Mara esta de exámenes.
Esta semana es la decisiva de la niña, la temible tercera
evaluación. No ha ido demasiado mal en el curso y puede dar el golpe de pecho
en esta semana. Yo le insisto, todo lo que apruebe ahora ya lo tiene quitado de
en medio toda vez que lleva las evaluaciones anteriores aprobadas. Espero. Por
mi bien, mas bien, que salgo todo redondo y, aunque sea por la mínima, saque
todo. Lo contrario es pensar en nuevos exámenes de recuperación, lo llaman de
promoción ahora y, sino a los finales de
Junio. Todo un mes de exámenes van y vienen sin cuento. No lo soportaría mi
corazón y mis nervios.
Veremos, ya contare, yo mientras tanto cruzo los dedos y
rezo al Dios de los vagos y de los estudiantes y de las madres angustiada para
que eche una manita, si puede.
Todo el fin de semana ha sido una lucha entre madre e hija
por el estudio. Levantarla no muy temprano, hacerla desayunar y, ya preparada,
que estudiase. Una guerra sin cuartel pero Sociales (están con Egipto), bien; matemáticas
(la ecuaciones peligrosas), muy bien; naturales (animales), bien; francés
(verbos), muy bien; ingles, pseeee; lengua (preposiciones, conjunciones, oraciones),
pseeee; tecnología después del último susto, bien; plástica, muy bien;
educación física, bien.
Cinco días con uno o dos exámenes al día, para desquiciar a
cualquiera y, con sus nervios, nos trae de cabeza a todo la casa. Es y será su
semana, la protagonista, la única, la rutilante Mara con sus examen de tercer
evaluación; serán las noches con problemas para dormir y, después problemas
para levantarla; serán problemas para que repase por las tardes los exámenes
del día siguiente y habrá que arrimar el hombro dándole golpecitos de consuelo
cuando venga con que algún examen le ha salido mal o ella piense que le ha ido
mal.
Ayer ya fue el primer
día, y ya estoy agotada, ya veremos cono
estamos de los nervios el viernes que sera el acabose. Ese día a esta no la ven
en casa para nada, que se arreglen ellos con el micro y lo que les deje
preparado, en último caso que se vayan al burger de la esquina, el santo
remedio de esta civilización, no hay nada mas practico.
Yo, el viernes, desaparezco a primera hora de la mañana y no
vuelvo hasta bien entrada la noche.
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