Atajo.
Te has quedado en la cama más tiempo del debido,
esos diez minutos después de sonar el despertador que te das como un regalo, se
pasaron de pronto de forma mágica en más de media hora. Vas a llegar tarde a la
reunión, esa de la que dependerá tanto tu futuro dentro de la empresa y la
consideración de tu trabajo.
Te levantas corriendo, asustado. N te duchas. Un
afeitado rápido, una pasada del cepillos por los dientes, la ropa del día anterior,
no desayunas y te lanzas al garaje donde el coche está mal aparcado y otro le
impide la salida correcta. No importa, no puedes perder tiempo, entras en el,
dejas tu cartea en el asiento del copiloto y arrancas. Sabes que puede hacerlo,
escaso sitio, hay que maniobrar peor no puedes perder más tiempo, el tiempo es
oro y, en este caso, platino o plutonio radiactivo.
Das marcha atrás, un poco adelante y girando a la derecha.
Marcha atrás para la izquierda. Marcha normal par la derecha y ya vez que
puedes salir. Eres un genio. Sales no sin llevarte media columna y, con ella,
todo el lateral derecho. No importa, ya
estas saliendo y hay que ganar el tiempo perdido.
El coche mal aparcado no te deja ver bien y, claro,
casi chocas con otro coche que ya salíais. El corazón parece que se desboca del
susto, tiene que respirar, oyes a tu corazón como el expreso de las ocho y
media de la noche. Respiras hondo, el conductor del otro coche después de
tocarte el claxon te ha enseñado el dedo. Que le den. Imbécil. El coche esta
calado, lo arrancas de otra vez, empiezas a sudar.
Decides tomar un atajo en vez de coger la M-30, piensas
que ganaras más tiempo.
Bajas por la Castellana y te metes por Serrano. No
te acordabas de que las obras habían
empezado y te vez en un atasco de mil demonios.
No aguantas más y coges la
primera calle a mano izquierda, mas obras pero aquí solo hay un carril, estas atrapado,
imbécil, que eres un imbécil.
Decides volver a la castellana y eso significa giro
a la derecha, otro giro a la derecha y
después bajando meterte en esa arteria. Primer giro a la derecha esta vallado,
prohibido, una gigantesca grúa está subiendo nos e sabe que a un edificio, parece
que la operación va a durar. La siguiente no te vale es a izquierdas, a volver
por donde habías venido. La siguiente también es en dirección contraria, no lo
entiendes, te ves en medio de una maldición de los dioses o un relato de Kafka.
¡Eureka!, giras a la derecha, avanzas bien y la calle
bastante libre. Te para un guardia y te manda de de vuelta, una accidente, dos
muertos, lo siente. Te mesas lo cabellos y despotricas contra todo el mundo. El
agente se mosquea, le dices que no es nada contra de él, solo problemas de
tiempo.
Avanzas por el camino que te obliga el agente, mas
para arriba, más arriba, giras una vez, dos veces, parece que la calle se abre
a tu paso. Oyes en la lejanía sirenas, muchas sirenas. No lo entiendes. Te
paran en el semáforo ante de la castellana. Se pone delante de ti un agente
municipal. No te dejan avanzar. Ves pasar delante de ti a toda leche un montón
de motos de la policía con las luces encendidas y los claxon atronando, (te vas
arrancando los pocos pelos que te quedan, adiós peinado de peluquería y
tratamientos costosos anti caída)detrás los coches de la seguridad, más detrás
unos coches diplomáticos por las banderitas que lucen (tu miras el reloj y te
comes la pocas uñas que tienes, pobre manicura), detrás (la fila es interminable
y aunque van va a mucha velocidad el tiempo está detenido para ti) más coches
escolta y detrás, por fin, las ultima motos abriendo el trafico.
Se metes en la arteria acordándote del Gallardón y
todos sus antecesores. Avanzas parando en semáforo si, semáforo no. Cibeles,
Neptuno, M-30, no sabes por qué estás aquí pero continuas dirección norte.
Llegas, ves la hora y no lo entiendes. Más de hora y media de
retraso, sucio, sudado, sin uñas, sin
pelo, el traje arrugado,, la corbata rota, al camisa desgarrada y llena
desangre allí donde te has arañado. No quieres entras, dudas una y otra vez.
Vez la entrada prometida.
Coges el teléfono y llamas, la ultima idea brillante
que tienes. Te lo coge la borde de la secretaria del Director. Le dices de un
problema a ella que se queda sin palabras. Te contesta si no leíste el correo
de anoche en el que se anulaba la reunión, si, te lo había mandado, que no te
preocupases. Se nota que le suenas traro, te pregunta si estás bien. Le
contestas como puedes y cómo puedes regresas a casa….y es que: Por definición, un atajo es el camino más
largo entre dos puntos.
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