Mara y sus cosas. Academia si, academia no, si, no, si, si,
si,... ¡SI!
¡Que lunes de regreso a esta
anormalidad diaria!
Pues, como una tonta, me puse a buscar una academia para
estas dos semanas. La primera opción, aquí cerquita y de mucha fama en el
barrio, pues...na de na. Todo ocupado y vuelva usted el año que viene. No hubo
ni opción a decir nada, de llorar un poco. Nada. Quizás fuera lo mejor porque a
la salida veo la lista de los precios y si la gente no aprueba con esa Dolorosa
pues no hay nada que hacer. Deben de cobrar con seguro de aprobado.
Pase a las dos de siempre. Y lo de siempre, que ya no tenían
plazas y era arriesgado coger gente así sin saber como están y con tan poca
premura de tiempo. Así que tampoco.
Ya arrojada la toalla, paso enfrente de una academia para mi
desconocida, "Abitaula". Entro y me encuentro con muy buena atención,
muy buen trato y el ofrecimiento de clases solo por la tarde. ¡Vi el cielo
abierto! Me dicen el precio, ¡el más barato de todos los que vi! Les hablo de
cuatro horas y me aconsejan tres como mucho pues la niña es muy pequeña y se
cansaría demasiado. Me insisten en que por la tarde, nada,
aprovechamos ya el día, de cuatro a siete. ¡Perfecto!. Y que puede empezar ya
mismo. A por ello, oe, oe, oe...oe, oe, oeeee...
A Mara no le gusto nada, torció el gesto, pero no pudo decir
nada cuando le dije que ya había pagado todo.
Puso peor cara cuando le dije que empezaba ya mismo, por la tarde. Que
se preparase que la llevaría a clase y la recogería a la salida. Pensaba que no
lo iba a lograr, toda una trampa que le ha salido mal pero que, a mí, me cuesta
un pequeño pastón. Podría ser peor, mas se perdió en Cuba y aquí estamos. Solo
le quedo, con la voz pequeña y por lo bajini: “¿no podría empezar mañana y
tener un día de descanso después del viaje?”
Academia oe, oe, oeeeee.....Academia oe, oe, oeee....
(Escribo ya entrada la noche, mi gente en la cama. Mara
salió contenta de la academia. Me contó que había hecho mucho trabajo y que le
había cundido mucho las horas de clase; que las profesoras muy bien, sabían y
eran pacientes; que había tenido dos horas de lengua -falta que le hace- y una
de ingles-le hace mas falta todavía-. La he visto animada y esperemos que siga
hasta el final. Veremos dijo el ciego que nunca vio y vivía en Bella Vista y,
encima, se llamaba Casimiro. Todo un poema.)
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