Sunday, December 20, 2015

Un beso de buenas noches.


Un beso de buenas noches.

Llego a casa con un cabreo que se le notaba en la cara. La típica mueca ceñuda, mirando al suelo, la boca encogida y un gruñido en vez de saludo. Se metió directamente en su habitación cerrando la puerta.

La llame para la cena. Tardo más de la cuenta pero, ya con el pijama puesto (más raro todavía que un perro en bikini) se sentó en su sitio, delante de un plato que o no veía o no le apetecía ver que son cosas muy diferentes según el momento o la causa.

Su padre no se enteraba ni de la misa la mitad, el a lo suyo, con sus chiste de siempre, con sus bromas infantiles, con sus ruiditos al comer y masticar, con su baile de los panes imitando al genio de Chaplin en su “La quimera del oro” su película preferida y siempre entusiasta de la misma.

Con todo aquello Mara hizo intención por dos veces de levantarse e irse pero cuando iniciaba el movimiento y me miraba y veía mi mirada asesina, la que pongo solo en contadas ocasiones, se volvía a su plato como si fuera lo más importante de su vida y el mayor secreto del mundo estuviese entres aquellas judías verdes y su huevo cocido…

No quería postre. No le permití aquello y, al menos, se tomo su “activia” de un trago y sin decir nada se marcho rumbo a su partícula mundo, es decir a su habitación, sus cuatro paredes con los poster, su televisión y su música.

Ya todo recogido, lavado y puesto a secar me acerque. Llame con cuidado y entre. Estaba  acostada con los auriculares puestos y la música que tronaba de ellos. Se los quite, sonreí y le pregunte a que venían esos morros, esa mal educación, ese pasar olímpicamente de todo y de todos, que no eran ni formas ni maneras.

Me dijo que había discutido con Sindy, que era una sinvergüenza, una déspota y que no sabía que o quien se creía.

“Me dijo que porque yo pasaba de ella, que llevaba evitándola más de dos meses, que nunca quedaba o la llamaba…le conteste que de acuerdo que le parecía mañana a la hora que ella pusiera. Me contesto con toda su desfachatez que mañana no podía, que le tocaba cuidar de la abuela y después ir a nos e donde. Le dijo que entonces que dijera ella el día y al hora y el lugar. Y me contesta que ya me lo dirá que esta semana era difícil porque tenía que hacer mil cosas…y entonces explote y le pregunte entonces porque era mi culpa, que yo llevaba un montón de veces que la llamaba y me decía siempre lo mismo que estaba ocupada …que más tarde, otro día, otra semana…le dije recuerda que me ponía en el twenty solo por conectarme contigo y …¿Qué me decías?...que no podía, que otro día, otra semanas, que ya veríamos y ahora va y me dice que la estoy evitando…¡YO!...que la estoy evitando yo….¿tú crees que esto es normal, mama?”

Le dije que ese mal estar no podía empañar su vida con los demás, con su familia por ejemplo, su padre en concreto por decir alguien, que debía ser de otra forma, tomarse las cosas de otro modo más sencillo y natural, tratando siempre que se tipo de comportamiento de los demás, que te echen la culpa de lo que pasa y de lo que no pasa, tan común por otro lado, no la afectasen de ningún modo.

“¿Es importante para ti esa chica?-le dije y conteste yo antes de que dijera nada- no lo creo si no habéis salido juntas en tres meses así que pasa un poco de ella y vete a darle un beso de buenas noches a tu padre que se quedo un poco mosca en la cena”

“Tienes razón, lo siento, pero lo del beso no podríamos pasar le extrañara pues hace mucho que no lo hago”

“No te preocupes, le extrañara y lo harás feliz, más feliz que en todo el día, vamos”…

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