Para tus
recién cumplidos 17 años, Mara, este coctel mágico preparado bajo las ramas del
roble centenario:
Un quinto de
esperanza para que nunca desfallezcas porque es la mayor riqueza que podemos
tener y es lo último que se pierde. Esperanza a manos llenas…
Otro tanto
de caridad que es amor, amor que se tiene para dar y amor para recibir, que va
mas allá de la justicia, la supera con creces. Amor que es sobre todo amistad y
también el perdón, compasión, lealtad, etc.…. Amor a manos llenas….
Otro de
sabiduría, no la de datos y números sino la de hacer el bien para los demás y
para ti, sabiduría en momento justo, con la palabra y el gesto adecuado, con la
indicación o el consejo sabio y prudente, siempre de forma positiva y activa.
Sabiduría a manos llenas…
El resto de
inocencia y naturalidad; no la de poses y de modas o menosprecios sino la que,
anclada en el tiempo de la infancia, nos hace conservar aun ese toque del
brillo de los ojos de los niños, ese asombro de los infantes, esa curiosidad de
los críos, esa ternura de los pocos años. Naturalidad a manos llenas…
Completamos
con un dedo de sinceridad, con esa dulzura que se expresa cuando nuestras
palabras y actos coinciden con nuestros pensamientos. Sinceridad a manos llenas…
Unas gotas
de esa naturalidad que tienes. Integridad a manos llenas…
Unas hojas
de adorno de serenidad, que es un gran arma cargada de futuro pues nos hace que
evitemos muchos errores, que pensemos las cosas dos veces, que no nos haga daño
esa bestia inmunda de la ira que se come el corazón y daña el cerebro.
Autocontrol a manos llenas…
Y, para
completar la receta, unos polvos mágicos de risas sin cuentos que abren el alma
y el corazón. Que el mundo se inunde de risas sanas, de felicidad…
Se toma en
compañía mirando a los ojos, abrazando con el corazón, con el entusiasmo de
vivir…
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