Nuestra crisis, la española, por supuesto.
La crisis galopante que sufrimos tiene dos componentes muy marcados:
Interno: derrumbe de la llamada burbuja inmobiliaria que engaña un poco la realidad pues es que la sufre más el sector servicios; hace que se contrate menos y se despida más. La otra es que al estar en el euro y la fortaleza de este frente al dólar actúa como un freno en nuestras exportaciones y en las posibles inversiones extranjeras. La balanza de pagos tan negativa lleva a créditos que no somos capaces de pagar; los bancos sin dinero para hace frente a todo de golpe.
Externo: la crisis financiera global, pero en la misma medida que a todas las naciones en el euro.
La consecuencia más catastrófica son esos tres millones trescientos mil parados, que no tienen, por otro, esperanzas en encontrar pronto un nuevo trabajo. Según las previsiones llegaremos a cuatro millones. Es excesivo y un lastre que nos puede llevar a la ruina. Lo peor es que el paro está castigando de forma virulenta a los jóvenes y el paro de la construcción a los hombres en general. La tendencia de contratos fijo también se ha dado la vuelta y los contratos son en mayor medida temporales, muestra clara de la rigidez del mercado laboral y del miedo que está presente en la economía española.
Mas parados, mas pagos del seguro de desempleo. Menos cotizantes, veremos en que acaba todo. Puede ser la ruina de la Seguridad Social y del Estado a continuación.
No pensemos en la intervención de los sindicatos; es absurdo. Estos se dedican a defender a los trabajadores. Los parados no les interesan, están fuera de su capacidad de actuación y lo saben.
Hay un tema que sale de vez en cuando a la luz y son bolsas de parados no contabilizados, escondido en los cajones de las autonomías. De ser ciertas esas cifras estaríamos rondando ya los cuatro millones seiscientos mil parados.
Contrasentidos: se pide más mano de obra exterior para el campo andaluz (precisamente donde hay más parados) y los parados son de clasificación profesional baja, muy baja, de difícil recolocación.
Esos motivos son los siguientes:
-Escasa o nula formación.
-Elevada temporalidad.
-Poca flexibilidad.
-Sin tecnología propia la inmensa mayoría de las empresas.
-Fallo en las políticas de incentivación del gobierno. No valen para nada.
-Bajo nivel de empleo femenino.
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