Gabriela
Mistral. (7/4/1889, 10/1/1957)
Lucila
Godoy, llamada Gabriela Mistral, escritora, diplomática, feminista y pedagoga
chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del
nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil.
A los 15 años publicó sus primeros versos en
la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de un
modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que se suicidó al poco tiempo.
En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se
produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile;
los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro
Desolación (1922). En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante
de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en
Nápoles y en Lisboa. Colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente
popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de
juventud P. Aguirre Cerda.
En 1945
recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951
recogió en su país el premio nacional. En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en
Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a
Chile. El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley
que se promulga en el mes de noviembre.
En1957,
después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General
de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno,
declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una
apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los
países del mundo.
La obra
poética de Gabriela Mistral surge del modernismo y el estilo de la Biblia. Sus
temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza
americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo
religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias
concretas al cristianismo.
Sus libros
fuero: Desolación, Libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del
lenguaje (1924); Ternura (1924), Canciones para niños; Tala (1938); Poemas de
las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario
(1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas,
dispersas en publicaciones desde 1925.
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