Thursday, June 11, 2015

Mara y la navidad.


Mara y la navidad.

Ha dicho, nos lo ha comunicado como si fuese un acto protocolario de la corona o el gobierno, que ella no celebra esta navidad, que mientras haya niños muriéndose de hambre no festejara estas fiestas así que nada de nada…”ya estáis avisados” fue su frase de remate y de salida del salón.

Sonreímos por no llorar.

Javi rápido como al centella soltó que el no, que el si celebra la navidad y regalos y todo eso, que el no está con su hermana. Es más, añadió con su sonrisa picara y amplia, no podría quedar yo también con los regalos de eeeellaaaa…

La llamado al orden y entro como una exhalación, toda altiva y muy pagada de sí misma. Oye Mara,  ¿La paga especial de estas fiestas también entra en esa no celebración? Le dijimos al unisonó su padre y yo. Porque si no hay celebración de Navidad tampoco habrá aguinaldo ni regalos, nada de nada, ¿lo tienes clarito?....porque tampoco habrá salidas a deshora, ni fiestecillas con las amigas, las de pijamas por descontado que son las primeras que desaparecerán de tu cabeza, la ropa para las fiestas etc.…,  el ir a patinar a la plaza del centro, el cine, etc.….

Se quedo un poco turbada y tardo en contestar. Se rehízo, hizo tripas de su corazón y dejo que no la celebraba para todo, para todos. Y se fue, por segunda vez, y nos dejos sentados en el sofá, digiriendo la situación y riéndonos por dentro hasta que todo afloro en unas carcajadas siniestras a las que se unió el hermano, casi me meo de la risas (perdonar la expresión pero es literal y real como la vida misma).

Volvió un tanto enfurruñada al oír nuestras carcajadas. Con sus brazos cruzados y su ceño fruncido, al tiempo que miraba sus zapatillas nos pregunto si no estaríamos riéndonos de ella. Le dije que no, por supuesto, que solo nos reíamos de la situación….y de nuevo las carcajadas fueron la sal y al pimienta del edificio…

Me aguante un poco y le dije que no se preocupase…

Ya paso Nochebuena, en buena compañía y sobre todo con niños que son el alma de estas fiestas. A las doce llego Papa Noel y todos corrieron debajo del gran árbol de navidad, lleno de paquetitos con unos letreros con sus nombres. Mara fue a regañadientes, la ultima, también es cosa de la edad.

Joaquín, el pequeñín del lote, cuatro añitos solamente,  le dio uno diciéndole que tenía su nombre. Ella hizo el ademan de no cogerlo pero lo cogió, la abrió  como diciéndose que esto haciendo Dios mío y…le cambio al cara, volvió a ser la niña de doce años, los ojos le brillaron y sonrió feliz como hacía tiempo no hacia (Un año para ser más exacto). La sudadera de Bershka negra, talla M, como la que deseaba y lloraba pensando en que cuando fuera a compararla ya no estaría refulgía allí entre sus manos blancas y alargadas…iba aponérsela cuando le pasaron otro paquete. No se lo pensó dos veces y rompió el envoltorio encontrándose con una paleta de sombra de ojos. ¡Ouaaaaao! Soltó de repente…sobre todo cuando le pasaron el tercer paquete.

Me miro, nos miro a los dos, sus padre como diciendo que era esto…antes de abrirlo nos abrazo. La película que deseaba, nos había porque peor la llamaba mucho “cisne negro”. No le va a gustar la susodicha peli, ya lo sé, pero estos momentos son únicos, después será lo que será…

Y aun nos queda fin de año y los reyes…

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