Thursday, January 04, 2018

Misterios.


1.- Misterios, misterios, misterios…

La juventud tiene unas cosas…todo empezó con la devolución del recibo del colegio del mes de Marzo por el banco, una chorrada. A veces la vida se complica con una simple idiotez, la devolución por parte del banco de un simple recibo de sesenta euros, cosas del sicólogo, el seguro escolar y demás. La llamada de la secretaría de la escuela diciéndole y que por favor enviasen el dinero por medio de la niña. Sin más, fácil, sin problemas.

Le dieron el dinero a la niña para que lo pagase y pasaron las semanas, tres, por puntualizar. La cría dijo que ya lo había pagado ¿el recibo? No se lo habían dado, que lo pediría al día siguiente.

Ni día siguiente, ni la siguiente semana, ni nada, vino la semana santa y las vacaciones respectivas. Se reanudaron las clases y nada de nada, ya era otro mes, Abril aguas mil y todas caben en un barril. La madre ya cabreada le exigió que lo pidiese y se lo prometió, alguna colleja debió de haber por medio, creo yo. Ya el pasado catorce le entrego el recibo de haber pagado. ¡Aleluya!

¿Misterio? Diréis, Pues si, ¿porque tanta tardanza por un papel si ya estaba pagado? ¿Porque el recibo pone la fecha del 14 de abril y no antes?...no hay respuestas, solo preguntas y dudas, muchas dudas.

Acudió a mí esta vecina, mismo piso, puerta con puerta, amigas y confidentes de siempre. Calzada con la pipa de Holmes y el móvil de baratillo llame a la escuela preguntando por la fecha del recibo y si, muy amables, que no importaba, que si patatin que si patatan, pero es que la fecha es la de cuando la niña pago en efectivo, que pago el mismo día catorce, como no  le iban a dar el recibo, se da de inmediato nada más se paga, que todo lo llevaba ella y nadie más, imposible, que se acordaba. Claro se caen las ideas y las esperanzas y, de pronto, remachando la posible tragedia me dicen que le falta el justificante de haber faltado el 13 y martes por la mañana, ni te case ni te embarques que por favor que se lo envíen lo antes posible, mañana mismo por ejemplo.

Cuando llegó su marido le explico el problema delante mía, posible problema y el, todo tranquilo, le acaricio el hombro y le dijo que no hiciese una tragedia que si que había habido un pequeño problema y él le había dado, en semana santa, veinte euros para completar el pago pues no tenía suficiente, algo que se lo gasto sin pensárselo dos veces yendo de salida con las amigas de toda la vida de la semana en curso.

No quedo la madre muy convencida, veinte no eran sesenta y si los tenía porque espero tanto. Por el contrario si pago el catorce es que antes no tenía ese dinero y si encima había faltado el trece sin decirlo sería por algo o para conseguir el dinero (recordó como hablaron de los exámenes de recuperación de biología y otra que no recordaba) y …¿Cómo lo consiguió si de verdad le faltaba algo más de dinero? Esa pregunta y sus posibles respuestas la espantaban, la tenían en la picota y esa noche, ya era la tercera, no durmió nada. Como enfrentar las cosas, ella, que creía que la relación con la niña era fluida y clara, sin mentiras, sin engaños. No era así y todo se iba desmoronando por pedacitos pequeños como esa gota de agua que termina socavado el edificio y tirándolo abajo.





2.- Interrogatorio.

Quede con ella para la hora de la merienda, seis de la tarde, así la madre, la cría recién llegada de la escuela y yo, en plan investigadora y confidente,  trataríamos de desentrañar un asunto que se veía turbio y problemático. Quien sabe que encontraríamos detrás de cada aplazamiento, de cada mentira.

La chica llego alegre, como si se hubieran sacado un peso de encima, no encontró raro el que yo estuviese presente. La madre estaba la pobre asustada trajinando sin parar en la cocina y, eso sí, con las antenas desplegadas para no perderse ni una palabra. Y yo en plan de investigador mirando las reacciones con lupa, tal como pone la amiga Agatha en todas sus novelas de investigación.

Le pregunte inicialmente cuando había pagado y me dijo la primer fecha, la falsa. Le saque el recibo y le mostré la fecha allí puesta. Se le demudo el color, un fallo, dijo pero ya dudando y ante mi insistencia empezó a  cantar, nada del otro mundo, desafinaba. No lo había pagado, tenía el dinero en la cartera y de un día para otro pasaba el tiempo sin darse cuenta. Cuando fue a la secretaría le faltaban veinte euros y ya no pudo pagarlo; ese mismo día se los pidió a su padre en secreto y en secreto, a toda luz diría yo todos los lectores, pues se los dio. Y pagó, si, es cierto, ese día, el catorce, no antes.

¿La falta del trece? Es que su madre no se acordaba que fueron a una visita en Carabanchel, a la tía Paloma exactamente y como se encontraba mal le pidió que fuera con ellas ¿no te acuerdes mami? Fue ese día trece por la mañana, por la tarde si asistí a las clases y nos olvidamos del justificante.

La cara que se le puso a la pobre mujer fue tal que me dio pavor que le diese algo allí mismo, un infarto, una embolia. Todo aclarado, problema solucionado, no fue tan difícil, esperemos que el siguiente sea más complicado para las circunvoluciones de mi cerebro.


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