Dice las
leyes físicas que la materia ni se crea, ni se destruye, solo se transforma…lo
mismo que los niños.
De pequeños,
en su primera etapa, desvalidos, con esa dulzura especial que hacen que
deseemos comerlos y que hasta lo más desagradable se hace con ganas y sin asco
o dolor. Más tarde, ya sabiendo andar y hablar, con los sinsabores que dan
salvados por la inocencia de sus ojos, las frases lacerantes, la sonrisa
confiada…
De
adolescentes ya es el comienzo del desastre, son autenticas bombas en potencia
que no sabemos cuándo o dónde van a estallar, las hormonas locas que los
invaden descolocándolos y descolocándonos, sudores agrios, poluciones
nocturnos, afirmación de la personalidad, asesinatos del padre y la madre (en
sentido figurado, eh, sicológico), el novio o la novia, el pirsin, la ropa
roída, el no querer ducharse en semanas o, al contrario, dos o tres duchas
diarias, respuestas a más agrias aún, deseos de libertad que no controlan,
actitudes de mayores con detalles de niños pequeños…
Pasado ese sarampión
de la adolescencia del que no hay vacuna, por ahora, ya jóvenes rumbosos por los
caminos marcados en las cartas que les toco en suerte o que se buscaron entre
ellos, los amigos y la familia, que mucho
hace, por fortuna o desgracia. La búsqueda del futuro, de los sueños a
realizar.
En cada
etapa sus problemas siempre distintos, siempre diferentes. De los problemas del
baño diario, de los catarros, de las vacunas pasamos a los problemas de la
escuela, de las palabras soeces que ha escuchado en el recreo, de los
cumpleaños de los de la clase. Y de esos, casi sin continuidad nos encontramos
con que ya empiezan y quieren ser libres, despegados de nosotros, que quieren
ir al cine con los compas, que quieren salir con al pandilla, que quieren regresar a las nueve y media (a pesar de que
saben quela hora de la cena es entre las nueve y nueve y cuarto), la discusión
de la paga semanal que nunca les llega….y de pronto los problemas son de universidad,
de chicas y chicos, de la chica que les gusta o el chico por el que están locas, son los artistita de sus series favorita,
son esa falda tan mona, tan cara, tan corta como cara…
No es la
materia la que se transforma, son los problemas que existen y ahí están, no se
crean, no se destruyen, solo se transforman con el tiempo y el crecimiento de los
cuerpos que siempre van por delante del crecimiento de la cordura, del
entendimiento, de la razón. Niños en cuerpos de adultos.
Y un día
quieren volar, ser libres antes de tiempo. Y sueñan con pájaros dorados en
jaulas de cristal, sueñan con águilas luchando con serpientes en medio de la
carretera, añoran esos dioses de la televisión y que ellos pueden hacer mas y
mejor.
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