Mara y la
navidad.
Ha dicho,
nos lo ha comunicado como si fuese un acto protocolario de la corona o el
gobierno, que ella no celebra esta navidad, que mientras haya niños muriéndose
de hambre no festejara estas fiestas así que nada de nada…”ya estáis avisados”
fue su frase de remate y de salida del salón.
Sonreímos
por no llorar.
Javi rápido
como al centella soltó que el no, que el si celebra la navidad y regalos y todo
eso, que el no está con su hermana. Es más, añadió con su sonrisa picara y
amplia, no podría quedar yo también con los regalos de eeeellaaaa…
La llamado
al orden y entro como una exhalación, toda altiva y muy pagada de sí misma. Oye
Mara, ¿La paga especial de estas fiestas
también entra en esa no celebración? Le dijimos al unisonó su padre y yo.
Porque si no hay celebración de Navidad tampoco habrá aguinaldo ni regalos,
nada de nada, ¿lo tienes clarito?....porque tampoco habrá salidas a deshora, ni
fiestecillas con las amigas, las de pijamas por descontado que son las primeras
que desaparecerán de tu cabeza, la ropa para las fiestas etc.…, el ir a patinar a la plaza del centro, el
cine, etc.….
Se quedo un
poco turbada y tardo en contestar. Se rehízo, hizo tripas de su corazón y dejo
que no la celebraba para todo, para todos. Y se fue, por segunda vez, y nos
dejos sentados en el sofá, digiriendo la situación y riéndonos por dentro hasta
que todo afloro en unas carcajadas siniestras a las que se unió el hermano,
casi me meo de la risas (perdonar la expresión pero es literal y real como la vida
misma).
Volvió un
tanto enfurruñada al oír nuestras carcajadas. Con sus brazos cruzados y su ceño
fruncido, al tiempo que miraba sus zapatillas nos pregunto si no estaríamos
riéndonos de ella. Le dije que no, por supuesto, que solo nos reíamos de la situación….y
de nuevo las carcajadas fueron la sal y al pimienta del edificio…
Me aguante
un poco y le dije que no se preocupase…
Ya paso
Nochebuena, en buena compañía y sobre todo con niños que son el alma de estas
fiestas. A las doce llego Papa Noel y todos corrieron debajo del gran árbol de
navidad, lleno de paquetitos con unos letreros con sus nombres. Mara fue a
regañadientes, la ultima, también es cosa de la edad.
Joaquín, el
pequeñín del lote, cuatro añitos solamente, le dio uno diciéndole que tenía su nombre.
Ella hizo el ademan de no cogerlo pero lo cogió, la abrió como diciéndose que esto haciendo Dios mío
y…le cambio al cara, volvió a ser la niña de doce años, los ojos le brillaron y
sonrió feliz como hacía tiempo no hacia (Un año para ser más exacto). La
sudadera de Bershka negra, talla M, como la que deseaba y lloraba pensando en
que cuando fuera a compararla ya no estaría refulgía allí entre sus manos
blancas y alargadas…iba aponérsela cuando le pasaron otro paquete. No se lo
pensó dos veces y rompió el envoltorio encontrándose con una paleta de sombra de
ojos. ¡Ouaaaaao! Soltó de repente…sobre todo cuando le pasaron el tercer paquete.
Me miro, nos
miro a los dos, sus padre como diciendo que era esto…antes de abrirlo nos
abrazo. La película que deseaba, nos había porque peor la llamaba mucho “cisne
negro”. No le va a gustar la susodicha peli, ya lo sé, pero estos momentos son únicos,
después será lo que será…
Y aun nos
queda fin de año y los reyes…
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