eche a
reír y Mara, se rio conmigo. “He dicho una
tontería, ¿verdad?” me dijo con un gesto de sorpresa.
La abrace
como acabo haciendo siempre y nos reímos como dos locas ante lo ridículo de la
situación. Cuanto más ridículo nos parecía, mas nos reíamos. Cuanto más nos
reíamos, mas nos abrazábamos. Cuanto más nos abrazábamos, mas reíamos.
Dos locas
abrazadas y riendo y llorando a lagrima viva. Si, de pronto afloro como una
fuente de sentimientos que se transformo en torrente por nuestras mejillas.
Casi nos caemos.
La situación
se rompió por la combinación de risa, abrazos, lloros, mareos…es decir, nos
entro unas ganas locas de mear….hubo que salir corriendo, cada una a un
servicio distinto, y menos mal que tenemos dos pequeños, pero son dos.
Wednesday, December 03, 2014
Una simple mirada….
Una simple mirada….
Capítulo I. Camino al trabajo, el
encuentro fugaz.
Todo empezó con una simple mirada en el
metro. Le faltaban dos estaciones para llegar a su destino cuando vio, más bien
sintió o noto, con un cierto cosquilleo, una mirada fija en ella. Sonrió para sí
misma. Estaba acostumbrada a que los hombres la mirasen, no estaba nada mal y
su cutis perfecto, sus grandes ojos, su melena rubia de bote y su aire un tanto aniñado la hacían objeto de
la atención masculina allí donde fuera.
Un cierto repelús le entro por la
espalda. No le gusto. Se volvió lentamente, acomodando la posición del cuerpo
al amarre en la columna y lo vio a unos
tres metros de ella…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de
vino peleón en al mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y
rotas….le dio asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…volvió los
ojos levemente hacia el tipo y noto que le estaba mirando la mejilla izquierda,
con una fijación compulsivo, hipnotizado, con si ella allí tuviera un tesoro o
….no aparataba la vista ni un segundo de su cara…
Inconscientemente llevo su mano a la
cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. No noto nada en especial o ¿sí?...,
le pareció sentir bajo la piel de los dedos como si la piel estuviese arrugada,
dura., correosa. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del vagón de
forma inútil. Empezó a preocuparse por su maquillaje, por su piel, por su
rostro. Tenía que verse rápidamente.
El metro paro en la estación en la que
bajo de borrachín. Respiro un tanto aliviada.
Se cerraron las puertas y arranco de nuevo. Su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la tapaba con la mano derecha de forma inconsciente…
Se cerraron las puertas y arranco de nuevo. Su mano iba una y otra vez a aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle tanto, que se la tapaba con la mano derecha de forma inconsciente…
Ya en su destino, Iglesias, fue a la primera cafetería que vio abierta y
entro en el servicio, no sin antes pedir un café con leche en la barra. Entro y
se fue directa al espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco
crema, sin granos, sin tachas, unos ojos que se sabia esplendidos…pero, ojo, no
había como una manchita, ligera si, como una decoloración en esa mejilla…se
saco del bolso y se aplico unos pocos polvos… ¡perfecto!...al tajo….
Capítulo II. En el trabajo, las miradas,
el jefe.
Hizo su entrada en la oficina tratando
de aparentar una seguridad que no tenía. Taconeando fuerte, oscilando los
brazos con fuerza, sonriendo de forma un tanto forzada y saludando con un tono
más alto de lo habitual.
Sus compañeras se quedaban mirándola
como un tanto sorprendidas lo que ella interpretaba como que le miraban el manchón
de la cara, que no se lo había tapado de forma adecuada con el maquillaje.
Se sentó en su puesto de trabajo, una
simple mesa con ordenador en una sala grande, amplio, luminoso. La separación
entre puestos de trabajo era por unas mamparas bajas, muy escasitas…cada vez
que levanta la cabeza las miraba hablar como si al criticasen, como si comentasen
lo que ella notaba en su rostro.
Incluso su jefe, cuando la reunión de
todos los días, se notaba diferente, insatisfecho, mirándola con insistencia
que era ya de mal educación, de una forma que la hizo sentirse incomoda,
avergonzada. Al salir una pequeña reunión de chicas la estaba esperando para
deshacerse de forma fulminante….no podía mas, se fue al cuarto de baño y allí,
se limpio la cara, se la froto todo lo que pudo y trato de recomponer su maquillaje,
Para tapar el manchón se aplico un poco más de la cuenta y además usando, por
si las moscas, el del tono más oscuro, el de los días de invierno cuando la tez
pálida la hacia parecer un vampiro sediento de sangre. No le gustaba como
quedaba, aun por debajo de los polvos y coloraciones se notaba aquella especie
de gran peca, le daba la impresión que se estaba inflamando….
La mañana le transcurrió lenta y
plomiza, pesada, no se podio concentrar ante tanta cháchara sobre ella, las
críticas de todas, las miradas con un cierto
disimulo; noto el odio de todas su compañeras de trabajo, odio y envidia y ahora con un deje de desprecio por la de la
“cara manchada”, como le aprecia oír de forma lejana y confusa.
Capítulo III. En casa, un final poco
digno.
Ya en casa cerró puertas y ventanas. El
encuentro con la casera fue la gota que derramo el agua del vaso. No la saludo
siquiera (nunca lo hacía, sin embargo) pero, esa vez, se la quedo mirando el
gran grano de forma insidiosa como diciéndola ya ves monilla a todos nos sale
una verruga de vez en cuando, ex guapa de cara, monstruo de feria….
Respiro varias ves de forma profunda y
concentrada, se quito la chaqueta que tiro sobre el sofá, justo encima del
bolso. Entro en el dormitorio y se puso la ropa de estar por casa, un simple
camisón blanco y semi transparente. Se recogió el pelo en un moño trasero y….al
tajo.
Se aplico la loción desmaquíllante, la
fuerte, al que no usaba porque le ponía la piel rojo y le salían un granitos
pequeñitos y feos. Se restregó una y otra vez la zona del manchón, una y otra vez… de forma
compulsiva y feroz….una y otra vez…
Cuando quedaba más o menos conforme
volvía a notar aquella sombra que se
hinchaba a ojos vistas y se ennegrecía por momentos, por segundos…..vuelta a
restregar y restregar.
No conforme decidió usar métodos más
expeditivos y se animo con la lejía, solo unas gotas…al principio…incluso probo
con unas gotas de amoniaco…al principio un a gotas….cuando parecía que se había
librado del problema volvía a aparecer reflejado en su gran espejo-lupa, como
una deformidad asquerosa y sucia, una verdugón negro y deforme con pinta de
gusano que reptaba por debajo de su epidermis.
Empezó a desesperarse, no podía ser, no
podía estar pasándole aquello a ella, o,
algo habría que hacer…
Epilogo. Metro y encuentro.
Ya solo Le faltaban una estaciones para
llegar a su destino cuando vio, más bien sintió o noto, con un cierto
cosquilleo, una mirada fija en el. Sonrió para sí mismo. Estaba acostumbrado a
que los hombres y mujeres lo mirasen, no estaba nada mal y su cutis perfecto,
sus grandes ojos, su corte moderno de pelo y su aire un tanto aniñado le hacían
objeto de la atención allá donde fuera. Por no decir de su calzoncillo Calvin klein
que asomaban por encima del pantalón vaquero “Pep jeans”y su camiseta sin
mangas de Quicksilver
Esta vez no le gusto. Se volvió
lentamente y lo vio a unos tres metros
de él…desaliñado, con barba poblada y sucia, con su cartón de vino peleón en la
mano y una sonrisa tópica y lasciva, sus ropas desaseadas y rotas….le dio
asco…el escalofrió le volvió y ascendió por la nuca…noto que le estaba mirando
la mejilla izquierda, con una fijación compulsiva, hipnotizado….no aparataba la
vista ni un segundo de su cara…
Inconscientemente llevo su mano a la
cara y se toco y, al mismo tiempo, se la tapo. Le pareció sentir bajo la piel
de los dedos como si la piel estuviese arrugada, dura, correosa. No podía ser,
tenía el cutis perfecto. Trato de verse en el reflejo de la ventanilla del
vagón de forma inútil. Empezó a preocuparse por su piel, por su rostro.
El metro paro en la estación en la que
bajo por una puerta diferente a la del borrachín. Respiro un tanto aliviado ante el
aire de la calle.
Pero su mano iba una y otra vez a
aquella zona que le resultaba un tanto desagradable, que empezaba a preocuparle
tanto, que se la iba tapando con la mano derecha de forma inconsciente…
Ya en su destino, el gimnasio, entro en el servicio, y se fue directo al
espejo para verse. Una imagen inmaculada, un cutis blanco crema, sin granos,
sin tachas…pero, ojo, no había como una manchita, ligera si, como una
decoloración en esa mejilla…
Monday, December 01, 2014
La noche cubre tu rostro.
La noche
cubre tu rostro.
Tus ojos giran atrapando
últimos destellos de la luz.
El silencio se adueña de Madrid.
Las calles se vacían rápido
como un delirio acelerado.
Silencio en la ciudad. Silencio.
Un manto extraño de niebla
se espesa, sobre ti, te envuelve,
como un segundo abrigo te
llena de frío. Avanzas insomne.
Extrañas sombras se mueven
hacia ti, oscilan como serpientes
sobre la arena del desierto.
Madrid esta desierto......
Y tienes miedo.
Tus ojos giran atrapando
últimos destellos de la luz.
El silencio se adueña de Madrid.
Las calles se vacían rápido
como un delirio acelerado.
Silencio en la ciudad. Silencio.
Un manto extraño de niebla
se espesa, sobre ti, te envuelve,
como un segundo abrigo te
llena de frío. Avanzas insomne.
Extrañas sombras se mueven
hacia ti, oscilan como serpientes
sobre la arena del desierto.
Madrid esta desierto......
Y tienes miedo.
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